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The First And Last por Ckonny Nickole

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Notas del fanfic:

Fanfic dedicado a Mrs_Hatake_

La primera vez que lo vio, sintió que moría en ese mismo instante… 

 

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El ruido de los camiones llegando a sus oídos. No podía ver nada.

Estaba vivo, sin embargo, Naruto no podía dejar de ansiar que la muerte próxima llegara rápido y no de la manera lenta y tortuosa como sabía que vendría.

—Malditos perros que osan apuntar con sus armas a nuestros camaradas —Escuchó que decía un sujeto a lo lejos. Específicamente, era el conductor de la camioneta en la que lo mantenían prisionero inmovilizado de brazos y piernas. El saco de arpillera que cubría su cabeza le imposibilitaba ver cualquier cosa a su alrededor.

Removió la nariz, incómodo. El material picaba y le causaba alergias, por lo que estaba poniendo un esfuerzo sobrehumano en intentar aguantar un estornudo, pues sabía que cualquier sonido podría meterlo en problemas.

El soldado 09, Naruto Uzumaki, había sido capturado en un descuido cuando este intentó ayudar a uno de los soldados enemigos que agonizaba metros de su escondite. Naruto nunca había sido capaz de ignorar los gritos de auxilio, es por esta razón que terminó cayendo en una trampa que ni sus captores creyeron que funcionaria.

“Toda buena acción siempre es recompensada “Le había enseñado su madre desde pequeño. Pero en la guerra, incluso una buena acción podría condenarte.

Cuando Uzumaki creyó que ya no podría aguantar más el estornudo que le hacía removerse de manera graciosa la camioneta frenó con brusquedad remeciéndolo violentamente hacia un costado golpeándose con lo que creía ser la puerta del vehículo. La misma que se abrió de improviso haciendo que cayera al suelo y se golpeara la cabeza en medio de la oscuridad a la que lo habían condenado.

—Señor, soldado nueve —La voz inconfundible del maldito que había fingido estar herido llegó a sus oídos haciéndole hervir la sangre de rabia. No podía entender como un tipo que había estado a punto del llanto por una simple herida de bala en el brazo ahora sonaba tan tranquilo y demandante. Apretó los dientes enojado aguantándose el coraje.

—Ah, el tipo resistente.

Otro sujeto rió en medio de una mofa y pronto sintió que lo obligaban a levantarse únicamente para dejarlo de rodillas. Después de unos segundos, sintió unas ásperas manos en su cuello buscando la amarra del saco sobre su cabeza. Tragó duro y no pudo evitar soltar una maldición cuando la poderosa  luz del día le golpeó en su rostro tan de lleno que creyó que podría quedarse ciego. Casi gritó exigiendo que le volvieran a poner el saco al no ser capaz de acostumbrarse a tanta luz luego de haber permanecido durante horas a la obscuridad absoluta.

Los tipos a sus espaldas siguieron hablando mientras él intentaba por todos los medios terminar de abrir los ojos y adaptar su campo de visión…

Y cuando lo logró, sintió un escalofrío recorrerle rápidamente el cuerpo como si delante suyo un arma le señalara amenazándolo con exterminarlo. Pero no era un arma lo que había provocado esa reacción en él.

Sus ojos seguían doliendo por el primer contacto con la luz exterior pero aun así podía verlo claramente, como si su presencia divina no pudiera ser ignorada ni siquiera por un malestar ocular.

Sintió que la respiración comenzaba a írsele mientras le sostenía la mirada al soldado de ojos negros profundos y rasgos occidentales preciosamente pulidos en un rostro masculino. Él estaba completamente sucio y su rostro de seguro demostraba lo cansado que debía estar por no haber podido dormir durante la noche debido a la ansiedad que le causaba saberse en manos del enemigo. Naruto Uzumaki, no pudo entender como un rehén en sus mismas condiciones podía lucir tan pulcro y perfecto mientras él estaba hecho un desastre.

Sentados ambos de rodillas, uno frente a otro, la punta del arma presionando su nuca no era más intimidante que esos ojos negros perfectos fijos en él, como si pudiera leerle la mente.

Por un segundo, se le pasó por la cabeza que ese soldado realmente podía leerle ante la insistencia de su mirada y es por esto que en un impulso involuntario causado por el nerviosismo decidió voltear hacia otra dirección notando a los demás sujetos en su misma posición.

Los ojos de estos parecían sufrir más que los suyos propios, pues ninguno de ellos había conseguido con éxito abrir los párpados por más de unos pocos de segundos. Pese a la suciedad, Naruto pudo identificar con algo de esfuerzo las banderas extranjeras en los uniformes de estos junto a sus nombres. Al parecer, el enemigo no solo había estado causando problemas en su país.

