Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Moonsong por KimSxburi

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

• Personajes de mi propiedad.

• Fantasy one-shot.

• Todos los derechos reservados.

 

 

Notas del capitulo:

? Inspirado en la canción "Moonsong" del compositor de música celta Adrian Von Ziegler.

Fue cuando el reloj marcó las doce a.m. que ya no pude contenerme más. No era la primera vez que sentía la extraña necesidad de salir en medio de la noche, considerando que me dedicaba a tomar fotografías nocturnas. Sin embargo, esa vez fue diferente. No fue mi amor por la fotografía lo que me incitó a salir, y ahora lo comprendo. Aquella solo había sido una excusa, porque no quería admitir que una misteriosa melodía había captado mi atención desde hacía varias horas atrás.

Me divierte recordar que, por culpa de mi estúpida curiosidad, había terminado considerablemente alejado de mi hogar en la aldea, y peor aún, perdido, y sin saber exactamente qué era lo que tanto estaba buscando. Aunque tenía el leve presentimiento de que, después de ese día, mi monótona existencia ya no sería la misma.

La verdad, me siento realmente agradecido de haberme dejado llevar por aquel caprichoso impulso, porque así fue como te conocí, Aris.

Y juro que no encuentro las palabras correctas para describir lo que sentí cuando mis ojos presenciaron tu belleza por primera vez. Lucías tan delicado, tan casto e inocente que de solo verte temí corromperte.

Tus blancuzcos cabellos brillaban a la luz de la luna que resplandecía con fulgor, y se mecían al compás de la suave brisa del bosque junto a los sueltos ropajes que vestías.

Tu piel fue lo segundo que más me sorprendió. Aún con toda la distancia que nos separaba, noté que era muy pálida, casi irreal. Hasta llegué a plantearme tu existencia, pensando que quizás se trataba de otra loca alucinación mía con un ser fantástico de los libros de mitología que tanto me gustaban leer.

Esa idea no parece tan descabellada justo ahora, ¿no lo crees?

Una sonrisa se dibujó en tus delgados labios cuando volteaste a verme, y solo allí fui consciente de que tu existencia era tan real como la mía.

Cuando nuestras vistas se unieron al fin, un escalofrío recorrió toda mi espalda y tuve intenciones de correr lejos de ese lugar, pero algo dentro de mí no me lo permitió. Oh, mi amor, no me preguntes qué fue, solo puedo decirte que no fui capaz apartar mi mirada de ti y de esos indescifrables orbes que me hipnotizaron.

Para cuando reaccioné y volteé a sacar mi cámara -lo más rápido que mis nervios me lo permitieron-, ya habías desaparecido, dejándome aún más confundido que al principio, con una extraña inquietud atrapada en mi pecho y unos constantes revoloteos en mi estómago.

Todo lo que pude pensar fue que, definitivamente, iba a verte de nuevo.

 

 

Y así fue como el tiempo se escurrió de entre mis manos en apenas un parpadeo.

Tal y como lo había previsto desde un principio, después de aquella noche mis días ya no fueron los mismos. Quizás por el solo hecho de que ahora si tenía una razón para despertar cada mañana y encarar mi vida. Tú.

Acecharte se había convertido en una rutina para mí, porque no sé si lo hayas notado pero, aunque no era exactamente un maestro del sigilo, te vigilé cada día desde nuestro primer -y poco convencional, a mi parecer- encuentro. Tu maravilloso canto me guiaba hacia ti a través del bosque, apenas el enorme astro brillante se escondía tras el horizonte. Entonces yo me ocultaba y te observaba desde las penumbras, deseando que volteases para apreciar tu sublime encanto una vez más.

Y todo lo que bastó fue un poco de perseverancia para que aquello que tanto había anhelado por semanas, al fin sucediera.

Recuerdo que esa noche no tuve tanta suerte. La madre naturaleza no se compadeció de mí y fui atacado por una loba al pasar cerca de la madriguera donde se hallaban sus pequeños cachorros.

¿Sabes? Creí que moriría cuando tropecé al tratar de esquivarla y ella se abalanzó sobre mí para tomar mi cuello. Pero entonces tú apareciste como si te tratases de un ángel; dijiste algunas palabras en un extraño idioma y el animal retrocedió. Todo lo que pude pensar fue: "¿Esto en verdad está ocurriendo?". ¡Pero por supuesto que todo fue real! Si no, no me encontraría escribiendo esto para ti en este momento.

Me gustaría poder contarte con exactitud qué fue lo que sentí cuando me ofreciste tu mano y yo la tomé para ponerme de pie, pero tampoco creo encontrar las palabras correctas para ello. Solo voy a decir que tu piel resultó ser más suave de lo que imaginaba, eso no lo olvidaré.

 



La noche siguiente no me oculté simplemente porque sentí que ya no era necesario. Algo me decía que tú ya no te alejarías de mi lado de nuevo.

Y, por segunda vez, estuve muy orgulloso de haber tenido razón.

