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48.El Lado Oscuro del Amor (06) por dayanstyle

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Notas del fanfic:

los gemelos del terroooor

CAPÍTULO 1

Jeongmin Lee veía cómo su compañero escalaba. Do Jin, descendía por la ladera de la cueva Shelflike. Alzó la vista para ver que había descendido casi dieciocho metros pero parecía que les faltaban otros dieciocho por recorrer.

—¡Esto    es    increíble!    —dijo    Do Jin, mientras  descendía—. Absolutamente increíble. No tenía idea de que esta cueva existía.

 

Jeongmin podría ver la luz de la lámpara en el casco de Do Jin brillando por las paredes de los acantilados, creando formas y patrones que parecían casi sobrenaturales en la oscuridad de la cueva.

A Jeongmin le encantaba bajar, explorar y hacer cualquier cosa al aire libre, pero esta cueva se sentía mal. No estaba seguro de por qué, pero su piel parecía vibrar con un presentimiento que le daban ganas de subir de nuevo y correr tan rápido y tan lejos como pudiera.

Pero había una tensión subyacente en sus músculos. Algo le estaba jalando más profundo en la cueva, y no eran las cuerdas que estaban usando. Una fuerza invisible parecía vibrar en el interior de Jeongmin, susurrándole, llamándolo más a lo desconocido. La oscuridad parecía hacerse eco a su alrededor. Y eso más que nada hacía que quisiera sacar su culo de ahí.

La pequeña abertura por la que él y Do Jin se habían deslizado era apenas un punto por encima de la cabeza de Jeongmin cuando vio de nuevo hacia arriba. Sentía como si dejara su mundo atrás y entrara en otro mundo. Sentía emoción cada vez que exploraba una nueva cueva, pero esta emoción no era igual. Esto era más como un antiguo mundo en el que el hombre no debía aventurarse a entrar. Era una  corazonada  y  una  oscura  sensación  que  parecía avanzar lentamente dentro de cada célula del cuerpo de  Jeongmin, advirtiéndole que regresara por las cuerdas y nunca viera hacia atrás.

Los dos contradictorios sentimientos estaban en guerra dentro de él cuando echó un vistazo a Do Jin. Una voz le llamaba a profundizar más adentro de la cueva, otra le decía que saliera.

Jeongmin sacudió la cabeza, preguntándose de  dónde infiernos venían esos sombríos sentimientos. Esto era sólo una cueva, como cualquier otra que hubiera explorado antes. Él era un espeleólogo, y lo más peligroso que podía suceder era encontrarse con una inundación, o sufrir hipotermia o caída de rocas. Oh, sí, y caer, pero Jeongmin estaba bien asegurado y las cuerdas atadas afuera estaban lo suficientemente bien en forma de ocho y con tornillos de precisión ajustadas a la tierra. Él sabía que las slings y carabiners estaban funcionando bien porque los había comprobado él mismo. Cuando se refería a su seguridad y la seguridad de las personas que iban con él, Jeongmin no perdía tiempo.

Se lanzó más abajo, viendo todo a su alrededor, mientras Do Jin seguía descendiendo. El mal presentimiento de que algo no estaba bien seguía con él. Mientras veía alrededor de la oscura cueva, Jeongmin sintió el golpe de una suave brisa. Hubiera jurado que escuchó la voz de alguien en el aire, susurrando para que él se acercara. Sacudió la cabeza y miró hacia abajo viendo que Do Jin había descendido aún más. Jeongmin comenzó a moverse de nuevo y, finalmente, llegó al fondo de la cueva.

Do Jin se quitó el arnés del cuerpo y luego la mochila. Se agachó y abrió el cierre de la mochila, sacando su cámara. Había un rebote de emoción en sus pasos, cuando se puso de pie y comenzó a tomar fotos de la cueva.