Naruto volteó entonces a ver al soldado de antes notando que el uniforme que portaba no tenía ningún tipo de identificación.

Ninguna bandera, ningún nombre, ninguna insignia…

Nada que avalara que esa persona existía.

—Bien pedazos de escorias baratas, ¿Les gustó el paseo? —La voz tosca del mismo hombre de antes se escuchó a sus espaldas sacándolo de sus pensamientos— Así como se dignaron a divertirse aniquilando a nuestros compañeros nos divertiremos con ustedes —Dicho tipo escupió y la expresión de asco se hizo notar en los rostros de todos, menos en el soldado de ojos negros que seguía inmutable, ajeno al peligro que le rodeaba.

Cualquier pensamiento o palabra que se le cruzara quedó olvidada producto de un golpe que lo noqueó de inmediato, pero no lo suficiente como para no haber alcanzado a notar como esos ojos negros del soldado sin identificar se volvían más brillantes mientras parecían no perder detalles de él.

Si no despertaba, su alma no dudaría en culpar a esos ojos de ello. 

.

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.

El dolor agudo en su brazo fue lo que lo despertó de su inconsciencia. Todo alrededor parecía borroso y en movimiento, dio un respingo al sentir que iba a caerse pese a estar recostado en una camilla con sus extremidades amarradas impidiéndole el movimiento, ¿Dónde diablos se encontraba?

—Parece que sigue vivo. Apúntalo —Dijo un sujeto muy cerca de él, recibiendo un “Si, señor” por parte de otra persona que estaba en el mismo lugar.

Volteó hacia ambos lados sintiéndose mareado. De no ser porque su garganta se sentía seca habría gritado en ese preciso momento exigiendo una explicación.

—Parece que el general estaba en lo correcto. Luce resistente, pero aun así todos tienen un límite. Me pregunto cuál es el suyo.

Las voces llegaban a sus oídos, pero no podía entender nada de lo que estas decían. Su cabeza no parecía estar funcionando adecuadamente.

Pestañeó con dificultad, su cuerpo de pronto se sentía pesado mientras varios escalofríos le hacían retorcerse involuntariamente sin mucho éxito dado a que sus extremidades estaban inmovilizadas.

—Ha empezado —Dijo el sujeto de la aguja buscando al par de oficiales que se mantenían parados cerca de la puerta de aquella habitación— Llévenlo a su celda. Es todo por ahora.

Unas bruscas manos no tardaron en tomarlo de los hombros haciendo que su cuerpo se estremeciera, pero no de susto sino por reacción al malestar que parecía estar atacándolo. La presión en sus tobillos y muñecas desapareció, pero no tuvo tiempo para disfrutarlo porque fue levantado tan abruptamente que pudo haber caído de cara contra el suelo de no ser porque esos sujetos le estaban sujetando de sus brazos que no hacían más que temblar al igual que sus piernas.

Caminar fue una tarea tortuosa, sobretodo porque su mente parecía desconectarse por segundos, por lo que la idea de memorizar el camino hasta su celda quedaba totalmente descartada por el momento.

—El doctor tiene altas expectativas en ti, nueve —Dijo uno de los soldados que lo estaba prácticamente arrastrando hacia su celda— Será mejor que no te mueras.

Por alguna razón, esas palabras le entraron en gracia haciéndole ladear una sonrisa.

—Je… —Apretó los dientes con fuerza— Como si les fuera a dar el puto gusto de verme morir, ‘ttebayo.

La posición en la que se encontraba no era precisamente la mejor para atreverse a desafiar a los soldados enemigos, pero, aunque estuviera en desventaja él nunca daría su brazo a torcer. Cualquiera diría que era un maldito idiota y debería simplemente acatar las órdenes que le dieran y permanecer obediente si es que quería sobrevivir.

Lástima que él nunca fue el prototipo de soldado ideal que obedece las reglas sin chistar.

Para su sorpresa, los sujetos no respondieron ante su provocación con más de un simple “Pobre diablo”,al parecer, para ellosno valía la pena desquitarse con alguien que podría amanecer muerto en cualquier momento a causa de las sustancias que le inyectaron en su cuerpo.

Mantuvo los dientes apretados, odiando el esfuerzo que tenía que hacer para lograr cada paso. Su cuerpo seguía temblando mientras un sudor frio comenzaba a cubrir su piel poco a poco.

—No voy a morir —Dijo más para sí mismo que para los otros, pero los soldados se rieron de ello queriendo arrebatarle la esperanza que intentaba mantener.

No, él no iba a morir todavía.

—Tu celda, nueve.

Pero, con solo ver esos ojos que le observaban desde dentro de la celda, sintió que moría en ese mismo instante.

