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Adiós amor por grell li

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El reloj de la mesa de noche marcó las 3 de la mañana, una brisa movió las cortinas de la ventana abierta, un ligero alivio al calor de esa noche de verano. Hice girar entre mis manos el vaso de whisky que había servido unas horas antes; vacié su contenido, ahora tibio de un sólo trago. El sabor de la bebida me trajo recuerdos ¡Ay Castiel! Y es que sólo el saber de tus besos me llega.


Lancé el vaso contra la pared, logrando que, al estrellarse, se rompiera en mil pedazos que se esparcieron por el piso de la habitación ¿Qué importa ahora? si sólo queda tu aroma con la cama destendida. Los recuerdos se apoderan de mi mente, e inevitablemente termino regresando a la noche anterior.


El plan no era que yo regresara tan pronto. Debía pasar al menos dos días más en ese estúpido viaje de negocios, pero los tratos se cerraron antes de lo previsto. Supe que las cosas iban mal desde el momento en el que me vi obligado a tomar un avión, pero lo dejé pasar, esperando sorprender de manera grata a Cass. Le dije que todo seguiría igual, que nos veríamos dos días después y que tendríamos una semana entera para estar juntos.


Al final, quien terminó por llevarse una sorpresa, fui yo.


Cuando el taxi me dejó ante la puerta de la casa que compartía con Cass, pude ver que había un auto desconocido estacionado frente a esta. No quise sacar conclusiones, así que me obligué a pensar que se trataba de alguno de sus hermanos, o quizás algún amigo. Pero entonces la puerta se abrió, dando paso a Cass, seguido por un sujeto pelirrojo. Pude verlos despedirse con un beso, y escuché su promesa de verse después, cuando yo no estuviera en casa.


No sé por qué, pero contrario a mis instintos, en vez de salir de mi improvisado escondite bajo la oscuridad que me proporcionaba un árbol e ir a romperle la cara al sujeto que ahora subía al auto, esperé que se marchara para sólo entonces aparecer ante la vista de Castiel. El me miró con sorpresa y algo parecido a la vergüenza, que después se convirtieron en resignación.


— No te esperaba hasta el viernes— Dijo en un tono tranquilo que a mí me recordó la calma previa a la tempestad.


— Terminé antes.


Hizo una señal indicándome que lo siguiera. Tomé mis cosas y le seguí al interior de la casa, una vez dentro las dejé junto a la puerta, seguro de que las tomaría pronto.


— Dean, lo lamento. Nunca quise que las cosas pasaran así— Por la forma en que lo decía y el cómo se comportaba, me llevaba a creer que en verdad se arrepentía.


— Pero pasaron, Cass. Creo que lo mejor es que me vaya por un par de días para que tengamos tiempo de pensar las cosas y...


— No— Me interrumpió— Tu no te vas. Voy a irme yo, y en verdad lo lamento, porque será para siempre.


Me lo contó todo. Donde lo conoció, cómo se enamoraron, qué vio en él para querer estar a su lado. Fue honesto en todo lo que me dijo, y se lo agradecí sin importar lo mucho que me destrozaba escucharlo. Lo que más me lastimaba, es que lo escuchaba realmente enamorado.


— ¿Y que pasó con todo ese tiempo que pasamos juntos?— Pregunté como ultimo intento de hacer que lo reconsiderara.


— El tiempo que pasó, se lo llevó la vida. Lo lamento Dean, en verdad que lo lamento, pero por la mañana me iré, y seguramente tú encontraras a alguien que te merezca y te quiera como lo mereces.


Pude ver en sus ojos que estaba triste, porque en algún momento me quiso y ahora ponía punto final a nuestra historia. El dolor haciéndonos compañía me hizo levantarme de mi asiento e ir a servir dos vasos de whisky, uno para mí y otro para él. Hicimos un ultimo brindis, y después él subió a empacar sus cosas. Yo seguí bebiendo hasta bien entrada la madrugada, y en algún momento, me quedé dormido.


Al despertar, él ya no estaba, sus cosas había desaparecido, ni siquiera pude encontrar ninguna de las fotografías en las que aparecíamos juntos. De pronto desapareció de la tierra.


Subí a lo que alguna vez fue nuestra habitación. Encontré la cama deshecha y el anillo de compromiso que le había dado hace dos meses, puesto sobre la almohada.


— ¿A donde fue tu amor, Castiel?— Me pregunté tomando el anillo y bajando a la sala de estar por la botella de whisky, para después regresar a la habitación.


Aquí llevo todo el día. El mismo vaso de whisky, el dolor bien clavado en el pecho.


¡Joder Castiel, todo es tu puta culpa! y es que lo que me hiciste en verdad que no tiene nombre. Lo dí todo por ti y tú te fuiste, me dejaste aquí sólo, confundido, totalmente perdido.


Apenas despertar tuve la esperanza de que regresaras, que te dieras cuenta que en verdad me amas, y entonces yo perdonaría tu engaño y seríamos felices juntos. pero ahora ¿A donde se esfumó aquella esperanza de que vuelvas? cada hora me confirmaba lo que ya sabía: que no vas a regresar, pero como sea, aquí te esperaré si piensas regresar. 

Notas finales:

Espero que esto sea de su agrado, espero sus comentarios uwu


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