—Cuidado con el escalón —advirtió Jeongmin cuando Do Jin dio un paso hacia atrás, cerca de caer sobre un pedazo de losa de piedra que sobresalía unos centímetros de la pared. Se dio cuenta de que su compañero estaba muy emocionado, pero Jeongmin no podía compartir su entusiasmo. Tenía el estómago hecho nudos.

 

—Tengo que decirlo de nuevo. —Do Jin se echó a reír mientras tomaba algunas fotos más—. ¡Esto es asombroso!

Jeongmin sonrió. Aparte de la extraña sensación que se pegaba a su piel como un aceite negro, el lugar era justamente eso, asombroso. Tomó una linterna extra de la mochila después de desembarazarse  de  su  arnés  e  iluminó  directamente  frente   a él. Jeongmin pudo ver el lugar que solo permitía espacio para un hombre a la vez. Las catacumbas de estrechos espacios, parecían extenderse sin fin, mientras su linterna iluminaba la cueva.

Do Jin guardó la cámara en su mochila y luego se la echó sobre su espalda. —Comencemos. —Giró la cabeza. La lámpara en su casco iluminaba los espacios mientras avanzaba a través de la cueva—. ¿Estás interesado?

Jeongmin tomó una profunda respiración y asintió. No iba a permitirse salir de la cueva. Solo era otra cueva. Era como cualquier otra cueva. Sin fantasmas, Ghoulies, o alguna criatura inhumana habitando en la cueva. Era una simple cueva.

Y si no dejara de repetírselo, en realidad podría empezar a creerlo. Jeongmin usualmente no se asustaba tan fácilmente, pero había algo en esta cueva que estaba haciendo precisamente eso, asustarlo. Era una tontería, pero no podía evitar sentirse de esa manera. Nunca se había retirado de una exploración antes, y no iba a empezar a hacerlo ahora simplemente porque tenía los pelos de punta.

Colocando cuidadosamente los pies en los pequeños estantes que sobresalían de las paredes, Jeongmin lentamente iba tras Do Jin, sus pasos precisos y medidos.

El aire aquí olía a fresco, agradable y fresco. La temperatura parecía ser algunos grados más fría en el fondo de la cueva, pero Jeongmin estaba  vestido para el clima. Se empujó hacia   adelante, subiendo detrás de Do Jin mientras recorrían el pasaje uno a la vez. Do Jin había tomado la delantera, parecía no afectado por las espantosas sensaciones que Jeongmin estaba sintiendo. El hombre iba a todo vapor, emocionado y ansioso por explorar. Jeongmin usualmente se sentía de la misma manera, pero no hoy. No, hoy estaba siendo prudente, mientras avanzaban más a lo desconocido.

—Está tan malditamente oscuro —dijo Do Jin a medida que avanzaba—. No hay ninguna fuente de luz en ningún lado, solo la de mi casco.

Jeongmin también se había dado cuenta de eso. Las cuevas eran oscuras, pero la mayoría que él u Do Jin habían explorado en el pasado tenían algún tipo de iluminación natural de las aberturas por encima, por la que se derramaba la luz del día. Esta cueva no tenía aberturas naturales. El agujero por el que habían bajado al entrar aquí era apenas lo suficientemente ancho para que Jeongmin pasara.

Lo que decía cuán pequeña   era la apertura  en realidad. Jeongmin no era un hombre grande. Tenía un bonito cuerpo por las horas de ejercicio, pero no era voluminoso. Esa era la única apertura que Jeongmin había visto hasta ahora.

Quizás habría alguna luz al final de este túnel. Eso esperaba.

 

A medida que avanzaba, sentía como si estuvieran bajando más en la cueva, no subiendo. La temperatura siguió bajando, lo que hacía temblar a Jeongmin. No estaba seguro si era por la refrigerante temperatura o la sensación de que tenía su estómago anudado en ocho pedazos.

Jeongmin sintió un impulso en el pecho, una sensación como si debiera salir y volver a subir a la luz del día arriba de la cueva. Parecía que cuanto más abajo iba, más nervioso se ponía.

