Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Pistol por AkiraYuu

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Okay, resubiendo fanfics viejos, esto lo escribí en el ¡2012!, era tan joven e ineperta (?) así que aquí sí tuve que corregir muchas cosas.

Este fue un regalo de cumpleaños para la autora Amy, así que sigue siendo para ella, ojalá le gusten las modificaciones que hice.

Notas del capitulo:

Basado en Pistol de Acid Black Cherry, una canción bastante puerca a mi parecer(?

En fin, ojalá les guste.

Qué más da cuando nos conocimos, qué más da cómo fue, que más da en qué circunstancias sucedió, qué más da el pasado, nuestro pasado, qué más da el futuro, nuestro futuro, lo que importa es que por hoy... por hoy serás mi perra.

—Akira… Akira… —gemía suavemente el rubio debajo de él, sus ojos estaban vendados por una cinta negra que su acompañante se aseguraba de tener siempre a la mano en su cajón.

—¿Qué? —preguntó casi en un susurro que el más pequeño apenas y alcanzó a distinguir.

—Por favor—Gimió como súplica. Akira se encontraba encima del rubio, masajeando ambos pezones de color rosado, no quería decirlo en voz alta, pero, aunque pareciera extraño, su pezón favorito era el izquierdo. Nada personal, simplemente sentía que la perforación plateada lo hacía lucir más ‘coqueto’. Con cada roce, con cada contacto, el castaño arqueaba la espalda de puro placer, para deleite del mayor.

—¿Qué cosa Takanori? — susurró al oído del rubio, asegurándose de rozar “accidentalmente” sus desnudas erecciones. 

—Quiero que me rompas Akira, rómpeme. —sentenció con voz firme, Akira sonrió y sintió una corriente eléctrica recorrer sus piernas. Se separó de la silla en la cual Takanori se encontraba atado de pies y manos, camino hacia su escritorio y tomo el juguete que había escogido para esa noche.

—Lámelo. —Ordenó Akira, Takanori, sin siquiera dudarlo, accedió de inmediato y comenzó a lamer de abajo hacia arriba, de arriba hacia abajo, luego en círculos; primero lento, después más rápido, a veces succionaba, a veces solo rozaba sus húmedos labios sobre la superficie de plástico y eso calmaba un poco sus ansias, pero, aún así, sus piernas seguían temblando y no precisamente debido a la posición, temblaban de placer.

Akira por su parte se dedicaba a darse ligeros roces en el pene, esa manera de ver al más pequeño de los dos tan dispuesto, lo hacía casi enloquecer, cuando veía a Takanori de esa manera, comprendía perfectamente a que se referían con ‘instinto animal’. Debía reconocerlo, ni siquiera su pareja actual lograba ponerlo así, su erección era nada a comparación de lo que Takanori lograba, Takanori se la ponía más grande y más dura.

Takanori siguió lamiendo, o eso trataba, ya que Akira una que otra vez alejaba el consolador de su boca, provocando un adorable puchero en los labios del menor. Akira acercó nuevamente el juguete a la boca del rubio, una vez que esto lo tuvo dentro de su boca, apretó un botón de la base, haciendo que el consolador comenzara a girar lentamente.

 Ya lo suficientemente ensalivado, Akira desató a Takanori de la silla y sin mayor preámbulo lo puso de rodillas sobre esta, abrió un poco las nalgas del menor y sin avisar, lo llevo a la entrada nada dilatada del menor; lo introdujo salvajemente arrancándole gritos de dolor.

—¡Por Dios, Akira! ­— tomó una respiración profunda. —Eres imbécil, ¿o qué? — el menor se retorcía en la silla sintiendo que esta se quebraría en cualquier momento, el consolador daba vueltas en su interior, disminuyendo su dolor y aumentando su placer. —Akira, ah, basta, no- —Los gemidos del menor fueron silenciados cuando Akira introdujo una pistola en su boca, Takanori lejos de sentirse intimidado, disfruto del sabor metálico y succionó el arma con toda la normalidad del mundo.

Se conocieron dos años atrás, cuando Akira tenía una tarea y esta era asesinar a Takanori. Quién imaginaría el giro drástico de los acontecimientos. Akira, a pesar de ser un asesino a sueldo en sus tiempos libres, no dejaba de tener un corazón y les cumplía una última petición a sus víctimas, pero permitir que Takanori le hiciera sexo oral antes de dispararle, cambió por completo la ecuación.

Akira lanzó el arma a lo lejos y volvió a cambiar de posiciones y sentó a Takanori sobre la silla, claro, sin retirar el consolador. Se inclinó hasta quedar a la altura del miembro del menor, comenzó dando ligeros chupetones a los testículos de este, quien, al instante comenzó a gemir, Akira continuó dando lamidas por todo el miembro del menor, pasando su lengua una que otra vez por su ingle.

