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Ley de Malfoy por OneMinuteBack

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Ley I: 

Si algo puede salir mal, saldrá peor.

Le dolía el trasero.

No sabía cuánto tiempo llevaba en esa blanca y claustrofóbica habitación, pero su cuerpo estaba empezando a resentirse. Su espalda punzaba dolorosamente, tenía el pie izquierdo dormido, el cuello agarrotado y, sí, su trasero dolía por estar sentado en esa silla de metal frío. Habían pasado horas, de eso estaba seguro. Debía ser ya de madrugada, porque el temor y la adrenalina del principio se habían esfumado y el sueño estaba abarcándole rápidamente.

—Volvamos a empezar —dijo el Auror frente a él—. ¿Qué estaba haciendo sobre las 18:30 del día de ayer?

Draco miró al hombre, su cabello oscuro con canas, su barba poblada y sus ojos azules que le observaban como si fuera una polilla volando frente a una bombilla. Sabía que se apellidaba Hastings porque se lo había dicho al entrar. Su tono al hablar era tosco, lo que le indicaba que estaba tan cansado como él de estar ahí. O tal vez no, porque el Auror Hastings había sido insolente con él desde que le había visto. Prácticamente le había gruñido al saludarle. Así que Draco se decantaba porque el hombre simplemente era un antipático de campeonato.

—Ya se lo he explicado ocho veces —contestó secamente.

Pero a antipático no le ganaba nadie.

—Malfoy, por favor.

El aludido desvió sus ojos de Hastings hacia el otro Auror frente a él.

Potter.

Draco sabía que su antiguo compañero trabajaba en el Ministerio porque El Profeta se dedicaba a ventilar todas sus intimidades sin excepción alguna. Todos sabían donde vivía, si se había comprado un perro, o si estaba siguiendo alguna dieta. Recordaba perfectamente el especial de doce páginas que habían dedicado a Potter y sus gustos sexuales, —que aún nadie sabía cuales eran—, y que había estado dando vueltas y de qué hablar en el mundo mágico durante semanas.

Lo que no había esperado era encontrarse con él precisamente esa noche, aunque por otra debía habérselo imaginado.

Era ley de Malfoy.

Por eso precisamente llevaba ahí unas cuantas horas testificando una y otra vez, mientras Potter y su compañero jugaban al "Auror bueno, Auror malo" aunque en este caso parecía más bien un "Auror malo, Auror aún más malo". Al parecer el "Auror bueno" estaba de vacaciones.

—Fui a casa de Blaise a recogerle para salir a cenar.

—¿Tan temprano?

—Si usted supiera lo que tarda Zabini en escoger ropa, no diría eso.

—Avance con el testimonio, señor Malfoy —pidió Potter en un resoplido impaciente, lo que le hizo rodar los ojos.

—Fui a su casa, charlamos, salimos a cenar y luego...

—¿Podría explicar cómo transcurrió la cena? —interrumpió Hastings, igual que había hecho las ocho veces anteriores.

—Tranquila.

—¿Solo estaban ustedes dos?

—Sí. Quedamos en encontrarnos con Pansy Parkinson, Daphne Greengrass y Theodore Nott después, en un pub cercano.

—¿El señor Zabini y usted son pareja?

Draco frunció el ceño, desviando sus ojos hacia Potter. Esa pregunta no había surgido antes, así que por un momento se quedó en blanco.

—¿Qué tiene eso que ver? —protestó, fijándose en que Hastings miraba a su compañero como si estuviera haciéndose la misma pregunta.

El moreno se removió en su silla.

—Es para descartar posibles líneas de investigación como un crimen pasional por celos, infidelidad o cualquier otra cosa.

Arqueó una ceja de forma inquisitiva, sin creerse ese cuento. Potter le aguantó la mirada neutra y profesional. Estaba a punto de soltarle un comentario ácido a su antiguo compañero de colegio, cuando el mayor se le adelantó a hablar.

—Conteste, Malfoy.

Se mordió la lengua, casi literalmente, balanceándose en su silla entre incómodo y molesto, mientras se cruzaba de brazos y fulminaba con la mirada a los dos Aurores. Estaba cansándose de esa situación.

—No, no somos pareja. Somos amigos. Quedamos para cenar, y antes de que lo pregunte: no, no vi nada extraño. Cenamos en el restaurante Starter, que yo sepa nadie nos siguió, llegamos al pub, nos reunimos con el resto, bebimos, bailamos y cuando salimos nos asaltaron un grupo de encapuchados. Iban tapados de pies a cabeza, así que no puedo darles una descripción física, pero no tenían acento inglés, más bien parecían rusos, búlgaros o de algún país del este. Theo, Pansy y Astoria huyeron, a mi me atraparon, Blaise intentó liberarme, y al final, no recuerdo cómo, porque perdónenme pero estaba intentando salvar mi vida, secuestraron a Blaise —terminó, retando con la mirada a que alguno de los dos replicase—. ¿Algo más?

