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Descubrimiento nuclear por Ghost princess Perona

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Notas del fanfic:

Shingeki no Kyojin no es mío. 

Notas del capitulo:

Espero que les guste...

“Así que tenían balas de cristal aurora” comentó Levi, estirándose como un gato en la pequeña bolsa de dormir que había dentro de la tienda de campaña. O pequeña para él, que desde hace tiempo no dormía solo. Eren se movió detrás de él, abrazándolo por la cintura. El capitán había estado de espaldas a él toda la noche, algo que no disfrutaba en lo absoluto, pero estaba dispuesto a soportarlo con tal de poder descansar a su lado. “No creas que te he perdonado todavía, mocoso”

“Awww, vamos, no fue tan malo, capitán” pasó sus dedos por la espalda de su compañero, pero el gruñido que recibió en respuesta fue un indicativo de que tenía que mantenerse quieto por el momento. “Está bien, si quiere seguir molesto con el pobrecito de mí…”

“Nada de pobrecito” se levantó el otro, deseoso de darle una cachetada. “Te encajaste al menos tres bazookas de trueno, imbécil. Si no tuvieras regeneración rápida no hubieras salido de esa. Entiendo que quieras proteger a tus amigos, pero ponerte en peligro de esa manera es sumamente estúpido” lo empujó, todavía molesto. “Y por eso vas a tener que pasar la mañana en una cama fría, imbécil.”

“Espere, capitán, no…” pero Levi ya se había ido. Una sonrisa apareció en su rostro al escuchar los aullidos de perrito moribundo del idiota. Seguramente ahorra querría recuperar sus privilegios de cama de cualquier manera, iniciando por limpiar todo el equipamiento de guerra, seguido del campamento.

“Que no se crea que se lo voy a poner fácil” dijo, levantando mucho la cabeza. Se dirigió a la tienda de comando, donde Erwin discutía los planes de colonización con los recién llegados de las tropas de Guarnición. Pixis sorbía vino de su cantimplora de plata, ofreciéndola burlonamente a Smith de vez en cuando, que el hombretón rechazaba con prontitud. Y no era para menos, todos sabían que el licor que bebía el calvo era prácticamente veneno.

“Capitán Ackerman” saludó el comandante a su mano derecha cuando lo vio entrar por la misma puerta que el resto de oficiales. “qué bueno que haya conseguido reunirse con nosotros a pesar de tener otros asuntos urgentes con sus subordinados.”

“Tomándote tu tiempo, ¿verdad, enano?” lo fastidió el otro comandante.

“Fueron relativamente fáciles de resolver, señor” Levi ignoró completamente al hombre, sentándose en su sitio designado. Mike olfateó el aire a su alrededor con algo de confusión, peor ante una mirada del pelinegro decidió no comentar nada. Era mejor enfrentar a un shinigami que al capitán cuando estaba molesto.

“De vuelta a dónde estábamos, no me parece prudente ir al siguiente mundo tan pronto. Este planeta fue mucho más difícil de capturar de lo que pensábamos, mis hombres están agotados ante la larga campaña y las tropas de refresco que me fueron prometidas hace meses nunca llegaron. Comprenderá que quiera enviar a mis soldados a casa en lugar de saltar directamente a un mundo hostil.”

“No estamos diciendo que lo haga inmediatamente, comandante Smith” el viejo explicó, tratando de sonar razonable. “Sabemos que por infortunado fallo de comunicación, sus tropas se han visto expuestas a condiciones que no se han dado en toda la historia de Eldia, pero tiene que comprender que este planeta está exponencialmente más cerca que el nuestro del siguiente blanco y que si fuera a enviar sus tropas de avanzada todo el camino hacia allá, perderíamos nuestra ventaja ante Marley.”

“Marley está incluso más lejos” el rubio rechinó los dientes. Últimamente, las tensiones entre el planeta inglés y el alemán principales se habían tornado bastante hostiles, cosa que ni la Haya había podido resolver. “Mis hombres requieren refresco…”

“Aquí está el refresco” señaló el calvo, señalando a su alrededor. Se veía a las claras que a él tampoco le gustaba la situación, pero no podía hacer nada. Tenía que obedecer los mandatos de los idiotas del concejo. “Las tropas estacionarias se harán cargo de todo aquí mientras sus soldados descansan y se preparan para la siguiente incursión.”

