Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El último Kain por Calipso_2016

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola! he comenzado un proyecto, pero tengo las ideas desordenadas así que he decidido publicarlo ahora, cambiará ligeramente con el paso del tiempo; espero se entienda xD

Notas del capitulo:

Fanfic corto, 5 a 6 caps máximo :3

Está en construcción, necesitaba sacarme la idea de la cabeza o la iba a perder ewe

Prólogo

 

Su cuerpo daba ligeros espasmos por el frío del ambiente; se encontraba acurrucado en un rincón del pequeño cuarto en que habitaba, tratando de mantener el sueño con el poco calor de su cuerpo encogido. Hace apenas un par de horas que pudo quedarse dormido debido al bullicio del exterior.

Estaba realmente agotado, cansado de escapar de los pueblerinos furiosos que lo perseguían, ¿el crimen?, ninguno realmente, sólo el haber nacido con esa… condición; algo de lo que no dependía de sí y que tampoco podía entender a lo que se referían cuando lo culpaban de algo. Después de todo, no era como si pudiera entender el odio de la gente a su corta edad.

– ¡Despierta de una buena vez, niño!

El incesante aporreo a su puerta, lo iba sacando lentamente de su sueño; lo venía escuchando desde hace varios minutos ya pero su mente seguía obnubilada, impidiéndole reaccionar a tiempo o con rapidez; pese a estar entrenado, por así decirlo, el cansancio era más fuerte. Talló uno de sus ojos antes de abrirlo por completo y se obligó a levantarse para atender.

– Buenos días, Capitán. – Saludó como le fue enseñado, inclinando levemente la cabeza como signo de respeto.

– El Rey ha enviado tu pensión de este mes. – Con gesto de fastidio, el hombre vestido de soldado le entrega una pequeña urna de metal forjado.

– Gracias… – Respondió tomando la urna entre sus manos, manteniendo la mirada en el suelo.

– Naruto, no deberías provocar a los aldeanos, sabes bien que es difícil controlarlos cuando se ponen así, ¿qué hiciste esta vez? – Cuestionó con el rostro más relajado, sintiendo algo de lástima por el pequeño rubio.

– ¡Nada!, sólo he querido comprar una máscara ceremonial.

Apretó los puños al recordar lo que había ocurrido la tarde anterior, cuando fue al pueblo para obtener una de las tantas caretas que se usaban durante los festivales; y es que las personas son realmente supersticiosas, lo repudian sin siquiera saber por qué.

– Sabes que no eres bienvenido al interior de Konoha, se te permite vivir a los alrededores y acudir cuando te es necesario, pero las personas prefieren mantenerte lejos. – Colocó una mano sobre la cabellera rubia, despeinando a modo juguetón las hebras.

– No lo entiendo, soy un niño igual a los demás, ¡tengo los mismos derechos! – Se quejó retirando la enorme mano que le despeinaba.

– Es porque te temen… – Mencionó alzando los hombros para restar importancia.

– Tú no me temes, Obito. – Contestó levantando una ceja para al fin ver esos ojos negros, los únicos amigables que ha visto desde que tiene memoria.

– Yo no soy estúpido.

El azabache le sonrió cálidamente, como hacía cuando entraban en confianza, lejos de las miradas odiosas que pudieran ver esa actitud poco profesional que un capitán de la guardia debería tener.

Lo cierto es que no había sido capaz de decirle la verdadera razón por la que todos odiaban al pequeño Naruto; al principio él también sintió algo de recelo cuando le encargaron cuidar del “hijo del demonio”, pero con el tiempo aprendió a quererlo, en ningún momento sintió temor o algún tipo de peligro cuando lo tenía cerca, era de hecho todo lo contrario; tal vez la única personita en quien pudo hallar la inocencia que creía perdida de la humanidad, quien lo llenaba de confianza y seguridad. Acudía a él cuando necesitaba un respiro de esa sociedad de mierda.

– Ayer…, me dijeron que era la representación de lo diabólico, que tenía al demonio dentro y que por eso no me querían rondando por allí. – Habló tras servir un par de vasos de leche y algunas rodajas de pan en la mesa.

– Tonterías, eres un buen niño. Escúchame, nunca dejes que alguien cambie tus ideales, jamás, ¿entiendes, Naruto?, recuerda siempre mis enseñanzas. – Dijo retomando el rostro serio de siempre, mirando los ojos azules del pequeño para hablar con mayor convicción. – Es rey ha autorizado empezar tus estudios en la academia, pero deberás defenderte por ti mismo, yo… ya no…

– ¿Entonces estaré junto a los demás niños? – Cuestionó con renovada actitud, interrumpiendo el discurso emocional del contrario. Su sueño siempre había sido el de tener amigos y formarse como futuro guardia real; los hombres más poderosos del reino cuyo deber era el de proteger al rey y a sus súbditos.

