CAPÍTULO UNO
LA PROPUESTA
MATTHEW
- Ven, te quiero mostrar algo – susurró en su oído tan pronto lo vio llegar y luego de tomar su pequeña mano, corrieron lejos de su mejor amigo que aún lo esperaba en su columpio.
Los dos niños corrieron hasta que el mayor se detuvo en un arbusto lleno de bayas, mientras miraba receloso a su alrededor como si fuese a descubrir un gran secreto. - Espérame aquí Ángel, ya vengo.
- Si – Contesto el menor mientras llevaba a su boca algunos de los frutos y disfrutaba de su dulzura, al rato el niño regreso con una gran sonrisa en la cara y algo oculto tras su espalda.
- ¿Qué es? – pregunto curioso.
- Es tu anillo de novia, te lo estoy dando- Contesto con emoción mientras dejaba sobre su amigo de cabello rubio un hermoso arreglo de flores silvestres.
- Pero esto no es un anillo, es una corona de flores.
- Lo sé, pero es muy bonita, por eso pensé que se vería mejor en ti, ya que eres muy bonito.
- Gracias, es muy linda, ¿tú la hiciste Matty? – El mayor se sonrojo mientras negaba con la cabeza.
- No, la hizo ….
- La hizo, la hizo … ¿Quién la hizo? – Siempre que llego a esta parte del sueño, siento lo mismo, que eh olvidado algo importante, pero aun después de los años sigo sin poder recordar que es o tal vez no sea nada, y solo quiero ver a Ángel de nuevo. Oh..., ¿Dónde estarás?
- ¿Hacer qué, joven? – Cuando vuelvo a la realidad Virgi me mira con una sonrisilla en el rostro (que me incomoda un poco) mientras recoge y apila con cuidado sobre mi escritorio los libros que horas antes eh estado leyendo. De seguro le parece gracioso a mi antigua nana verme en las nubes.
- No es nada, seguramente hable entre sueños. Ya sabes como soy. - Le muestro mi mejor sonrisa despreocupada que parece tranquilizarla mientras sigue con su labor.
- ¿Los invitados ya llegaron? – Es entonces que Virgi detiene su tarea y me mira con una expresión de alarma.
- A si!!! A eso venia precisamente, creo que se me había olvidado – Me mira con algo de pena, y le devuelvo una sonrisa tranquilizadora que parece hacerla sentir mejor - Su abuela requiere su presencia en el salón de reuniones.
- Muchas gracias Virgi, iré en seguida. – Me despido de ella, y antes de salir le doy un beso en la frente – y no husmees entre mis cosas. - Mi ex nana se despide de mi con una agradable risa que me sigue hasta el pasillo.
A pesar de que mis padres hace muchos años ya no están conmigo, realmente puedo decir, que tuve una infancia feliz, mi Abuela y Virgi se preocuparon siempre por cuidarme. Realmente estoy muy agradecido con ellas, son mi pequeña familia.
Al llegar al salón, Hector me mira con una mueca de desaprobación total, lo sé porque su boca se frunce y sus bigotes se levantan levemente de las esquinas. Tal cual y como hacía años atrás mientras me enseñaba esgrima y yo me saltaba los horarios de clase por andar jugando por ahí. Seguramente estará enojado porque se me hizo tarde. Mi abuela en cambio me recibe con una media sonrisa y me indica con la mirada que tome el asiento junto a ella.
- ¿Y a qué hora piensa llegar ese niño? – La voz de Hector se escucha con total desaprobación y vuelve a fruncir la boca.
- General, le ruego que guarde su compostura. Es el Rey de Alasia, no un niño y ya están aquí, en cualquier momento cruzaran por la puerta. – Lo reprende mi Abuela, pero en el interior dejo salir una pequeña risa. Estoy completamente de acuerdo con Hector, la última vez que vi al rey de Alasia fue hace 6 años durante su coronación, y lo primero que hizo ese crio arrogante, grosero y maleducado al verme fue darme una patada en la espinilla. No quiero ser rencoroso después de todo él solo tenía 12 y yo 15, tengo que ser maduro, pero esas cosas nunca se olvidan.
Pronto la puerta se vuelve a abrir y dos hombres jóvenes cruzaron por ella, el más alto tiene un rostro bastante serio e imponente, me da la impresión de que desconfía de nosotros y no lo culpo, actualmente la situación es peligrosa y la reunión es secreta, solo vamos a estar nosotros cinco.
El menor lleva un traje bastante llamativo para mi gusto de terciopelo color rojo y brillantes. De seguro es Noah, esa apariencia creída lo delata. Cuando reparo en sus ojos noto que él también me observa, volteo la mirada y siento una expresión de burla de su parte. Mocoso engreído.
