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Un omega en el santuario (OMEGAVERSE, HAREM) por himeko-san

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Notas del capitulo:

Mi primer omegaverse, se puede decir.

Un omega en el Santuario.

Aclaraciones importantes antes de seguir con este relato. Este es un universo alternativo, donde las guerras santas ya han sucedido los Alfas y Omegas corresponde a un 00,02% de los nacimientos cada año y es mas frecuente ver a un Alfa, que a un joven omega. Los omegas les llega su primer celo a los 18 años de edad, en algún punto a mediados de su cumpleaños o un par de meses después de este.

Los omegas pueden ser marcados por Alfas en la nuca, pero si el alfa que lo mordió muere, la marca desaparecerá, se aplica las mismas reglas con los betas. Los omegas masculinos no se ven casi ya que es mucho más común ver a una chica Omega, y los pocos chicos que nacen son muy pedidos entre Alfas y Betas con buen estatus.

Y los más cotizados, eran los más exóticos.

¿Y que es mas único, especial y particular que un omega caballero ateniense?

***

Era la víspera de su cumpleaños dieciocho, como regalo, su queridísima diosa/jefa le obsequio dos años de merecido descanso. Cosa comprensible, porque desde los 13 años Seiya estuvo partiéndose la madre a diestra y siniestra, rompiendo armaduras doradas, partiéndoles los dientes a dioses nórdicos, sacándole la madre a Poseidón y siendo semi-asesinado por el dios Hades, así que sin discusión alguna, este muchacho se merecía como mínimo un viaje gratis a la rivera maya.

Pero Saori, bien tacaña como es, solo le regalo dos años de vacaciones y una compensación económica, no muy espectacular siendo honestos, pero era dinero al fin y al cabo. No viajaría a México ni por asomo, pero si a Tokio, un lugar que deseaba conocer desde hace bastante tiempo.  Hecho el contexto, podemos seguir y apreciar que nuestro morocho estaba sentando en la barra de un pequeño bar, no de mala muerte pero tampoco el último lujo.

-       Ah…- Aunque estaba cumpliendo 18, aun no era legal para el beber, así que solo se tomaba un capuchino con crema batida y chocolate. A su lado, estaba un señor, bastante ebrio, que le contaba su vida y él como jovencito educado le escuchaba atento.- ¿Entonces lo dejo por su mejor amigo?

-       Si, esa desgraciada, le di los mejores años de mi vida y se fue con el maldito de Tahaki. – Hablaba el pobre y promedio hombre asalariado japonés, más borracho que una uva y con su corbata atada a la frente, Seiya ríe ligeramente.

-       Te entiendo, yo trabajo con una mujer. – Dice entre risas.- Soy, bueno, ¿su guarda espaldas? – Técnicamente si lo era, pero con poderes mágico, mas madrazos y armadura incluida.-  Ella ha sido muy buena conmigo y mis amigos, pero a veces siento que no me aprecia. Ósea, llevo cinco años trabajando con ella y apenas ahorita me da vacaciones, me dio algo de dinero, ya sabes, suficiente para comprarme un gansito y una coca cola de 250 Mini litros.

-       Suena como si fuera una bruja… - Ambos echan a reír de buena gana, Seiya se sentía algo culpable de hablar así de Saori, pero bueno, eran sus vacaciones, tenía permiso de hablar mal de la jefa si quería.

Al cerrar el bar, el muchacho de caballera castaña se encamina devuelta a su hotel, con cierta nostalgia observaba su celular, viendo los mensajes felicitándole, Shun, Hyoga, Shiryu, hasta Ikki envío uno. Los echaba de menos, sin duda alguna, eran sus amigos y compañeros de armas después de todo. Tomo algo de aire sonriendo nostálgico y siguió su camino.

Más a solo unas cuadras de llegar, la respiración del muchacho se vuelve pesada. Este confundido, se detiene por completo. El corazón le latía con tanta fuerza, como si se le escapara del pecho en cualquier momento, es ahí cuando sus piernas empiezan a fallar y sin más se deja caer sentado, en plena acera.

-       ¿Q-que? – De un momento a otro, empezó a sentirse cada vez apenado y avergonzado, la respiración era cada vez más acelerada, angustiado intento ponerse de pie, pero cae de bruces al suelo. Viene la peor parte, era sentir como su zona genital se calentaba, su miembro erecto y su entrada, lubricándose a grandes cantidades con un fluido blanco.- Ahmm… - Muerde sus labios, quería ponerse a gemir, pero no entendía por qué. Su cosmos, sentía que estaba ardiendo, un fuerte aroma llego a su nariz.- “Es-este aroma… Este aroma sale de mi” –Se arrastra hasta a un callejón, no podía caminar, no podía moverse bien, solo sentía ese fuerte aroma a azucenas salir de él.-  ¿P-por qué?... –Sin poder evitarlo más empieza a gemir y jadear.

-       Me preguntaba de donde venia tal aroma… - Una voz masculina lo sorprende, alza la cabeza viendo a un sujeto alto, un extraño, que emanaba el mismo aroma que él, unas fuertes feromonas que estaban haciendo que su cuerpo reaccionara aun peor.- ¿Tu primer celo?, que adorable.

