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49. Toma mi Mano (29) por dayanstyle

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Hyukjin veía de reojo a su hermano mientras caminaban por el largo camino rural. Caía la tarde, el sol seguía alto y caliente, por lo que Hyukjin deseaba un vaso de agua helada. También estaba cansado como el infierno. Sabía que Hyuk también estaba muy cansado. Pero su hermano menor, no se quejaba mientras Hyukjin trataba de averiguar exactamente a dónde iban y qué iban a hacer una vez que llegaran ahí. El problema era que no sabía donde se encontraban.
 
No había visto una señal en kilómetros.
 
 
Habían salido de la última ciudad en la que se encontraban cuando el trabajo se había terminado. Hyukjin solo había girado al sur y empezado a caminar, Hyuk lo siguió. No era la forma más inteligente de planear su próximo movimiento, pero Hyukjin estaba cansando de intentar planear su vida y llegar a ninguna parte. Quizás simplemente saliendo de la puerta con rumbo a lo desconocido era lo que necesitaban.
Hyukjin era un planeador, un organizador y un pensador. Eso había funcionado bien hasta que él y su hermano comenzaron a moverse de ciudad en ciudad. Últimamente sus planes no habían estado funcionando de esa manera, por lo que había hecho algo que nunca había hecho antes.
 
Simplemente... ir  con  la corriente. Pero ahora estaban perdidos.
 
 
-Ahí hay un letrero -señaló Hyuk acelerando el paso, tenía más energía de lo que Hyukjin creyó originalmente-. Eso deberá decirnos dónde estamos.
 
Hyukjin lo esperaba. También esperaba encontrar un trabajo y un lugar para vivir para él y Hyuk. Estar en la ruina y sin casa, no te dejaba muchas opciones. El último trabajo no les dejó mucho, pero aún tenía el dinero de su último cheque de pago en el bolsillo. Tan poco como era, Hyukjin podría decir que estaban en la ruina y así era. Si no encontraban trabajo pronto, los trescientos mil wons no durarían mucho tiempo.
 
-¿Crees que encontremos trabajo aquí? -Hyuk preguntó con ansiedad mientras se dirigía rápidamente hacia el letrero. Hyukjin deseaba tener la energía de Hyuk. A los veinticinco años, Hyukjin se sentía viejo como el infierno. Había estado en la carretera con su hermano por unos meses, tomando trabajos esporádicos aquí y allá, durmiendo en moteles de mierda.
 
Hyukjin quería más  de  la  vida  que  ir  a  la  deriva  con él. Quería un lugar al cual llamar hogar. Quería un lugar en el que pudiera echar raíces. Sabía que Hyuk anhelaba lo mismo. Eran sólo él y su hermano. Eso era todo. Pero Hyukjin sabía que Hyuk quería una familia numerosa. El hombre siempre había querido tener una familia numerosa.
 
Pero eso no estaba en los planes. Sus padres se habían detenido con dos niños, Hyuk no se quejaba, pero Hyukjin sabía que el hombre no estaba contento con eso.
 
Eso es lo que Hyukjin amaba tanto de su hermano. Hyuk era tan fácil de complacer, eso hacía que el estado de ánimo melancólico de Hyukjin fuera aún más evidente.
 
Él y Hyuk habían compartido un lugar juntos en el Condado de Oryu-dong, pero el dueño había encontrado una laguna en su contrato de arrendamiento y los expulsó  porque había tratado de abordar a Hyuk y su hermano lo había rechazado.
 
Sin dinero y sin un lugar para quedarse, decidió buscar una nueva ciudad para vivir, quería cortar por lo sano y una nueva vida. Pero Hyukjin también quería regresar con ese arrogante bastardo y golpear al propietario en la cara por un buen rato.
 
Era lo que se merecía.
 
-Eso es lo que espero -dijo Hyukjin, finalmente cuando alcanzó a Hyuk, que estaba trotando hacia el letrero-. Pero no te hagas ilusiones, hermanito. Los tiempos son difíciles, y los empleos simplemente no están esperando para ser dados.
Hyuk finalmente se detuvo, de pie delante del letrero, con las manos en las caderas mientras inclinaba la cabeza hacia atrás, leyendo el letrero a un lado de la carretera. Era una señal de colores brillantes, para que cualquier persona que lo viera se sintiera bienvenida. Seguro como la mierda que Hyukjin esperaba que ese fuera el caso.
 