“¿Y cuándo, si se puede saber, podrán los míos regresar a sus hogares?” Smith preguntó, fulminando con la mirada al mensajero. A Pixis le daba igual, simplemente estaba demasiado tomado para que le importara.

“Eso debería preguntarle a su segundo al mando, comandante. Él tiene más contacto con el canciller que yo” respondió el otro, haciendo que Levi le levantara el dedo medio. Lo último que necesitaba era a otro tonto al que demostrar por qué lo llamaban el soldado más fuerte de la humanidad. “Por cierto, capitán Ackerman, se me encargó entregarle un recado de su familia: Llame más seguido, se preocupan mucho por usted en Mitras.”

“Por si no se ha dado cuenta, señor, esto es una guerra. Y estoy constantemente en el frente, a cargo de soldados, vigilando que sigan con vida al final del día, arriesgando la mía propia para que eso sea posible. No tengo tiempo para esas niñerías de llamar a casa todos los días al anochecer”

“Levi, ahora que hay paz, estoy seguro de que tu familia apreciaría noticias tuyas” se metió su oficial al mando. Erwin tenía su completa confianza y lealtad, además de ser un increíblemente buen estratega, así que debía tener alguna razón para pedirle eso de forma discreta. Sobre todo si quería que extrajera información o intercediera frente al canciller para que las tropas regresaran a casa.

“Los contactaré cuando sea necesario” respondió, tranquilo. “Pasando a cosas mucho más importantes, los ataques de Rubnik a planetas recientemente conquistados por cualquier nación humana nos hace pensar que este será su siguiente objetivo. Por eso dudo que nuestros subordinados puedan tener su merecido descanso aquí.”

“Las tropas estacionarias están listas para neutralizar cualquier ataque de…”

“He visto a sus chicos, comandante Pixis, no se engañe” Ackerman siguió, manteniendo sus inquietantes ojos clavados en él. “Están tan preparados para estar en la línea del frente como un cerdo. Nos pasaremos el siguiente mes protegiéndolos mientras montan su campamento y lo sabe.”

“Con todo RESPETO, capitán, creo que esos cerdos lo sorprenderían.”

“Y con todo respeto, comandante, el capitán tiene un punto” Erwin intervino antes de que se armara una pelea, ordenándole con la vista a Levi que se estuviera quieto. “Hasta que monten todo su equipo, sus tropas están terriblemente preparadas para un ataque. Y sin puestos de cubierta donde atrincherarse, son patos a la espera de que les disparen. En cambio, nuestras tropas están acostumbradas a este tipo de frente y podemos responder en seguida. ¿Ve por dónde vamos?”

“¿Con quién crees que estás hablando, Smith?” el calvo, ahora demasiado sobrio, lo miró con enojo reprimido. “No subestimes a mis tropas”

“Pixis…”

“Van a quedarse tres meses aquí. Uno de ellos admito que se comportarán como nuestra seguridad mientras levantamos lo básico, pero los otros dos serán enteramente para descansar. Mis hombres y yo podemos manejar solos a los colonos.”

“Como tú digas” concedió al final el rubio, sabiendo que era una batalla perdida. “¿Cuándo van a iniciar las preparaciones para el arribo de los colonos?”

“Ya se han iniciado” a partir de ese punto, la conversación se volvió mucho más ligera. Al terminar, Levi deseaba en ir directamente al centro de abastecimiento más cercano y demandar una humeante taza de té negro, pero tenía otras cosas que hacer. Como llamar a casa para asegurarse de que el puesto de canciller seguía estando en las manos de la persona correcta. Caminó hacia la caseta de comunicación, donde accionó el sistema galáctico de enlace. En seguida se vio rodeado de una casi absoluta oscuridad. Entonces…

“Sí, acaba de llamar a la residencia del canciller Reiss. Llame de nuevo cuando no me esté jodiendo la mañana” el pelinegro rodó los ojos para luego taparse. Dios, esa era una imagen que nunca en la vida quería ver. “¿Qué te pasa, pulga? ¿Acaso te has quedado ciego por mi grandeza?”

“Demasiada información” siguió manteniendo una mano firmemente encima de sus globos oculares, protegiéndolos de explotar. “¿Por qué te paseas por la casa sin ropa? ¿Eres exhibicionista o qué?”

