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Sinfonía Agridulce por SebbyPhantomhive

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En la fría ciudad de Londres un automóvil oscuro último modelo se desplaza a gran velocidad por una de sus autopistas, la cabellera color azabache del joven que va conduciendo se mueve al viento haciendo que los finos rasgos de su rostro puedan ser visibles aunque por nadie puedan ser contemplados, belleza juvenil que dejaría embelesado a cualquiera dueño de un encanto natural que lastimosamente era ensombrecido por la sonrisa llena de cinismo que en sus labios se perfilaba. Recordaba con cierta malicia la travesura que había realizado minutos atrás, su celular sonaba mas no iba a responder pues sabía muy bien quien le llamaba, atender los insultos entre gritos de una mujer histérica y llena de rabia no era su manera divertida para conducir en ese sábado tan hermoso. Llegando a su lujosa residencia estacionaba su auto fuera, con toda la  arrogancia de un niño mimado entraba a paso firme mientras se acomodaba el cabello cuando en uno de los pasillos se encontraba con su querido hermanastro yendo en dirección a uno de los salones de la lujosa residencia.

—Sebastian... Esa sonrisa tuya solo me dice que estás disfrutando tu sábado... —Le hablaba en ese tono coqueto que tenían los dos como lenguaje para comunicarse a la vez que su dedo indice acariciaba sutil el labio inferior de este que se dejaba seducir por el encanto del muchacho rubio que era un poco más bajo que el.

—¿Se me nota tanto? —Era su pregunta correspondiendo a su coqueteo apretaba su cintura.

—Es obvio y conozco el motivo de tu dicha acabo de ver en las redes sociales las fotos de cierta chica desnuda ¿Era la chica con la que estabas saliendo esta semana?

—Esa misma... —Sin borrar esa cínica sonrisa se jactaba mientras se aferraba más al delgado cuerpo del joven que lo tentaba con sus caricias— Bastante aburrida esa chiquilla, lo que una mujer enamorada hace por unas palabras bonitas susurradas al oído.

—Eres bastante perverso Sebastian... ¿Cómo puedes expresarte así de ellas? ¿Y hacerles esas cosas? —Le cuestionaba con falso pesar— Las seduces, tomas lo que quieres de ellas luego les rompes el corazón y si de verdad no te agradan las haces quedar mal ante la mojigata sociedad.

—Si lo dices de esa manera querido Alois suena que soy la persona más malvada de este mundo además me acusas cómo si tu no hicieras lo mismo

Sus manos no dejaban de acariciar sus piernas, excitándose con solo esa cercanía y ese contacto dejándose embriagar de su coqueta sonrisa y mirada.

—No soy tan tonto como tú, yo se guardar discreción, sabes que tengo una reputación que guardar y un buen nombre que mantener como presidente del consejo estudiantil, soy el ejemplo de un joven virtuoso. —El rubio con un tono melodramático decía lo último apartándose bebía un sorbo del vino de la copa que había dejado sobre una de las mesas.

—Si eres la virtuosidad andante... —Le insinuaba sarcastico— Dejando a un lado tu bendita magnificencia ¿Quieres saber el proyecto que tengo para este verano?

Emocionado el rubio de nuevo se le acercaba moría de ansias por oír de que trataba este nuevo proyecto, siempre eran interesantes y si se involucraba resultaban más excitante, en medio de su coquetería rogaba para que le dijera, el otro siguiéndole el juego se negaba hasta que al fin se prestaba a contarle su plan sacando entre sus ropas una revista se la entregaba en la mano.

—¿Qué quieres que vea? ¿Cómo conquistar a tu hombre en diez pasos?

—Eso no... —Entre una risita le decia buscando la página—  Tu solo necesitarías dos pasos a lo máximo para conquistar a cualquier hombre.

—Que galante "hermanito" pero eso no te servirá conmigo. Lo sabes ¿No?

—Lo sé... Lo sé muy bien... Desde que mi padre se casó con tu madre tengo ganas de profanar tu delicado cuerpo y estremecerte de placer en mi cama.

