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Segundo Día de Cumpleaños por Shirahoshi_Akira

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Notas del fanfic:

Los personajes son de Masashi Kishimoto Sensei

Itachi x Deidara 

Notas del capitulo:

Hola~

Este es otro one-shot especial por el cumpleaños de Itachi, pueden considerarlo una secuela de "Día de Cumpleaños" de Deidara, pero no es necesaria su lectura previa. 

 "Segundo Día de Cumpleaños" 
 
Era el día, un día que estuvo esperando por todo un mes, era el momento de que Itachi recibiera lo que Deidara tenía para él. Itachi Uchiha un apuesto pelinegro, descendiente de uno de los clanes más reconocidos por todas las aldeas, dueño de los ojos carmesí que lo habían impresionado,  ya que debido a su linaje era capaz de usar el sharingan y con ello emplear genjutsu, copiar taijutsu, además era conocido por sus técnicas tipo fuego, era mayor que él y reconocía que era un gran enemigo, un ninja genio, por algo lo había derrotado, lo respetaba y hasta cierto punto lo admiraba pero ésas palabras jamás saldrían de ninguna de sus bocas. 
 
El rubio había jurado que no le debería nada y había llegado el momento de saldar cuentas, lo estuvo esperando por casi un mes desde el instante en que se enteró de la verdad, pero a pesar de ello todavía no encontraba nada “perfecto” o más bien nada que se asemeje a la sensación que tuvo cuando descubrió la bolsa de pólvora en su cumpleaños. Había descubierto que fue el pelinegro, su mayor enemigo en Akatsuki quien la dejó bajo su puerta y no solo eso sino que también había sido el causante de las palabras del líder y la tarta de limón. 
 
Cómo se había enterado el rubio; durante varios días tuvo mucha inquietud sobre el por qué después de un día y de forma repentina habían cortado dicho postre en su nombre, así como la cara de asombro de los demás miembros de la organización, por lo cual acudió a Konan, ella le comentó que realmente no lo tenían previsto no era común recordar días festivos para ningún miembro y sus palabras fueron “tú eres joven y ése día te encontrabas más inquieto que de costumbre, la fecha simplemente apareció en unos datos sobre el escritorio del líder y pensé que no era coincidencia y como la tarta estaba lista decidí  que sería una agradable ocasión, aun así puedes agradecerme”, con una reverencia de casi 90 grados y una sonrisa incómoda prefirió darle las gracias, Konan siempre lo consideraba y no se andaría con rodeos con ella.
 
Todo aquel día estuvieron yendo y viniendo diferentes pensamientos, sobre todo hechos como, por qué apareció ésa información sobre el escritorio y si el Uchiha también tuvo que ver en ello, al final suponía que había sido así porque él fue el único que le dio aquél obsequio justo en el día indicado, mientras que los demás se enteraron después. Tampoco pensó mucho sobre las razones que tuvo para hacerlo y la pólvora la había usado de la forma más eficiente posible, en sus obras de arte. Pero ahora debido a todo eso sentía que le debía devolver el favor y su cumpleaños se hacía presente justo un mes después del suyo, no era para darle algo especial o para que se sintiera bien, sólo era el hecho de demostrar que no era diferente a él. 
Sin embargo Deidara con todo eso en mente aun no lograba hallar nada, con él fue simple, le gustaba el arte, las explosiones, era fácil de descifrar pero el pelinegro no tenía algo que le apasione, nada que lo hiciera emocionarse, llevaba una semana en su búsqueda pero cada que optaba por algo al final no lo convencía. 
 
Eso le ocurrió en varias ocasiones, primero en un mercado cercano a una de las aldeas que debía saquear con Sasori. Observó un muñeco de una comadreja, inmediatamente con los ojos negros y teniendo referencia su nombre “Itachi” pensó que sería un buen regalo, se acercó para verlo mejor y al tomarlo entre sus manos mirándolo directamente a sus ojos vio pasar en su mente el final del peluche, se imaginó a este siendo asesinado por el mayor, eso le dio un escalofrío y terminó cuestionándose para qué querría el Uchiha algo así. 
 
Unos día después pasaron  algunos puestos de comida y entre estos se hallaba uno de dangos que de acuerdo a la gente del pueblo eran los mejores de la aldea; en distintas ocasiones se dio cuenta que el pelinegro disfrutaba de ellos y lo reconocía porque cuando se decidía a comerlos durante todo el día podías ver una o dos brochetas en su mano; de igual manera en una ocasión notó que guardó algunos para degustar más tarde y al saberse que Hidan se los terminó no se supo nada del jashinista hasta el día siguiente. 
 