“Ah, sí, es que me pillas en mal momento, enano. Estaba cogiéndome a Uri de lo lindo y…”

“¡Por Dios, Kenny, detalles!” simplemente no quería saber. No, simplemente… no. Prefería permanecer ignorante en ciertas cosas. “Trae a Uri y ponte algo encima.”

“No, en serio, tienes que escucharlo” continuó el mayor, disfrutando del efecto que esto tenía en su sobrino. “Verás, yo estaba muy adentro de él, sintiendo esos ricos raspones en la espalda que me hace cada vez que hacemos el amor. ¡El gatito en verdad tiene zarpas! Entonces…”

“¡Kenny! ¡Deja de fastidiar al chico y ve a ponerte algo de ropa!” el canciller Uri Reiss eligió ese preciso momento para aparecer. Su rostro sonrojado y expresión ceñuda dejaba ver a las claras que el idiota de su guardaespaldas/esposo secreto iba a tener problemas más tarde, probablemente relacionados con un sillón lastimando su espalda. “Lo siento, Levi. No debí dejar que contestara el comunicador.”

“Sí, bueno… la próxima vez que quieran tener un rapidito en la mañana, asegúrate de volver en ti antes que él” señaló el pelinegro, haciendo que el político se riera nerviosamente. El otro suspiró, menuda familia la suya.

En realidad, él y Uri no estaban para nada emparentados. Levi era hijo de Kuchel, la hermana de Kenny, con la que el pistolero vivía en los barrios bajos antes de volverse policía. Delincuentes incurables ambos, tenían una relación más de primos lejanos que de hermanos, viéndose tan esporádicamente que podía contar sus reuniones con los dedos. Volviendo al lunático de turno, la Parca Kenny conoció a Uri Reiss, un político prominente, en unas circunstancias que rayaban en lo absurdo. Bastaba con decir que el menor venció al idiota… bueno, el caso es que Uri le perdonó la vida y se propuso arreglar a Kenny. Sorpresivamente, este le siguió como perrito abandonado. Se convirtió en jefe del servicio de seguridad privada del canciller y consiguió dejar sus días de delincuente en el pasado... CASI.

Por ahí entra en escena de nuevo la hermanita. Para el momento en que Kenny consiguió meterse en la cama de su amigo y jefe, Kuchel se las había arreglado para meterse en gran cantidad de problemas. Amante de las fiestas, quedó embarazada en una de ellas. Y de esa noche de copas nació Levi. Ella quiso tomar responsabilidad por sus acciones, cuidar a su hijo… fue una buena mamá durante el tiempo que la tuvo con él. El propio capitán la recordaba con cariño… pero cuando él tenía cuatro años, una enfermedad mortal se esparció el barrio en el que vivían. Kuchel se infectó, consumiéndose tan rápido que lo único que alcanzó a hacer fue contactar a su hermano antes de morir. El idiota de Kenny volvió prácticamente a regañadientes, encontrándose con el cuerpo ligeramente podrido de su hermana y a un crío famélico, más sano. Al verlo, su idea fue enseñarle cómo sobrevivir y luego volver a su trabajo, pero no tomó en cuenta a Uri. Este lo fue a buscar, trayéndolo de las greñas de regreso a casa, llevando a Levi en los brazos, para forzarlo a ser padre.

“Bueno… supongo que tendré que preguntarte para qué llamas. Nunca lo haces sin una razón” qué bien lo conocía. Quizás fuera porque Uri había sido la figura paterna más constante en su vida, con su madre muerta y su tío tan inmaduro. “¿Qué ha sucedido?”

“Humm, supongo que deberíamos ir directo al grano” suspiró el pelinegro, sentándose en el suelo. “Recientemente le han impedido a la Legión regresar a Mytras. Deberemos partir en tres meses desde aquí a un nuevo planeta. Por decisión del Parlamento. ¿Sabes algo sobre eso?”

“Sí” la expresión del Reiss se volvió agria. “Primero, tienes que saber que no fue idea mía. Yo estaba totalmente a favor de que les permitieran regresar, sin importar que perdiéramos un planeta provechoso a manos del Imperio Marleyano” apartó el cabello de la cara. “La verdad es que no veo cómo lo consideran tan importante. Después de la leer el estudio lo consideré prescindible.”