—¿Lo sientes? —Do Jin preguntó mientras seguía hacia adelante, sin detenerse una sola vez.

Jeongmin se calmó por un momento, tratando de ver a su alrededor, pero vio que su compañero de escalada no se había detenido, por lo que se adelantó. —¿Sentir qué?

—No sé —dijo Do Jin delante de él—. Se siente raro. Es como si mi cuerpo estuviera tratando de obligarme a regresar. Debe ser el cambio de presión.

Jeongmin nunca había oído hablar de querer correr como el infierno debido a cualquier cambio en la presión. Podía oír el nerviosismo en la voz de Do Jin mientras hablaba. Parecía que Jeongmin no era el único que se asustaba de estar aquí abajo. El movimiento del hombre se hizo más lento, y Do Jin parecía menos ansioso que cuando empezaron a bajar. Eso por sí solo le dijo a Jeongmin que él no se había estado imaginando cosas. Si Do Jin las sentía, entonces algo aterrador existía. ¿Verdad? —¿Quieres regresar?

—No —rápidamente dijo Do Jin y siguió avanzando—. Quiero ver qué tesoros podemos encontrar aquí.

No había tesoros que encontrar, al menos ninguno que pudiera ser pesado como el oro o la plata. El tesoro era explorar lo desconocido, la búsqueda de una cueva que no había sido explorada antes o no en los últimos tiempos. Llegaron a un espacio abierto y Jeongmin se acercó a ayudar a Do Jin. Se detuvo y bajó su mochila, se colocó en cuclillas y sacó la lámpara adicional. Como había esperado, no había iluminación natural en esta cueva y Jeongmin necesitaba la linterna si iba a querer tener una mejor visión de lo que estaba a su alrededor.

—Santa mierda —Do Jin medio murmuró y medio gritó asombrado.

Jeongmin se giró para ver a Do Jin. Su pareja veía hacia la oscuridad, la lámpara del casco iluminaba algo que encontró fascinante por la manera en que tenía ligeramente abierta su boca. Jeongmin giró la cabeza, viendo en la dirección en la que Do Jin estaba viendo. Se quedó sin aliento mientras estaba allí parado viendo la más extraña escritura en la pared que hubiera visto.

—¿Qué es eso? —Do Jin preguntó.

 

—No sé —dijo Jeongmin mientras se acercaba, iluminando la pared de arriba hacia abajo, de ida y vuelta, viendo grabados de algunos extraños símbolos que no reconocía. Los símbolos cubrían las paredes de arriba hacia abajo y de un extremo de la habitación al otro. Jeongmin estaba bastante seguro de que ellos estaban en una especie de cámara. Que no era muy grande, y las paredes parecían más suaves aquí, menos afiladas. Pasó la mano por la pared, sintiendo los grabados bajo sus dedos. Él usó la linterna para ver los trazos de los extraños símbolos. Estaban gastados, sin brillo, y Jeongmin podría decir que fueron grabadas hace años, pero aun así todavía podían verse los símbolos.

Do Jin sacó su cámara de su mochila y comenzó a fotografiarlos. El flash de la cámara cegó temporalmente a Jeongmin cuando dio un paso atrás y luego cayó sobre su culo. Gritó al sentir un latido de ardor en el brazo. Cuando tocó el área dolorosa sintió la humedad. Maldición, estaba sangrando.

—Necesito el equipo de primeros auxilios.

 

Do Jin se colocó la correa de la cámara sobre su cabeza y dejó que colgara a su lado mientras tomaba su mochila y corría hacia Jeongmin. —¿Qué tan grave es?

—No estoy seguro, pero me duele como el infierno. —Lo que le cortó en el brazo, le había desgarrado a Jeongmin la ropa de protección. Bajó la vista apartando la mano del corte e iluminó con la luz de su casco sus dedos. Había más que un rastro de sangre en la mano. Era más como un pequeño charco rojo carmesí decorando sus dedos. Iba a necesitar puntos de sutura. Pero primero, tenía que detener la hemorragia antes de que se desmayara aquí abajo.

