CASTIGO
Supongo ese fue mi único precio al dejarte.
Yo que era tu todo, que era tu adoración, a quien solo veías y protegías, así como yo a ti…he quedado en el olvido de notas viejas, anticuadas y que nadie recuerda ya.Eso demuestra lo tonto que fui contigo.
Era solo un niño que creía ya podía tener al mundo bajo su control y solo bastaba un movimiento para analizarlo todo y predecir que pasaría. Sin embargo, veo nunca pude hacerlo contigo.
Ir a Rikkaidai sería mi carta de triunfo, pero aunque quisiera llevarte conmigo con desesperación, no lo hice. Como niño caprichoso, no quería compartirte una gloría mía por primera vez; solo quería ser yo.
No temí porque pensé solo dejaríamos de vernos por un tiempo, que irías tras de mí como siempre. Tu tendrías que buscarme.
A mi me da pena hacerlo.
Lloré mucho y nunca viniste a consolarme.
Nunca apareciste el día que te dije dejaríamos de ser pareja en dobles, pese tu sueño era que siempre estuviéramos juntos. Destruí tu preciado tesoro, ¿no es cierto? Es por eso que me castigaste así.
Tu te fuiste a Seigaku y para mi horror descubrí que lo que yo quería es que entraras a Rikkaidai, para verte, poder volver a sentir todos esos extraños sentimientos quemarme por dentro.
Bien, lo acepté.
Pero no con agrado. Te odié en ese instante, hubiera querido dar lo que sea por haberte tenido frente a mí y reclamarte lo que me estabas provocando.
No era libre de ti; todo lo contrario.
Tu recuerdo me asfixia en una tormenta de cosas a las que temo, cosas que no puedo descifrar. Me hacía sentir asqueroso y a la vez tentado de ver que era. Necesité cambiarte con algo más.
Te cambié por un amigo mío, solo su serenidad podía apaciguarme antes de volver a querer perder el control. Pero Sanada es él, no te encuentro en él, no te encuentro en ningún sitio aquí. Me conformo con poder distraerme con él o los demás.
En mi interior esperaba que sintieras lo mismo.
Que sufrieras como yo, que sintieras esta misma agonía de perderme, de nunca haberme ido a buscar. Me avergüenza reconocer que a tu lado aprendí a amar ese dolor de otros, un escenario de placer sádico que reconforta; saber que por quien desesperas, desespera más por ti.
Solo me enseñaste a castigar y castigarme.
¿Por qué crees actúo de esta forma? Tras el año y medio de no saber nada de ti me rebelé contra mi corazón e ilusiones. Me corté el cabello y prometí no volver a abrir los ojos, para dejar de ser victima de los sentimientos que solo perjudican mi ego.
Juro que te olvidé por un tiempo. Lo juro.
Pude regresar a mis días cotidianos, y nunca tuve que verte de nuevo la cara en los torneos de tenis; tu equipo nunca llego hasta nosotros.
Sufre, pro favor.
Solo quiero que sientas un poco de lo que yo pasé por ti, Sadaharu. Sufre, llórame y arrepiéntete de lo que haces. Lucha también por buscarme entre los demás y reconoce estas solo.
Y te querré como antes, no habrá después porque sufrir si regresas.
Así viví feliz y calmado hasta que llegó el día en que te volvería a ver.
Lo primero que me pasó fue olvidar todo ese enojo y creer vería una sonrisa en tus labios, que hablaríamos y todo sería como antes. Me ilusioné con eso.
¿Y que encontré?
Que tú nunca sufriste como yo, que tu lograste sobrevivir a mí, que me habías cambiado.
....Tu manera de castigarme.
Acompañabas a un chico de segundo, ese niño de mal carácter, que parece estar siempre a la defensiva con todos. ¿Por qué habrías de fijarte en alguien como él?
¿Qué hay de todo lo que yo te di? Ahora yo no existía. Ese mocoso es la razón de que nunca me buscarás; un mocoso al que quiero borrar de tu mirada, no quiero sea tu centró de atención y adoración.
Bien, pero si no puedo tocarlo a él, te voy a destruir a ti, para que vea como queda su adorado sempai. Actuando como si le importarás, dudo sienta algo del cariño que yo te tengo.
¿Cómo pudiste olvidarte de nosotros, Sadaharu? Y aún así, durante el partido no percibí señal de que estuvieras molesto conmigo; era como si retrocediéramos el tiempo.
Ese calor de nuevo latía con cada juego, creí podía sonreír. Olvide a tu amado kouhai, ese Kaidoh Kaoru.
El jamás alcanzaría a comprender la manera en que tu y yo nos conocemos y hablamos.
Es cierto que perdí, pero volví a ver tu sonrisa, algo mucho mejor que una victoria.
Pero veo eres un tramposo y que si has de odiarme por haber roto tu sueño. Ese mocoso...cambio su aspecto, sus facciones se suavizaron tanto que me sorprendió; su mirada era cálida y suave, como aliviada. Diciendo sabía ganarías por encima de mí.
Y tú, le tenías que responder con un gesto de cariño.
Kaidoh no tiene rastro de haber sufrido como yo a tu lado.
¡¿Por qué a él si lo has tratado bien?!
Me estas castigando con él, me estas grabando a fuego lo que sientes.
Y lo pero de todo, es que este sentimiento por ti me asquea y me gusta, que me dan ganas de desaparecer al chico que te robó y hace me veas con desdén.
Algún día juro te voy a derrotar para que regreses.
Y luego lo derrotaré a él para que sufra como yo.
Solo espero no perder más
-nos vemos, Renji-
-si, saludos a Kaidoh-kun-
-gracias-y se acabó.
El entrenamiento que compartieron por unas horas se terminó. Bye Bye ilusiones, hola de nuevo agonía.