Allí, sentado con aparente comodidad en el suelo se encontraba aquel soldado sin identificar tan pulcro y perfecto como la primera vez que lo había visto. Su sola presencia pareció agravar el malestar ya que tosió peligrosamente como si quisiera expulsar algo desde dentro que nunca salió mientras sentía la pesada mirada del otro sobre sí.

El empujón fue repentino, los soldados abandonaron la poca piedad que le tenian y lo dejaron caer patéticamente al suelo sin ningún cargo de consciencia.

—¡Agh!

—Ya sabes, nueve —Habló uno de los escoltas— Sé un buen perro de experimentos y no te mueras. Aún.

Frunció el ceño enojado. Su cuerpo dolía, pero no fue impedimento para que se pusiera de pie con dificultad y fuera hacia los barrotes sujetándose de estos con fuerza para encarar a esos soldados.

—Ya… te dije que no voy a morir —Repitió atreviéndose a escupirle a uno de ellos que rápidamente golpeó los barrotes con su arma en advertencia. Pero Naruto no se apartó— ¡Prefiero hacerlo con mis propias manos antes de dejar que ustedes lo hagan!

—Déjalo, debe estar delirando por la fiebre —Fue lo comentó el soldado que se había mantenido en silencio todo el camino impidiendo que su compañero se desquitara con el sujeto de pruebas. Después de todo, tenian la estricta orden de no intervenir en los presos o de lo contrario los resultados de las pruebas podrían sufrir alteraciones.

El otro soldado solo le envió una mirada enojado antes de disparar al techo en un arranque de ira. Naruto estaba seguro, de que a ese soldado le hubiese gustado usar esa bala para atravesarle la garganta en lugar de desperdiciarla de esa manera.

Se mantuvo firmemente aferrado de las rejas mientras seguía con la mirada a esos soldados hasta que ya no los tuvo dentro de su campo de visión.

—Ah… —Exclamó adolorido permitiéndose caer al suelo y toser con dificultad como si el aire le faltara. Se sentía terriblemente enfermo a cada minuto que pasaba y se odiaba terriblemente por demostrarlo.

Con dificultad se intentó poner de pie nuevamente para caminar lejos de los barrotes haciendo irremediablemente contacto visual con la persona que también estaba dentro de esa celda.

—Tú… ¿estás bien? —Preguntó mientras se acercaba hacia el soldado quien solo arqueó una de sus cejas negras como si hubiese escuchado algo extraño. Se dejó caer a su lado afirmando la espalda en la pared mientras intentaba mantener una respiración estable.

—Mejor que tú —Respondió el soldado con la mirada fija en él dificultándole la tarea de recuperar la calma.

Sonrió amablemente al escucharlo— Me alegro, ‘ttebayo.

El otro, quien parecía en perfecto estado apoyó su barbilla en una de sus manos blancas de una manera que Naruto creyó demasiado fascinante a pesar de la sencillez de la acción.

—¿Por qué alegrarse? Estas sufriendo —Le hizo notar el soldado con una voz tan neutral como su propia expresión.

Tenía razón, aún así, no deshizo la sonrisa en su rostro— ¡Claro que no! ¡Esto no es nada para mí, ttebayo! —Aseguró alzando un pulgar para corroborar sus palabras.

El soldado se quedó en silencio observándolo atentamente. Por un momento, Naruto creyó que el aire comenzaba a volverse pesado a su alrededor por lo que no pudo evitar toser nuevamente a causa de ello.

—Lo siento —Se disculpó después de toser dándose unos pequeños golpes en el pecho— Parece que vamos a compartir celda, ¿No es así? Soy Naruto Uzumaki —Apenas se presentó hizo el saludo militar por inercia, pero su mano tembló tanto que tuvo que bajarla casi de inmediato de su frente para que el otro no se percatara de ese detalle.

Pero ese sujeto lo estaba viendo todo de él.

—Te llamaron “Nueve” —Mencionó entonces el chico de ojos negros.

—Ah si —Suspiró— Ese es el número de mi placa, que no tengo idea de dónde demonios debe estar. Maldición —Se quejó haciendo un mohín disgustado— Entonces, ¿Tú nombre es? —Quiso saber curioso.

Los labios de esa persona parecieron moverse en cámara lenta en ese momento, la manera en la que estos formaron una ligera sonrisa altanera le hicieron tragar duro y echar lentamente el aire que acaba de inhalar al sentir que este era de pronto demasiado para sus pulmones.

—No necesitas saberlo.

Abrió los ojos con sorpresa y pestañeó varias veces confundido— ¿Eh? ¿Por qué no?

Esos ojos parecieron afilarse ante esa pregunta y la sonrisa en el rostro perfecto del otro se anchó un poco más como si se estuviera burlando de él.

—Hm.