-Bienvenidos a   la   Villa   Kim. Alcalde,   Kim Jongin. Población, novecientos. -Hyuk leyó el letrero en voz alta y luego se giró hacia Hyukjin, una mirada escéptica en sus ojos de color gris claro-. Esos no son muchos.
 
Hyukjin estaba de acuerdo. En un pueblo tan pequeño, no podrían encontrar ningún trabajo. Sería una vergüenza recorrer todo el camino sólo para ser rechazados. Sin embargo, no podía permitirse pensar de esa manera. Hasta el momento habían tenido mucha suerte cada vez que entraban en los pueblos pequeños a lo largo de su camino, y Hyukjin rezó por que su suerte siguiera en este pueblo aún más pequeño.
 
Porque si su suerte, finalmente se volvía agria, estarían jodidos. No estaba seguro en dónde estaba la siguiente ciudad, y Hyukjin estaba cansado  de viajar por  carreteras secundarias. Quería colgar su sombrero proverbial y sacar el tapete de bienvenida.
 
-Aun así podemos ver si hay vacantes en las tiendas o restaurantes. La mayoría de los pequeños pueblos tienen al menos un almacén y un restaurante. -No estaba tan seguro, pero darle un poco de esperanza a Hyuk no hacía daño. Darse a sí mismo algo tampoco estaba mal.
 
-Puedo trabajar en un taller. No olvides eso, idiota -Hyuk bromeó y luego saltó al camino, cuando Hyukjin iba a darle una palmada. Se alegraba de que Hyuk siguiera de tan buen humor. Sabía que ser echados fue duro para su hermano.
Aun le molestaba a Hyukjin el pensar en lo que el propietario les había hecho. Probablemente podrían haber luchado el caso en la corte, pero el dueño tenía los derechos. No había agregado a Hyuk en su contrato de arrendamiento, cuando su hermano se había mudado. No se le había ocurrido a Hyukjin hacerlo. El dueño era un cabrón, y nunca arreglaba nada. Hyukjin había pensado que al hombre no le importaría si Hyuk se mudaba. Infiernos, Hyukjin había pensado que el tipo no se daría    cuenta.
 
Pero se había dado cuenta de que Hyuk estaba ahí.
 
Su hermano con cabello rubio oscuro y ojos de color gris claro atraía siempre a hombres y mujeres, pero era la personalidad de Hyuk la que siempre se ganaba a todas las personas mayores. Era vibrante, ingenuo y tan lleno de vida que Hyukjin se sentía simple en comparación.
 
No pensaba mal de su hermano por tener una personalidad que se ganaba incluso al más duro de los hombres, pero en casos como el del propietario, no había ayudado. Eso causó que los feroces instintos de protección de Hyukjin salieran para proteger a su hermano menor.
 
Y la parte loca de lo que había sucedido era que Hyuk no había actuado de ninguna manera coqueto. Simplemente actuó como era Hyuk, su disposición natural captaba la atención incluso del más podrido de los hombres.
Eso realmente apestaba. El tipo era demasiado dulce para ir por la vida aguantando mierda de gente como el arrendador de Hyukjin.
 
De nuevo, quería regresar ahí y darle una paliza al cabrón que había alterado su vida.
 
-Será mejor que nos movamos, si queremos alcanzar los negocios abiertos a estas alturas de la tarde. Nos va a tomar por lo menos una o dos horas mas llegar a la ciudad. -Hyukjin estaba acalorado y cansado como el infierno, pero él preferiría dormir en una cama —aunque fuera en un motel barato— que afuera en el bosque, a pesar de que habían tenido que hacer eso una o dos veces. No fue muy divertido, y la tierra no era tan cómoda como parecía.
Y Hyukjin ni siquiera iba a pensar en lo extremadamente oscura que sería la noche en el campo.
 
-Entonces vamos, empecemos a movernos. -Hyuk corrió, riéndose cuando Hyukjin frunció el ceño. Cada hueso de su cuerpo le dolía por caminar durante tanto tiempo, y Hyuk estaba actuando como si estuviera fresco y vigorizado por sus viajes. ¿Cómo infiernos hacía eso?
 
-Cálmate o te ataré a un árbol y te dejaré ahí para los osos.
 
-¿Hay osos en estos bosques? -Hyuk tragó saliva mientras giraba bruscamente la cabeza en todas direcciones, sus ojos grises viendo alrededor de la zona salvaje-. Nunca me dijiste que aquí habría osos. -Su hermano se veía más pálido y  abrió más los ojos por un segundo. Hyukjin se río interiormente. Su hermano era demasiado fácil.
 