Eso no sería algo bueno.

 

Jeongmin sintió que la sangre empapaba su ropa, goteaba a su mano, y descendía hacia el suelo. Do Jin ató un improvisado torniquete alrededor de la parte superior del brazo, aplicando presión para detener el sangrado. Vendó el brazo de Jeongmin lo  mejor que pudo. —¿Estás bien para regresar a través del estrecho pasaje?

—No tenemos que irnos solo porque me corté. —Jeongmin no iba a interrumpir el breve tiempo solo porque se cayó. Ésta era una oportunidad única en la vida de fotografiar lo que probablemente ninguna otra persona había visto aparte de quien talló las paredes. Él no iba a desperdiciar esa oportunidad.

—¿Estás seguro? —Do Jin preguntó.

 

—Estoy seguro —dijo Jeongmin mientras se ponía de pie. Se sentía un poco mareado, pero sabía que podía manejarlo. Mientras no se quedara aquí mucho tiempo, él iba a estar bien—. Toma las fotos.

Do Jin le dio una larga mirada antes de asentir y tomar la correa de su cámara de alrededor de su cuello. Los flashes comenzaron de nuevo mientras Jeongmin caminaba alrededor de la cueva, pasando las manos sobre la suave textura de la pared, sintiendo la escritura antigua en la punta de los dedos una vez más. Jeongmin no estaba seguro, pero podía jurar que no era alguno de los idiomas documentado que hubiera visto antes.

¿Qué decía? ¿Qué significaba eso? ¿Quién grabó los símbolos en la pared de una cueva olvidada hace mucho tiempo? Oía el clic de la cámara a la distancia detrás de él. Jeongmin se dio la vuelta y juraría que vio la tierra moverse justo al lado de los pies de Do Jin.

—Do Jin —dijo Jeongmin lentamente.

 

—¿Qué? —su compañero le preguntó mientras seguía tomando foto tras foto. Jeongmin señaló con la luz de su linterna hacia el piso de tierra, viendo que la tierra parecía diferente, recién removida. Ya no estaba aplastada, ahora parecía como un hormiguero, recién hecho. Tragó saliva.

—Do Jin…

 

Do Jin se dio la vuelta, viendo a Jeongmin. Incluso en la caverna débilmente iluminada, Jeongmin pudo ver el duro brillo en los ojos de Do Jin. —Estoy tratando de conseguir algunas fotos  premiadas aquí. ¿Qué sucede?

Jeongmin nunca había oído hablar a Do Jin  de  esa  forma antes. Había irritación y molestia, todo mezclado en uno. Ellos eran compañeros apenas desde hace seis meses. Realmente no conocía a Do Jin bien. El hombre era un espeleólogo condenadamente     bueno, pero socialmente nunca se juntaban. Jeongmin no se preocupaba de que Do Jin le hablara de esa manera.

Jeongmin iluminó a la tierra, todo su cuerpo se congeló de horror al ver una mano, o lo que parecía una mano, empujar hacia arriba desde abajo del suelo de tierra. El grito se congeló en la garganta cuando vio huesos, con piel tan seca y podrida que juró que estaba viendo cosas.

—Do Jin…

 

Do Jin se dio la vuelta, los ojos entrecerrados hacia Jeongmin. Jeongmin señaló hacia el suelo, con los dedos temblando incontrolablemente cuando salió el brazo y luego el hombro. Algo estaba emergiendo del piso de tierra, y Jeongmin no iba a quedarse para ver lo que era.

—¡Corre!

 

Dejando sus mochilas detrás, ambos salieron corriendo de la cámara al mismo tiempo. Do Jin empujó a Jeongmin y se arrastraba para salir por el agujero. ¡El hombre no se movía lo suficientemente rápido! Cuando Jeongmin vio hacia la tierra, vio que la cabeza había aparecido. El grito finalmente se liberó de la garganta de Jeongmin. Era tan fuerte que sus oídos comenzaron a sonar a causa del eco.