Obito simplemente asintió con la cabeza, dedicándole una enorme sonrisa con los ojos cerrados. Así era él, entusiasta y amigable, nada que ver con el aspecto de tipo duro e imponente que exigía respeto de quién lo tuviera enfrente; uno de los Uchiha más poderosos con que alguien tuviera la desdicha de encontrarse en combate.

– Sí, desde mañana, anda, arréglate ¿se te apetece entrenar hoy?

Naruto asintió feliz, con las mejillas algo sonrojadas por el comportamiento de su casi hermano y se dirigió a una canasta en la que guardaba ropa, no tenía mucha, pero al menos podía decirse que todo lo que tenía era totalmente suyo. Desde los cinco años de edad, cada mes le era entregado una cierta cantidad de dinero, como si fuera un sueldo, era él quien debía saber qué monto destinar a sus necesidades. Obito lo ayudaba cada tanto con eso, de él aprendió el significado de responsabilidad.

– Tobi, ¿crees que sea un usuario de fuego como tú? – Preguntó algo desanimado, en todos esos años no había sido capaz de desarrollar un poder en específico.

– No sabría decirte, quizás seas usuario de ese elemento o de otro, probablemente... (Ni siquiera tengas un elemento) – Pensó lo último mirándolo de pies a cabeza; ciertamente el pequeño rubio ya debía ser capaz de manejar medianamente algún poder, sin embargo las cosas no eran así, a sus casi diez años de vida, tenía el nivel de uno de cinco.

– Ya verás, llegaré a ser tan poderoso como tú.

El resto del día pasaron entrenando en luchas de cuerpo a cuerpo, Naruto era hábil con las navajas, de todas las armas que ha usado, esas eran las que se le daban mejor, parecía que bailaba con ellas, tal vez no podía luchar al nivel de un guardia, pero definitivamente podría hacerle frente a uno.

La misión del azabache era cuidar de ese niño desde su nacimiento, enseñarle a leer y escribir, contar, pelear, sanar sus heridas; básicamente prepararlo para una vida sólo. La única razón por la que el rey encargó ese trabajo, fue para pagar de cierta forma la deuda que tenía con la madre de ese pequeño, una bruja que murió protegiendo el reino poco después de dar a luz.

Ahora que el rubio podía ser independiente, su misión había llegado a su fin; los altos mandos supusieron que el joven Uchiha crearía un lazo con ese niño, por lo que le hicieron jurar no volver a verlo después del cumpleaños número diez.

– El mundo se divide en cinco regiones o continentes, cada uno tiene su rey que se encarga de velar por todas las provincias o ciudades dentro de ella. Cada región se caracteriza además por las personas que habitan en ellas. Konoha por ejemplo, la ciudad principal del reino de fuego, es conocida por sus usuarios del mismo elemento, o sea por los Uchiha, también es reconocida como la sede de los mejores médicos y el sistema más avanzado de milicia que puede existir.

Naruto escuchaba atento a las palabras de su maestro, apoyado en su pecho mientras seguía con la vista algunos detalles del libro escolar con el que le estaba instruyendo. Siempre le fue negada la educación formal, todo lo que sabía se lo debía a Obito, él era su mundo y el único nexo al exterior, estaba seguro de que fue él quien intervino porque se le permitiera vivir como un ciudadano más.

– Tobi… gracias. – Soltó en un suspiro, apoyándose mejor al sentir sueño nuevamente, la única luz era la que provenía de un candelabro de tres velas sobre sus cabezas.

– ¿Mh? ¿De qué? – Dejó el libro a un lado para verlo.

– Por todo lo que has hecho por mí, te quiero mucho, Tobi. – Sentía su corazón palpitar con fuerza, una sensación tan nueva, parecía un presagio.

– Haría lo que fuera por mi Kashmir, tú eres mi aprendiz y yo tu Shalafi. – Sujetándolo del mentón, levanta el delicado rostro del menor para verlo a los ojos y en un rápido arrebato, junta sus labios sobre los contrarios; un beso fugaz del que quedaría cierto picor al separarse.

– Tobi…

– Feliz cumpleaños.

 

Empezó a sentir un violento movimiento sobre su hombro, un sacudón que lo sacó de su inconsciencia enseguida. Abrió los ojos lentamente, sintiéndolos aún pesados por no haber podido descansar lo suficiente.

– Naruto, despierta… es posible que haya guardias cerca. – Le susurraron al oído.

Se encontraba en posición fetal, descansando a las faldas de un enorme y viejo árbol; el frío de la noche se colaba hasta los huesos y la luna iluminaba a penas el lugar.

– Shikamaru, ¿qué hora es? – Preguntó tallándose los ojos mientras trataba de ponerse en pie.

– Poco más de media noche, Chouji cree haber escuchado el golpeteo de los cascos de varios caballos cerca de aquí. – Replicó sin mirar al rubio, recogiendo sus pocas pertenencias en una bolsa.

– ¿Cree?, tal vez se quedó dormido. – Levanta una ceja en dirección de su regordete amigo, quien miraba a todos lados cada vez que sonaban las latas que fungían como alarma en caso de haber alguien o algo cerca.

