Déjame Entrar
Déjame entrar en tu alma, déjame entrar en tu vida
Déjame estar en las cosas buenas y malas que tiene tu mundo.
Draco miraba con tristeza al chico de pelo negro y rebelde, de ojos esmeralda. El chico vestía de negro y estaba a los pies de una pequeña tumba junto a los jardines, llorando su dolor en soledad.
-Harry....
Susurro Draco mirándolo tristemente.
Déjame que te acompañe a deshogar esa pena en el corazón
Y que el mudo en tu garganta se vaya por la mañana.
Harry Potter y Draco Malfoy se habían casado un año atrás, pero cuando un atentado de los mortifagos cegó la vida del bebé de ambos, Harry se encerró en su mundo, apartado por completo de sí a su marido.
Déjame entrar en tus dudas y que jueguen con las mías
Déjame entrar en tus sombras que se fundan con las mías.
Déjame que te lo diga en soledad yo muero cuando te veo a ti llorar
Y que si tu alma está triste, muy triste estará la mía.
Le dolía tanto verlo llorar, ver como su amado esposo había perdido la razón. Ver como desde el día en que recibieron la noticia de la muerte de Anakin, el bebé de ambos, su Harry se encerró en un mundo de dudas y sombras, que poco a poco acabaron con su razón. Un mundo sólo de él, donde no había nada más. Y Draco deseaba en el fondo de su dolorido corazón que dentro de su propio mundo Harry pudiera ser feliz. Pero lo extrañaba tanto y le dolía verlo siempre a los pies de la tumba de Anakin llorando y cuando no estaba allí estaba sentado en la mecedora donde acunaba a Anakin cuando este era un bebé.
Quisiera que te lleves de mi vida lo mejor
La brisa que a ti te acaricia esa me la guardo yo.
Draco miró con un suspiro triste como la brisa acariciaba el cabello ligeramente largo y oscuro de Harry. Y salió afuera a buscarlo., para que entrara y comiera un poco.
Déjame ser la voz que grita cuando los traidores callan
Déjame estar a tus orillas ser la silla que te aguanta
Déjame ser de tus sonrisas cuando miras la que brilla
Déjame ser, déjame estar, déjame entrar.
Cuanto le gustaría que su esposo lo dejara entrar en su dolor, que le permitiera poder superarlo entre los dos.
-Amor ven tenemos que entrar a comer.
Le dijo suavemente Draco a Harry y lo ayudo a levantarse. Harry lo siguió como siempre en silencio, ausente.
Déjame entrar en tu miedo
Déjame ser tu confianza
Déjame ser la balanza que equilibra tus angustias.
Déjame ser tu guarida frente al mar
Déjame ser la tristeza que se va
Déjame ser la alegría que ponga luz a tu vida.
Draco lo dirigió al comedor y mientras comían sintió algo raro: Harry lo miraba. Desde que había caído en su locura y en su depresión Harry lo había ignorado, lo había tratado como si él no estuviera allí.
-¿Draco, me das un beso?
Draco se sorprendió Harry le habló. Pero lo hizo, lo besó y le dijo cuanto lo quería.
-Yo también te quiero, perdóname Draco, pero extraño tanto a Anakin. Aún no estoy loco, amor, pero ya estoy perdiendo la razón y no quiero hacerlo, no quiero volverme loco y ver como tú sufres por eso. Vuelve a rehacer tu vida, yo te estaré esperando. Perdóname.
Le pidió Harry antes de salir a toda prisa del comedor y encerrarse en la recámara de ambos. Draco lo siguió, pero cuando llegó Harry ya estaba encerrado.
-Harry, por favor no lo hagas, no me dejes.
Le rogó Draco golpeando la puerta.
-Perdóname amor, pero conmigo no podrás ser feliz.
-Harry no por favor...
Pero era tarde Draco oyó como su amor pronunciaba el maleficio mortal.
-Avada Kedabra.
Aunque cambien los tiempos y pierdan el tiempo yo seguiré pensando igual
Porque sueño que un día tu vida y la mía se encuentren en algún lugar.
Sentir que el amor que va por dentro es fuerte y de verdad.
Draco bajo corriendo por su varita y al subir levanto su varita y lanzó un alohomora contra la puerta, pero antes de que la puerta cayera él supo lo que encontraría adentro. Y acertó, en el piso estaba su amado esposo. Y al fin en su hermoso rostro había paz. Y un espejo de cuerpo entero permanecía roto a sus pies. Había usado un espejo, para que el ataque rebotara en el mismo. Draco lo tomó en brazos y lo acostó en la cama, donde lo acomodó y acarició sus cabellos.
-Algún día nos encontraremos en él más allá, tú, yo y Anakin y volveremos a ser una familia.-
Le juro, mientras sentía que alguien entraba a la casa. Sabía que era Remus, lo más cercano a un padre que Harry tenía, quien siempre iba a verlo a esas horas.
Draco sólo permaneció abrazándolo como si estuviera dormido. Cuando Remus entró al cuarto y vio la escena suspiró con tristeza.
-Es lo mejor para él. Así no sufrirá más... Descansa en paz pequeño.-Susurró Remus.
~Fin~