Takanori trataba de embestir al mayor en su boca, pero concentrarse con el juguete dentro suyo lo hacían más difícil. Akira besó la punta del miembro del menor y clo chupó, como si fuese el cono de helado más delicioso que hubiera probado en su vida, mientras lo masturbaba con una mano. Takanori se removía entre la silla esperando que el consolador fuera más profundo, cosa que ya era imposible. Akira dio una succión bastante fuerte, donde incluso sintió el pene de Takanori chocar con su garganta provocando que sus ojos acumularan lágrimas. Takanori juró rozar con la punta de los dedos el cielo, pero antes de poder adentrarse en él, liberó todo su placer acumulado, corriéndose en la boca del mayor.

—Akira, ya me cansé de jugar. — habló tras recuperar el aliento, se removió incomodo en la silla, pues el consolador ahora lejos de complacerle le incomodaba.

Akira lo levanto de la silla sin mayor cuidado, Takanori se tambaleo un poco sintiendo su cuerpo caer al suelo. Cuando sus palmas y sus rodillas tocaron el suelo, como si fuese un autómata, recargó su pecho en la fría loza y abrió sus piernas tanto como su equilibrio se lo permitía.

—¿Tanto quieres que te penetre? —Takanori escuchó como la voz de Akira comenzaba a alejarse. —Si tanto quieres tu hueso, ven y búscalo, perra.

Takanori aún tenía los ojos vendados y el nudo que la sostenía no parecía ceder ni un poco. Tragó saliva, el estar así era una desventaja para él. Comenzó a gatear por el suelo buscando al mayor, solo quería que lo cogiera y ya ¿acaso era tan difícil de entender? Tanteaba con sus manos el suelo, hasta que sintió como le arrancaban bruscamente el consolador de su interior. Lanzó un grito ahogado y sintió un tirón de placer en su entrepierna.

—Te estabas tardando demasiado, y como siempre, tuve que venir a buscarte...-El dedo índice del mayor se introdujo en el interior del rubio, quien levanto más sus caderas y volvió a recargar su pecho en el frio suelo para profundizar el contacto.

—¡Akira, penétrame ya! —Akira no se hizo del rogar, saco su dedo y en un segundo su miembro ya encontraba dentro del menor.

—Takanori, mmh, estás muy rico el día de hoy ­— no se tomó la molestia de comenzar lentamente. Lo embestía cada vez con más violencia, y junto con los fuertes gemidos de ambos se escuchaba el sonido obsceno de los testículos del mayor chocando en el trasero del menor.

Takanori pedía más y más, aunque su voz cada vez se volvía más un susurro. Su cerebro ya no pensaba en articular palabra, pensaba en disfrutar, se llenaba de placer. Akira hizo sus embestidas más rítmicas y cada tanto le daba fuertes nalgadas al otro, excitándose al verlas rojas como fuego. Un fuego con el que le encantaba quemarse. 

"El cielo vendrá pronto, justo ahí... no vayas sin mi. ¡Rómpeme! ¡Me corro! ¡Mi alma! ¡Úsame! ¡Desgárrame!"

 Akira descubrió los ojos del menor, Takanori apenas se acostumbró a la tenue luz y vio a su alrededor los múltiples espejos de marcos costosos que rodeaban la habitación, en ellos podía ver las facciones toscas del rubio y como estas se contraían en muecas de placer, como este mordía su labio reprimiendo los gemidos que querían salir de su boca. Vulgarmente, comenzó a gemir con más ganas, y no estaba fingiendo, para nada, y es que Akira lo hacía sentir así.

Akira salió de su interior para sentarse en el suelo con las piernas abiertas, jaló a Takanori como si de un muñeco de tela se tratase y lo sentó de una sola sobre su miembro, tocando su próstata con fuerza, haciendo que el menor viera puntitos blancos en el techo.

Takanori comenzó a brincar -literalmente- entre las piernas de Akira buscando correrse de una vez, el pene duro y palpitante de Akira ayudaba mucho en la acción. Akira giró con violencia el rostro del menor y comenzó a ultrajar violencia esos labios rosados reprimiendo en aquel pasional beso los gemidos de Takanori.