Los estaban persiguiendo…

Han pasado casi siete años desde que viera a Obito por última vez; durante cinco años posteriores a su desaparición le estuvo esperando en el mismo lugar dónde se veían, sin embargo, poco a poco fue aceptando el hecho de que quizás nunca volvería, por lo que dejó una nota en caso de que regresara antes.

En todo ese tiempo, el reino sufrió varios cambios; las fuerzas políticas y militares tomaron posesión del trono, puesto que el heredero fue asesinado varios años antes y el rey no dejó un sucesor. El nuevo rey ordenó exterminar a una población reducida, de la cual Naruto formaba parte, por lo que no tuvo otra opción más que convertirse en un insurgente; un criminal ante los ojos de Konoha; desde entonces viaja junto a un grupo de jóvenes en similar situación a la suya.

– Shikamaru…, ¿qué es un Shalafi? – Cuestionó al recordar el sueño de hace un momento.

– ¿Dónde escuchaste ese término? – Indagó el de coleta alta, volteándolo a ver con una mirada inquisidora.

– Alguien lo mencionó alguna vez y… tenía curiosidad.

– Ya… Se podría decir que significa: maestro; algo parecido pero más profundo. – Contestó colocando el puño bajo la barbilla en pose pensativa.

– ¿A qué te ref…?

No terminó de hablar puesto que tuvo que reaccionar rápidamente para poder esquivar la enorme bola de fuego que venía en su dirección. De entre los árboles pasaron varias ráfagas más de llamaradas inusualmente calientes, parecía que se hubiera desatado el infierno a su alrededor.

Buscaba con la vista a sus compañeros, el bosque ardía en llamas y no le era posible gritar, pues alertaría de su posición al hacerlo; simplemente escuchaba el ruido que producen las cuchillas al chocar violentamente. Conocía bien ese fuego, ese nivel estaba muy por encima de un usuario común, lo que significaba que había sido producido por un Uchiha.

Con el rabillo del ojo pudo ver un haz de luz acercarse y en un rápido movimiento lo esquivó, saltando a un lado para posicionarse en combate. De pronto, de entre un par de troncos salió un hombre totalmente cubierto, vestido con la pesada armadura que sólo un guardia de élite podría vestir. Lo único que pudo ver entonces, fue un par de ojos negros que lo miraban fijamente, tan profundos que parecían querer absorberlo.

– Obito… – pronunció automáticamente, conteniendo las ganas de abalanzarse para abrazarlo.

El contrario frunció el ceño al escucharlo y se acercó lentamente al rubio que se había quedado pasmado al verlo. Sin que Naruto se lo esperara, le colocó un sello sobre la frente, uno que empezó a brillar en un tono verdoso al contacto.

Su mente se nubló de nueva cuenta, no era capaz de moverse y sentía sus poderes reducirse drásticamente; reconoció el sello enseguida, era uno de los que usaban las sacerdotisas para “contener el mal”

– ¿Conoces a ese hombre? – Interrogó levantándole el mentón.

– Capitán, sólo hemos conseguido arrestar a uno de los insurgentes. – Interrumpió un soldado de menor rango, haciendo una reverencia sin voltear a verlo.

– Con este serán dos, llévatelo. – Ordenó envainando su espada de nuevo, alejándose del rubio que iba perdiendo la conciencia.

– ¿No vamos a ejecutarlos ahora? – Preguntó el hombre un poco confundido, generalmente se acaba con los enemigos del reino en el acto, pues suelen ser peligrosos.

– Tengo algunas preguntas para él, hagan lo que quieran con el otro.

Avanzó en dirección de su caballo, desde el principio planeó instar al grupo de rebeldes a moverse a un área dónde les fuera más fácil emboscarlos y, aunque fueron más fuertes de lo que pensaba, realmente deseaba matarlos a todos ahí mismo, no obstante ese joven de mirada azulina le pareció… interesante.

– Es una lástima que todos sean tan jóvenes, ¿no lo crees, Sasuke?

– Si te da tanta lástima ya puedes unirte a ellos. – Replicó retirándose el casco; la única razón por la que soportaba a Sai, era porque pertenecía de alguna forma a su familia, un bastardo que no le agradaba pero que era bastante hábil.

– ¿Estás furioso por haber fallado?, no fue tan malo, capturamos a dos. – Habló como si nada, no solía tener la intención de molestar, más era algo que surgía naturalmente. – Por cierto… ¿qué pretendes hacer con él?, no solemos llevar prisioneros. – Señaló con la cabeza en dirección del rubio que fue atado a uno de los caballos.

– Será mi esclavo. – Dijo tras pensarlo por unos cuantos segundos y con una sonrisa ladina en el rostro.

 

Notas finales:

Kashmir: Título de una canción de Led Zeppelin. En términos geográficos, es una región al norte del Himalaya.

He usado esa palabra porque no se me ocurría otra :'v

Shalafi: Relación maestro - aprendiz más profunda o estrecha que las comunes. La tomé de: "Wishmaster", canción de Nightwish

<3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).