Observo con cuidado mi traje, no lleva una sola arruga, está tan limpio como nuevo; Mis zapatos brillan e incluso puedo ver mi reflejo en estos. Mis manos en cambio, sudan, se mueven nerviosas y buscan coger algo, el traje es mi primera opción y la desecho de inmediato. Necesita estar presentable. Mis ojos ahora se fijan en otra cosa, al frente, derecha e izquierda donde decenas de personas me miran con preocupación y lastima. ¿Por qué?
Porque estamos en una iglesia; en el altar, el novio lleva esperando ya 40 minutos por su novia. Ella está bastante atrasada y; Yo soy el novio.
Vuelvo a mirar mis zapatos empezando a respirar con fuerza, ¿Ella está retrasada? Algo me dice que no es así, el recuerdo de que no había contestado mis llamadas desde hace 2 días. Entonces oigo pasos, pasos muy acelerados. Alguien que corre con tacones y cuando levanto la mirada quiero sonreír y llorar de emoción porque ella al fin ha llegado pero no lo hago. No es ella. Es una de sus hermanas y cuando llega hasta mi extiende una carta, una que ignoro porque su expresión me lo dice todo.
-No vendrá – digo antes de salir de la misma manera que ella entro, de forma apresurada. Acabo de ser plantado en el altar. Cruzo la puerta tratando de olvidar el llamado de alguien y empiezo a correr para olvidar lo que acaba de pasar… todo eso hasta que alguien me detiene.
-¡Corte! – recupero la respiración normal y miro a los lados.
-Díganme que quedo bien – mi asistente me ofrece agua y cojo esta sin dudarlo, la tomo pero cuando está en mi boca me obligo a tragarla con fuerza -¿Qué demonios es esto? – la sonrisa que ella tiene se borra mientras ambos miramos el envase. “Agua saborizada… Manzana” - ¿Nadie te dijo que odio las manzanas? – Ella mira a todos lados antes de irse dejándome con el agua en las manos – Maldita sea, ¡Alguien despida a esa niña! Grito a nadie en concreto mientras busco a mi manager entre las decenas de personas que me evitan.
-Basta Kyu Jong – Hwang Bo aparece con una sonrisa que me da ganas de borrar.
-¿Quedo bien? – ella asiente suspirando y me quita la botella que luego deja en una mesa.
-Menos mal, no pensaba repetir la escena – ella pone los ojos en blanco antes de hacer la misma pregunta de cada semana.
-¿Cuándo dejaras de despedir personas? – yo respondo como siempre.
-¿Cuándo dejaras de contratar incompetentes?
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Nadie podría soportar a Kyu Jong. Eso era lo que pensaba Young Saeng mientras veía a este hablar con su madre. Él actuaba bien, y bien quedaba corto, uno podía enamorarse de su actuación y encantos en unos segundos tras una pantalla pero en realidad no era así. Kyu Jong era arrogante, egocéntrico, egoísta, nada humilde y además no era guapo. Para nada guapo. Nadie podría nunca soportar a Kyu Jong. Eso lo tenía claro Young Saeng.
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