Alois lo escuchaba sonriendo con cierta jactancia pretendía hacer oídos sordos a sus galanteos sabiendo que lo tenía a sus pies cual perro a tan atractivo joven mucho mayor que el, observaba atento las dos páginas de la revista que le había señalado.

—Ciel Phantomhive el joven ejemplo de una juventud recatada basada en los principios morales y sobre todo del amor propio... —Con un gesto de desagrado leía Alois un fragmento de esta publicación— ¿Qué quieres hacerme vomitar?

—Claro que no hermanito... El es mi proyecto de este verano... Lo conoces... ¿Verdad?

—Si es el hijo de Vincent Phantomhive el nuevo director de nuestra tan prestigiosa escuela, no lo conozco en persona he oido de él... Y con esta publicación no quiero conocerlo todavía. Que aburrido...

—Es el niño perfecto para mi... ¿Leíste sobre el voto de castidad? En sus propias palabras recalca que empezar una vida sexual a corta edad es un riesgo que puede lastimar nuestros cuerpos y corazones por eso es un acto que debe ser basado en el amor, respeto y confianza.

El rubio dejando la revista a un lado se reía ante las palabras de Sebastian que también sonreía con burla por los pensamientos de este joven que valientemente trataba de ser un ejemplo para otros jóvenes.

—¿Y tu crees que ese mojigato te va a hacer caso? ¿Con la reputación que tienes? —Le cuestionaba entre risas.

Sebastian se encogía de hombros no dejándose subestimar de su burlón hermanastro sonreía jactancioso, pues Ciel era todo un desafío que deseaba cumplir sin importar qué, era el trofeo que anhelaba para probar que nadie podía resistirse a su encanto. Estaba tan harto de conquistar chicas que con un par de palabras bonitas abrían las piernas para él así también cuando ocasionalmente gustaba de estar con hombres ocurría lo mismo, solo que estos se ponían en cuatro.

—No creo que te resulte fácil, se ve que este niño tiene sus principios definidos, no más mira hacer que todos sepan que guardará su virginidad para alguien especial... Estoy seguro que este morirá virgen.

—¿Tanto dudas de mi encanto?

Sebastian cuestionaba el otro se encogía de hombros mientras que de forma burlona le sonreía como afirmando que su encanto no bastaría para conquistar a tal muchacho de intachable moralidad.

—Pero si tan confiado estás hagamos una apuesta.

—Suena divertido... ¿Qué gano si lo consigo? Cuando el lindo Ciel se entregue a mi en cuerpo y alma.

—Yo... —Le susurraba sobre los labios poniéndose de puntitas para alcanzarlo.

—¿Solo tú?

—Oye... Soy lo que has deseado poseer en estos cuatro años que llevamos viviendo juntos. —Le decía acariciando con sensualidad cerca de su entrepierna— Quieres ponerlo dentro... ¿No? Te dejaré hacerme lo que quieras ¿No te parece suficiente?

—Lo que quiera —Susurraba Sebastian a milímetros de sus labios sentía su delicioso aliento tan cercano.

—Si... Lo que tu quieras... Romperme si quieres... No importa, seré todo tuyo por una noche y quizás si me gusta mucho te haré mi amante frecuente.

—Vaya que honor... Es tentadora la oferta muy tentadora... —Sintiendo sus traviesas caricias hacia lo mismo pero el rozaba sus manos sobre su trasero bien formado, solo pensar en poseerlo le excitaba— ¿Y tú qué quieres si es que llegas a ganar?

—Voy a ganar... Y quiero tu bello auto último modelo, tu tesoro.

—¿Mi auto?

—Si... No me digas que comenzastes a dudar de tu encanto... Ya lo sabía. —Le subestimaba pero era una tan simple táctica solo para convencerlo, darle por el ego era la mejor opción y sabía que caería.

—Voy a ganar... Además Ciel es hermoso, tener sexo con un virgen tan bello será excitante y ocupará un lugar especial en mi diario.

Ante la confirmación de Sebastian que estaba muy confiado de sus habilidades de casanova ambos estrechaban sus manos para establecer ese trato donde utilizarían a un inocente joven para sus más perversos juegos.


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