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Pequeño deseo por Amelia_Badguy

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Había soportado grandes dolores durante toda su vida, es decir era un guerrero, había sido instruido a entrenar desde que había abandonado su capsula de incubación. Había dominado y sometido planetas siendo apenas un niño de cinco años, exiliado —por decirlo de la manera más franca posible— de su propio planeta por ser un omega, para demostrar que aunque esa fuera su condición biológica su fuerza no tenía límite alguna, pues él sería un rey perfecto que eliminaría a Frezzer, según los planes de su padre.

Por dicha razón el dolor no debía ser algo nuevo para él, sino algo prácticamente normal... pero nunca imagino que el hecho de parir un ser pudiera ser tan agotador y doloroso.

Estaba jadeando, luego de todo el maldito procedimiento, recostado en una camilla en el interior de la corporación capsula. El idiota alfa había insistido una vez que había comenzado con el labor de parto en llevarlo con aquella mujer, pues de esa manera su hijo podría nacer de una mejor manera.

Su lado lógico le decía que no debía enfadarse, era normal en un alfa buscar lo mejor para su omega a la hora del nacimiento de su cría y aquella no era la excepción para nada. Kakarotto podía tener varios instintos de alfa atrofiados, pero al parecer esa necesidad de proteger al omega unido y a sus crías era algo que había quedado intacto en él, pero su orgullo odiaba estar en una situación tan vulnerable frente a patéticos humanos.

El fuerte llanto de un bebé que llenó la habitación fue lo que lo sacó de su estupor, apoyando sus brazos en la cama —asustando de esa manera más al doctor y a la enfermera que estaban ahí, confundidos de que un hombre diera a luz—, pues cualquier ser luego de dar a luz como el omega hizo, sin medicamentos ni nada, estaría realmente exhausto sin poder moverse.

— Dame al niño — Gruñó, incorporado lo mejor que pudo en aquella cama, pudiendo ver como el alfa también intentaba ver al bebé que lloraba de una manera fuerte, envuelto en una manta, pero se podía ver su cola, que iba de allá para acá, asustando un poco a la enfermera, pues nunca había visto a un bebé con cola, mucho menos un bebé nacido de un hombre que tenía un gesto realmente serio, casi como si no estuviera satisfecho con el nacimiento del bebé.

La enfermera hizo lo que aquel hombre le dijo, para entregar a aquel bebé, que al verse en brazos de su madre —sí por Vegeta fuera, prefería que el bebé le dijera padre y al idiota alfa papá o algo así—, guardo silencio, buscando el calor que su progenitor le brindaba, además de un familiar aroma.

— Es realmente pequeño — Comentó el alfa con una sonrisa, una sonrisa realmente idiota, si le preguntaban a Vegeta, pero no podía evitarlo, pues sentía que él mismo iba a dar aquella sonrisa.

Bulma, que había estado observando la escena un poco más apartada, sabía bien que aquel momento era de aquella pequeña familia, por lo que le hizo un gesto a la enfermera y al doctor para que abandonaran la habitación. Conocía bien a Goku y Vegeta, sabiendo que ellos estarían bien por su cuenta en ese momento.

— Es normal, es un bebé recién nacido — Le comentó simplemente, pudiendo sentir el peso de su bebé entre sus brazos. Él nunca había sido dado a los niños, mucho menos a los bebés. Sostener a uno era algo completamente nuevo en su universo, pero aquel pequeño bebé de cabello negruzco era su hijo.

— ¿Ya pensaste un nombre para él? — Le preguntó Goku con una sonrisa, acariciando con suavidad el vientre de su bebé, sorprendiéndose un poco cuando la pequeña cola del infante se envolvió en su brazo, casi como buscando que aquel contacto no desaparecería.

No pudo evitar preguntarse si él había sido así de recién nacido, si había recibido los mismos mimos, ignorando que los bebés saiyajin al nacer eran etiquetados al ser alfas, betas y omegas, haciendo no solo aquella diferencia, sino también de su poder para ponerlos en capsulas de incubación hasta que tuvieran la edad suficiente para comenzar a entrenar.

— Es un pequeño príncipe — Comentó mirando al bebé. Los nombres para los gobernantes de su planeta siempre habían sido Vegeta, siendo que él era Vegeta cuarto en realidad, pero él nunca se presentaba de esa manera, sólo decía su nombre y listo.

Aunque su hijo fuera su heredero, no veía por qué seguir con esa tonta tradición del nombre, después de todo sólo le traería confusiones al alfa y ya, lo conocía bien.

— Amarant — Murmuró, acunando al pequeño bebé que se había ido durmiendo entre sus brazos, pudiendo apreciar como aquella cola no se separaba del brazo del alfa, obligando a Kakarotto a recostarse un poco a su lado.

Todo aquello era nuevo para él, pasar aquellos nueve meses sin poder entrenar, pudiendo sentir como el pequeño Amarant se había movido en su vientre, el hecho de poder apreciarlo ahora. Todo era nuevo, todo era confuso a veces, pero estaba realmente feliz en aquel momento, aunque no lo demostrase en sus gestos, el alfa podía apreciar en sus ojos de su compañero lo feliz que estaba por ese pequeño bebé que era su hijo.


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