Jeongmin se giró, empezando a arrastrarse para salir. Tenía que salir de allí. Mientras se abría paso a través de la pequeña abertura, sintió un ráfaga de aire fresco llegar a su cara. El aire olía a viejo, a naftalina. Jeongmin hizo todo lo posible para no vomitar, pero el olor se había metido en su boca y golpeaba su garganta, lo que obligó a Jeongmin a toser, y sus ojos comenzaron a lagrimear.

Perder visibilidad a causa de las lágrimas no era la cosa más sabia que hacer. Hizo una pausa por un momento y se secó los ojos, oliendo la sangre de su herida en la mano.

—¡Do Jin! —Jeongmin gritó, pero nadie respondió. ¿Do Jin lo habría dejado atrás? No veía la luz del casco de Do Jin delante de él.

Se arrastró tan rápido como pudo, que no era tan rápido teniendo en cuenta que el espacio era tan estrecho que los hombros rozaban los lados de las paredes. Su brazo ahora le palpitaba dolorosamente, pero Jeongmin no iba a detenerse. No cuando él acababa de ver algo que era totalmente imposible. Sólo en las películas de terror las cosas surgían de la tierra, ¡no en una jodida cueva! Jeongmin finalmente salió al claro y regresó corriendo por donde había venido. Tenía la mano sobre la herida en su brazo y se apresuró a alcanzar a Do Jin.

El aire a su alrededor se movía tan rápido que el cabello de Jeongmin que le llegaba a los hombros se movía por el viento. Vio a Do Jin delante de él, quizás a unos seis metros. —¡Do Jin!

Do Jin miró hacia atrás, viendo directamente a Jeongmin a los ojos y luego dio la vuelta, corriendo tan rápido como podía.

¡El bastardo iba a dejarlo!

 

¡Do Jin estaba dejándolo atrás!

 

Jeongmin aumentó a una explosiva velocidad, haciendo  todo lo posible para no caer y golpearse mientras corría del peligro. No estaba seguro de poder salir de la cueva a tiempo antes de lo que fuera esa cosa lo alcanzara, pero seguro como el infierno que iba a tratar. Su herida le latía, recordando a Jeongmin que su ascenso para salir de esa cueva no iba a ser fácil ni rápido.

Jeongmin vio sobre su hombro. Eso fue un gran error. Gritó más fuerte esta vez, cuando vio los huesos envueltos en piel seca casi flotando hacia él. No podía pensar en una mejor manera de describir lo que la cosa estaba haciendo. Era rápido como el infierno, pero sus pies no parecían tocar el suelo. No había manera posible de que la cosa no tocara el suelo, pero cuando Jeongmin vio hacia el suelo... sí, eso estaba flotando, completamente correcto.

¿Por qué jodidos no había escuchado a sus instintos cuando bajó por la soga? Tendría que haberse dado la vuelta y salido de la cueva, no explorarla.

 

—¡Do Jin! —Jeongmin gritó y luego giró, golpeándose la cabeza contra una repisa que sobresalía unos diez  centímetros  de  la pared. Jeongmin se agarró la cabeza mientras caía al suelo. Podía sentir la cálida humedad cuando se apretó la cabeza  con  la mano. Estaba sangrando de nuevo. ¿Se iría a desmayar en esa cueva antes de ser comido vivo o moriría desangrado por descuido?

Esa era la segunda vez que se lesionaba, y tenía la sensación de que sangrar alrededor de esa cosa no era una buena idea. Ahora no era sólo su brazo el que palpitaba doliéndole, sino que ahora también su cabeza. Explorar la cueva no estaba funcionando como Jeongmin pensó que lo haría. Era como si la propia cueva estuviera tratando de mantener a Jeongmin atrapado profundamente en sus entrañas.