“No necesito las explicaciones, sólo saber qué pasa por las cabezas de los incordios que llamas colegas”

“Como te dije, no fue idea mía” el canciller se cruzó de brazos. “Yo voté porque regresaran inmediatamente después del proceso de transición, pero Rod se las arregló para convencer a los demás de que apoyaran la moción de mandarlos al siguiente mundo…”

“Eso explica muchas cosas”

“No digas eso” Levi rodó los ojos. A diferencia de Uri, Rodd Reiss era una persona vil, traicionera, repugnante, cobarde y con un sentido de su propia importancia demasiado inflado para su propio bien. Se consideraba a sí mismo como el heredero de Uri, ya que este no había podido tener hijos biológicos, además odiar a los dos Ackerman con pasión por ser los perros callejeros metidos en su perfecta familia de clase alta.

“Admítelo, nunca le gusté”

“Que no le gustaras y que quisiera matarte son dos cosas muy diferentes” el político apartó la mirada. Ni siquiera él creía completamente en la inocencia de su hermano. “Además, argumentó que sería mejor darles doble tiempo en casa tras la conquista de este mundo, que no quería alejar a las familias…”

“Eso es precisamente lo que quiere hacer” se cruzó de brazos el capitán. ¿es que este hombre no iba a parar de meterse en su vida familiar? “¿Qué no se da cuenta de que al alejarme a mí también aleja a parte de su propia familia? Oh, espera, creo que eso es lo que esperaba hacer en el caso de Historia”

“Ella está en tu escuadrón, ¿verdad?” la cara de Uri se le iluminó de nuevo. “¿Cómo lo está haciendo? ¿La estás cuidando?”

“No me cambies de tema” lo cortó el pelinegro. “¿Qué planeas hacer para solucionar esto?”

“Hummmmm, no estoy seguro del todo… ¿aun tiene arreglo? Creo que la situación está muy clara para todos” Levi rodó los ojos. Rod se echaba un berrinche delante de los otros parlamentarios y los demás tenían que pagar las consecuencias. “A mí tampoco me gusta, Levi, pero tendremos que conformarnos. Tú, yo, Historia, Alma…”

“Por favor, a esa perra no le interesa para nada su hija. Es más, Frieda es más madre de Historia que Alma” respiró hondo, calmándose. No quería soltar toda su frustración sobre Uri, él ni culpa tenía. “Bueno, ya los viejos tomaron una decisión, de qué sirve quejarme” negó con la cabeza. “Dile a tu hermano que tan pronto como ponga un pie en Mytras, le voy a patear el trasero tan fuerte que hasta su perro lo sentirá.”

“Mensaje recibido” le sonrió el otro. “Cuídate, ¿sí? No te metas en problemas o tendré que ordenarle a Kenny que patee a Rod por mí.”

“Me encantaría ver eso” Levi colgó, procediendo a refunfuñar con mal humor. Quizás Eren tuviera suerte esta noche después de todo. ¿Por qué? Se preguntarán. Pues…

-En el bar-

“Agggghhh” Jean se quejó tras tragar su primer vaso de sidra azul, un licor traído de su natal Eldia. Los de la tropa estacionaria lo habían traído, ya que Erwin prohibía el licor en sus expediciones. “Esto es asqueroso” dijo, sirviéndose otra vez. “Deberían probar la cerveza de Trost, eso sí que es licor. Hasta esos peces gordos mimados de Seanoss lo consumen.”

“¿Y por qué estás tomando esta mierda en lugar de tu preciada cerveza?” preguntó Connie, observando perezosamente a su amigo mientras tomaba su propio veneno. A su costado, Sasha se atragantaba con grandes cantidades de comida, apenas prestando atención a su alrededor. Los acompañaban Eren, Mikasa y Armin; el primero bastante deprimido por… seguramente era culpa del capitán. Historia, la pequeña del grupo, se encontraba en el escenario, jugando con las teclas de un piano.

“Si pudiera pagar algo más con mi paupérrimo salario, lo haría” siguió el caralarga, terminando con la primera botella de la noche. “Ya casi no se sobrevive con el sueldo de un soldado. Tenemos que hacer malabares para sobrevivir.”