En nuestros primeros acercamientos te mantuviste tan misterioso como un felino, apenas y mencionabas una que otra palabra. Una expresión alegre tomaba el control en tu rostro la mayoría del tiempo, aunque puedo asegurar que era aquella mirada triste lo que en realidad pretendías esconder; aquella mirada triste que yo tanto me esforcé en borrar.

Nunca podré sacar de mi cabeza la imagen de cuán adorable te veías con tu carita avergonzada. Me sentí dichoso de ser testigo de tus preciosas facciones una vez que la confianza fluyó entre nosotros, ¡Demonios!, estaba tan malditamente agradecido de poder verte todas esas noches; de poder escuchar tu voz y caminar de la mano junto a ti por la orilla del río...

En poco tiempo aprendí que los momentos que pasábamos juntos lo eran todo para mí. Que tú lo eras todo para mí.

Justo ahora, me parece una total estupidez haber pensado alguna vez que nunca llegaría a enamorarme de alguien. Porque allí estabas tú, demostrándome lo contrario con cada una de esas angelicales sonrisas o adorables sonrojos que calaban profundo en mi interior, y de los cuales, lamento decir, me hice un adicto.

 

 


Sentir el calor que emanaba tu cuerpo cuando te acurrucaste en mí y me abrazaste aquella gélida tarde de invierno, fue tan especial como cuando sentí tus cálidos labios contra los míos, acoplándose como piezas de un rompecabezas. Fue un contacto simple y poco duradero, que me hizo sentir más cosas de las que alguna vez podrás imaginar, porque supe de inmediato que mis sentimientos habían sido correspondidos y, por más cliché que sonase, no pude evitar imaginarme que algún día viviríamos juntos y llegaríamos a formar una preciosa familia.

No pasó mucho cuando finalmente gozamos de nuestra primera noche de amor. Aquella en la que te hice mío una y otra vez, siendo la cama la única prueba de todas esas promesas que quedaron selladas en nuestra piel.

No voy a mentirte, había soñado con ese día durante mucho tiempo -más del que me gustaría admitir-, pero mi fantasía resultó ser nada comparada a la realidad. La realidad de tenerte debajo de mí, desnudo y completamente expuesto, con tu piel levemente embadurnada por el sudor que yo esparcía con mis manos al recorrer cada centímetro de tu pequeño cuerpo, o las finas hebras húmedas de tu cabello alborotadas sobre tu frente. Cómo olvidar esos apetitosos labios, enrojecidos e hinchados por los besos desesperados que compartíamos, mientras tú susurrabas aquellos "te amo" que tanto me enloquecían.

Lento y profundo, así me rogaste que lo hiciera, porque te encantaba sentirte lleno de mí y a mí me encantaba saber que al fin me pertenecías.

 

 

Nunca olvidaré el momento en el que supe toda la verdad sobre ti. En ese entonces estaba muy preocupado por tu extraña forma de actuar, nunca habías sido tan distante y frío conmigo en los cinco años que llevábamos viviendo juntos. También noté que esa noche volviste a sentarte bajo la luz de la luna, con aquella melancólica mirada ensombreciendo tu bello rostro; aquella mirada que creí no volvería a ver jamás.

Supe que algo andaba mal, porque no cantaste para mí como siempre solías hacerlo. Tampoco dijiste palabra alguna, tú solo me observaste y te desvaneciste. Exactamente como el día en que nos conocimos.

Cuando regresé a casa, encontré una flor junto a una carta de despedida sobre nuestra cama. La misma cama en la que, tan solo la noche anterior, habíamos fortalecido nuestro lazo.

En esa carta estaba escrito todo. Me confesaste que no eras un simple mortal, sino que habías nacido en la luna y que tu tiempo en la Tierra se había acabado; que era hora de volver.

Lo siento, no pude hacer nada para evitar que te fueras y, por más destruido y traicionado que me haya sentido en aquel momento, ahora entiendo que no tenías otra opción. Y no te pongas mal por mí, por favor, sé que tú debiste sentirte incluso peor que yo al tener que decidir algo como eso. Al final, hiciste lo correcto.

Estoy al tanto que, al escribir esto, no lograré nada más que desahogarme. Aún así, quiero que sepas que todos esos años que pasé contigo, fueron los más especiales que viví, y que no cambiaría tus recuerdos por nada en este mundo, Aris.

Cada palabra con la que juraste amarme, cada mirada, cada caricia o cada beso con el que me hayas demostrado tu afecto, todo permanecerá conmigo por la eternidad, hasta que una noche, tu canción de luna me guíe hacia ti nuevamente, para estar juntos por siempre como tanto nos lo prometimos alguna vez.

 

 

 

Por siempre tuyo

—Dwight

 

 

 

 



🌙 おわり🌙

Notas finales:

¡Muchas gracias por leer!

Para conocer más de mis obras pueden pasar por mi cuenta en wattpad: @Sxburi


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).