Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Coincidir ( Kanon X Radamanthys) por angeloDivoglio

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

bueno, esta historia sera muy corta tengo que admitir; 4 capítulos a mucho, pues solo es una idea espontanea, que hiba a ser un solo capitulo, pero le faltaría la drama que tanto me gusta escribir, (ya saben si no hago sufrir a uno de mis personajes siento que no escribí nada), aun así me centrare mucho en el romance. sera una historia romántica trágica; aun así espero les guste :D 


bueno sin mas he aqui el capitulo. 

Toda una vida sintiéndome un parásito para los demás, viviendo entre sombras, guiándome solo por los sonidos; nunca he visto un cielo azul, o un hermoso amanecer, más aun así pude verte, tú y solo tú fuiste mis ojos y mi luz en esta oscuridad.

- los odio, los odio a todos...

Repetía una y otra vez en sollozos, no podía parar de llorar, había gritado el nombre de mi hermano varias veces pero él no venía, no sabía dónde estaba, solo podía sentir la tierra mojada a mis pies y el tronco del árbol donde me había recargado.

A lo lejos aún podía escuchar la risa de los niños que minutos atrás burlándose de mí me habían hecho caer en un charco de lodo mientras no paraban de burlarse que ellos eran capaces de ver y yo no.

- saga, ven por favor, ya quiero irme...

Hable con la esperanza que mi hermano me escuchara, mas no fue así, había ido lejos a comprar un helado para los dos y yo tenía que esperarlo.

- hola... ¿está bien?

Escuche una voz.

- ¿saga?

Cuestione dudoso, intentando controlar mis sollozos, aun aquella voz no parecía la de mi hermano si no de un niño mucho más pequeño que nosotros.

- ¿Quién es saga?

Por fin pude reconocer un poco más la voz, era la de un pequeño, de cinco años a mucho.

- mi hermano.

Conteste limpiando mis ojos, e incluso mi nariz con la manga de mi suéter.

- aaaa... tu hermano... ¿y por qué estás tan sucio?

Su voz es dulce, puedo sentir la inocencia atreves de ella, es algo lindo.

- unos niños me han empujado, a un charco con lodo.

Puedo escuchar un respiro como si estuviera sorprendido, mientras la yerba a nuestro alrededor, me indica que se ha acercado un poco más a mí.

- ¿Por qué?

Trago saliva, sintiendo como aún se acerca más, al grado de sentir su respiración a pocos centímetros de mí.

- por... porque soy ciego y ellos se han querido burlar de mi...

Siento tristeza al decir esas palabras, mi hermano había jurado que aquel día en el parque sería muy diferente a los días de escuela, donde todos siempre solían molestarme.

- ¿qué es ser ciego?

- significa que no puedo ver nada, solo puedo oírte, o sentirte pero no puedo verte, ni a ti ni a nada, ni nadie.

Nuevamente escucho ese respiro que me indica la sorpresa de mis palabras.

- ¿Por qué?

Odio cuando hacen esa pregunta, pues ni yo mismo la sé, hace 10 años al nacer ya lo era, saga había nacido bien, más yo no, nunca supe que me falto a mi o porque yo nací así y mi hermano no, así que simplemente me encojo de hombros guardando silencio, sintiendo como mi rostro refleja tristeza.

- perdón, no quería ponerte triste.

Sus palabras reflejaban aun su inocencia, mas esta vez un poco de culpa, supongo al ver mi cara.

- no te preocupes – prosiguió- yo no voy a lastimarte, yo no soy malo.

Reí un poco internamente ante aquel comentario, pese que soy ciego, no creo que un pequeño que podría jurar no tenía más de 5 años, pudiera lastimarme.

Nuevamente escuche sus pasos más cerca de mí, hasta al grado de sentir su mano cerca de mi rostro, junto con un pañuelo que se sentía extremadamente suave.

- ¿Qué haces?

Cuestione intentando alejarme un poco más era imposible por el tronco que estaba tras mío.

- te has ensuciado mucho la cara, no creo que tu hermano se ponga muy feliz al verte así, así que solo te estoy limpiando.

Sentí su tacto, era algo hermoso, a excepción de mi hermano o mis padres no dejaba que nadie más me tocara, o no tan fácilmente, pese a mi edad desconfiaba de todo, más el tacto de ese niño, el rose de su mano era tan suave como el pañuelo.