-Probablemente los haya, pero no eres lo suficientemente dulce para ellos. -Seguro como la mierda que él esperaba que no hubiera ninguno por aquí. No se le había ocurrido cuando bromeaba con Hyuk. Pero ahora que lo pensaba...
 
-¿Sabes lo que dicen acerca de escapar de un oso?
 
-Hyuk bromeó, pero aceleró el paso mientras veía nerviosamente a su alrededor.
 
-Si corres, me aseguraré de que el oso nos coma a los dos -advirtió Hyukjin, pero se apresuró a llegar junto a su hermano.
 
¿Por qué infiernos tenía que pensar en osos en un momento como este? Había mucho bosque a su alrededor, era fácil imaginar a un oso saliendo del bosque y cazándolos. Ya era bastante malo que Hyukjin le tuviera miedo a la oscuridad. No le hacía falta empezar a imaginar a animales salvajes tratando de comérselos.
 
Oh ¿Por qué, tenía que hablar de grandes animales salvajes? Ahora eso era todo en lo que iba a pensar.
A veces era tan jodidamente brillante que se engañaba a sí mismo.
 
Hyukjin y Hyuk mantuvieron un ritmo constante, pero no dejaban de girar la cabeza hacia atrás y adelante mientras se dirigían al pueblo. Para cuando el pequeño pueblo estuvo a la vista, Hyukjin tenía dolor de cabeza. Ahora no sólo estaba cansado y acalorado sino que tenía el cuello adolorido por girarlo de un lado a otro constantemente. Dios, lo único que quería era una ducha de agua fría y una cama suave.
 
Tal vez algo de comer también. Se moría de hambre.
 
-Se ve pintoresco -comentó Hyuk, cuando pasaron junto a un centro recreativo. El edificio no era grande, pero aun así había vehículos en el estacionamiento y podía escucharse a niños jugando-. Si pudiéramos vivir aquí, yo sería feliz.
 
Esa era la primera vez que Hyuk había dicho algo sobre ser feliz en un pueblo. Su hermano era por lo general el primero en tratar de salir corriendo de los lugares. Hyukjin había tratado de encontrar algo bueno en cada pueblo en el que habían estado, pero Hyuk siempre hablaba de seguir adelante.
 
Hyukjin iba a tratar de malditamente asegurarse de que a Hyuk le gustara quedarse aquí, y encontrar trabajo. Si Hyuk era feliz, Hyukjin no iba a hacer nada para destruir ese sentimiento.
 
Vio un restaurante más adelante a kilometro y medio y se dirigió a él. Los restaurantes tenían trabajos fáciles para hacer. Lavar los platos y atender mesas no era ciencia espacial. Hyukjin sólo esperaba que este pueblo no fuera tan pequeño que no necesitaran de ninguna ayuda.
 
Empujando la puerta del restaurante para abrirla, Hyukjin vio que el lugar tenía una buena cantidad de clientes sentados por todo el lugar. Había pensado que en un pequeño pueblo como éste, el restaurante tendría uno o dos clientes, pero se había equivocado.
 
Y vaya que estaba feliz de haberse equivocado. Quizás después de todo encontrarían trabajo. Una pequeña parte de él se llenó de esperanza mientras Hyuk y él entraban al restaurante. No era un lugar con grasa pegada en todas las superficies. El lugar estaba bien cuidado y era bonito. Hyukjin había visto algunos horribles y se estremeció al pensar que Hyuk y él habían comido en esos lugares.
Pero en este lugar no le molestaría comer en cualquier momento. Parecía  que  el  propietario  de  este  restaurante se enorgullecía de tener el lugar limpio y darle un ambiente hogareño.
 
A Hyukjin le gustaba.
 
-Aquí huele bien -comentó Hyuk inhalando profundamente y después se dirigió a una de las mesas. Hyukjin lo siguió, olfateando el aire a su alrededor. El comedor olía bien. El que cocinaba sabía qué infiernos estaba haciendo.
 
Un mesero se acercó a su mesa, dejando los cubiertos y las servilletas para cada uno mientras les sonreía. -¿Qué puedo ofrecerles, caballeros? -preguntó mientras sacaba una libreta de ordenes de su delantal.
 
-Me encantan los tatuajes -dijo Hyuk mientras se inclinaba más cerca del hombre. Hyukjin pateó a su hermano por debajo de la mesa, negando ligeramente con la cabeza. No quería que su hermano menor molestara a nadie tan pronto como llegaban al pueblo. Estaban tratando de encontrar un trabajo, no ser expulsados.
-Gracias. -El camarero le sonrió-. Soy aficionado a ellos.
 