-       ¿Q-quien…? – Nunca había escuchado esa palabra antes, ¿celo?, ¿Cómo los perros?, no entendía nada. Mas no tuvo nada de tiempo para procesar, porque ese sujeto le bajo a fuerza los pantalones.- ¡¡ALTO!! – Trata de quitárselo encima, su cosmos no reaccionaba, estaba paralizado.

-       Ni lo intentes niño, en este estado no puedes hacer nada. – Aquel cerdo se relame sus labios observando con sorna a ese pequeño. – Ha pasado tanto desde que tuve en mis brazos a un virgen como tú, estoy emocionado. – Le abre las piernas a la fuerza, deslizando dos dedos a la entrada virgen.

-       … - Su cara palidece, no, eso NO podía estar pasándole, no a él. Sintió como si todo su cuerpo reaccionara violentamente, como si por fin algo en él haya hecho *CLICK*, una enorme cantidad de su cosmos sale a flote.- QUITAME LAS MANOS DE ENCIMA, CERDO. – Grita en un alarido y logra conectarle un puñetazo tal, que aquel sujeto salió volando, se azota violentamente contra un ventanal de iglesia, que quedaba a casi 10 metros de distancia.- Ah… - Se logra poner de pie, aun sus piernas temblaban con fuerza, no podía mantenerse en pie y no ayudaba  que ese animal le haya estimulado, ya que ahora su miembro derramaba chorros pequeños de semen y su entrada, siguiera lubricándose.- Agh…

-       Buen puñetazo. – Tras de él, oye una suave voz femenina. Voltea, topándose con una chica, de aproximadamente 17 años. Usaba un cubre bocas negro, vistiendo una sudadera negra grande y un pendiente de corazón colgando de su cuello.

-       Ugh… -Estaba demasiado débil para decir nada, solo logro taparse las partes privadas y dejarse caer al suelo nuevamente.

-       Hey, calma. – La muchacha se le acerca, un cosmos rosado suave emana de ella. Un cosmos muy poderoso, ¿Ella era una…? – Te ayudare. – Se agacha y después de acomodar debidamente al Pegaso, le ayuda a levantarse y caminar.- Vamos a tu Hotel, Seiya de Pegaso.

****

Seiya no recordaba mucho de la noche pasada, solo que esa misteriosa chica lo llevo hasta su hotel y le recostó. Esa mañana, se despertó en su cama, con dolor en su pierna izquierda y una inyección usada en el suelo, ¿Qué le inyectaron?, estaba confundido, demasiado confundido y ya tenía hasta dolor de cabeza.

-       ¿Qué mierda paso ayer? – Murmura, apretando sus dientes con furia.- ¿Por qué mi cuerpo estaba así?, ¿Por qué ese bastardo iba a violarme?, ¿Qué mierda sucede conmigo?...

-       Un maremoto de emociones, ¿no es así? – La chica misteriosa de anoche, estaba ahora en su habitación, bajo el marco de la puerta, usando “prestado” un pijama de Seiya.-  Me alegro que estés mejor.

-       A-ah… - Avergonzado, recuerda que esa chica le vio de una forma muy… indecorosa, así que, cual niño, tapo su rostro con sus manos.- M-muchas gracias por ayudarme anoche, no creo que hubiese llegado solo hasta aquí en mi estado.

-       No hay de que, no sientas pena pequeño. – La chica se acerca con libertad y se sienta en el borde de la cama.- Creo que debo de hacer presentaciones, ¿no? – Le sonríe, amablemente la chica emana ese mismo cosmos rosado de antes.- Me presento, esta humana se llamaba Helena, pero por ahora yo, el dios Eros, estoy ocupando su cuerpo. ¡Un gusto por fin conocerte, Pegaso!

-       ¿Eros…? – Sus ojos se abren como faroles de auto, asustado ligeramente se temió lo peor al pensar que de nueva cuenta y para variar, habría otra guerra santa. Pronto sus dudas fueron resueltas al ver a la chica reír ante la expresión de sorpresa/miedo de la chica.- ¿Q-que?

-       ¡Tranquilo muchacho!, no tengo intenciones de pelear con mi prima, no te preocupes. – Le guiña un ojo, el muchacho respira con alivio.- Ahora, olvidemos un momento asuntos de dioses, ¿quieres saber que paso anoche, no?

-       ¿T-tu sabes? – La aludida asiente.- P-pues explícame, estoy muy confundido y me duele mucho la cabeza, ¿Qué paso?, ¿Por qué mi cuerpo actuó tan raro?, ¿Por qué me han inyectado?

-       Respondiendo a la primera pregunta, entraste en tu primer celo, un Alfa sintió tu aroma e intento abusar de ti, a la segunda, tu cuerpo actuó así por el celo y a la tercera yo fui quien te inyecte, era supresores para calmar tu estado. – La mula quedo más confundida que antes, alzando una ceja.- Ja, te ves gracioso tan confundido.