Jeongmin soltó la cabeza y la levantó para ver unos ojos negros viéndolo. Los ojos no estaban totalmente en las órbitas, ellos rodaban alrededor, laxos. Jeongmin iba a vomitar.

La cosa levantó su brazo, su mano extendida  hacia Jeongmin. Sus ojos se concentraron en los dedos. Era como de esas momias que estaban bien conservadas, pero la piel se estiraba sobre los huesos que eran visibles a través del tejido que faltaba. La piel parecía casi brillar.

—¡No me toques! —Jeongmin gritó mientras se deslizaba hacia atrás, su voz una octava más alta de lo que normalmente debería ser—. ¡Con una jodida, no me toques!

Su corazón estaba en su garganta, cuando se giró sobre sus manos y rodillas, se arrastró por el suelo de la cueva, y luego corría tan condenadamente rápido que otro estante que sobresalía casi le cortó en la cabeza. —¡Do Jin! —Jeongmin gritó cuando vio a su compañero a mitad de camino hasta la entrada del techo de la cueva. ¡El bastardo realmente lo estaba dejando atrás!

Do Jin bajó la mirada hacia él y luego detrás de Jeongmin, con los ojos tan abiertos que Jeongmin pensó que iban a saltar de sus órbitas. Se atragantó con un grito, a sabiendas de lo que Do Jin estaba mirando. Esa cosa debería de estar justo detrás de él. Do Jin subió más rápido por la soga.

 

—¡Estás por tu propia cuenta Jeongmin! —Do Jin gritó desde las sogas.

 

Jeongmin sacudió la sangre de la cara que corría en pequeñas gotas a los ojos, cegándolo. No podía permitirse el lujo de no ver en estos momentos. «No ahora. Por favor, no ahora».

Jeongmin estaba tratando de no estar en shock porque Do Jin lo abandonara. El bastardo en realidad lo había dejado y se iba. Simplemente no podía lograr pasar más allá de ese hecho. Do Jin prácticamente lo estaba entregando a esa cosa, mientras que él escapaba.

Jeongmin llegó a su arnés, pero estaba aterrorizado de no conseguir salir a tiempo. Esa cosa venía tras él, y Jeongmin tenía demasiado miedo de ver hacia atrás de él para ver qué tan lejos estaba. Alzó la vista para ver a Do Jin colgando de la cuerda un segundo y desaparecer al siguiente. Una mancha oscura había cruzado ante la vista de Jeongmin. Lo único que quedaba ahora era la oscilante soga colgando.

Do Jin gritaba desde algún lugar de la cueva, y Jeongmin se preguntó si lo que había agarrado a Do Jin era la misma criatura que había estado justo detrás de él. Él miró sobre su hombro y vio que lo que lo había perseguido a él estaba de pie a su izquierda, mirándolo fijamente, pero ya no se acercaba.

Jeongmin se sintió mal cuando se dio cuenta que había dos criaturas en la cueva. Su corazón estaba golpeando en el pecho mientras veía a su alrededor, tratando de lograr ver hacia donde Do Jin y la segunda criatura estaban. ¡Esto no era real! Esto no podía ser. Tal vez se había desmayado en la cámara por la pérdida de sangre y estaba soñando todo esto.

Jeongmin veía a la criatura a unos pocos metros y sabía sin lugar a duda que no tenía una imaginación tan vívida.

Ellos eran reales.

 

No estaba seguro de qué tipo de criaturas eran, y Jeongmin no iba a quedarse a averiguarlo. Jeongmin rápidamente tomó el arnés atándolo a su cuerpo con sus torpes dedos, sintiéndose del triple del tamaño, colocando las correas del cinturón de seguridad en su lugar. No fue capaz de engancharlo en el carabiner. Sus manos temblaban demasiado.

