Si tú le preguntas al Joey de hace años acerca de su primera conexión con su alma gemela, él te dirá que te sientes y con detalle te contara como sucedió. Además te mencionará que guardes el secreto sobre aquella extraña emoción que él todavía no entendía.
Si ahora le preguntas lo mismo a Joey, él te diría que no pasó nada, que no sintió nada y que no preguntes estupideces porque te va partir la cara si sigues hablando.
A qué se debe tremendo cambio del Joey de antes con el de ahora: la primera respuesta seria el hecho de crecer en un hogar como el suyo y la segunda era conocer quién era su alma gemela.
Así a primeras, es entendible el actuar del muchacho por haber venido de una familia que se divido haciendo que un padre se lleve un hijo y separando a dos hermanos que al final crecieron en diferentes hogares. También es importante notar que sus padres eran almas gemelas supuestamente destinadas a estar juntas hasta que la muerte.
Incluso hasta el día de hoy Joey escucha como su padre en su estado de embriaguez maldice a la mujer que proclamo amar para luego llorar y murmurar unas disculpas apenas audibles.
El joven no podía evitar presenciar eso y pensar en lo jodido de esa situación. La idea de alguien que nació para completarte a ti para luego separarse porque no funciono y finalmente sentir como es feliz sin ti debe sentirse bastante triste. Tal vez por eso Joey guardaba algo lastima por él.
A pesar de su mala experiencia, Joey tenía curiosidad de saber quién era su alma gemela. Si era estudiosa o atlética. Si era morena o castaña; secretamente esperaba que fuera la última. Una linda chica con cabello castaño siempre fue debilidad tal vez podía parecerse a esa modelo que vio en la televisión con su padre la navidad pasada. Él no podía esperar.
Ni tampoco tuvo que esperar tanto.
Después de terminar de entregar todos los periódicos se puso a pedalear con fuerza, estaba a punto de perder la primera hora pero la suerte Wheeler gano en esta ocasión.
Al entrar noto algo extraño en la habitación, parecía estar más pesada la atmosfera y su cuerpo empezó a sentirse como si una corriente de electricidad pasara por su espalda.
Intento ignóralo, sin embargo su mirada quería llevarlo a alguien. A una sola persona sentada en los últimos pupitres; concentrado con un libro ocultando su rostro del resto del salón. Claramente era un hombre.
Joey palideció queriendo salir de ese insoportable ambiente.
Quería desviar la mirada pero no podía.
Rápidamente la persona observada bajo el libro dirigiendo su mirada al otro.
Joey jamás olvidara esos ojos azules viéndolo con sorpresa en un principio para después convertirse en asco.
-¡Wheeler! ¡Qué haces parado allí ¡ ¡toma asiento!- la voz del profesor logro sacarlo de ese momento, haciendo que el chico recuperara su camino hasta su pupitre.
-¿estás bien?-al ver a su derecha vio a una chica de cabello negro con dos coletas que lo veía con preocupación.- ¿Necesitas ir a la enfermería? Te puedo acompañar.
-¡No!… estoy bien, solo estuve practicando mucho deporte.-mencionó agarrando su camisa para intentar abanicarse de su supuesto calor.- Me llamo Joey Wheeler por si las dudas.
-Yo soy Ami, encantada de conocerte.- una sonrisa de ella causo que la mala experiencia quedara atrás.
Lamentablemente no duro mucho, al sentir como era acechado por unos ojos que querían perforarle la cabeza. Él quería dejar de experimentar esa sensación.
Él quería levantarse y encarar al tipo; preguntarle cuál es su problema y si él se negaba a detenerse entonces se ganaría una paliza. Pero él sabía que tenía todo a su contra. Primero porque no había una razón lógica y por último el profesor ya lo tenía en su lista negra así que no debía dar más problemas, se lo prometió a su padre.
No podía pelear, sin embargo podía hacer algo que normalmente no haría en circunstancias como estas.
-¡Profesor, puedo ir al baño!- sin esperar una respuesta salió del salón, luego pensaría en una excusa apropiada.
Ya afuera del salón, examino sus alrededores y corrió hacia el baño.
“Qué tipo de broma era esta...”
“¿Qué hago ahora?”
“¡No puede ser él! ¡Maldita sea, esto es un error! “
Entre esos pensamientos un golpe seco es oído luego para hacer acompañado de otros más.
-¡Maldita sea! -con nudillos llenos de sangre, Joey respiro entrecortadamente viendo como su reflejo en el baño tenía las manos temblorosas.
Él tenía que salir de la escuela; esperar a que el primer periodo termine y agarrar sus cosas.
Pero eso era de cobardes, se dijo a si mismo parando ese plan de golpe.
Él no es un cobarde que sale corriendo cuando tiene problemas. Joey Wheeler los enfrenta como un hombre.
Con ese pensamiento, él volvió a sus clases sintiendo de nuevo esa mirada recibirle de regreso.
El tiempo pasó y él se enteró que el sujeto se llamaba Kaiba. A pesar de conocer esto, no hubo alguna palabra intercambiada entre ellos; hasta la aparición de cierto muchachito de cabellos alborotados y ojos color purpura. Sin embargo, un suceso ocurrió antes de conocer formalmente a Kaiba, este hecho todavía permanece en su mente.
Él se encontraba comprando algo barato para calmar a su estómago que rugía pidiendo ser alimentado cuando fue golpeado de repente en la quijada.
-¿Qué demonios…
Esquivo el otro golpe dirigido hacia su rostro, lanzando su puño al estómago del otro. El tipo se agarró el estómago soltando un hilo de saliva por la boca.
-¡Eres un bastardo Wheeler, no sabes que le debes dinero a mi amigo Satoru! ¡Mereces que te rompamos la cara como premio de consolación!
-¡Yo no le debo a ninguno de ustedes imbéciles!-con unos pasos hacia atrás, Joey se puso en guardia todavía sintiendo el golpe en su quijada. Se puso a mirar a los dos tipos y ninguno le parecía familiar incluso se veían más adultos que adolescentes.
-¡Te voy a matar Wheeler! –el sujeto llamado Satoru se acercó con los puños en alto lanzando un golpe que fue de nuevo esquivado por el rubio; pero termino siendo una distracción para que el otro sujeto lo tire al suelo usando el peso de su cuerpo.
El tipo soltó golpes no importándole que fueran el centro de atención en ese momento. Joey solo tapo su rostro y dio un buen derechazo a la boca de tipo haciéndolo caer al suelo.
-¡Bastardo!-Satoru comenzó a patearlo en las costillas haciendo que terminara mirando hacia el inicio de las escaleras donde había alguien presenciando todo. El maletín, el uniforme prolijo, el cabello castaño. Solamente podía ser Kaiba no obstante él estaba sonriendo burlonamente en su dirección.
Y sus ojos tenían algo familiar en ellos que le dio nauseas.
Él no podía ser mi maldita alma gemela se repetía como un mantra en su cabeza.
Cuando se levantó, los maestros ya estaban deteniendo la pelea. No fue suspendido por actuar en defensa personal; mientras que los dos tipos desaparecieron de la escuela, nunca fueron vueltos a ver. Lo más extraño es que nadie recordaba haberlos visto antes del incidente.