-       Pues vas a morirte de risa, por que quede en las mismas.- Frunce ligeramente el ceño.- ¿Qué demonios significa “celo”?, no soy un perro, ¿Y qué carajos son supresores?, ¿alfa?, ¿Qué mierda?

-       Bien, te explicare más detallado. – Se acomoda, poniéndose frente a frente.- Préstame mucha atención Pegaso.

En el mundo, existen tres tipos de personas: Betas, Alfas y Omegas. Los betas (gente normal) ocupan el 98% de la población general mundial, el 2% restante corresponde a los Alfas y Omegas. El celo, es la etapa donde Alfas y Omegas buscan reproducirse, para los Alfas es como tener una pequeña gripe, tienen las vías nasales más sensibles y los aromas fuertes pueden marearlos.
Los omegas, por otro lado, presenta un proceso más intenso, su zona genital se humedece y lubrica, es normal sentir desde dolor a nauseas, producen las conocidas “feromonas omega”, las cuales tienen como propósito llamar a algún Alfa, para que este venga y preñe al omega en su celo. Los supresores se inventaron, para que el celo sea algo más soportable en omegas, gracias a esas inyecciones, el celo se reduce en ellos como una simple gripa y fiebre. Aunque siguen produciendo feromonas, claro, en menor medida.

Los alfas pueden ser mujeres, pero es más común ver hombres Alfas y caso contrario con  los Omegas, es más común a una omega, que a un chico. La principal diferencia entre Omegas masculinos y de otros hombres, es que estos pueden concebir y parir, ya que ellos son capaces de producir Óvulos y poseen un útero propio.

-       Ósea… - El Pegaso interrumpe la explicación, viendo con sus ojos llorosos a la muchacha.- ¿Qué soy un…?

-       Omega. – Le observa con suavidad.- Normalmente los omegas tienen su primer celo a los 18 años, Pegaso. Estas en edad.

-       Por eso ese bastardo quería violarme… - Baja la cabeza, estaba llorando.- Ah, ¿ahora viviré con miedo?, ¿me van intentar violar cada que entre en celo?, esto es humillante… Soy un caballero ateniense y aun así ese cerdo…

-       Hey… - La joven pone sus manos en el rostro del muchacho.- No eres menos hombre, no es tu culpa, no has dejado de ser un caballero de Athena y un hombre fuerte. ¡A pesar de todo, anoche lograste tumbar de un golpe a ese cerdo!

-       Ah… - El morocho suelta una risilla, delicadamente toma la mano de la diosa apretándola.- Gracias, Eros… Pero, aun tengo la duda, ¿Por qué me has ayudado?

-       Pegaso, ¿sabes que los dioses somos patrones determinadas cosas? – Se acomoda a su lado, abrazando sus piernas.- Soy Eros, el dios del amor y del deseo sexual. Gran patrono de los hombres Omegas. – Le dice con orgullo y suavidad.- Por eso, te cuide y me percate de llevarte a casa, porque es mi deber velar por ti. –Le toca suavemente una mejilla.- Tu vida cambiara mucho gracias a esto, pero puedo asegurarte que no vas a caer, demuéstrale a los Alfas, a otros omegas, al mundo, que ser encasillado como “esto” o lo “otro” no te hace menos y si insisten, dales un putazo de mi parte.

-       Su santidad… - Murmura sonrojado, aparta la vista.- estoy acostumbrado a proteger, a no ser protegido.- Confiesa, un tanto apenado.

-       Hay una primera vez para todo. –La jovencita, mejor dicho, la diosa se levanta de golpe.- Ahora vamos, date una ducha para irnos al médico. – El muchacho le ve extrañado.- ¡Tienen que revisarte, recetarte medicamentos y demás! – Le dice en tono decidido.- ¡Y por supuesto, comprar tus supresores!, que tu celo no se termina formalmente hasta dentro de una semana.

-       ¿¡Una semana!? ... – Pregunta fastidiado, suspira.- Vale, vale, te sigo su santidad.

-       Dime Eros o Helena, no me gusta que me llamen “su santidad”, me hacen sentir anciana.

A partir de ese momento, Seiya forjo una amistad particular con la gran diosa Eros. La cual resulto ser muy amable y paciente con él, explicándole con detalle cualquier duda que le surgía, no sabía exactamente por qué estaba ella en la tierra o por que le había salvado a él precisamente, tal vez por su historial como caballero, pero la realidad es que estaba agradecido de tenerla a su lado.

Sabia que su vida daría un giro muy radical, le esperaban cosas difíciles, pero como bien dijo Eros, nadie iba a echarle de menos, no por nada se rompió el lomo tantos años partiéndole la cara a tanto caballero, si ahora era un Omega, pero sería un Omega que romperá piernas si es necesario si alguien piensa que puede pasarse de listo con él.

A Seiya de Pegaso le esperaban dos largos años.
Lo que no sabía es que esta particular historia, y su extraña amistad con la diosa Eros era apenas el inicio.

Notas finales:

Muchas gracias <3


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