 

Ambos se separaron para tomar un ligero respiro. De los labios de ambos escurría un ligero hilo de saliva, Takanori mordió sus labios reprimiendo los ya ahora vergonzosos gemidos que le provoca el mayor, seguía moviéndose con insistencia sobre el miembro del otro, y como si de un niño chiquito se tratase, cerró los ojos y comenzó a rebotar entre las piernas del mayor, quien las abrió más para recibir de lleno todo ese contacto. Se recargó con su mano izquierda en el suelo y con la derecha comenzó a masturbar con fuerza y rapidez el miembro ya durísimo del menor; se notaba que, hacia un esfuerzo sobrehumano por contener el orgasmo, el cual llego segundos -o minutos tal vez- de seguir con aquello.

Antes de terminar, Takanori abrió los ojos débilmente y pudo ver la imagen por completo. Su rostro tan contraído por el placer mientras el rebotaba sobre las piernas del mayor; este mantenía los ojos cerrados con la cabeza ladeada hacia la izquierda mientras mordía su labio reprimiendo el placer, mientras lo masturbaba, hizo que su semen se derramara sobre la mano de Akira.

Akira solo necesitó que Takanori rebotara un poco más sobre el para correrse, su entrada se había puesto tan estrecha que alcanzar el orgasmo ahí seria facilísimo, al igual -o un poco más que Takanori- se corrió dentro del menor quien al levantarse sintió el líquido caliente correr entre sus piernas temblorosas.

Takanori necesitaba un respiro, pero antes de dar un paso más, Akira lo tomó del brazo y lo giró bruscamente, para después recostarlo sobre el suelo.

—Insaciable, ¿eh? —preguntó Takanori con cinismo. Akira solo suspiró con pesadez.

—Como si no supieras que Yutaka no llena mis expectativas. ­—Takanori hizo una mueca.

—Deberías considerar dejarlo. —Afirmó después de un corto silencio.

—Mmm…, no lo creo — rio el mayor, seguido del pequeño rubio, quien, con su brazo derecho, jaló a Akira hacia su rostro para hacer que este lo besara. Akira introdujo toda su lengua en la cavidad el menor quien gustoso la recibió abriendo todo lo que pudo la boca, el sonido de sus besos era lo único que se escuchaba, hasta que una musiquita comenzó a sonar por toda la habitación, ambos en vez de detenerse, siguieron besándose con pasión, gimiendo levemente en medio de aquel beso, ¿para qué contestar si ya sabían de quién se trataba?

Cuando el aire escaseo y ambos se separaron, la insistente musiquita dejo de sonar, ambos se veían de cerca analizando las facciones del otro, pero la musiquita comenzó a sonar de nuevo.

—Contesta o no dejara de joder— Takanori se removió molesto en el suelo y permitió que Akira se levantara. Este lo hizo con fastidio y camino hacia su escritorio tomando su celular, viendo el número que lo llamaba giró los ojos con molestia y poniendo su mejor voz contestó.

—Hola cariño ¿Como estas? —Una leve pausa —Que bueno — hablaba fingiendo un tono de voz meloso. —Con mucho trabajo mi amor, yo creo que llego como en… dos horas, tal vez — Akira se giró a ver a Takanori quien lo veía con una ceja alzada —Sí, tengo muchos papeles que arreglar —otra pausa —no, no te preocupes, puedo comer algo de camino... ¡no! No te preocupes Uke, sí, te marco cuando vaya para allá ¿está bien? ­—Akira suspiró — Sí, nos vemos... adiós. — colgó y con fastidio apagó su celular.

—¿Dos horas? -pregunto incrédulo Takanori, aún recostado en el suelo.

—Pues si quieres le digo que son tres... — sonrió con orgullo mientras ponía los brazos en jarra. Takanori reprimió una risita.

—Te aseguro que después de la segunda ronda ya no puedes más. —rio provocando al mayor.

—¿Ah sí?, ¿Y por qué no lo comprobamos? —se acercó al menor y le hablo susurrándole a su cuello. Takanori simulo una pistola con su mano y la puso sobre la sien del mayor.

¡Bang! — Takanori rio y Akira alzo la vista para ver al castaño directamente a los ojos, esperaron unos segundos y después, con salvajismo, Takanori se abrazó al cuello de Akira, mientras este lo tomaba de la cintura y lo cargaba hacia un viejo escritorio, mientras ambos se besaban con demasiada intensidad.

Akira quito todo lo que tenía encima con un brazo y recostó al menor sobre la madera desgastada, lo penetro de una sola vez y comenzó el juego de nuevo.

—Eres mi perra favorita.

Guaff— Takanori simuló un ladrido y siguió jadeando ante el contacto del mayor.

 

No haber asesinado a Takanori, había sido la mejor decisión de su vida.

Notas finales:

Y pues eso es todo *se esconde bajo una roca*

¿Pueden creer que cuando escribí esto yo era "anti-reituki"?

Que asco conmigo (?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).