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Mi otra mitad [SakuIno] por MissWriterZK

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Había pasado ya un tiempo desde los sucesos en la luna y la boda de Naruto y Hinata estaba muy próxima. La pareja explosiva de mejores amigas de la infancia, disfrutaban de un buen té caliente en una de las cafeterías más famosas. Ellas probablemente fueran las más bellas del lugar.

En aquel establecimiento, en una de sus mesas centrales, destacaban dos colores de cabello, rubio y rosado y unos orbes que viajaban por todos los matices del verde y azul, yendo desde el azul grisáceo hasta el verde pálido. Eran unas auténticas diosas, aquellas kunoichis de belleza singular, disfrutaban riendo y compartiendo sus nuevas experiencias, aunque, de un momento a otro, Sakura puso un semblante serio e Ino se sorprendió.

—Sakura, ¿qué sucede? ¿Por qué tienes esa cara tan larga? ¡Hace un momento estabas riendo conmigo! Cuéntame lo que te atormenta, prometo escucharte tal y como siempre, ¿sí? —La rubia miró a su amiga con gran intensidad, intentando saber lo que vagaba por su mente sin tener que utilizar su técnica familiar.

—Ino… Es solo que no dejo de darle vueltas a algo en mi cabeza… —suspiró jugando con sus dedos para disimular su timidez.

Ino la miró aún más sorprendida, era difícil ver esa expresión en el hermoso rostro de la pelirrosa sin que el emo vengador, digo, Sasuke estuviera presente. ¿En qué estaría pensando su amiga?

—Si no me lo dices, voy a meterme en tu mente hasta llegar al fondo del asunto.

—Te lo diré, tú ganas. ¿Podemos dar un paseo mientras te lo cuento? No quiero que otras personas lo escuchen.

—Claro…

«Debe ser algo muy importante y confidencial si no quiere que nadie escuche.» pensó la rubia para ella, mientras recorría toda la figura de su amiga, de forma inconsciente. «¡Mierda! Ino, contrólate. Ella tiene a Sasuke y tú a Sai. Sois felices.»

Pagaron y salieron del establecimiento. El viento frío azotó sus rostros y tiritaron levemente, ninguna de las dos llevaba bufanda o algo con lo que cubrirse el cuello o el rostro. Se miraron divertidas, compartiendo una sonrisa, y fueron directas a pasear por uno de los parques que Kakashi construyó. Era muy tranquilo y agradable.

Después de haber observado el contraste de los colores de las hojas caduca en tonos ocres, amarillentos y anaranjados que cubrían el suelo y creaban un mosaico, decidieron sentarse en uno de los bancos más alejados, sin que hubiera alguien cerca.

—Sakura, ¿me contarás ahora lo que sucede? —La preocupación en la voz y mirada de la rubia, consiguió que el corazón de la Haruno latiera con fuerza.

—Me siento mal conmigo misma. Estoy enfadada…

—¿Por qué dices eso? No tienes ningún motivo para estarlo. El amor de tu infancia te prometió que volvería, ¿no? Me has ganado, Sakura —susurró, llevando uno de sus brazos a sus hombros y atrayéndola a su pecho para abrazarla y reconfortarla.

Generalmente, ella no solía aceptar esos gestos de afecto y decía que se sentía envidiosa del tamaño de sus senos, pero en esa ocasión, no dijo absolutamente. Sus mejillas se tiñeron del color de su cabello y disfrutó de ese aroma floral que la embriagaba y de su calidez tan agradable… Eso hacía que quisiera llorar.

—Ahí está el problema. —Siguió sincerándose—. Toda mi vida he estado luchando por su amor y, ahora que lo tengo más cerca que nunca, me siento vacía… No me siento satisfecha, me siento como si me faltara algo. Sé que es algo muy egoísta por mi parte contarte todo esto cuando tú también amabas a Sasuke… No creo que me comprendas, debo ser la única en sentirse así. Se supone que el amor debería hacerme feliz, hacer que mi corazón lata con fuerza… Hace tiempo que dejé de sentirme de esa forma.

La Yamanaka iba abriendo sus ojos cada vez más y más, con esas palabras estaba abriéndose a ella y se sentía exactamente igual que ella. Ella tenía a Sai, un muchacho atento y guapo, y un ninja con mucho talento, había renunciado al amor de su vida frente a ese hombre de mirada melancólica. Así que… ¿por qué no se sentía completa?

—¿Acaso dije algo que te molestó? —dijo mirándola a esos ojos azul grisáceo.

Ino no dijo nada, solo la miró con una intensidad desconocida, sintiendo como el tiempo se detenía a su alrededor, solo estaban ellas en su pequeño universo particular. Se tomó todo el tiempo del mundo para contemplar la perfección de su rostro bello, pálido y suave, deteniéndose en sus labios rosados.

—Comprendo como te sientes, Sakura. Me siento igual que tú…

El hechizo había sido realizado, ambas estaban hipnotizadas y cegadas con la belleza de la otra. Sakura permanecía analizando el cuerpo sensual y exuberante de su amiga, viendo la línea tan sensual que dividía su abdomen en dos perfectas mitades. Mordió su labio y ascendió su mirada, centrándose, esta vez, en su rostro inmaculado, perfecto, sensual… Sus labios finos, sus ojos grises repletos de largas pestañas, su larga y espesa melena rubia… Esa sensualidad y carisma inconsciente que había tenido desde siempre.

Ninguna dijo nada, sabían lo que estaba sucediendo y prefirieron dejarse llevar y disfrutar del momento. La distancia entre sus rostros se redujo considerablemente, hasta el punto de sentir sus cálidas respiraciones en sus labios húmedos y temblorosos.

—Sakura… ¿seguro que… —iba a continuar con su pregunta cuando fue callada por los suaves labios de terciopelo rosa de su amiga de la infancia. Ella tomó la iniciativa de besarla y acabar con la distancia que las estaba torturando.

Fue un beso lento y dulce, nada apasionado y puro. Era un beso que demostraba sus auténticos sentimientos, porque, después de todo, ellas habían sido las que habían estado ahí siempre, la una para la otra en los momentos de regocijo y necesidad.

—Creo que he encontrado lo que estaba buscando, Ino… —susurró con dulzura, a escasos centímetros de sus labios, volviendo a poseerlos en un acto impulsivo e irrefrenable.

—Creo que yo también… frentona —ronroneó, llevando una de sus suaves y femeninas manos al rostro de porcelana de la Tsunade de segunda generación.

—Vamos a mi casa, está más cerca. Hace frío y no quiero que enfermes. —Se levantaron y tomaron sus manos, enlazando sus dedos como cualquier pareja feliz.

—¿Seguro que es para que no enferme?

—¡¿Por quién me tomas?!

—Qué aburrido… Vas a llevarme a casa solo para que no pase frío y desperdiciar esta oportunidad, sabiendo que estoy muy interesada en ti.

—Bueno, una vez allí, podemos pensar en un millón de formas diferentes de calentarnos —provocó con una sonrisa traviesa que consiguió sonrojar a la rubia. Su broma había vuelto a ella con la fuerza de un millón.

—Lo que tú digas…

Notas finales:

En el siguiente llega el lemon 7w7. ¿Alguna idea? Advierto que me encanta el S&M, no se sorprendan xD. Puedo cumplir todas sus fantasías si me las dejan en los comentarios... Siempre cumplo mis promesas.


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