“Si no te gastaras todo lo que tienes en pornografía y te consiguieras una novia de verdad seguro que no tendrías que hacerlo” repuso Eren, dándole una sonrisa malévola. Springer suspiró. La pelea que se iba a armar por culpa de esos dos bo…

“Entonces tiene suerte hoy, porque estoy de ánimo para invitar” una figura oscura apareció detrás del Jeager, que se quedó congelado con la boca abierta. Todos, incluso Historia desde su lugar privilegiado, lo miraron sin entender. “Camarero” llamó sentándose al lado de su novio en medio de sus subordinados. “Tráiganos unas cervezas de Trost.”

“Woow, capitán, ¿cervezas para todos?” Kirschtein se sorprendió, repentinamente sobrio. “Eso es un sueldo entero, no se vaya a arruinar.”

 “Por favor, mi sueldo es más alto que el tuyo… y tengo mis ahorros” sí. Tenía suficiente para retirarse sin perder ningún lujo. La única razón por la que se quedaba era por lealtad a Erwin… y ahora por Eren e Historia. “No sean estúpidos, acéptenlo. Esta noche hay que festejar la conquista de un nuevo mundo.”

“Le tomo la palabra, señor” las cervezas llegaron, con lo que los soldados comenzaron a beber. Incluso Historia, siendo persuadida por la vivaz Ymir. A mitad de la noche, Levi pidió una botella de ron, haciendo sonar las sirenas de alarma en la mente de Eren. ¿Desde cuándo el capitán tomaba como un marinero? No tuvo tiempo para reaccionar, porque el otro cogió la botella del pico y vació al menos mitad del contenido en un solo sorbo.

“Woow, capitán, ¿Quién le enseñó a beber así?” preguntó Jean, ligeramente ebrio tras mezclar la sidra con la cerveza dentro de su cuerpo.

“El imbécil de mi tío” respondió el pelinegro, ya sintiendo aquel mareo típico de tomar demasiado. Él, sin embargo, no le dio importancia. Podía resistir mucho más. “¿Quieren un poco? Yo invito”

“Ehhhh… creo que ya debería dejar de beber, señor” trató de convencerlo Eren, pero Levi fue más rápido, terminando con su botella antes de que pudiera quitársela de las manos.

“Vamos, Jeager, que eso no es nada”

“¿Quiere quitarle a Moblit el puesto de mayor bebedor del cuerpo o qué?” le susurró Armin a Mikasa. La chica no le contestó, demasiado enfrascada en el debate interior sobre si debía dejar inconsciente al novio de Eren o si simplemente dejar que su hermano adoptivo se encargara del borracho como todo un héroe. Finalmente decidió que no. Era demasiado divertido ver al castaño luchando con su pareja para llevárselo del bar.

“No… déjame seguir” agradeciendo sarcásticamente la ayuda de sus amigos, Jeager cogió a un tambaleante Levi de un brazo, arrastrándolo hacia la zona donde acampaban las tropas de la Legión, preocupado. Cuando llegaron a las tiendas, el castaño dejó al hombre en su cama, cubriéndolo con una manta. “Sabes… esta noche estás de suerte” dijo el capitán, rodando. “Podrías aprovecharte de mí y a nadie le importaría. Cielos, ni a mí me importaría”

“Paso” contestó Eren, tendiéndole una botella de agua. Su novio la cogió, tomando una gran bocanada antes de devolverla. “Hey, ¿estás bien?” preguntó de improviso el menor. “Tú no eres así.”

“Nope”

“¿Nope?”

“Nope… no hagas preguntas, ¿entiendes?” el otro negó con la cabeza, pero le dio un poco de espacio. Ya tendría tiempo de hacer todas las preguntas que quisiera en la mañana, cuando la cabeza del capitán estuviera más despejada. Por ahora, sólo tenía que cuidar de él para que no se ahogara en su propia saliva mientras dormía. Sería un destino demasiado indigno para el soldado más fuerte de la humanidad, ¿verdad?

Notas finales:

Espero que les haya gustado. ¿Qué les parecieron las escenas de Levi y Eren? Siempre he pensado que hacen una pareja estupenda y lo serían aún más en este mundo post apocaliptico, donde la humanidad se ha extendido por todos los planetas. ¿No les parece? ¡Review! 


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