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MON CRIME PRÉFÉRÉ por La Rosse

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Notas del fanfic:

Vale, aquí estoy yo esperando que alguien lea esto (lo pide de rodillas)

Esta vez le ha tocado el turno a El retradto de Dorian Gray, del maestro Oscar Wilde (recomendadísimo)

Espero que les guste

 

Notas del capitulo:

El sexy Dorian Gray ha sido mi víctima elegida buajajajaja (risa malvada)

En serio espero que os guste este es el primer capítulo faltaría solo uno más y ya.

Ninguno de los personajes es de mi autoría

y pues nos vemos abajo

 

Parte Primera

Dorian Gray paseaba por los oscuros pasillos de su gran casa, hacía ya tiempo que su criado Francis se había ido a dormir así que parecía estar completamente solo en esa fría madrugada de septiembre.

Subió las escaleras de dos en dos con los pies descalzos y el camisón blanco ondeando por la brisa matinal, todo aquello junto con su aniñado rostro le conferían el aspecto de un dulce joven de 20 primaveras, cuando en realidad era ya un hombre con 45 años. Llegó a la parte más alta de la casa, y se descolgó del cuello la llave para abrir una desvencijada puerta  que conducía a donde reposaba su conciencia.

Entró sonriente y se dirigió hacia el cuadro cubierto con una tela púrpura y dorada exhibiéndolo ante sus ojos, ahí estaba el espejo de su alma, el reflejo de su espíritu, mirándolo más pútrido que nunca. 

A esas alturas no habría poder humano que pudiera notar que aquella criatura grotesca pintada sobre el lienzo tuvo alguna vez la misma hermosa forma que el chico de pálida tez parado en frente. 

Dorian había adquirido el extraño hábito de observar ese cuadro por las madrugadas, le gustaba recorrer cada una de las arrugas, repasar cada cicatriz y pústula para recordar el motivo de su aparición.

 Recordaba que la arruga que curvaba la boca en una mueca de crueldad había aparecido cuando humilló terriblemente a su primer amor Sybil Vane.

Las primeras pústulas alrededor de sus ojos se formaron cuando se supo culpable del suicidio de la bella chica.

Y así podría seguir recordando el nacimiento de todas las marcas.

 Por horas se deleitaba rememorando sus pecados más sórdidos e innombrables, las borracheras en los tugurios de Londres, las peleas clandestinas en Nueva York, los jóvenes que guió al suicidio, su cuerpo temblaba de gozo y sus mejillas se ruborizaban solo de pensar en  las orgías en Venecia; pero al final, casi rondando las tres de la madrugada regresaba siempre a la única marca que le causaba un poco de melancolía.

Allí por sobre su mano blanca y delicada se alzaba orgullosa una herida sanguinolenta que se extendía, esa marca le estrujaba lo poco que le quedaba de corazón pues pertenecía a alguien especial, Basil Hallward.

Le parecía que tan solo ayer había estado en el jardín de Bassil, bebiendo té envuelto en el sutil aroma del jazmín que se cultivaba, casi podía verlo allí de pie, sujetándose los negros cabellos o frunciendo sus pobladas cejas porque no entendía algo, lo recordaba parado con su gran porte y su tez canela sonriéndole amable.

-Dorian, tengo algo que decirte- le había comentado trémulo una noche.

Gray reconoció en los ojos de su amigo (en esos ojos tristes que uno imagina para un pintor) el miedo y la desdicha.

-¿Qué es querido Bassil? ¿Qué es lo que te atormenta?

-Yo...-suspiró-esto es difícil para mí.

La voz llena de nerviosismo le resultó completamente apetecible, como la de un niño que está a punto de hacer frente a un mayor.

-Dilo de una vez, no pienso comerte.

-...

-¿Qué es? ¿Acaso al fin has venido a confesarme tu amor?- carcajeó divertido.

Los ojos azabaches se abrieron con sorpresa y un furioso rubor se instaló en las mejillas del contrario. Efectivamente, esa noche Bassil Hallward uno de los pintores más renombrados de toda Inglaterra, había asistido para contarle que ya no podía contener el amor que sentía.

Dorian lo miró con una ternura que creía muerta desde hace tiempo, su amigo estaba prácticamente al borde del llanto, avergonzado  por la obviedad de sus intensiones y asustado por la reacción del objeto de su anhelo.

-Vaya, no sabía que eras todo un romántico mi amigo, no me ha molestado en lo absoluto ¿Lloras? no lo hagas, ¿Por qué te mortificas por un sentimiento banal?

-¿Banal?

