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Hogwarts High School por Sh1m1

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Draco estaba en mitad del patio de la escuela, como siempre, rodeado de todos sus amigos.

Sin duda era el chico más popular de todo Hogwarts y también uno de los más guapos, algunos decían que en realidad era el único en ambas categorías. Pero Draco quería pasar por alguien más humilde de lo que en realidad era y trataba de no mostrar exceso de ego cuando todos le decían que era el número uno.

A veces lo conseguía, otras no.

—Ya está mirándote otra vez—le dijo Pansy molesta. La morena era su amiga desde antes de saber hablar por lo que tenerla siempre cerca era de lo más común.

—Mirar es gratis, Pansy—dijo Draco, acostumbrado a que todos le miraran.

—Mira como te "mira"—dijo ella con fastidio.

En otro lado del patio un grupo pequeño de alumnos estaban hablando. Allí se encontraba el que lo miraba de un modo molesto, según Pansy.

Era un chico moreno, más bien enclenque y con unas estúpidas gafas redondas. Entendía porque Pansy decía que era molesto. Era del grupo de los marginados. Esos no tenían derecho a mirarlos. Todos lo sabían. Pero el chico no bajó su mirada sino que esbozó una tímida sonrisa mientras se tocaba el pelo. Merlín, que asco de pelo ¿es que no sabía lo que era un peine?

Su cara de desagrado y asco no tardó en llegar y eso sí hizo que aquel esperpento dejara de mirarlo.

—Listo, hay gente que no sabe que hay reglas—dijo contenta Pansy.

Draco tan solo volvió a la conversación con sus amigos y rápidamente olvidó al moreno de pelo desastroso. Pero este oculto tras un libro volvió a mirarlo.

 

 

 

—Harry, deja de hacer eso o al final nos meterás en problemas—le dijo Hermione.

—Es tan guapo, y cuando sonríe lo ilumina todo—dijo Harry con un leve sonrojo.

—Este chico es tonto...—dijo Ron volviendo a su revista.

—Es popular, no, miento, es el rey de los populares—insistió Hermione, sin querer dejar el tema—. Nosotros no nos mezclamos con ellos.

—Pues es una pena—dijo soñador el moreno.

—Tonto de remate....—añadió Ron.

—Si sigues así, nos señalaras y entonces se meterán con nosotros ... más...

—Mirar es gratis, ¿no?

—Pues depende de a quién mires, al menos sé más discreto, su amiguita vuelve a mirar para acá y esa sí que es peligrosa—dijo Ginny.

—¿No hay ningún otro chico que te pueda gustar, más asequible?—preguntó tímidamente Neville.

Harry se rió para sí mismo.

—¿Qué quieres que haga si me gusta él? No tengo la culpa en sentir lo que siento—se defendió.

—Tonto y...

—Ya, Ron me ha quedado claro, deja de joder...—dijo enfadado Harry levantándose y yéndose de allí.

—Se va a buscar un problema—dijo el pelirrojo viendo como su amigo se iba.

—Lo sé—concordó Hermione.

—Pues haz algo.—Como si fuera la conclusión más evidente.

—Eres imbécil, Ronald—dijo levantándose y yéndose por el mismo camino que Harry.

—Wow, hermanito dos de cinco, prueba ahora con Nev.

El moreno le miró con espanto, y salió corriendo antes de que el pelirrojo abriera el pico.

 

 

Harry estaba molesto con sus amigos, ya sabía que era imposible que Draco Malfoy se fijara en él. Pero no creía estar haciendo nada malo en mirarlo. Todos le miraban, ¿su mirada era acaso más molesta?

No podía evitar sumirse en sus ensoñaciones donde Draco le pedía ser su novio, iban juntos a Hogsmeade y el rubio le besaba al despedirse delante de todos sin que fuera importante a qué grupo perteneciera cada uno.

Suspiró imaginando esos escenarios donde dejaba de ser invisible para su amor platónico, pero luego se daba cuenta de que era un sueño imposible.

Draco no solo era el más guapo de toda la escuela, era el capitán de Quidditch de Slytherin, Prefecto y no le extrañaría que en su último curso fuera nombrado Premio Anual. Si eso no bastaba, era el único hijo de la familia Malfoy, la más rica e influyente del Mundo Mágico. Hermione le había dicho que lo más probable es que su padre fuera el próximo Ministro de Magia.

Frente a Draco tenía muy poco que ofrecer, huérfano, había sido criado por sus tíos Remus y Sirius; uno que nunca había sido aceptado en el Mundo Mágico por su licantropía y el otro que había sido desheredado por enamorarse de un hombre-lobo. En su casa no había habido nunca mucho dinero pero sí mucho amor. Él estaba orgulloso de donde venía pero a los demás parecía resultarles inapropiado.

Su físico tampoco le ayudaba, era delgado y más bajo que el resto de sus compañeros de clase. Sus grandes gafas redondas a él le gustaban, pero siempre tenía que soportar las burlas de los demás por no tener dinero para poder costearse la operación mágica.

Su pelo era otro de sus traumas, era imposible domarlo, por más que trataba de peinarlo siempre iba en la dirección equivocada.

No, definitivamente no era un chico atractivo, aunque Remus siempre le decía que sus ojos y su sonrisa derretirían a medio mundo mágico.

Suspiró apenado, realmente era una completa locura tener algún tipo de pensamiento romántico hacia Draco Malfoy, pero ¿no bastaba con querer mucho a la otra persona? Él tenía mucho amor para ofrecerle ¿no era suficiente?

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Pensaba comenzarla el lunes, pero bueno, me pican los dedos, está prácticamente terminada por lo que actualizaré diariamente.


 


Esto va a ser una consecución de clichés de instituto, quien avisa no es traidor...


 


En fin, que espero que os guste y me acompañéis estos días.


 


¡Hasta mañana! (Echaba de menos escribir esto ^^)


Shimi.


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