-¡FRENE!, ¡FRENE!-gritaba Kuba-san, parecía muy asustado así que obedecí y el auto se detuvo de golpe, justo antes de chocar con el pilar del estacionamiento. Nuestra respiración era muy agitada. Nos miramos , tenia mucho miedo en los ojos.
-Asustado?-lo mire divertido. Su mirada se relajo, me sonrío y comenzamos a reír muy fuerte.
-Nada mal para un novato, Ayase-san! - Me llamo Ayase Yukiya, tengo 20 años. Hace 2 semanas que mi dueño, Kanou-san, se fue de viaje fuera de Japón. Durante este tiempo y tras mucha insistencia logre que Kuba-san aceptara darme clases diarias particulares para conducir como lo hacia él en las carreras callejeras en las que participaba. Él acepto con ciertas condiciones: No podía contarle a Kanou-san ni a nadie, por lo tanto nuestras clases solo podían ser durante los viajes de Kanou-san y en estacionamientos vacíos, además de la forma de pago...
-¿Le parece si terminamos por hoy?- me dice desde el asiento de copiloto
-Si, muchas gracias por todo su esfuerzo- bajo del auto y trato de huir, rezando por que hoy lo aya olvidado.
-Ayase-san?- Escucho su voz a mis espaldas y me detengo de golpe. No se le olvido. Me doy la vuelta y lo veo, asomándose desde el asiento de piloto, observándome con esa intensidad en sus ojos que me hacia sentir tan nervioso. Camino hacia el auto de nuevo, me inclino hacia la ventana abierta, seguramente estoy muy sonrojado. Siento su mano acariciar mi rostro y pasar un mechón de mi cabello por atrás de mi oreja.
-Enserio eres increíble Ayase-san - me dice sonriéndome dulcemente mientras me besa en la mejilla, puedo sentir su aliento en mi oreja al murmurarme un "te amo" secreto y prohibido, es la primera vez que lo escucho tutearme.
Me toma de mi mejilla para poder tomar un beso de mis labios como pago por la lección de hoy. Mi cara esta ardiendo por la expectativa, no puedo dejar de pensar en Kanou-san, cierro los ojos con fuerza y espero que termine.
Lo escucho suspirar y siento como deja de acariciarme el rostro, ¿Que paso?, me siento confundido, abro los ojos y lo miro, tiene la cabeza agachada y una sonrisa de resignación. -Es cierto que usted ama al presidente y eso no cambiara, me disculpo por ser tan egoísta con sus sentimientos y forzarlo a hacer algo que lo lastima. Mañana continuaremos con las lecciones y olvídese de esta parte del trato. Que tenga buena noche.-
No se como reaccionar, de verdad no me esperaba esto. Hago una reverencia como despedida y entro al edificio.
Mientras me dirijo al elevador no puedo parar de pensar en todo lo ocurrido, Cuando me entere que Kuba-san era un gran corredor de autos, me quede tan fascinado que le pedí a Kanou-san que me enseñara conducir como Kuba-san, pero él se negó rotundamente sin querer darme razones, cuando insistí en saber el por que de su negativa se puso furioso y cuando le pedí permiso para preguntarle a Kuba-san si podía enseñarme fue como la gota que derramo el vaso y lo que me hizo en el corredor del apartamento no tiene nombre. Pero no me importo, esto era algo que quería de verdad y ya me estaba cansando de ceder todo el tiempo. Respeto mucho a Kanou-san, pero siento que mi oxigeno se reduce cada vez mas. Se que se preocupa por mi seguridad (y con razón), por eso decidí pedirle ayuda a Kuba-san, es decir, si con él no puedo sentirme seguro, ¿Entonces con quien?.
Me detengo justo antes de entrar en el ascensor, esto era algo en lo que no había reflexionado antes - ¿Me siento mas seguro con Kuba-san que con Kanou-san?