Capítulo 1: Senior Cheeto
Observaba detenidamente la pantalla frente a sus ojos. Estos los sentía tan hinchados y enrojecidos que, a decir verdad, también le ardían un poco. No paraba de bostezar y de sentirse tan cansado de haber pasado largas horas de edición frente a su computadora, junto a una taza de café que había servido ya más de tres veces. Su cabello estaba completamente despeinado y solamente poseía de unos shorts como pijama, sin nada en la parte superior del cuerpo. Ya se desprendía un olor a sudor por estar tanto tiempo sentado en la misma posición y sus ojeras no podían gritar más del cansancio que sentía.
Actualmente, eran las 4:00 am aproximadamente, y Rubén Doblas no tenía en orden sus horarios de sueño desde que había ingresado a primer semestre en la universidad. Cursando finalmente el cuarto semestre y de casi finalizarlo, quería aprovechar su tiempo al máximo y terminar ese estúpido proyecto de una vez por todas. Aun así, por más que odiara desvelarse y dedicarle tanto tiempo a un trabajo final para que luego el profesor no apreciara esas largas noches de no dormir, le gustaba lo que hacía. Vale, que amaba dormir, pero también le encantaba la edición y todo lo que tuviera que ver con trabajos en el ámbito de la animación.
En ese instante se enfocaba en realizar un mini cortometraje, el cual, debía presentar como proyecto final. Sus calificaciones en el contexto teórico de la materia iban por los suelos; no reprobando, pero sí ''panzando''. Sin embargo, hablando en el aspecto práctico era algo en lo que le iba muy bien. Excelente, para ser exactos; y era principalmente por su dedicación, pasión y cariño el que le dedicaba a cada uno de sus trabajos.
Aun así, sentía que sus bellas creaciones no le sacaban provecho en la escuela; que realmente no se valoraban este tipo de trabajos, los cuales, él mismo debía buscar por otro medio en donde lo tomaran en cuenta seriamente. No solamente para una estúpida calificación semestral.
Por ello, la animación que realizaba no sólo se trataba de un proyecto para la universidad. Participaría en un evento conocido como ''Anima Fest 2019'', el cual consiste en un concurso donde se presentarán animaciones realizadas por personas aficionadas a esto. La verdad es que estaba cagadísimo por los nervios que esto le generaba, pero a la corta ignoraba completamente cualquier pesimismo que se le pasase por la cabeza. Iba a cumplir esto por sus cojones, ¡si no, se castraba!... o por algo así iba su motivación.
Agregó un último detalle de edición en su hermoso bebé/animación del que ahora estaba orgulloso, dramatizando para sí mismo un derrame de lágrimas provocadas por lo feliz que sentía de que su pequeño ahora era todo un adulto.
- Al fin, está listo – mencionó con un hilo de voz por lo cansado que estaba. En 3 horas iniciaba su primera clase, pero consideraba seriamente el hecho de si debía entrar o no.
Era sólo una clase... total, nada malo podría pasar si se quedaba dormido un poco. Ya ha faltado anteriormente y la maestra ni cuenta se había dado de que su trasero no estaba en alguna butaca. ¿Por qué ahora sería diferente?
Pero como la lógica es magnífica y el cliché básico en la vida del ser humano nunca falta, existe una ley, la cual dice que nunca debes mencionar las palabras: ''nada malo puede pasar''. Y, bueno, Rubén Doblas la cagó.
...
- No me jodas, ¡¿Que ahora tomó lista!? – mencionó exaltado, mientras le daba golpes leves a su amigo Cheeto, exigiendo una rápida contestación.
- Sí, tío – dijo riéndose por la pena que estaba pasando su amigo. ¿Para qué Rubius se conseguía enemigos si ya tenía a este hijo de puta como amigo? – Y hoy se puso toa' loca, ¿ya vez que nadie presta atención en su clase? Pues ahora mandó directamente a extraordinario a quienes tuvieran más de cinco faltas.
- Me cago en la puta, he faltado como diez veces.
- Seh', lo sé – dijo cruzando los brazos – no sé porque tomaste clase a las 7:00 de la mañana si ni echándote agua en la cara puedes despertarte a esa hora.
- ¡Por subnormal!
- Pero al menos pudiste dormir otra hora más – tomó su celular y miró la pantalla de este como buscando la prueba a simple vista de lo que estaba a punto de decir – vi tu mensaje de que acabaste el vídeo a las 4:00 de la mañana, simplemente no sé cómo sobrevives.
- La persistencia lo es todo, tío – mencionó con un grado de cansancio, pero con otro de sinceridad. Todo equilibrado, como debe estar.
Una conversación normal, de unos universitarios normales que se desvelan siempre para entregar perfectamente sus proyectos (o algo así); eso es lo que eran este par de chicos. Ambos se encontraban en la cafetería, llorando por la reprobadota que le habían metido el rubio y hambrientos por no haber desayunado.
