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Beso por DanyNeko

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Notas del capitulo:

Ya hacia falta tender por aquí :3 

“Un beso suele ser un incendio”

 

Ryou tenía que admitir -aunque un poco tarde- que estaba bien jodido, cuando una simple risa de Bakura fue suficiente para ponerle la piel de gallina.

 

Claro, el hecho de que lo tenía acorralado contra una pared fría, con la promesa de su cuerpo caliente a solo cinco tentadores centímetros de él, no era desacreditable.

Pero fue el momento en que su risa divertida y soberbia -con la certeza de que lo tenía a su merced- acarició sus oídos, cuando un terrible escalofrío lo recorrió. Hizo lo posible por reprimir el estremecimiento instintivo de su cuerpo, pero la aguda vista de Bakura no pasó por alto la reacción de su piel.

 

Yadonushi —oh, maldito fuera su tono de voz. Tan ronco, tan caliente, y mandando descargas de electricidad por todo su cuerpo — ¿acaso tienes frío? —la malicia estaba impresa en su voz, sabiendo bien que ese no era el motivo.

 

Ryou negó con la cabeza, no confiando en su propia voz para responderle en esa situación.

 

— ¿Te encuentras bien, pequeño? —maldito, maldito fuese una y mil veces el ser que lo acorralaba, sin tocarlo, en ese momento. Maldito fuese lo embriagante de su aliento, lo seductor de su voz y el conocimiento de sus reacciones.

 

A veces, Ryou pensaba que Bakura conocía su cuerpo mejor de lo que él mismo se conocía.

 

Honestamente, no le sorprendería que así fuese.

No le sorprendería para nada.

 

Pero el otro no debía olvidar que ese era un juego de dos.

No debía subestimar a su compañero, pues Ryou también lo conocía bien y a veces, solo a veces, el dulce albino se cansaba de ser siempre el pequeño ratoncito de juguete para que él jugara a ser un gato cazador, se cansaba de ser la presa fácil.

 

Entonces, Ryou presionaría también… Y el juego empezaría de verdad.

 

—Estoy bien, Bakura —luego de tomarse unos segundos, para cerciorarse de que su voz iba a colaborar, Ryou dejó que la tensión se resbalara de sus hombros y se recostó voluntariamente contra la pared, perdiendo toda la apariencia de alguien que estaba siendo acorralado —no tienes de qué preocuparte.

 

Los ojos de Bakura centellearon con diversión ante el cambio y respondió — ¿estás seguro? —muy lentamente, Bakura redujo el espacio entre ellos. Uno… dos… tan solo tres centímetros quedaban ahora entre sus cuerpos, hirvientes de anticipación —si necesitas algo, sabes que puedes decírmelo ¿no?

 

Bakura casi dejó escapar un poco de sorpresa cuando Ryou sonrió de lado —lo sé, lo sé —tarareó con dulzura en la voz. Ryou decidió en ese momento que si Bakura quería jugar a ser un gato cazador, él haría honor a su apodo y sería su propietario —eres tan considerado conmigo, other me —el menor llevó su mano derecha al cabello de Bakura, acariciándolo con suavidad y enredando sus dedos entre las puntas rebeldes.

 

El mayor clavó una rodilla contra la pared, justo entre medio de los muslos de Ryou, quien esta vez fue incapaz de reprimir el sobresalto, pero no dejó que eso rompiera su actuación.

Acortó otro centímetro entre sus rostros, ahora solo dos los separaban. Ryou meneó lentamente su boca de lado a lado frente a la de Bakura, un movimiento hipotónico similar al ondear de una serpiente, con los labios apenas entreabiertos.

Su mano abandonó las puntas del cabello para internarse hasta el nacimiento del mismo, donde empezó a frotar débilmente sus uñas en una caricia que por poco hace al otro jadear.

 

Ryou se relamió el labio superior, muy lentamente, y Bakura tragó en seco.

 

Finalmente, fue Bakura quien presionó la mitad inferior de su cuerpo hacia adelante, para encontrarse con el de Ryou. La excitación de ambos, consecuencia del pequeño juego seductor, fue evidente cuando quedaron pegados hasta el abdomen… pero sus bocas aún seguían separadas por dos pequeños centímetros, provocándose.

 

—Tienes tres opciones —dijo Bakura de pronto, con voz sumamente ronca, casi en un gruñido. Ryou arqueó una ceja, invitándolo a explicarse —Te beso. Me besas… o nos besamos —la risilla sinceramente divertida y coqueta de Ryou hizo que los labios de Bakura palpitaran dolorosamente con la necesidad de presionarse contra la boca ajena ¡Ya! —tan simple como eso. Tú decides.

 

— ¿Yo? Qué amable de tu parte —mencionó entre suaves risas. Su brazo libre se unió al otro, rodeando el cuello de Bakura y encontrando entretenimiento en la rebelde cabellera albina.

 

Se miraron a los ojos tan solo unos segundos más antes de que sus bocas se encontraran con violencia. El calor estalló en el momento exacto en que los labios se juntaron, creando un puente para que el deseo y la lujuria de ambos cuerpos se fusionaran en uno solo.

El doloroso espacio entre sus cuerpos se extinguió con rapidez; los manos de Bakura empezaron su recorrido por las costillas de Ryou, buscando colarse entre la ropa mientras sus caderas imitaban con prisa la danza de sus bocas, chocando y restregándose entre sí para aplacar un poco la presión y la necesidad de sus cuerpos, anhelantes uno del otro.

 

Un incendio desatado por un solo beso.


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