Su aroma también era muy lindo, olía a leche caliente con chocolate, sonreí de tan solo pensar eso.

- listo.

Me dijo con un tono alegre, lo que inconscientemente me hizo levantar mi mano, para tocar su rostro, sin importarme que tal vez él me rechazara, mas no lo hizo, me dejo tocar con las yemas de mis dedos, cada parte de su rostro, para así darme cuenta que sonreía con alegría.

- ¿por qué haces eso?

Me pregunto curioso, mientras terminaba tocando su peculiar ceja, la cual parecía estar unida por completo.

- ¿Por qué así puedo verte?

Sentí como ladeo su cabeza, con un poco de confusión.

- por así decirlo – continúe- así puedo imaginarme cómo eres, mi hermano me ayuda a que toque las cosas y el comienza describirlas, para sí darme una idea de cómo son...

El no dijo nada, solo rio ante el tacto de mis dedos, haciéndome reír también.

- kanon, ¿Dónde estás?

Esa era la voz de mi hermano, el cual denotaba su preocupación.

- aquí estoy, saga.

Conteste con un grito, sintiendo como aquel pequeño se alejaba de mí.

- tu hermano se parece a ti.

Dijo sorprendido a lo que yo reí.

- eso es lo que dicen, él es mi gemelo...

- aaaaa... entonces ¿el tampoco ve?

Hice una pequeña mueca fingiendo una sonrisa, mientras negaba ligeramente con la cabeza.

- no, el... el si ve, el nació bien.

Conteste cabizbajo, sintiendo como el pequeño se aferraba a mí en un abrazo.

- no importa... todo estará bien, pero no estés triste.

Aquel niño era totalmente extraño, mas era reconfortante.

- kanon, no vuelvas a asustarme así, ¿Dónde estabas?

Me cuestiona mi hermano, mientras me ayuda a levantarme del piso, sacudiendo mi ropa, aun así yo no le contesto, solo me dejo guiar sintiendo que me aleja de aquel pequeño.

- vuelve a venir por favor, la próxima vez jugaremos un poco.

Me gritó, mientras sentía que me alejaba de él, sin saber que por culpa de la separación de mis padres nunca volvería a regresar.

-------------------------------

han pasado ya 15 años desde ese día, ahora estoy en otra ciudad, encerrado en mi habitación, sentado al lado de la ventana, fumando un cigarrillo mientras escucho música y como algunas frituras, sintiendo el sol darme en el rostro, mientras en mis oídos, la canción de the unforgiven de metallica suena con intensidad, inhalo un poco de mi cigarrillo expulsando el humo para así con fuerza cantar una estrofa de la canción, mientras saco una papa de una pequeña bolsa que está en mi mano, para morderla.

Amaba los momentos así, donde nadie me molestaba, donde solo por un instante podía sentirme como una persona normal, en mi propio mundo donde lo vidente o invidente no tienen significado alguno.

- kanon, voy a salir, ven para que te sirva tu comida antes de irme.

Termino escuchando la voz de mi hermano, quien me quita los audífonos, más no solo eso sino también mi celular, mi cigarrillo y mi botana, tomándome del brazo para que me levantara y comenzara a seguirlo, lo cual hice al principio molesto, sentándome en la silla de la mesa, logrando percibir un exquisito aroma de lo que mi hermano había preparado.

- tengo una entrevista de trabajo, me pagaran menos pero me dará más tiempo para atenderte en la casa, no puedo comer contigo, aun así te dejo todo listo, no intentes volver a cocinar por tu cuenta por favor, no me hagas trabajar más ¿vale?

Puedo escuchar la voz cansada de saga, tal vez un poco deprimido, sé muy bien que cuidar de mí no es fácil, nunca lo ha sido, en especial después del divorcio de mis padres, por culpa de mi in videncia, lo cual a pesar de que quedamos a la custodia de mi madre, ella también se fue apenas cumplimos la mayoría de edad.

- perdona kanon, pero no puedo dejar que mi vida se termine, solo por cuidarte a ti, ya eres un adulto podrás valerte por ti mismo.