—¿Podríamos tener acceso a sus recuerdos?

El rubio bufó, mirando a Hastings como si fuera un grano en el culo. De hecho, empezaba a serlo.

—Claro que no.

—¿Por qué?

—Porque mis recuerdos son personales —contestó indignado—. No les voy a dar acceso a mi intimidad.

—Es para la investigación y quedarían bajo secreto de sumario hasta que se resolviese el caso, y una vez resuelto, se destruirían.

—Como si se los quiere meter por donde le quepan —respondió con toda la insolencia que tenía. Hastings esbozó una pequeña sonrisa por primera vez en la noche. A Draco se le revolvió el estómago—. No voy a ceder mis recuerdos.

—Bien —dijo el mayor—. Volvamos a empezar.

—¡Y una mierda! —espetó.

—Malfoy —le reprendió Potter, al cual ignoró olímpicamente.

—Llevo aquí toda la noche, explicando lo mismo una y otra vez, cuando lo que deberían estar haciendo es buscar a mi mejor amigo.

—Y eso es lo que estamos haciendo.

—¿Interrogándome a mi? —increpó

—Intentamos esclarecer la situación.

—La situación está muy clara. Todo el mundo sabe que hay una mafia que se dedica a secuestrar personas de familias de clase alta para pedir un rescate. Ha sido la noticia de los últimos meses. No sé qué es lo que no ven claro en eso.

—Sabemos todo eso, señor Malfoy. La cuestión está en que el modus operandi de esa mafia no es el de asaltar a unos críos que han salido de fiesta. De ahí nuestra reticencia.

—Me da igual lo que piensen, la cuestión aquí es que mi amigo ha desaparecido, que mi vida ha sido amenazada y que ustedes no están muy a la labor de solucionar eso, así que voy a tener que exigir a su superior mi posición de testigo protegido.

—¿Perdona? —dijo Potter, mirándole cómo si se hubiera vuelto loco.

—Lo que has oído —replicó, altivo—. Iban a por mi, y terminaron por llevarse a Blaise. Es evidente que corro peligro. ¿Qué pasaría si volviesen a intentar secuestrarme?

—No tendremos esa suerte —murmuró Hastings.

Draco le disparó una mirada que hubiera congelado el infierno.

—Quiero hablar con su superior. Ahora mismo.

Hubo unos segundos de silencio en los que ambos Aurores compartieron miradas, y luego se levantaron a la vez como si acabasen de tener una conversación telepática. Le dejaron solo en esta diminuta habitación, lo que Draco aprovechó para ponerse en pie y estirar un poco los músculos. Sus vértebras crujieron y su pie izquierdo cosquilleó por la falta de riego sanguíneo. Estaba cansado, había sido una noche larga y exhaustiva, y quería irse a casa, pero quería hacerlo con seguridad. No iba a estar tranquilo con Blaise desaparecido y con la posibilidad de que volviesen a atacarle.

Potter y Hastings entraron poco minutos después. El rubio volvió a sentarse en su silla, acción que ninguno de los otros dos imitó.

—¿Y bien? —preguntó, observándoles. El mayor tenía esa expresión neutra que parecía perenne en su rostro, mientras que Potter fruncía el ceño, y cruzaba los brazos con fuerza.

—Vamos a activar el protocolo para los testigos protegidos, señor Malfoy —informó Hastings—. De ahora en adelante vivirá en la residencia habitual del Auror Potter, quien se encargará de velar su seguridad...

—Espere, espere... —interrumpió Draco, negando con la cabeza—. ¿Voy a vivir con Potter?

—Exactamente.

—Pero...

—Esperemos que sea por un lapso de tiempo mínimo, hasta que consigamos garantizar que no existe peligro para usted —explicó, y al verle la cara, añadió—: Obviamente eso conlleva a que no puede habitar su casa, es el primer lugar que atacarían si alguien está persiguiéndole.

—Yo... no me refería a esto —murmuró, sintiéndose perdido.

¿Vivir con Potter? Era de locos.

Hastings le observó, y por un momento sus ojos azules relucieron, como si estuviera disfrutando de su desgracia.

—Haberlo pensado antes.

Boqueó intentando replicar algo, pero su mente no era capaz de encontrar algún argumento válido. Al fin y al cabo, él había solicitado ser un testigo protegido. Miró a Potter, esperando que él interviniese para poder evitar eso, pero su rostro parecía más bien resignado.

Cerró los ojos, tragándose un suspiro. Debería haber imaginado que toda esa situación se torcería. Nunca le salía nada bien.

La vida le odiaba.

 

Notas finales:

Hoooooooooola

Para los que no se hayan enterado, he aquí mis historia de celebración por los 1k seguidores en Wattpad. Actualizaré esta historia diariamente durante una semana, así que tendrá 7 capítulos, igual que "Copa Mundial de Quidditch" o "Para llevar".

Como ya habréis podido intuir, es una historia inspirada en la Ley de Murphy, y nada... espero que lo disfrutéis :)

Nos leemos mañana ^^


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