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Despido injustificado/justificado. por Tsuki no Megami

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Notas del capitulo:

Espero que les guste y se entretengan un rato leyendo mis locuras. 

Despido injustificado/justificado.



El edificio de industrias Reisi ubicado en las afueras de la ciudad de Daikaku, en cierta época del año por sus enormes ventanas se podía apreciar los pétalos de cerezos que caían como lluvia, hasta el actual jefe Munakata Reisi parecía disfrutar de dicho evento, sus ojos azul obscuro mostraban un brillo singular al advirar cada pétalo que caía. Dentro de ese complejo en la oficina del décimo piso, el hombre que desde hace varios años ha sido empleado del mes, ahora tenía dificultades para hacer su trabajo.


Suoh Mikoto, recién que ingreso a la compañía demostraba ser un joven emprendedor, responsable, buena actitud, con experiencia en el campo y una presentación impecable, sus compañeros le envidiaban y hacían todo tipo de maldades para ahuyentarlo sin éxito en el objetivo, después de años en servicio esas aptitudes se fueron a un pozo sin fondo, actualmente si terminaba sus labores era un milagro.


—Suoh-kun ven a mi oficina, tengo algo que hablar contigo —el jefe Munakata muy de vez en cuando aparecía en los pasillos ajustando sus anteojos hacia rondines por los cubículos, en esta ocasión se fue directo al de ese empleado.


Con la corbata desarreglada, el pantalón mojado por el refresco que derramó no hace mucho y su cabello sin peinar, camino hasta la oficina denotando las ganas que tenía de llegar. —Que se le ofrece al "gran azul" el día de hoy —ese apodo se lo gritaron sus colegas en una cena de fin de año, sabía que su jefe detestaba ese sobrenombre pero a él poco le importa hacerlo enojar y mas hablandole con pesadez y fastidio pues no le agradaba ese lugar. Desde el pulcro librero hasta el impecable escritorio del cual sobresalía un caballo hecho de marfil todo en esa habitación le daba náuseas.



—Souh, tu desempeño a bajado en demasía, el consejo de inversionistas han votado y decidieron darte de baja, lo siento en verdad traté de evitar que pasara —lo dijo dándole la espalda, su vista se enfocaba en ver por la ventana hacia la nada.


—¡Oh! El jefe está triste por mi despido o por que ya no va a "relajarse" en la sala de juntas todos los viernes —acercándose a él tomándolo de la barbilla forzó un beso dejandole sin aliento—, quien lo viera, siempre tan recto y serio pero a la primera provocación tiembla como gelatina, puedo tenerlo una última vez.


Sentandolo sobre el escritorio, le fue desabrochando las prendas posando sus labios en la piel expuesta. —Suoh por... por favor... detén... detente —aunque su cuerpo deseaba más contacto, estaba al tanto que no era un buen lugar para hacerlo.



Justo cuando la situación se ponía mejor, llamaron a la puerta, Reisi pensó que todo había llegado a su fin pero Mikoto tenia otros planes, le coloco el saco para cubrir las marcas de besos, lo dejo sentarse recibiendo al que interrumpió su jugueteo. Mientras ellos hablaban Suoh se divertía con la parte baja de quien pasaría a ser su exjefe, le masturbaba a conciencia sintiendo como se removia del asiento tratando de pararlo.



—Munakata-sama como puede de ver sino mejoramos las ventas e inversiones entraremos en un periodo de crisis —habló muy serio Kusanagi Izumo quien se encarga de las finanzas de todo el emporio y curiosamente es mejor amigo de Mikoto.



—Gracias por el informe Kusanagi-san, hablaré más tarde con el consejo y te aviso de la decisión —viendo partir a su empleado, dejo salir la tensión que había acumulado para no revelar lo que estaba pasando debajo del escritorio.


Con su exitacion por los cielos, al hombre de negocios no le quedó otra opción salvo terminar lo que había iniciado, se dejó llevar por el placer que Suoh le daba en cada embestida, sus gemidos podían ser escuchados pero gracias a las paredes inaudibles la única forma de oír algo era pegándose a la puerta.


—Oooh... mng... aaah... más rápido agh —todo lo que Reisi podía pronunciar en ese momento eran monosílabos, su mente y cuerpo desconectados uno del otro no podían coordinar bien.



Minutos después el limpio escritorio quedó bañado de líquido viscoso que había sido expulsado por el encuentro apasionado. Respirando con dificultad Suoh preguntó por la persona que ocuparía su lugar, la respuesta que recibió no fue de su agrado pues serían dos en lugar de una, Awashima Seri como su asistente personal y Saruhiko Fushimo se haría cargo de la vacante.


—Entonces está es la despedida, gracias por todo jefe —acomodándose la ropa salió de la oficina con una sonrisa en su rostro, guardo las pocas pertenencias en una caja y abandono el lugar sin hablar con alguien.


El plan para el resto del día sería descansar sobre el colchón, después buscaría un nuevo trabajo, al llegar a su casa se encontró un globo en forma de zorro atado a la perilla y con una nota que decía *Club Homra 9:00 pm no llegues tarde* —Esto lo tenias planeado, me las pagaras esta misma noche —esas palabras se fueron con el viento, ingreso a su vivienda arreglando todo para más tarde ir a su cita.

 


Si bien no podían verse en la empresa, ahora eran libres de encontrarse en cualquier lugar para después hacer aquello que disfrutan mas sobre la cama. Esa noche se vieron en el club, hablaron mientras bebían y fumaban, con un par de copas encima Munakata reveló que en realidad no había bases para despedirlo pues hay otros con un desempeño mediocre, pero tomo la decisión por el bien de su cordura ya que al tenerlo cerca no podía concentrarse en sus deberes, después de su charla "reconciliadora" cambiaron de lugar, fueron al hotel mas cercano liberando tensiones. Lo que comenzó como un juego de poder, viendo de lo que era capaz de hacer un empleado con tal de preservar su trabajo, terminó en una relación amorosa secreta que nadie creería, a excepción de los involucrados.



Los días se hicieron semanas y estas se convirtieron en meses, con un nuevo empleo Mikoto sólo tenía en claro una cosa, debía sobrevivir las horas laborales junto al compañero que se corta las uñas sobre el escritorio sin importarle que fuese compartido o el supervisor masticando como si fuese caballo, lo único que le reconfortaba era saber que Munakata Reisi es y será suyo todas las noches hasta aburrirse aunque él nunca se cansaría de hacer suplicar, rogar e implorar, al orgulloso, recto, pulcro, diplomático y sensato líder de una industria Global.


Durante el fin de semana tuvo a su presa donde lo quería, amarrado de pies a cabeza con cadenas, lo hizo sufrir antes de complacerlo, escucharlo gemir sin pudor alguno, le desató para acomodarlo mejor en la cama penetrandole con avidez hasta conseguir liberar su esperma dentro de la cavidad anal. Ahora el gran Munakata conocía los placeres de la tortura gracias a un pelirrojo de ojos carmín cuyo nombre es sinónimo de pasión y gloria: Suoh Mikoto.

Notas finales:

Gracias por leer 


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