- Bienvenidos al reino de Idelión. – Mi abuela es la primera en levantarse y saludar a los recién llegados, Hector y yo solo nos limitamos a realizar una pequeña reverencia con la cabeza.
- Gracias por el recibimiento reina Vangala. Su castillo es hermoso. – No sé porque siento que la sonrisa de Noah no es sincera.
- Bueno, ya que al fin estamos todos presentes, podemos dar inicio a la reunión. – la voz de Hector se vuelve a escuchar y no pasó por alto el pequeño reproche para los recién llegados. Los volteos a ver con curiosidad esperando ver una expresión de culpa o enojo, pero ambos sencillamente ignoran la indirecta olímpicamente.
Mi abuela de nuevo toma la palabra y comienza la reunión siendo la primera en recitar el juramento para dar inicio al consejo. Se presenta como guía espiritual de los 5 reinos y reina de Idelión, le sigo yo como su príncipe heredero, luego continua Hector como el general de la armada y finalizamos con los representantes del reino de Alasia, Noah el rey y Arthur su consejero.
El juramento es algo casi sagrado entre nosotros, es la declaración ante el consejo de que te presentas con el corazón puro y el espirito valiente y que todas tus acciones y palabras serán realizadas teniendo en la mente y alma, el bien del pueblo y el reino. Porque solo esto importa.
Una vez que terminan los juramentos, la Abuela se pone de pie y observa a todos en la sala como si de esta manera estuviera comprobando la verdad en nuestras palabras. Toma aire, me mira con algo parecido a la preocupación y se prepara para hablar.
Mis ojos recorren el lugar, Hector y Arthur tienen una expresión tan seria, como si se estuvieran preparando para lo peor y no están equivocados. Conozco el sueño o mejor dicho la premonición que será relatada. Esa noche mi abuela soñó sobre el fin de nuestro reino.
- Veía hermosos campos, llenos de flores y en medio de todo, un enorme árbol se erguía, de pronto unos cuervos llegaban y comenzaban a picotear los frutos del árbol, una vez cuando terminaron con todo siguieron con las ramas más delgadas y apartadas del tronco, fueron devorando todo, cada vez que comían, iban creciendo más y más hasta que ya podían devorar el tronco y las raíces. Al final no dejaron nada en pie.
- ¿Y eso que significa? – Por primera vez escucho la voz de Arthur, se decía en el reino que era conocido como un hombre muy brillante a pesar de su joven edad.
- Significa, que el reino del sur, los Malacai, están avanzando más rápido de lo que creíamos, mis informes dicen que reúnen un ejército de más de 4000 hombres, están avanzando por el sur occidente y se están devorando a las pequeñas aldeas y reinos que encuentran a su paso. – Héctor no se quedó con las ganas de contestar manteniendo una postura firme ante Arthur, el cual parecía estar meditando sus palabras antes de decir cualquier cosa.
- Los Malacai, se han vuelto avaros – comenté, haciendo que Arthur ahora centrará su atención en mí - se han estado fortaleciendo debido a la conquista de pequeñas aldeas y pueblos a su alrededor, una vez que terminen con los pequeños reinos comenzaran con los grandes hasta finalmente alcanzarnos. Y una vez que nos alcancen ya serán lo suficientemente poderosos para invadir todos los reinos. – Termine de decir mientras observaba las expresiones de todos.
La abuela y el General lucían terriblemente tensos en especial la abuela que me miraba por pequeños lapsus antes de apartar la mirada, Arthur parecía meditar seriamente la situación y Noah parecía estar más preocupado por alisar su traje que en entender la gravedad del asunto.
- Es aquí donde hemos generado una estrategia, para poder ganarles. – Continúe explicando antes de que el grupo se me desanimará más – Malacai nos lleva la delantera en hombres, pero nosotros tenemos la ventaja en cuanto al terreno y la tecnología, cada máquina y herramienta que fabriquemos reemplazará la fuerza de 50 hombres o más. Y si logramos que los reinos del norte confíen en nosotros podemos fortalecernos aún más.
- Es una buena idea príncipe Matthew, pero tomará meses construir tal maquinaria. ¿Cómo planea entonces ganar tiempo? – La pregunta de Arthur de alguna u otra forma ya me lo esperaba, lamentablemente aún no había podido encontrar una solución.
- Quizás yo pueda contestar a esa pregunta duque Arthur, si me lo permite el Rey Noah.
¿Qué? ¿Por qué él?
Mire a Noah esperando verlo tan confundido como yo, pero él se limitó a ignorarme y en cambio le contesto a mi abuela con un calmado asentimiento de cabeza.
¿Qué está pasando aquí? ¿de qué me he perdido todo este tiempo?
- Vamos a unir nuestros dos reinos, he prometido al príncipe y sucesor del reino de Idelión Matthew Dimit al rey de Alasia Noah Clinfith, en matrimonio, de esta manera nos convertiremos en un gran y poderoso reino, que Malacai no pensará en atacar hasta que sea igual de poderoso, lo que nos dará el tiempo que necesitamos para fortalecer nuestro ejército.