La sonrisa parecía tan genuina en el rostro del mesero que Hyukjin se relajó. La gente en los pueblos pequeños actuaba de manera diferente que en la gran ciudad. Se tomaban las cosas un poco más personales y Hyukjin realmente quería un trabajo y un lugar para vivir.
 
Hyuk vio a Hyukjin desde el otro lado de la mesa, pero se giró hacia el camarero con una sonrisa amistosa. -Voy a querer un jugo de naranja y un trabajo, si tienes uno.
 
Hyukjin estaba listo para golpear a Hyuk de nuevo. Así no era como planeaba preguntar. Su hermano menor se comportaba de manera extraña como el infierno en este pueblo y Hyukjin rezó porque Hyuk no arruinara la posibilidad de encontrar trabajo por parecer demasiado ansioso.
 
El mesero se río. -Voy a traer el jugo, y podría también tener un trabajo para ti.
 
-¿En serio? -Hyukjin preguntó con asombro, con la boca ligeramente abierta-. ¿Así de simple?
 
El   mesero   seguía   sonriendo,   asintiendo   hacia Hyukjin. -Bueno, yo no soy el jefe, pero sé que Baekho está buscando un ayudante de cocinero y un lavaplatos.
 
-Yo puedo lavar los platos -dijo Hyuk rápidamente, prácticamente rebotando en su asiento. Se veía complacido como el infierno mientras veía al mesero, que tenía un tatuaje de un muro de llamas lamiendo alrededor de su cuello, junto con otros tatuajes en varias partes de su piel visible-. Llámame señor lavador.
 
Hyukjin se quedó con la boca abierta. ¿Qué infiernos se le había metido a Hyuk? El hombre actuaba como si él y el mesero fueran amigos desde hace mucho tiempo. No podía imaginar lo que le sucedía a su hermano, pero miró al mesero para ver su respuesta.
 
-Iré a buscar a Baekho. Él es el que decide -dijo el camarero y luego le sonrió a Hyukjin-. ¿Quieres tomar algo?
Rápidamente cerró la boca, viendo a través de la mesa a su hermano que parecía demasiado malditamente engreído para su propio bien. -Una Coca-Cola -respondió Hyukjin.
 
-¿Qué fue todo eso? -Hyukjin preguntó una vez que el mesero se alejó.
 
-Si esperamos a hacer las cosas a tu manera podríamos perder la oportunidad de hablar con el dueño  -dijo Hyuk-. Acéptalo, Hyukjin, no eres realmente suave cuando se trata de hablar de ofertas.
 
-Lo soy -gruñó Hyukjin a su hermano-. Nos dieron nuestro último trabajo, ¿no?
 
Hyuk resopló. Era un sonido al que Hyukjin se había acostumbrado a que lo hiciera su hermano, pero seguía siendo molesto como el infierno. Parecía haber desarrollado el molesto sonido hace apenas unos meses, y Hyukjin deseaba que Hyuk nunca hubiera agarrado ese sonido. En su opinión era repugnante. -Apenas. Tuve que prometer trabajar los domingos solo para entrar al taller. Tus estándares eran demasiado altos, Hyukjin. Quiero decir, estábamos buscando un trabajo temporal, y empezaste a preguntar sobre un plan de retiro y jubilacion y cuándo serían las vacaciones. No puedes llegar a la puerta exigiendo beneficios cuando no vas a estar ahí mucho tiempo.
 
-Sólo estaba tratando de pensar en nuestro futuro -se quejó Hyukjin mientras se hundía de nuevo en el suave sillón de la banca-. Me lo agradecerás cuando llegues a viejo y sin dientes.
 
-Tengo veintiuno, Hyukjin. Falta recorrer un largo camino para eso. -Hyuk sacudió la cabeza, como si Hyukjin estuviera siendo irrazonable.
 
Hyukjin apartó la mirada de su hermano y miró a su alrededor al ocupado restaurante. Habían tenido esta discusión antes. Hyuk vivía en el aquí y ahora, sin pensar en el mañana. Su hermano era impulsivo y nunca pensaba en que algo podría pasar.
 
Hyukjin por el contrario sabía que necesitaban un ahorro. Él planeaba y ahorraba un poco de dinero de lo que hacían, invirtiendo en bonos y acciones. Podría tener solo veinticinco años, pero la jubilación estaría aquí antes de que ambos se dieran cuenta. Tenía que pensar en su futuro, algo de lo que Hyuk se negaba incluso a hablar.
Era un contador informal. Demándenme.
 