—¡Hey! —Gritó enojado— ¿Qué diablos te pasa? ¡Intento ser amistoso ‘ttebayo! ¡Somos compañeros de celda! —Lo señaló indignado pero el otro ni siquiera se inmutó por ello— ¡Estamos en la misma posición! ¡deberíamos apoyarnos!

El otro rodó los ojos con gracia — ¿Apoyarnos? —Cuestionó— ¿De qué servirá eso cuando la muerte venga por ti? —Preguntó acercándose lentamente.

Naruto sintió su garganta cerrarse cuando el rostro del soldado estuvo tan cerca suyo que pudo sentir su respiración chocando contra su piel.

Respiración helada, presencia abrumante, físico atrayente. Los detalles de su rostro eran difíciles de ignorar al igual que su existencia única. Naruto nunca había visto en ninguno de los lugares que había conocido en el pasado un atractivo similar al de ese sujeto, tan atrayente como un pecado.

—¿De qué servirá la amistad cuando tus pulmones dejen de funcionar y tu corazón se paralice lentamente? —Siguió. Naruto creyó estar alucinando, pero la mirada oscura de ese sujeto parecía estarle quitando el aliento poco a poco por lo que tuvo que llevarse una mano al cuello mientras respiraba agitado— Nada de eso importará cuando llegue el momento…

—Te equivocas —Interrumpió sosteniéndole la mirada con dificultad. Hizo amago de querer tomarlo de la ropa, pero el soldado se alejó rápidamente impidiéndolo— Aunque muera… siempre viviré en los recuerdos de las personas con las que forjé un lazo, y de no ser así, al menos moriré en compañía de un ser humano igual que yo —La expresión mediamente sorprendida del otro le hizo sonreír ahora él de manera altanera demostrando la seguridad en sus palabras— Nadie debe ni merece morir en soledad ‘ttebayo.

El soldado se apartó aún más y él hizo lo mismo, recargándose en la pared contraria haciendo que ambos quedaran frente a frente con varios metros de distancia entre ellos. El aire entraba fácilmente a sus pulmones otra vez, pero su cuerpo se sentía terriblemente incómodo.

—Hm. No eres tan idiota como creí que eras. 

—¡Agh! ¡Bastardo! —Alegó limpiándose el sudor de la frente— Sabes qué, ¡Retiro lo dicho, prefiero morir solo que junto a ti!

El otro simplemente negó con la cabeza y luego desvió la mirada por primera vez hacia otro lugar que no fuera él. Naruto quien estaba preparado para recibir algún otro insulto o burla cambió su expresión enojada a una preocupada al notar el semblante del otro.

—Si. Estar a mi lado en esas circunstancias no es algo que alguien quisiera.

A simple vista, la expresión de su compañero podría parecer la misma, pero, Naruto pudo reconocer un deje de tristeza en él que le sacudió el cuerpo. Quizás no debió haber dicho tal cosa.

—Eh, oye… —Lo llamó sin recibir una respuesta o mirada, pero sabía que el otro le estaba prestando atención, aunque luciera tan distraído— Igual… no me molestaría morir en esta celda contigo.

Inmediatamente desvió la mirada avergonzado cuando el otro volteó hacia él después de escuchar lo que dijo.  

—¡AGH! ¡ESO SONÓ SUPER MAL! ¡¿VERDAD?!

Pasaron los segundos y no recibió respuestas. Sus ojos que había cerrado por la vergüenza fueron abriéndose lentamente buscando a su compañero de celda para saber por qué diablos no respondía.

Se paralizó sin saber si era a causa de algún efecto secundario de las drogas en su cuerpo o por culpa de esa pequeña sonrisa en el rostro del soldado que lo veía con gracia contenida.

Los labios de este se movieron y él nuevamente sintió que perdía el aliento.

—Sí, eres un idiota después de todo.

Sintió que su sola presencia podría matarlo.

 

 

Notas finales:

¡Hello! Esta es Ckonny Nickole con un fanfic nuevo , la verdad no esperaba volver tan pronto pero pensé en que debería aprovechar al máximo las ideas que tengo guardadas desde hace tiempo. Ahora bien, originalmente este fic vino de la idea de un drabble que subí el año pasado y que eliminé al día siguiente porque la verdad no me gustan los drabbles ( ?’???’??’??)

No sé cuantos capítulos haré, pero como saben siempre son pocos por lo que solo diré que sean los que diosito quiera(?)

¡Este fic se lo dedico a una personilla que suele apoyarme en mis proyectos desde hace tiempo por lo que quería expresar mi gratitud hacia ella! Espero de verdad Mrs_Hatake_ que te guste y si no, puedo volver a intentarlo jajaja

Lamento que en esta plataforma no puedan ver la portada que dibujé para el fanfic pero siempre pueden darse una vuelta a wattpad a verla si gustan

¡Nos vemos en el siguiente capítulo! gracias por leer <3


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