Un día más en la ciudad de Nueva York y como todos los días desde que el asunto con Sykes, Roscoe y DeSoto termino, perro y gato fueron a visitarse, en esta ocasión fueron Fagín y sus amigos caninos a quienes les tocaba ir a ver a Oliver y Jenny, y como siempre, el felino, Pese a ya ser un gato adulto, aun gustaba de montar en la espalda de Dodger o sentarse/pararse entre sus patas, así como dormir con él y no perdía oportunidad para hacerlo, ya sea que él fuera a visitar a Dodger o que el mayor fuera a verlo, el felino agradecía su pequeño tamaño para seguir durmiendo con su can favorito, y en esta ocasión no eso no iba a ser la excepción
Por lo que, mientras Jenny charlaba con Fagín y ambos jugaban con Rita, Francis, Einstein, Tito y Georgette en el patio trasero, en lo que Winston hacía quien sabe que dentro de la casa, Oliver y Dodger se recostaron a la sombra de un árbol, con el can puesto de tal forma, que estaba boca arriba con la cabeza puesta en las patas delanteras del felino, cosa difícil pues el de pelaje atigrado era solo un poco más grande que el chihuahua del grupo, el más pequeño estaba atentamente escuchando la historia de cómo el mayor volvió a hacer de las suyas con Louie hasta que el más grande se quedó dormido, lo que el menor aprovecho para limpiar un poco el pelaje del otro, después de un rato se detuvo para bostezar y antes de que pudiese seguir, una lengua más grande ya estaba recorriendo todo y limpiando su cara, hocico, cuello y parte de su cabeza
-buena forma de despertar-dijo Dodger sonriendo y viendo al contrario cuando dejo de lamer al menor
-en ese caso, intentare despertarte así más a menudo-respondió el gatito también con una sonrisa sin apartar sus ojos de los del otro, ese tipo de comentario y acciones ya eran normales entre ellos, pues comenzaron a coquetear cuando se descubrió que Oliver podía tener cachorros hace unos cuantos meses atrás, y aunque a ninguno le molestaba eso, tampoco se les veía muy convencidos de hacerse pareja
-podría acostumbrarme-dijo el perro levantándose, estirándose solo para recostarse tras el ojinaranja de tal forma que el minino se quedara dentro del circulo que formaban sus patas delanteras
-¿será cierto lo que escucho? El gran Dodger, orgulloso de conocer todas las calles de Nueva York como las almohadillas en sus patas, diciendo estar dispuesto a ser perro casero-menciono el menor con tono y sonrisa burlones mientras se acomodaba mejor entre las patas delanteras del de pelaje blanco y café-perdóname si no me lo creo-termino una vez ya cómodamente recostado
-lo dice quien contra todo pronóstico y ya como un gato adulto termino convirtiéndose en el segundo al mando de la pandilla de la que soy líder-contra ataco el ojicafé con algo de sorna mientras cruzaba miradas con el ser entre sus patas
-mm, no te escucho quejarte-se burló el pequeño-¿te quedaras hoy?-pregunto luego de ver al cielo y volver su vista al ser frente a él, en ocasiones, cuando uno de ellos iba de visita al lugar del otro, era normal que el visitante se quedara a dormir, aunque era más normal que fuera el mayor el que se quedara debido al cariño que Winston, Jenny y los señores Foxworth le habían tomado, el minino no podía estar más feliz con eso
-es porque no me estoy quejando-respondió el otro con una sonrisa a la burla de su pequeño amigo-y claro que me quedare, con tu celo cerca, necesitaras quien te proteja-el tono entre serio y creído en su tono hizo a Oliver suspirar de forma un poco resignada pero con una sonrisa, desde que Dodger supo de su condición se aseguró de cuidarlo, protegerlo y defenderlo a cada momento, especialmente antes, durante y después de su celo
Ambos amigos platicaron de trivialidades después de eso, lamiéndose de vez en cuando, al cabo de un rato, Fagín, Rita, Francis, Einstein y Tito, se fueron no sin antes despedirse de Jenny, Georgette, Winston, Dodger y Oliver, ya una vez en la habitación de la niña, gato y perro compartieron la cama para perros que los Foxworth compraron para el can de pañuelo rojo, junto a unos tazones para comida y agua que estaban junto a los del felino atigrado, sin embargo, alrededor de la media noche, el de pelaje blanco y café se despertó por los constantes movimientos de su acompañante y un aroma dulce y atrayente, cuando se despertó del todo se dio cuenta de dos cosas, la primera era que el celo del minino se adelantó y la segunda fue el hecho de que el menor se restregaba contra él aun dormido, y la posición en la que estaba no ayudaba en nada, pues el ojicafé estaba recostado de lado con las patas traseras estiradas hacia abajo y las delanteras hacia arriba mientras que el ojinaranja estaba boca abajo restregando su cabeza y cuerpo contra el del mayor mientras que cierta parte de su anatomía, que estaba ligeramente más debajo de la cola, rosaba y buscaba constantemente el capullo que cubría el miembro del más grande, Dodger no sabía bien que hacer, desde hace bastante que quería a Oliver como su pareja pero no estaba seguro de si podría funcionar o no
-Dodger-gimió el gatito en un susurro mientras ronroneaba y se frotaba cada vez más contra el mencionado
-diablos chico-murmuro el canido con un poco de frustración sintiendo como su capullo cedía poco a poco, levantándose decidió despertar al menor, por lo que con su hocico empujo ligeramente la forma dormida del otro
-Dodg-llamó adormilado el más pequeño viendo al contrario
-tu celo se adelantó bastante chico-infirmo el mencionado mientras tomada por el cuello al minino y lo llevaba a una zona secreta de la casa que solo ellos dos conocían y que les daría la privacidad que necesitaban
-mm ¿por fin estas dispuesto a ayudarme?-ronroneo el de pelaje naranja con una sonrisa y un tono en su voz que denotaba amor y deseo
-así tenga que convertirme en el nuevo perro de esta casa-informo el ojicafé con una sonrisa una vez que soltó al menor, cuando el gato sonrió y camino alrededor del perro pasando su cola por debajo del hocico del más grande solo para detenerse a unos pasos delante del de pelaje blanco y café manteniendo las patas traseras levantadas, las patas delanteras flexionadas hasta que su cabeza toco el suelo y la cola enroscada hacia arriba mientras le dirigía una sonrisa al mayor a la par que ronroneaba
Desde esa noche, Oliver y Dodger pasaron la mayor parte del tiempo juntos y, pese a que el can fue adoptado por Jenny y sus padres, perro y gato aún seguían liderando la pandilla y visitándolos al igual que a Fagín
Al minino solo falta decirle lo que los Foxworth descubrieron cuando lo llevaron al veterinario