Fueron las palabras de mi madre al marcharse, recibiendo un sin número de insultos de mi hermano, el cual juro desde ese día que estaría conmigo hasta el final, él se quedaría con toda la carga, no fueron sus palabras, pero por así llamarme de alguna forma, porque eso era lo que yo era, solo una carga que no podía dejar que su propio hermano tuviera una vida normal.

- tengo que irme.

Sentencia, mientras lo escucho caminar a la puerta.

- ¿por qué no te vas tú también? ¿Porque simplemente no me dejas a mi suerte y sigues con tu vida? puedes decir que yo me escape o algo así, ya lo he hecho antes así que te creerían, nadie te culpará, todos conocen mi personalidad.

Digo esperando una respuesta, más solo percibo el ruido ambiental, al grado que llego a creer que saga se ha marchado ya.

- ¡eres mi hermano! Yo no podría hacerte eso.

Escucho su voz, acercándose a mí, para abrazarme por la espalda.

- yo no te dejare solo y no digas estupideces.

Ciento un nudos en la garganta, siempre he reconocido a saga a través de su voz, más últimamente puedo saber que aunque intenta aparentar normalidad, está cada vez más y más cansado, incluso triste y deprimido, enojado algunas otras veces, y no puedo dejarlo simplemente arruine su vida cuidando de mí.

- te mereces una vida normal.

- ya no digas estupideces, regresando saldremos un rato ¿vale? solo espera... no tardaré.

Retoma su paso de nuevo, saliendo por la puerta, haciéndome sentir totalmente solo.

Me quedo sentado un buen rato, tanto tiempo que la comida se ha enfriado y ha dejado de desprender su exquisito olor.

El teléfono comienza a sonar, ese sonido es lo único que me hace levantarme, puedo deambular con tranquilidad en la casa, tengo guardado de memoria cuántos pasos son necesarios para llegar a cualquier lugar, así que finalmente llegue hasta él.

- perdóname saga, ya no puedo seguir así, tú tienes tus problemas, mas yo no quiero hacerme responsable de estos, tu hermano es tu carga no la mía y no puedo esperar a que tengas tiempo para mí, en verdad quería una vida a tu lado, vivir juntos tu y yo solos lejos de este maldito lugar, pero eso era el problema, que no seriamos tu y yo.

Ni siquiera había tenido tiempo de contestar nada cuando aquella voz que parecía masculina había colgado el teléfono, causándome un fuerte dolor en el pecho, y una tristeza inmensa.

Mi hermano estaba terminando su vida, solo por cuidarme, por estar conmigo.

- solo soy una carga

Me digo a mi mismo, al saber que por mi culpa ha terminado con quien pienso era su pareja.

- una puta y asquerosa carga.

Sin darme cuenta una lágrima resbala por mi mejilla, odio llorar, más aquello en verdad está sobrepasando mis límites, ya no quiero seguir arruinando más vidas... ya no.

El dolor y la tristeza que siento llegaron al límite, ya no puedo más con esa situación, ya no...

- perdóname hermano, pero sé que esto es lo mejor.

mis palabras no tiene algún tipo de cordura, solo son las palabras que dije sin pensar, al acercarme a la puerta, sabiendo que esta no tendría algún tipo de seguro, pues mi hermano siempre dejaba la puerta abierta en caso de pasar algo yo pudiera salir sin problema.

Salgo sin nada, no he reparado en pensar en lo que necesitaría para el mundo fuera de casa, mas no me importo, camino tomándome de las paredes, escuchando todos los ruidos infernales que hay a mi alrededor, como el pitido de los carros, el rechinar de sus chantas, la gente que habla sin descanso, todo aquello es desesperante, mas no es nada a comparación del sentirse como lo hago, del saber que has acabado con la vida de todas las personas que en verdad han mostrado interés en ti.

Lo único que tal vez agradezco es que tenía puesto mis lentes oscuros, para pasar desapercibido entre los demás, para que así nadie pudiera ver mis ojos, los cuales, eran descritos por los demás, como de un color azul demasiado claro, sin brillo alguno, los cuales lucian normales al principio, pero al verlos con detenimiento, lograbas notar que eran los ojos tristes de un hombre sin sueños, ni vision.

Camine por mucho tiempo, siendo lo más discreto posible, evitando a toda costa, lugares donde se escuchaba demasiado autos, no sabía si estaba dando vueltas por los mismos lugares, o si ya estaba demasiado lejos de casa, comenzaba a tener un poco de miedo, tenía que ser realista, más aun así seguía avanzando.