La criatura que había estado siguiendo a Jeongmin se quedó ahí, pero no lo tocó. Jeongmin no estaba seguro de qué fue lo que detenía a la cosa, pero no iba a presionar su suerte, esperaba que la criatura se quedara ahí, mientras él se escapaba.

Tenía que salir de ahí.

 

La criatura comenzó a hablar, pero Jeongmin no podía entender una palabra de lo que decía. Sonaba como huesos chocando juntos más que nada. Sacudió la cabeza, sintiendo el pánico creciendo en su interior mientras un sollozo salía de su pecho.

—No te entiendo. No entiendo lo que estás diciendo. —Las palabras eran medio tensas y medio sollozos. Estaba haciendo todo lo posible para no desmoronarse. Jeongmin tenía que mantener su ingenio sobre él. Pero al ver el esqueleto delante de él con la piel tan oscura, tan seca, estirada sobre sus huesos, Jeongmin no estaba tan seguro de poder mantener la compostura mucho más tiempo.

Jeongmin vio que la criatura inclinó la cabeza hacia un lado, un movimiento casi de pájaro, mientras sus ojos rodaban libremente dentro de sus órbitas. Jeongmin se defendió de la necesidad de gritar ante la vista, pero su estómago no tenía ningún problema en revolverse por las náuseas.

El grito no se quedó atrapado en la garganta por mucho tiempo. No cuando la criatura llegó a Jeongmin, sus dedos huesudos se acercaban a él. —¡No me toques! Por favor, no me mates —sollozó Jeongmin—. No me mates, por favor. No quiero morir.

Los huesos del esqueleto se envolvieron alrededor de la muñeca de Jeongmin, la jaló más cerca de él mientras la otra mano alcanzaba la cara de Jeongmin, el roce de huesos murmurando en la mejilla de Jeongmin.

 

Jeongmin sintió un primitivo terror en su estómago extenderse por todo su cuerpo. Su corazón estaba tratando de escapar a través de la garganta, cuando la criatura jaló a Jeongmin más cerca.

Rezó por no desmayarse.

 

Si se desmayaba, no podría despertar.

 

Vio con congelado terror cómo la cosa jalaba  su muñeca hacia su boca. Los labios se retrajeron, la piel tan tensa que los dientes de la criatura estaban totalmente expuestos y Jeongmin gritó una vez más, cuando vio el par de colmillos cubiertos de tierra. Los colmillos eran amarillos, sucios, y de apariencia burda, pero aun así lo suficientemente afilados como para hacer un daño grave.

Jaló su muñeca, tratando de liberarse del férreo control de la criatura, pero la criatura no lo soltaba. El agarre era demasiado fuerte, incluso para algo que sólo era huesos y piel seca. Se llevó la muñeca de Jeongmin hacia su boca, y Jeongmin era impotente para detenerlo.

«Oh, infiernos»Esto no le estaba pasando. No podía ser. Esto era algo que se debe ver desde el sofá en una película de terror, no algo que viene hacia ti. Ésta era una verdadera pesadilla de la que Jeongmin rezaba poder sobrevivir.

Sus pensamientos se giraron y se hicieron añicos cuando la criatura abrió la mandíbula, mostrándole a Jeongmin que no había ningún tejido ni músculo en la cavernosa profundidad. No había nada más que huesos y dientes. Los dientes que ya no parecían burdos, sino lo suficientemente afilados para romper la muñeca. La criatura mordió la muñeca de Jeongmin. El dolor era agudo e intenso y Jeongmin volvió a gritar al sentir los bordes de su visión desvanecerse.

Jeongmin tragó un par de veces, parpadeando con rapidez y haciendo todo lo posible para permanecer consciente de que la criatura bebía su sangre. Jeongmin tenía miedo de jalar su muñeca. Miedo de jalar su brazo por temor a que la piel de la muñeca se arrancara y se desangrara y morir en el suelo de la caverna.

 

Él ya estaba sangrando de la cabeza y el brazo. Una herida de la muñeca sólo sería la cereza de este pastel de pesadilla.