 
 
 
También sobre analizaba las cosas hasta que morían en la tierra agonizando de dolor. Hyukjin no hacía un movimiento a menos que lo pensara y lo volviera a pensar, y volviera a examinarlo por todos los ángulos. Era un milagro que incluso hubieran dejado su viejo departamento con el gran número de nuevas decisiones que habían hecho en los últimos meses.
 
Hyukjin vio al mesero hablando con un hombre detrás del mostrador y luego señaló hacia su mesa. Él se enderezó, haciendo todo lo posible para lucir presentable mientras el hombre con cada maldito tono imaginable en su cabello veía hacia ellos. No había manera de que ese color de cabello fuera pintado. Algunas personas tenían toda la suerte a la hora de tener un buen cabello. Parecía que Baekho —si era con quien el mesero estaba hablando— hubiera sido bendecido, no solo con   un buen cabello, sino también con una buena apariencia.
Algunas personas lo tenían todo.
 
Hyukjin no se consideraba feo, solo simple. Estaba bien construido. Trabajar al aire libre le había dado un buen cuerpo, junto con un excelente bronceado. Pero tenía el cabello castaño promedio al igual que sus ojos. No tenía nada atrayente y a menudo era pasado por alto.
 
Hyuk tenía la apariencia de su madre. Era un hombre muy guapo. Atraía la atención y usualmente era con Hyuk con quien coqueteaban.
 
Eso pateaba el ego de cualquier chico.
 
No albergaba malos sentimientos hacia su hermano menor, pero sería bueno de vez en cuando atrapar un pez.
El hombre con el cabello multicolor vino hacia su mesa, y Hyukjin vio cómo el hombre le sonreía a Hyuk. Si la buena apariencia de su hermano podría conseguirles el trabajo, más poder para Hyuk.
 
-He oído que están buscando trabajo -dijo el hombre mientras se acercaba a su mesa-. Soy Baekho-. El hombre estiró la mano y estrechó la mano de Hyuk.
 
La cabeza de Hyuk subía y bajaba con rapidez a medida que hablaba. -Soy Hyuk y sí, estoy buscando trabajo.
Hyukjin pateó a su hermano por debajo de la mesa de nuevo.
 
-Y él es mi hermano, Hyukjin. -Hyuk pateó a Hyukjin en respuesta mientras soltaba la mano de Baekho. Baekho vio a Hyukjin y le dio una sonrisa cortés.
 
-Necesito un asistente   de   cocinero   y   un lavaplatos. ¿Quién de ustedes puede llenar cual trabajo?
-Yo puedo formar espuma -dijo Hyuk rápidamente, dándole esa linda sonrisa de niño que solía usar cuando quería que algo cambiara a su favor.
 
«Sí, toma el trabajo fácil». -Yo puedo cocinar. He trabajado en muchos restaurantes. -Y lo había hecho. Habían estado en la carretera durante meses, y Hyukjin había trabajado en un par de restaurantes. Cocinar no era tan difícil. Era aburrido como el infierno. No podía entender cómo algunas personas hacían de la cocina una carrera. Pero lo bueno de cocinar aquí era que el lugar estaba limpio. Hyukjin trabajó en lugares menos que agradables. Eso era en parte la razón por la que odiaba trabajar en las cocinas. Algunos lugares deberían de haberse cerrado por violaciones de higiene.
Pero tenía la sensación de que este restaurante no tenía ninguno de esos problemas. Eso era un alivio.
-Entonces coman, caballeros, y tu me darás una prueba -dijo Baekho hacia Hyukjin. Imaginó que Hyuk había sido aceptado de forma automática al trabajo y Hyukjin tenía que dar una prueba. No era difícil lavar las ollas y sartenes.
 
-Preguntaré por ti cuando terminemos de comer -dijo Hyukjin y deseaba que Baekho se marchara. Sentía como si estuviera siendo objeto de estudio, y no le gustaba esa sensación. Hyukjin se sintió aliviado cuando Baekho finalmente se alejó.
 
Miró por la ventana a su izquierda al gazebo cruzando la calle, y la puesta de sol en el horizonte con bellos colores que se desvanecían para dar paso a la oscuridad, lo que le recordó que él y Hyuk necesitaban encontrar un lugar para dormir esta noche.
 
El mesero regresó, y Hyukjin se enteró de que el nombre del hombre era Donghae. Ordenó su comida y luego comió. Hyukjin veía por la ventana al pequeño pueblo, viendo como las luces brillaban en varias tiendas, algunas cerrando el negocio por la noche. Realmente era un hermoso pequeño pueblo, un lugar en que él y Hyuk podrían echar raíces, pero no podía evitar tener la sensación de que era un poco demasiado perfecto.
 