¿Qué… qué acaba de suceder justo ahora? ¿Me acaba de comprometer con…? ¿No, esto no puede ser, mi abuela no haría esto, verdad?
- Abuela podemos hablar en privado – Intento controlar mi voz, pero estoy seguro que ha salido con algo de enojo y desesperación.
- Nos retiramos entonces, con vuestro permiso – Noah fue el primero en levantarse y abandonar el lugar con una serenidad que me sacaba de quicio y ni una sola vez me miro. ¿Cómo podía estar tan tranquilo con esta situación? ¿Acaso no le importaba tener un matrimonio arreglado?
Una vez solos, trato de tranquilizarme respirando profundamente. Mi abuela mi mira con algo parecido a la culpa.
ARTHUR
Una vez que las puertas se cerraron tras de nosotros y el General se despidió y abandono el pasillo, nos quedamos completamente solos. Solo entonces pude escuchar a Noah soltar un fuerte suspiro, como si hubiera pasado horas aguantando la respiración, y tal vez, eso precisamente había estado haciendo.
- Creo que todo salió bien, ¿verdad? – Me pregunto con sus enormes ojos verdes.
- Parece que él te odia. – Si había algo por lo cual me caracterizaba eso era mi franqueza brutal.
- Ahh… te diste cuenta… – Noah dejo salir una pequeña sonrisa, que me apretujo el corazón.
- ¿De verdad vas a casarte con él?
- No lo sé, si de verdad él no lo quiere, no lo hare. Pensaré en otra forma para ayudarles.
- ¿Y tu si quieres?
- Hoy estas más conversador de lo usual. – de nuevo me muestra esa sonrisa de medio lado, la que siempre pone cuando esconde cosas - Oh, olvide decirle a Vangala que el compromiso debe ser antes de un mes. Ya vengo espérame por favor. – Y huyendo de esa forma tan descarada, el rey se da la vuelta e interrumpe de nuevo en la sala.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
MATTHEW
- Matt, comprende por favor… - Mi abuela se escuchaba tan triste.
- Unir los dos reinos no es la única solución abuela, podemos retrasarlo de otra manera. Yo… incluso podría llegar a un acuerdo con ellos. – Estaba furioso y decía lo primero que se me venía a la cabeza, aun siendo consiente que eran puras tonterías, pero aún me negaba a creer que esa fuera la única solución.
- Matt, no te hagas ilusiones, el reino de Idelión aunque hermoso y lleno de riquezas aún es muy pequeño, no es necesario ser un genio para descubrir que seriamos los próximos en ser atacados. Necesitamos a Alasia para que nos cubra.
Mierda, eso lo sabía mejor que nadie. Y por eso mismo sentía tanta impotencia y enojo. No podía creer que me viera obligado a aceptar esto. Casarme con ese niño, era demasiado.
- Matt, conozco tu corazón, pero el Rey Noah es nuestra única salvación. Hazlo por el bien de nuestro pueblo. Sé que es un gran sacrificio para ti, pero no te lo pediría si no fuera necesario.
- …. – No dije nada más, ¿Qué podía decir de todas formas?
- Como siempre tu abuela tiene razón príncipe Matthew, yo soy tu mejor opción – Volteo hacia atrás, y veo a Noah en el marco de la puerta con un semblante extrañamente serio. Pronto un aguijonazo de culpa me pincha. ¿Habrá escuchado toda la conversación?
- Noah… yo..- Quise decir algo, tal vez una disculpa, pero rápidamente fui ignorado.
- Pero sobre la boda Matt, lamento decepcionarte, será falsa, lo único que me interesa es que todos los demás lo crean. – Hizo una mueca parecida a una media sonrisa, pero su mirada era dura - Cuando la guerra termine los dos reinos nuevamente se disolverán y no tendrás que verme nunca más. – No sé por qué, pero sus palabras me hacen sentir mal, así que decido ignorar aquello, porque Noah me está dando la salida que necesito.
- Aunque es usual que el doncel se mude con el esposo, en este caso nos conviene más que el príncipe se mude inmediatamente al reino de Alasia, allí estarán más seguros y podrán trabajar en la armada más fácil y en una semana anunciaran el compromiso. – Mi abuela interrumpe el extraño silencio que se hizo presente.
- Gracias Vangala – Noah la miro por un momento, y por primera vez le vi una pequeña sonrisa de verdad - Solo tengo una condición, nadie a excepción de nosotros tres y mi consejero sabrá la verdad.
- Si, está bien. – Atino a decir algo desconcertado antes de que Noah de una sutil reverencia y se retire del lugar.
La próxima vez que lo vea, será en nuestro compromiso.