Pero...

¿A dónde?

Me pregunté de un momento a otro deteniendo mis pasos en seco, sin siquiera importarme si alguien estaba atrás mío, lo cual desafortunadamente fue así, aquella persona terminó impactando contra mi haciéndome caer, al piso, insultándome mientras continuaba su camino, me levante despacio, había caído lejos de la pared y no encontraba nada para poderme sostener.

- Fíjate idiota...

Nuevamente alguien chocó contra mí, haciéndome impactar contra otras personas, lastimándome en el proceso

-el único idiota aquí eres tú, pedazo de mierda.

Respondí sin vacilar, esperando escuchar algún otro reclamo o insulto, más lo único que gane fue un fuerte golpe en la mejilla, mi sangre comenzaba a arder, intenté regresar el golpe más fue inútil, al parecer la persona que había insultado, volvió a tirarme al piso, dispuesto a seguir golpeándome.

-mierda un puto ciego...

Le escuché decir mientras me soltaba, al tiempo que sentía que mis gafas negras habían desaparecido.

-no tengas piedad, maldito hijo de puta.

Le grite y el río con fuerza.

-no me gusta lastimar a inútiles discapacitados.

Sentenció marchándose del lugar dejándome en el piso.

Me levanté despacio está vez, encontrando por fin la pared...

Sentía a la gente pasar a lado mío, podía escuchar como murmuraban sobre mí, preguntándose si sólo era un vagabundo o alguien se había olvidado de mí.... De cualquier forma nadie se acercó a ayudarme, así que solamente retome mi andar, llegando hasta lo que escuche era un bar.

Entre con cuidado, llegando por milagro a la barra, sentándome en un Banco que rogaba no fuera de alguien, ya no quería tener más problemas.

Suspire con fuerza, tocando con mis manos aquella barra, sintiendo la madera pulida, sintiendo también por fin el dolor de aquel golpe de hace apenas algunos minutos, más eso no era lo que en verdad me dolía.

Sentía impotencia, desesperación de saber que era incapaz de realizar algo tan simple, como caminar por la calle sólo, más aún dolor por ser nuevamente espectador de primera fila de la hipocresía y doble moral de los demás, personas que en su mayoría publican en redes sociales o.se llenan la boca de lo buenos que son y al final sólo miran para otro lado cuando uno está sufriendo.

Al encontrar estabilidad en aquella barra, cubrí mis ojos con mis manos, molesto por haber perdido mis lentes, no quería que los demás vieran mis ojos, odiaba eso, odiaba sus tonos de voz que siempre intentaban ocultar lastima, sus estúpidas palabras de consuelo las odiaba.

Sentí un nudo en la garganta, tenía que encontrar la manera de contactar con Saga, tenía que llamarlo para que fuera por mí.

- maldita sea.

Dije con dolor en mi voz, no quería llamar a saga, pero como al igual que las otras ocasiones que había escapado, nada salió bien, así que ahora me esperaba un gran regaño y al final un abrazo de su parte, mientras me pediría que no volviera a hacer eso, que encontraría la forma de poder estar más conmigo, para que así, yo pudiera salir más y no sentirme enclaustrado en casa.

- debería de matarme y terminar con esto.

Escucho que hay alguien muy cerca de mí, mas no sé si ha escuchado lo que dije aunque más bien no me importa, estoy harto ya.

Nuevamente intenté levantarme, salir de ese lugar y aunque lo odiara, buscar a alguien que me ayudara a marcarle a mi hermano.

Mas no llegue lejos antes de volver a tropezar, sintiendo inmenso dolor al impactarse contra el suelo, mas no me quejo solo intento levantarme mientras escucho una que otra risa de los presentes.

- -escuchó un suspiro seguido de una pequeña risa- carajo, otro idiota que no puede ver dónde camina, enserio chico, hay que ser ciego para que no hayas visto el desnivel.

Decía con gracia un joven que intentaba levantarme, tal vez un empleado del lugar.

- soy ciego.

Respondí molesto, notando al instante el silencio de aquel joven como de varios que se habían reído.

- ha! eso explica muchas cosas, como te dije hay que ser ciego para caerse, y pues eres ciego y por eso te caíste, tiene lógica para mí.