La lengua de la criatura era gruesa, áspera, si incluso se podría llamar lengua a lo que raspaba su muñeca, como si lamiera su sangre, su tejido, su carne. La lengua era más como una ciruela pasa seca que un músculo suave mientras iba de atrás hacia adelante de su piel.

Jeongmin se estremeció con repugnancia.

 

La criatura levantó la cabeza. Jeongmin se horrorizó cuando vio su sangre derramarse por la parte posterior de la garganta de la cosa, salpicando sobre las costillas y la columna vertebral, cayendo sobre el suelo de la cueva. No había tejido, ni músculo, ni nada para recoger la sangre y absorberla.

Sin embargo, la criatura parecía que acababa de ser bien alimentada.

Con la preciosa sangre de Jeongmin. La sangre que ahora yacía en el suelo.

Eso seguro como la mierda que parecía una gran cantidad de sangre de Jeongmin. ¿Cuánto había tomado esta cosa?

Lo cosa movió la mandíbula varias veces, abriendo y cerrando su boca, y luego un extraño y claro sonido salió de su garganta. Jeongmin vio con horror fascinado cómo la garganta comenzó a llenarse. Se formó tejido y el músculo llenaba el lugar, cerrando lentamente la parte superior del cuerpo de la cosa, el esófago ahora estaba bien cubierto.

La cosa se aclaró la garganta otra vez,  y  luego  abrió su boca. —¿Dónde estoy? ¿Qué año es? —Y luego la criatura se acercó más—. ¿Dónde está Jaehyo?

Jeongmin sacudió la cabeza rápidamente hacia un lado y otro, tratando de nuevo de jalar su muñeca. La sangre seguía brotando y se extendía a partir de las dos punzantes heridas, pero Jeongmin aceptaría la pérdida de sangre si pudiera ser libre. —Yo… Yo no conozco a ningún Jaehyo. Por favor, déjame ir —se lamentaba en voz baja.

La criatura se inclinó, con la cara del esqueleto muy cerca del cuello de Jeongmin. Temía que la cosa fuera a hundir los colmillos en un lado de su cuello. Pero en lugar de morder a Jeongmin, la criatura hizo un sonido raro como de respirar y olfateó a Jeongmin.

—Hueles... —La criatura vaciló, mirando alrededor de la cueva como si estuviera buscando la palabra correcta—. Húmedo —dijo un momento después.

«¿Húmedo?»

 

¿La cosa realmente dijo húmedo? Eso no podía ser una buena cosa.

—Puedo oler tu miedo. Puedo oler tu sangre. Puedo oler tu carne. —La criatura se movió en torno a Jeongmin en un círculo completo antes de terminar de nuevo frente a él. Jeongmin notó que los ojos de la criatura estaban ahora también llenos. Ya no rodaban en sus órbitas. Los globos oculares eran sólidos, el tejido alrededor de los ojos era más evidente, y los ojos veían directamente a Jeongmin. Se dio cuenta de que los iris eran de color azul, casi parecía un humano.

—Sí, yo...uh... —Jeongmin se apagó. No estaba seguro de qué decir a eso. ¿Cuál sería la respuesta adecuada a alguien que decía que podía oler tu carne? Eso realmente no era una pregunta, por lo que Jeongmin eligió guardar silencio. La criatura de pie delante de él no tenía carne. Bueno, la tenía, pero seca y se extendía a través de sus huesos, excepto alrededor de la garganta de la cosa y los ojos. Esa parte de él parecía estar formándose a un ritmo alarmante. Era como mirar a un hombre a medio formar.

El hombre no tenía carne, ni sangre, ni tejido. Jeongmin tenía reparo en señalar esas cosas por temor a que la criatura tratara de llevarse los de Jeongmin.

La criatura se aclaró la garganta una vez más, y sonaba casi humano. —Soy conocido como KwangMin.

 

 Continuara...

 

Notas finales:

O_O


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