No sabía desde cuando empezó esa inusual atracción hacia esa persona, se supone que amaría por siempre y para siempre a Kyoko Sasagawa, se casarían, tendrían hijos, vivirían felices y morirían juntos, en ninguna parte de los planes que Tsunayoshi Sawada tenía, estaba enamorarse de un demonio y menos de ese, su vida había cambiado con la llegada de Reborn y por supuesto sus planes a futuro se torcieron de tal manera que hasta su sexualidad había cambiado.
No podía estar tranquilo y últimamente andaba mas elevado de lo usual, es decir, no dejaba de pensar en él, en Kyoya Hibari, en su cabello negro, sus curiosos ojos azules grisáceos, en su rostro. Ahora entendía por qué habían chicas que le daban el primer lugar entre los chicos mas guapos de Namimori y por supuesto solía pensar que ellas solo tenían instintos suicidas al querer pedirle una oportunidad a Hibari, y es aquí donde una duda existencial crecía en él: se preguntaba si sí le habría dado la oportunidad a alguna de las del montón, si acaso Hibari ya tendría pareja.
su mirada estaba clavada en su cuaderno intentando entender sin éxito el caso de el teorema de pitagoras y era como si de pronto los triángulos desaparecieran y una imagen del demonio de nami-Chuu aparecía ahí.
-No estás entendiendo nada Dame Tsuna, ¿en qué rayos estás pensando?- El castaño dio un pequeño brinquto al escuchar la voz de su tutor, se le había olvidado que Reborn estaba ahí.
-En nada, no estoy pensando en nada.- Fue la respuesta que le dio el castaño a Reborn.
-Ajá si, ¿y entonces por qué suspiras como una colegiala enamorada llena de frustraciones?.
-Yo... Yo no hago eso.- Un gran sonrojo apareció en el rostro de tsunayoshi.
A Reborn le pareció rara esa inusual reacción, lo común sería un "Reborn yo no me comporto así" y se vería enojado, algo andaba mal en la cabeza de su Dame alumno pero no sabría que es.
-¿En qué tanto piensas Dame Tsuna?.-
El castaño dejó de observar las para él, complicadas operaciones de su cuaderno para observar a su Tutor. Se preguntaba si debía o no decirle a ese demonio en miniatura sobre su atracción hacia su guardián de la nube. vivía rodeado de demonios y aveces se preguntaba que había hecho en su vida pasada para merecer eso.
-Reborn... Uh... ¿Puedo pedirte un consejo?.- El menor levantó una ceja en signo de interés y asintió con la cabeza.- Lo que pasa es que...
(...)
En otro lado, dentro de una sala, sobre la silla tras su escritorio se hallaba el ser mas temido en Namimori.
Kyoya Hibari, el sujeto que ha robado el corazón de muchas, le han temido, odiado y admirado, el ser cuya existencia misma es la que hace posible que muchas cosas en este mundo o en otros ocurra pero no nos vamos a centrar en que paradojas o mundos paralelos ha interactuado este ser o sus yo's paralelos.
Se encontraba con los brazos cruzados y con los ojos cerrados pensando.
Habían muchas cosas que caracterizaban a Hibari, una de esas es su forma de ser casi inexpresiva y su falta de sentimientos hacia otra persona; si una chica se le declara, él simplemente dice no a la propuesta y se va sin decir ni una sola palabra más, pero por primera vez en el tiempo que tiene de vida ha empezado a sentir una inusual atracción hacia alguien y eso le molesta pues esa persona es un herbívoro, un herbívoro molesto que aveces parece carnívoro, desde que todo empezó se decía a si mismo que lo que sentía solo era debido a la fuerza de este, un extraño tipo de admiración y ya, solo eso.
Escuchó la puerta del lugar ser golpeada y alguien tras ella habló:- Kyo san, Mukuro rokudo vino a hablar con usted.- Kusakabe dio la mejor noticia hasta el momento, se divertía mordiendo hasta la muerte a esa piña con problemas mentales.
Se levantó de su silla, tomó su gakuran posandolo sobre sus hombros y cogió sus tonfas.
-Hoy morderé hasta la muerte a ese herbívoro molesto.- dijo entre dientes con fastidio notable.