No estaba seguro de dónde venía esa sensación, pero tensaba sus entrañas, y Hyukjin no era de esos que ignoraban sus instintos.
 
-¿Soy yo, o este lugar parece un poco demasiado perfecto? -Hyukjin preguntó mientras comía lo último de sus verduras. Por supuesto, Hyuk no tenía nada nutritivo en su plato. Hamburguesas y papas fritas no formaban parte de una dieta saludable. Pero decirle a Hyuk que comiera mejor por su salud era como decirle a un niño que se sometiera voluntariamente a un baño. No sucedería.
 
-Te preocupas demasiado, Hyukjin. Este lugar  es perfecto. La gente es amable, la comida es increíble, y tengo un trabajo. ¿Qué podría ser malo en eso? -Hyuk miró a su alrededor, sonriendo y saludando a una pareja de ancianos-. Es como vivir en el WoderWorld.
 
Hyukjin no estaba seguro, pero había algo extraño acerca de este pueblo que hacía que sintiera como si tuviera hormigas subiendo por su piel. Este lugar era un poco demasiado perfecto para él. El pueblo era pintoresco, sereno y tranquilo. Algunos de los edificios eran nuevos, mientras que otros tenían una sensación de época. El pueblo se encontraba entre un profundo bosque que ayudaba a darle sombra a muchos de los edificios, y le daba una sensación hogareña.
 
Planeaba no confiar en el lugar, ahora que lo veía más de cerca.
 
-Debes ir a ver a Baekho. Aun tenemos que encontrar un lugar para dormir esta noche -Hyuk le recordó, sacando a Hyukjin de sus pensamientos.
 
Después de salir de su banca, Hyukjin se acercó al mostrador. Había una pequeña mujer japonesa hablando con un cliente en el otro extremo del mostrador, y Hyukjin vio un sombrero vaquero más allá de la ventanilla de órdenes. Todo parecía normal.
-¿Puedo ayudarte? -preguntó la mujer japonesa.
 
Hyukjin sintió que sus mejillas se calentaron cuando se dio cuenta de que la mujer era en realidad un hombre de huesos muy delgados. Maldición, se alegraba de no haber dicho, señora. Eso probablemente habría conseguido que le dieran una patada y lo sacaran del lugar. Pero tuvo que luchar para no ver abiertamente al hombre. Y era una lucha. Nunca había visto a un hombre que fuera tan lindo antes. Claro, Hyuk lo era, pero de una manera masculina. No este chico. Era andrógino en todos los sentidos de la palabra.
 
Hyukjin se controló y desterró la necesidad de verlo abiertamente, mirando arriba del hombro del hombre en lugar de a la cara. Rezó porque el hombre no se diera cuenta de lo que estaba haciendo. -Baekho me pidió que lo viera cuando terminara de comer.
 
El hombre asintió, y Hyukjin vio una brillante sonrisa en la cara del chico. ¿Todos aquí sonreían? Una vez más la idea de que este lugar era un poco demasiado perfecto perseguía la mente de Hyukjin. El chico dejó el mostrador, caminó a través de unas puertas cromados dobles, y luego desapareció. Hyukjin se sentó en una de las sillas altas, dejó escapar un profundo suspiro, y esperó a Baekho.
 
-Te dije que todo el mundo era amable -dijo Hyuk mientras se sentaba junto a Hyukjin-. Incluso esa mujer fue agradable.
 
El calor en la cara de Hyukjin regresó mientras ahogaba una carcajada. -Ella en realidad es un él.
 
-¡No hay manera! -Hyuk dijo más fuerte de lo que a Hyukjin le hubiera gustado. Hyuk no tenía un amortiguador entre el cerebro y la boca. Miró a su alrededor para asegurarse de que nadie estaba viéndolos. No serviría de nada hacer enemigos en el pueblo en el que intentaban encontrar un trabajo-. Seguro que es lindo.
 
-Basta ya. Lograrás que nos despidan, incluso antes de ver la cocina. -Y eso sería un récord para Hyuk. El hombre tenía ventajas, pero incluso a los chicos lindos se les podía alejar.
 
-Amargado -se quejó Hyuk, mientras apoyaba el mentón entre sus manos-. Quizás puedas encontrar a un médico por aquí que saque ese palo de tu culo.
 
