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A la misma hora y en el mismo lugar por La_Oscura_Reina_Angel

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Notas del fanfic:

Soy yo la misma The Dark Queen Angel, ahora con nueva cuenta pues la anterior no fue solo jaqueada si no al pareser borada, pero yo soy cabesadura y no se rendirme asi que nuevo emeil, nueva cuenta y a la carga de nuevo.


Notas del capitulo: Ni los personajes ni el fabuloso mundo de Gravi son mios, eso pertenese a sus respestibos autores yo solo tomo sus personajes para divertirme un rato asiendo un fanfic ^^
 

A la misma hora y en el mismo lugar

 

Doncel=> hombre fértil, capaz de tener hijos.

 

A la misma hora en el mismo lugar,
Él iba cada tarde para verlo pasar,
El doncel abrazado con el hombre aquel,
Y él enamorado de ese doncel...

 

 

Eiri Uesugi, un guapísimo hombre rubio de ojos dorados observó en silencio, oculto desde la distancia, a la pareja.

 

El más hermoso joven que existía, un bellísimo doncel. Bello como pocos, y con una sonrisa angelical que hacía que todos lo miraran. Tomando de la mano a aquel hombre que era su pareja. Ryuichi Sakuma, un guapísimo hombre de cabellos verdes y ojos azules, de expresión y mirada sensual.

 

Aquel hermoso doncel y el hombre hacían una pareja perfecta. Ambos sonrientes, ambos hermosos, ambos libres.

 

A la misma hora en el mismo lugar,
En la misma mesa y en el mismo bar,
Dejaba el corazón llorando por amor,
Por ese amor que le quitaba el sueño, la vida y la paz...

Como todas las noches los observó. El corazón de Eiri se contrajo como todas las noches de dolor. Se contrajo de dolor mientras los veía, abrazarse y demostrarse su amor. Sólo bebió un poco, apenas un par de copas.

 

Observó al doncel y al hombre pararse, y los siguió a la salida aún en la distancia, aún oculto.

 

Se besaron Ryuichi y el joven doncel, y se despidieron con infinito amor.

 

Eiri los vio partir cada uno por su lado, pero él aún tardó un poco más en partir e irse por su camino.

 

Y luego por la noche él volvía a casa,
Un beso, una caricia de quien lo esperaba,
Siempre el mismo reproche, su mirada ausente,
Siempre la imagen de él, dueño de su mente...

 

Eiri entró a su casa. Un hermoso doncel de cabellos rosas y ojos violetas, el más bello joven de sonrisa cándida y corazón puro salió a recibirlo. Era su esposo, su querido Shuichi Shindou.

 

Eiri le sonrió apenas y el joven lo besó y lo abrazó. Eiri le devolvió tanto el beso como el abrazo, antes de dirigirse a bañarse para acostarse a dormir.


Y luego otra vez, despierto en la cama,
Tratando de olvidarla, abrazado a su almohada,
De nuevo esa pregunta: "dime qué te pasa?"
Y él que le responde: "nada, hasta mañana..."

Eiri no podía dormir y su amado Shuichi se dio cuenta. Le acarició con su mano el pecho y recostó su cabeza sobre él.

 

- ¿Te pasa algo Yuki?

 

Le pregunto el pelirrosa cantante al rubio escritor. Eiri le besó los cabellos y negó la cabeza.

 

- No me pasa nada, amor, duerme, hasta mañana.

 

A la misma hora en el mismo lugar,
Él volvió esa tarde para verlo pasar,
El doncel como siempre con el hombre aquel,
Y él que se moría por ese doncel...

Como todos los días ahí estaba Eiri, viendo a la hermosa pareja caminar de la mano, riendo y demostrándose su amor. Y su corazón cada vez gritaba más de dolor, porque él amaba realmente a aquel doncel que estaba de la mano de Ryuichi Sakuma.

 

A la misma hora en el mismo lugar,
En la misma mesa y en el mismo bar,
Al final le escribió una carta de amor,
Con lo que hubiera querido decirle y no se atrevió...

Eiri miró a la pareja desde su apartada y casi oculta mesa del bar. Mientras los veía, reír, bailar y besarse, entre caricias y abrazos, escribió una carta, escribió una carta con todo lo que su corazón sentía, pero que no era capaz de decir.

 

Los volvió a ver marcharse a la hora de siempre, la misma despedida cariñosa, el mismo beso ardiente. Esperó un rato después que ellos se fueron, para él también marchar a su hogar.

 

Y luego por la noche él volvía a casa,
Un beso, una caricia de quien lo esperaba,
Siempre el mismo reproche, su mirada ausente,
Siempre la imagen del dueño de su mente...

Al entrar a su casa como siempre Shuichi salió con una sonrisa a recibirlo, y como siempre se repitió el proceso. Un ardiente beso, un abrazo, una sonrisa, un baño juntos y acostarse a dormir ambos.

 

Shuichi se quedó dormido de inmediato, pero Eiri Uesugi, conocido como Yuki Eiri, no, él se quedó observando a su amado pelirrosa.

 

Y esa noche en silencio se fue de la cama,
Guardó en una maleta lo que le quedaba,
Le puso a su esposo la carta en la almohada,
A ese amor infiel, al que tanto amaba...

Dejó la carta que en el bar había escrito sobre su almohada, beso los labios del dormido pelirrosa, con una lágrima de tristeza en sus ojos. Y tomando su maleta se dirigió a la puerta. Miró hacia atrás y sus ojos quedaron por algunos momentos fijos en la hermosa figura que dormía en la cama. Para luego, limpiándose otra traviesa lágrima que salió de sus ojos con una mano y con una triste sonrisa en sus labios y en sus ojos, partir cerrando la puerta a sus espaldas para no volver jamás.

 

Y se fue despacio para no volver,
Se marchó en la noche del domingo aquel...

 

Y nuevamente ahí estaba Eiri oculto en las sombras, viendo a la pareja pasar ahora sí completamente libres, ahora sí completamente felices. Ahí estaba Ryuichi Sakuma agarrado de la mano de aquel hermoso doncel, de aquel doncel de cabellos rosas y ojos violetas, de aquel doncel que se llamaba Shuichi Shindou.


Pero cada tanto lo veían pasar,
A la misma hora y en el mismo lugar...

 

 

**Fin**

(En cursiva, la canción A la misma hora, en el mismo lugar de Pimpinela)

 


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