Aquella contestación me resulta extraña, normalmente las personas se disculpan apenadas, o simplemente se van, pero este chico, no, el me habla con total naturalidad, tanto que después de digerir sus palabras, una pequeña sonrisa se formó en mis labios.

- perdón, espero no haber molestado a nadie.

Le digo pensando la forma de salir de ahí.

- no creo que hayas molestado a nadie, pese que a que ahora todos se comportan como si nada hubiera pasado, la mayoría de los hipócritas que ahí a mi alrededor se rieron de ti... si no me mires así tú también te reíste.

Aquello ultimo era claro que se lo había dicho a alguien cercano a nosotros, mas no me molesto más bien me hiso reír.

- bueno al menos sirvo de bufón, pero lo siento la fiesta termino, tengo que encontrar la manera de regresar a casa.

Retomo mi camino, fingiendo la seguridad de poder caminar como si nada, golpeando ligeramente una de las mesas, escuchando nuevamente la risa de aquel chico.

- te vas a terminar lastimando, ¿dónde está tu bastón y tu perro lazarillo?

Suspiro con fuerza, sabiendo que lo que había dicho tenía razón, era claro que me terminaría lastimando.

- los olvide en mi casa, bueno mi bastón, no tengo un perro, no cumplo con los requisitos para tener uno.

Respondí encogiéndome de hombros, escuchando como alguien, posiblemente aquel chico se me acerca para tomarme del brazo.

- una cosa es ser ciego y otra ser estúpido, como sales a la calle así, fue muy tonto de tu parte, pero hagamos algo, préstame algunos billetes para un trago y yo te llevare a tu casa.

Inmediatamente me suelto de su agarre, nunca me ha gustado que me toquen, más él no se ofende, pues lo escucho reír.

- tranquilo, solo quiero un trago, confía en mí, no es como si fuera a sacarte los ojos y venderlos en el mercado negro.

Rio ante aquel chiste tan de mal gusto, asintiendo con la cabeza, buscando la cartera que saga siempre mete en mis pantalones en caso de que necesitara algo, toco los billetes perfectamente acomodados, para saber su valor, dándole el de valor intermedio a él.

- genial, con esto poder comprar una botella, espera aquí,

Delicadamente me sienta en una silla, mientras se marcha del lugar, suspiro con fuerza, pensando el por qué le he dado ese dinero, tal vez será que nunca alguien me había hablado con tal naturalidad, sin lastima en su voz, e incluso sin conocerme termino regañándome como solo saga lo había hecho... sonrió ante aquello último.

- listo, vámonos.

Escucho su voz, quien pone una lata fría en mis manos.

- es un refresco de manzana no sé si te gusta más te he traído algo.

Dudo si agradecer o no por el refresco pues he sido yo quien lo ha pagado, mas termino haciéndolo, fin al cabo, fácil para él era irse y no volver nunca más.

- bueno vámonos.

Esta vez niego con la cabeza, agradeciéndole, mas no iría con él, pese a todo es alguien quien no conozco, y por clara razón no tengo que seguirle.

- ya te dije que te tranquilices, yo no voy a lastimarte, yo no soy malo.

Mi corazón se siente extraño de un momento a otro al escuchar esas palabras, haciéndome recordar a aquel pequeño en el parque, preguntándome si en verdad estuvo ahí como prometió para que jugáramos.

- aparte, tú mismo has dicho que has querido morir, así que no te preocupes, que las cosas salen como tú quieres de una o de otra forma.

Rio ante su propio comentario, haciéndome reír también, accediendo esta vez a ir con él, pues aun así, me trasmitía confianza.

Con cuidado me subió en su motocicleta, pidiéndome que no me moviera y que lo agarrara fuerte, admito que el nerviosismo se apodera de mí, pues a medida que la motocicleta avanza, un fuerte escalofrió recorre mi cuerpo, mas, es algo agradable, el sentir el aire golpear mi rostro, y el poco control que tengo sobre la situación, es algo verdaderamente genial.

Al parecer no estaba tan lejos de mi casa como había pensado, pues aquel chico no tardó mucho en llegar a la dirección que le había dado.

- bueno, ya estás en tu hogar y sobre tu dinero, no te preocupes que cuando tú me veas te lo pagare.

Nuevamente un chiste negro, el cual me ha hecho soltar una pequeña carcajada.