Más tarde en una tienda de telas vio cintas de diferentes colores, en verdad eran preciosas y sí era algo que Itachi usaría, que usaría en su coleta baja y definitivamente se le vería bien, afirmaba vivazmente con su cabeza de manera inconsciente. Tal vez una azul obscuro o una roja pero no podía decidirse y el llamado de Sasori le hicieron darse prisa. 
 
El tan ansiado día se hacía presente y sin nada en las manos pensaba y pensaba que sería lo suficientemente bueno, la comadreja, los dangos, las cintas, incluso pensó en un antifaz que le brindara el beneficio de un buen descanso y con algo de suerte disminuyera sus ojeras pero hasta ésas marcas le parecían una característica muy de Itachi. 
 
Sin ánimos de rendirse salió a dar una última vuelta; en su camino pensó más a fondo en el Uchiha, que tenía de especial y que valoraba, inmerso en ello se topó con un abanico de mano, rojo y blanco,  cerró los ojos hasta que recordó dónde lo había visto y cayó en cuenta que uno de ésos estaba dibujado en la camisa de su hermano menor como símbolo del clan al que pertenecía su familia, cuando ésa  palabra terminó de resonar en su cabeza ya tenía la respuesta. 
 
Era bien sabido que el pelinegro asesinó a todo su clan y a su propia familia pero así mismo que dejó a un miembro con vida y ése era Sasuke Uchiha su hermano menor, aunque el abanico le parecía buena idea ya que podría traerle algunos recuerdos de su familia, con sus colores blanco y rojo como símbolos de poder, del poder que él ya conocía y el  fuego tan intenso como una sola mirada suya, no conocía o comprendía las razones que tuvo para hacer aquello y prefirió no arriesgarse. Sin embargo ahora sabía que lo que más valoraba y apreciaba ése ser que se mostraba frío y serio por fuera era su pequeño hermano, ciertamente él en pocas ocasiones lo nombraba, ni siquiera lo mencionaba, únicamente se había enterado cuando su líder Pain lo mencionó al indicar cuáles eran las misiones; él jamás tuvo ésa clase de relación pero de tenerla sabía que hubiera formado un lazo muy fuerte y que trataría de proteger así se fuera su vida en ello. Después de un rato su cabeza se iluminó, haría una pequeña escultura de Sasuke Uchiha, de ésa manera tendría un recuerdo agradable de su vida pasada. 
 
Se dirigió a su habitación y se puso a modelar, sólo conocía a Sasuke de algunos enfrentamientos con otros miembros pero todos decían que era el mismo Itachi únicamente sin las ojeras y con un cabello despeinado, así que lo haría así como un retrato hablado y confiando en sus dotes de artista con suerte sería idéntico al verdadero.
 
Un detalle por aquí, otro por allá, un corte hacia arriba, hacia abajo y ya está, le tomó unas cuantas horas pero estaba a tiempo para entregar el presente, dónde y cómo lo dejaría,  en el lugar en el que se encontraba no se le ocurría nada por lo que decidió bajar, cuando lo hizo tuvo la sorpresa de encontrar a Itachi, los nervios lo delataban porque se sobresaltó, se fijó nuevamente y pudo notar que estaba durmiendo apoyando su cabeza en su mano derecha y con la túnica un poco abierta; jamás lo había visto así, tan desprevenido, con demasiada paz diría él; se acercó más y más, hasta que sus ojos quedaron a la altura del contrario, le observaba sus facciones y las comparaba con las de su pequeña escultura, en verdad eran muy parecidos, pero como si se tratara de un pensamiento fugaz  se dijo para sí mismo que ahí en vivo el Uchiha mayor era mejor, con el cabello negro cubriendo levemente su frente debido a que no llevaba su protector en estos momentos, podía ver su piel clara y una expresión cálida, al menos durante ése breve tiempo porque también conocía la expresión seria que llevaba a diario, se cuestionaba que estaría soñando para encontrarse en ése estado, estaba entretenido en aquello cuando lo único que logró devolverlo a la realidad fue el movimiento de Itachi queriendo despertar, movió un poco sus ojos y por temor su reacción fue ocultarse bajo el asiento, perdiéndose de su vista, no sabía que hacer y aun no se deshacía del presente, desde ahí supo que no aguantaría ni toleraría a ése pequeño Uchiha si desde ya le estaba poniendo en aprietos; esperó como 5 segundos y al ver que no había movimiento se levantó nuevamente, dejó la escultura junto a su protector y se fue de ahí. 
 