-Hyuk. -Hyukjin dijo el nombre de su hermano con los dientes apretados. El hombre estaba en acelerado hoy. Se giró en la silla para ver de frente a Hyuk, su hermano inclinaba la cabeza mientras inclinaba un salero creando un pequeño montículo de gránulos blancos, y luego su hermano hizo lo mismo con la pimienta. Luego tomo una paja y comenzó a mezclar los colores juntos.
 
-¿Terminaron de comer? -Baekho preguntó mientras salía de atrás de las puertas cromados dobles, sus ojos de forma automática se estrecharon hacia el desastre que Hyuk estaba haciendo. Hyukjin dejó que su pierna se balanceara suavemente, viendo a su hermano mientras le daba una patada.
 
Hyuk suspiró y recogió los granos en una servilleta y luego se sacudió las manos. -Hemos terminado.
 
-Genial. Puesto que es tan tarde, podemos empezar a primera hora de la mañana -respondió Baekho tomando la servilleta con la que Hyuk había levantado su desorden y la arrojó a un cubo de basura.
 
-¿Sabes dónde podríamos   alojarnos   por   esta noche? -Hyuk preguntó antes de que Hyukjin tuviera oportunidad de formar las palabras en sus labios. Vio a Baekho.
 
-Pues bien, la posada de cama y desayuno esta llena. Así que sólo hay un lugar que puedo imaginar.
 
-Con Pa -el hombre que Hyukjin pensó que era una mujer saltó con una sonrisa.
 
-¿Quién? -Hyuk preguntó, sus cejas rubio oscuro formaron un profundo ceño fruncido.
 
-Eric Moon. Él tiene un rancho a unos kilómetros de aquí. También tiene lugar para personas que necesitan ayuda
-dijo Baekho.
 
-Nadie dijo nada sobre necesitar ayuda -Hyukjin gruñó automáticamente a Baekho y luego se arrepintió de  sus palabras. Baekho se sorprendió del estallido de Hyukjin. Hyuk lo veía como si tuviera problemas mentales y hubiera olvidado tomar su medicina.
 
Dios, estaba jodiendo esto.
 
-No estaba diciendo que necesitaran ayuda. Pa Moon les dará un lugar donde quedarse mientras la posada se desocupa.
Hyukjin no estaba muy seguro de poder pagar un elegante lugar como una posada de cama y desayuno. Esos lugares cobraban un brazo y una pierna. Él era un contador informal, y ese lugar se llevaría todo el dinero de su bolsillo.
 
A Hyukjin no le importaba quedar quebrado mientras supiera que Hyuk y él estuvieran a salvo. Pero no estaba dispuesto a tirar su dinero. Un motel barato estaría muy bien, incluso si estaba enfermo y cansado de ellos.
 
-Gracias -dijo Hyukjin con humildad en su voz, dándose cuenta que no tenía más remedio que tomar la sugerencia de Baekho. Eso no quería decir que le gustara aceptar limosna, pero sabía cuándo callar y jugar bien.
 
-Voy a hacer una llamada y luego les  daré  la dirección. Como he dicho, esta a sólo unos kilómetros de aquí.
 
-¿Cuánto es caminando? -Hyuk preguntó, y Hyukjin podía oír el cansancio en la voz de su hermano. Conocía esa sensación. Él estaba tan malditamente cansado que podría quedarse en el mostrador por el resto de la noche sin ningún problema.
 
Una vez más, Baekho se sorprendió. Pero no les preguntó cómo habían llegado al pueblo. Asintió y sacó su teléfono celular. -Uno de los hombres Moon los puede recoger.
 
-No quiero ser una molestia -dijo Hyukjin antes de que pudiera cerrar los labios. Hyuk había dicho una y otra vez que Hyukjin tenía demasiado orgullo, y parecía estar brillando en mal momento. Hyukjin estaba empezando a ver que Hyuk estaba manejando esta situación mejor. Por una vez, quizás debería dejar que su hermano menor tomara las riendas, a pesar de que era una sensación extraña para Hyukjin. Él era el hermano mayor, el que debía cuidar de Hyuk no a la inversa. Pero lo aceptó.
 
Incluso si no lo quisiera.
 
-No es ninguna molestia. Algunos de los hombres que viven en el rancho trabajan aquí. Yoseob viene en la mañana de todos modos. Pueden venir con él.
 
Fue muy agradable de Baekho ofrecer los servicios de Yoseob sin preguntarle al hombre. Ahora sabía que este pueblo era un poco demasiado perfecto. Hyukjin no era normalmente un hombre que sospechara, pero había algo en este lugar que era diferente. Su instinto le estaba gritando que examinara este lugar con un peine de dientes finos antes de que él aceptara algo. No quería acabar en una situación peor de la que había dejado en la ciudad.
 