- muchas gracias, en verdad, por traerme y por demostrarme que hay personas distintas en este maldito lugar.

Un pequeño silencio un tanto incomodo se hace presente más finalmente habla.

- no entiendo lo de las personas distintas.

Yo simplemente me encojo de hombros, sintiendo mis facciones caminar por una cara que se, refleja tristeza, o eso es lo que saga me dice.

- la gente es hipócrita, te mira con lastima, los demás me dicen que mis ojos no se ven como los de otros ciegos, que al menos yo puedo abrirlos por completo, y estos pese a su color, pueden confundirse con una persona que ve; pero esto me ha metido en más problemas aun, pues la gente tarda más en darse cuenta que no puedo ver y siempre es después de algún conflicto, y después su personalidad cambia por completo, mostrándose apenados, y convirtiéndose en otra persona, solo son una bola de hipócritas, pero tú no, tú al menos me has tratado como un persona normal, y eso es algo que agradezco, pues es lo único que anhelo.

Él no dice nada solo limpia su garganta, suspirando con fuerza, avisándome que se sentara en la banqueta, a lo que yo torpemente y con su ayuda imito la acción.

- sé que no me importa, pero porque estabas en la calle solo.

Hago una pequeña mueca, escuchando los carros pasar, e incluso el perro del vecino ladrando con intensidad, más aun así comienzo a contarle los motivos.

Sé que no conozco a este sujeto, ni se si en verdad me ha traído a mi casa, mas no me importa, siento en el fondo que puedo confiar en él.

- woo, que asco tu vida, tus padres son un asco y tu hermano muy sobre protector, aunque lo entiendo él es el responsable de ti y sinceramente si yo fuera tu hermano, le iría a partir la cara a ese noviecito suyo, como que llamarte carga, no señor, ese idiota merece arder en el infierno.

Rio ante sus palabras, sintiendo como se acerca más a mí, recargando con total confianza y naturalidad su cabeza en mi hombro.

- ¿quieres ir a beber la botella que nunca te pagaré conmigo? no sé, tal vez en algún parque, o en tu casa, menos en la mía, hay son puros idiotas moralistas que odian verme beber, entre otras cosas, por eso mis hermanos se han ido de ahí, regresando a nuestra natal ciudad lejos de aquí, pero ese no es el punto, ¿quieres ir?

Pienso un poco la respuesta más termino negándome, no quiero preocupar más a saga si el llegase a venir.

- por favor, si, solo será un rato, solo pasar el rato como personas normales, siiiiii

su tono de voz se convierte en uno muy infantil, mientras me mueve del brazo de un lado a otro, como si estuviera haciendo algún tipo de berrinche lo que sin darme cuenta, además de hacerme reír, me termino haciendo aceptar.

- genial por hoy, seré tus ojos, por hoy todo se olvidara, solo seremos tu y yo, celebrando el inicio de nuestra amistad, celebrando que hemos coincidido el día de hoy.

reí nuevamente mientras él me tomaba de la mano, para levantarme de la banqueta, para así, después de llevarme por mi celular, lo cual yo le pedí, dejándole entrar a la casa que compartía con mi hermano, el cual gracias a la tecnología que reconocía la voz de mi celular, llame, solo para avisarle que saldría acompañado de alguien, haciéndole enojar al instante, por lo que termine cortando la llamada antes de cualquier cosa, para así escuchar la risa de aquel chico, como la mida.

- ven vayámonos antes de que tu hermano regrese, da miedo.

nuevamente tomo mi mano, llevándome hasta su motocicleta ayudándome a subir a ella, extrañamente me sentía feliz, era lo más loco que había hecho en años, en especial por saber que no sabía nada de aquel chico, ni siquiera su nombre.

- por cierto yo me llamo kanon ¿cómo te llamas?

Le cuestione antes de que arrancara la motocicleta.

- mi nombre es Radamanthys, 20 años, grupo sanguíneo O, sin antecedentes penales aun, signo escorpión, y me gusta el color morado ha, y lo mas importante soy extremadamente guapo, si pudieras ver ya te hubieras enamorado de mi.

Esta vez mi risa se convierte en una carcajada, al escuchar todo aquello, para así también escuchar la risa de Radamanthys, el cual prendía la motocicleta, acelerando con rapidez.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).