Para Itachi el día de su cumpleaños simplemente era un lapso más de 24 horas, su mañana había transcurrido de lo más normal, evitando a cualquier miembro de la organización, acatando las órdenes de su líder Pain e ignorando momentáneamente a Kisame a menos que tuviera algo que decir de la misión, pero eso era todo; en el fondo sentía que alguien como él que sólo esperaba la muerte a manos de su hermano pequeño no merecía celebrar la vida o tener esperanza o alegría, todo ese derecho lo había perdido y estaba consciente que eran las consecuencias de sus actos y decisiones. 
 
Cuando terminó sus deberes a un par de horas de la media noche, antes de dirigirse a su habitación decidió quedarse a leer un poco en la sala de la organización, pero agotado y cansado de su vista se dispuso a descansar un rato y a ésas horas de la noche nadie debía estar despierto por la cueva.
 
Recuerdos de Sasuke se paseaban por su cabeza y uno especial cruzó su mente justo del día de su cumpleaños; era una memoria de un pequeño Sasuke queriendo sorprender a su hermano mayor, yendo de un lado a otro, mirando a Itachi y evitando que lo descubriera ya que tenía como propósito esconder la sorpresa que le tendría preparada. Entre sueños pudo escuchar un poco de ruido de alguien bajando las escaleras y al entreabrir los ojos pudo ver a Deidara observando algo en sus manos y luego mirándolo a él, la curiosidad de saberlo ahí permitió que siguiera haciéndose el dormido, el menor lo miraba fijamente con mucha inquietud y podía sentir como esa mirada azulina se acercaba cada vez más a su rostro, no pensó que se aproximaría tanto pero eso le dio la idea de molestarlo un poco, para asustarlo se removió levemente logrando su objetivo al verlo brincar en su mismo lugar justo como su hermano cuando se veía descubierto; en varios momentos había notado que el ojiazul se parecía a Sasuke y eso lo mantenía tranquilo, podía imaginarse a Sasuke creciendo bien o al menos sano y salvo porque pertenecer a Akatsuki en definitiva no era algo que deseara para el menor y con el rubio era una culpa que simplemente no podía olvidar y tendría que cargar con ella como con todos sus secretos. 
 
Cuando dejo ése pensamiento se percató que el rubio ya no estaba ahí, giró un poco su cabeza hacia los lados y tampoco había rastro de su presencia, en verdad era un buen ninja; poniéndose de pie y tomando su protector vio al pequeño Sasuke hecho de arcilla, sonrío un poco satisfecho; primero el presente era demasiado obvio y segundo la escultura era demasiado idéntica. 
 
En su habitación colocó la figura sobre una mesita, durante su corto trayecto esperaba que explotara pero no sucedió así que todo estaba seguro. No esperaba nada, no lo necesitaba pero debía admitir que se sentía agradecido. 
 
Al día siguiente bajó al comedor y pudo ver a todos desayunando en grupo y en la pared un calendario con la fecha anterior 9 de junio marcada con un pequeño sharingan, también pudo ver en otros meses un cactus, una marioneta, un pez, una flor, una bomba, cada uno representando las fechas de cumpleaños de todos los miembros, por la caligrafía todo el mundo se percató que fue el rubio quien lo había hecho y aunque no había motivos para celebrar ésas fechas como asesinos rango S que eran, tampoco habían razones suficientes para no hacerlo, así que compartiendo unos dangos especiales traídos por el líder se degustaron sin necesidad de palabras, y sólo al cruzar miradas con Deidara ambos ahora compartían un secreto. 
 
Al llegar a su habitación, el ojiazul abrió una especie de armario y sacó algunas cosas que al final había comprado sólo para caso de emergencia, una cinta roja, un antifaz de conejo, un abanico y una comadreja, con una gota en la cabeza no sabía que hacer con todo eso, pero por supuesto ahora podía esperar los años siguientes. 
 
Notas finales:

Con algo de retraso pero no se puede olvidar el cumpleaños de Itachi...

¡Feliz Cumpleaños Itachi! ~

Shirahoshi ^^


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