Pero, de igual manera, ¿qué quién era la persona con la que Rubius hablaba de manera tan natural? Ese sujeto era nada más ni nada menos que el gran Abraham Bandera, más conocido como el Senior Cheeto para los amigos. Él estaba estudiando la misma carrera que nuestro protagonista; sin embargo, también realizaba una actividad como hobby, el cual consistía en la creación y venta de postres creados por él mismo. Le encantaba la repostería y todo lo que tuviera que ver con este complemento. Simplemente era una pasión que no quería dejar mientras estudiaba la carrera de animación. Todas las tardes le daba cierto tiempo a realizar sus postres, los guardaba en envases y en la escuela los vendía. A decir verdad, le iba muy bien, vendiendo todo lo que llevaba para la universidad. Y de vez en cuando le llevaba unos mini pasteles de chocolate a Rubius, ya que a este le encantaban.
En palabras cortas, Cheeto es el gran amigo de Rubius, el cual, es un macho pelo en pecho que ama hacer postres. Las chicas siempre estaban tras de él.
Estos dos años en la universidad, Abraham había sido un gran apoyo para el ojiverde desde su inicio en la institución hasta ahora; y es que, para Rubius, había sido un gran cambio el haber vuelto a España desde su infancia. En Noruega había pasado prácticamente toda su vida, a excepción de su niñez, la cual fue hasta los 8 años que había vivido en Madrid con sus padres cuando estos aún estaban juntos. El haber vuelto aquí fue un gran paso en su vida y algo de lo que realmente no se arrepiente, pero fue un proceso un poco difícil, hablando en el contexto de que no lograba adaptarse a nada; y hablado principalmente a desenvolverse con las personas. Sin embargo, con la llegada de Cheeto a su vida, las cosas se habían hecho un poco más fáciles, logrando por fin hacer amigos.
Él se había vuelto en uno de sus mejores amigos en poco tiempo, contándole tantas cosas como lo de que se había inscrito en el concurso de ''Anima Fest''; que era totalmente una locura.
- Y, bueno, ¿ya ha quedado? – preguntó, ahora sosteniendo el burrito de carne que estaba a punto de meterse en la boca. Rubius volvió a mirar a su amigo.
- Para entregarlo en clase, sí; pero la verdad quiero agregarle más cosas para el concurso – mencionó, sosteniendo con ambas manos su burrito de carne, el cual también tenía otros dos hermanos iguales al que estaba a punto de darle un mordisco, en el plato de comida.
- ¿Cómo qué?
- Una banda sonora.
- Ni he podido ver de qué va el vídeo – habló con la boca llena de aquella delicia matutina.
- Es una sorpresa, jiji – levantó ambos brazos, con aún un burrito en su mano izquierda ya por la mitad, mostrando un gran ánimo. El otro suspiró con desesperación; esperaba que al fin pudiera su amigo contarle de qué trataba su animación. El ojiverde ya le había mostrado un par de trabajos que había hecho, y Cheeto siempre le decía que eran realmente buenos. Y no sólo lo decía porque era su amigo, era totalmente la verdad lo que decía. De igual manera, no sabía porque Rubius estaba haciendo tanto drama y misterio con la animación que presentaría en el concurso. Simplemente elevaba más las expectativas de este, aunque sabía que no debía hacerlo.
Abraham, ignorando ya sus pensamientos y ante el intento fallido de que le dijera de qué trata el vídeo, recordó que él tenía un primo, el cual, era compositor de soundtracks y de más ámbitos relacionados con la música.
- Ahora que lo mencionas, conozco a alguien que compone música – dijo mientras lo miraba a los ojos; pero este comentario hizo que Rubius simplemente arcara una ceja.
- No te creo, ¿cómo tendrías el contacto de alguien así? – Cheeto lo miró incrédulo porque este no le creía en lo absoluto. Abrió la boca con la intensión total de gritarle a este.
- Jode', ¡que es un primo mío! – elevó la voz mencionado estas palabras – de hecho, es bastante famoso, ha creado soundtracks en caricaturas como ''Hora de soñar'' o ''John Space''; muchas productoras de animaciones siempre lo buscan – Miró al ojiverde fijamente, notando como este simplemente no le creía - ¿qué? ¿nunca te había hablado de él? – Rubius simplemente negaba con la cabeza sin decir palabra alguna, pero sí comiéndose ya el segundo burrito que había en el plato de comida – Búscalo en la Wiki, su nombre es Miguel Ángel Rogel.
- Y si no es cierto, ¿qué?
- Nada, porque tú eres quien me terminará dando algo; te digo la puritita verdad.
Era claro el rostro de extrañez del ojiverde. Cheeto se la pasaba haciendo bromas y chistes sin gracia, por lo que no le creía del todo. Sin embargo, de algo le sonaba ese nombre y no tenía idea del por qué.
Lo investigaría más tarde, no se quedaría con las ganas de saber si era verdad lo que su amigo acababa de decir; pero por ahora debía acabarse su tercer burrito e ir a clase si es que no quería que lo reprobaran en otra materia.
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