-Por su puesto- respondió- el amor no es más que la manifestación de un profundo capricho, hoy sufres por mí; pero mañana saldrás y amarás a cualquier otro, así que no llores por algo pasajero.

Bassil lo miró atónito, con sus ojos chocolatosos abiertos de más.

-No- sentenció poniéndose en pie- no lo entiendes... lo que yo siento por ti va más allá del capricho o de la razón siquiera. El deseo más intenso que exista es nada comparado con cuánto yo te deseo ¿Que no ves que no vivo sin ti?  Dorian yo no solo te amo, yo siento por ti una profunda devoción, yo te adoro- sollozó empapando sus mejillas.

Su pecho se estremeció, no era la primera vez que un hombre decía desearlo en realidad, se había entregado múltiples veces a la pasión de hombres voraces que llenaban su carne de placer; pero no supo exactamente por qué la completa rendición de su amigo le parecía en extremo deliciosa.

Lo tomó por los hombros y lo estampó contra la pared del estudio besándolo salvajemente; su lengua demostró maestría al colarse en la boca de un atónito Bassil que a penas y podía seguirle el ritmo. 

Lo besó rudo, paseando sus manos por el sedoso cabello, las mejillas, la nuca, quería devorar toda aquella pureza, quería contaminarla con toda su vileza deseaba ahogarla en mórbido placer hasta que se extinguiera.

Sus dedos desabotonaron la pulcra camisa para acariciar el abdomen del contrario, su mano estuvo a punto de colarse por los pantalones cuando una mano temblorosa lo detuvo.

-No- sentenció el pintor- no de esta manera.

Cernió sus labios sobre los ajenos profundo y sensuales; pero terriblemente suaves. Dorian abrió los ojos conmocionado cuando un gemido brotó de su garganta, jamás había sido un amante delicado y sin embargo ahora el trato blando que le daban lo excitaba en sobremanera, las cosas se le iban de las manos, no había notado que Bassil era...

-Dulce- susurró cuando se separaron ganándose la sonrisa enternecida del pintor

<<Sí, Bassil es muy dulce>> pensó para sus adentros.

No supo cuánto tiempo pasó, ni cuando le dejaron completamente desnudo, solo podía sentir al mayor lamer sus pezones para después recorrer con su lengua todo el fino vientre hasta llegar a su falo.

-Bass..ah espera- su voz ahora era temblorosa, sus mejillas estaban ruborizadas por los nervios- ahí no.

  -Shhhh  deja que yo me encargue- engulló el palpitante miembro de Dorian simulando embestidas con su boca mientras que dos dedos traviesos circundaban la entrada.

Por su parte el menor solo quería que siguiera, sus caderas comenzaron a moverse al ritmo que su amigo le marcaba, desesperado quiso quitar al azabache de entre sus piernas pero solo atinó a gritar desesperado por los dedos que se adentraron de golpe en su interior, solo minutos después cuando la electricidad se esfumó de su cuerpo notó que se había corrido.

- Eres tan hermoso, me encanta ver tu rostro cuando te vienes.- dijo para besar la punta de sus pies en un acto de adoración.

  Dorian estaba totalmente derretido sobre aquel modesto sofá, se reconoció perdido ante tanta devoción, él que había decidido infectarlo con su maldad había sido  derrotado en su juego, ahora estaba totalmente a merced del contrario.

-Ahora, ponte a cuatro patas y abre las piernas- susurró Bassil con voz ronca y Dorian juró que podría correrse de nuevo.

El  menor obedeció sin chistar aquella orden y al tomar la posición sintió la lengua ajena lamer por entre sus muslos aquella humedad producto de la excitación.

-Bassil ¿Qué harás?- dijo con un hilo de voz

-¿No es obvio?- separó las nalgas para dejar expuesta la apretada entrada- Voy a abrirte para mí- y sumergió su lengua en el dulce néctar del cálido lugar.

Fue volteado solo para encontrarse con los ojos (normalmente tristes y amables) cargados de un deseo en estado puro, creyó que estaba desvariando porque le pareció que en ese poco tiempo Bassil había crecido al menos dos tallas, desde ahí abajo lo miraba tan grande y dominante que le hacía perder el aliento.

El cuerpo canela se encorvó para buscar los labios de su amada musa y besarlo con paciencia. Sí, era cierto que deseaba enterrarse muy profundo dentro de ese cuerpo lechoso que tenía debajo; pero también quería hacerle sentir todo el amor que había guardado durante años, el amor que se había instalado en su corazón desde la primera vez que le vio.

-Dorian- pausó para mirarlo- voy a entrar.  

 

 

Notas finales:

¿Qué dicen?

¿Tomatazo? ¿Review?

 


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