Y sabía que iba a analizar ese pensamiento a muerte... una vez que él bajara la cabeza por la noche. Hyukjin estaba cansado como el infierno y sabía que su juicio se veía afectado por la falta de sueño y el cansancio.
 
Baekho guardó el teléfono celular en el estuche de cuero unido a un cinturón. - Moon Chansung se encuentra en camino.
 
-Gracias. -Hyuk le sonrió a Baekho y luego se giró hacia Hyukjin, dándole una palmada en la espalda-. Te dije que las cosas saldrían bien.
 
Hyukjin no estaba tan seguro de eso. Se dio cuenta de la forma  en  que  Baekho  estaba  mirándolos  con  extrañeza. Eran miradas furtivas, pero Hyukjin atrapó todas ellas. El hombre parecía estar estudiándolos, o escondiendo algo. No podía decirlo.
 
Después de unos veinte minutos, la puerta del comedor se abrió y entró un hombre muy grande. Los instintos de Hyukjin le dijeron que ese era el tipo que Hyuk y él estaban esperando, y sus instintos también le decían que se fueran lo más lejos posible de ese hombre. Había otro chico con él, y el pelirrojo era aun más grande que el primer hombre.
-Llegaron por ustedes -anunció Baekho.
 
Hyukjin tragó mientras veía a los dos hombres y luego a Hyuk. Su hermano estaba sonriendo.
«Lo imaginé».
 
Hyuk sonreiría, incluso si le apuntaban con un arma en la cabeza. El hombre no tenía sentido común.
 
-Deben de ser Hyukjin y Hyuk -dijo el hombre de cabello oscuro señalando con la cabeza a ambos-. Soy Chansung, y él es Junho.
 
Junho les dio una sonrisa forzada, sin mostrar los dientes, pero sus ojos eran lo suficientemente amables, demasiado amables en la opinión de Hyukjin. No vio completamente a Hyukjin, y eso hizo que Hyukjin sospechara aún más. Tal vez era la falta de sueño lo que lo tenía al borde, preparado para juzgar a toda la amable gente del pueblo. Hyukjin nunca antes había reaccionado de esta manera al entrar en una nueva ciudad.
 
No podía entender por qué estaba reaccionando de esta manera. Nunca en su vida había sido tan suspicaz y le estaba dando un maldito dolor de cabeza. A él no le gustaba, pero no podía descartar la sensación en sus entrañas de que se fuera de este lugar sin ver hacia atrás.
 
-Soy Hyuk -dijo su hermano levantándose y estrechando las manos de ambos hombres-. Y él es mi hermano, Hyukjin. No le hagan caso, es del tipo reflexivo. Aunque esta bien entrenado, por lo que no tienen que preocuparse de que muerda a alguien u orine la alfombra.
Hyukjin quería golpear a Hyuk.
 
Chansung se río, y Hyukjin se relajó. El hombre tenía una sonrisa sincera en su rostro, y eso suavizó sus duras facciones. Quizás la falta de sueño lo tenía al borde.
 
-Vamos, caballeros, regresemos al rancho. -Chansung les hizo una seña hacia la puerta, Junho salió primero. Hyukjin se sentía como un camarón junto a estos hombres grandes, y medía uno ochenta.
 
-La camioneta es cool -dijo Hyuk apreciando la camioneta de Chansung. Realmente era una dulce manera de pasear. Era mejor que lo que Hyukjin tenía, que era nada. Sin embargo, la camioneta estaba decorada con accesorios que la hacían verse aún más impresionante, por lo que Hyukjin sintió un poco de envidia. ¿Qué hombre no la sentiría?
 
-Gracias. -Chansung abrió la pequeña puerta en la parte trasera permitiendo que Hyuk y Hyukjin subieran a la doble cabina. Hyukjin normalmente no subía con extraños, pero sin un lugar para dormir, ¿qué otra opción tenía? Si tuviera el tiempo suficiente, Hyukjin se quedaría allí e interrogaría a Chansung acerca de hacia dónde exactamente iban y por qué debería confiar en un completo desconocido. Pero Hyukjin veía la expresión de agotamiento en la cara de Hyuk y decidió que podía dejar eso a un lado por esta vez.
 
Aunque no le gustaba.
 
En el viaje al rancho, Hyukjin observó a Chansung entrelazar los dedos con los de Junho. «Por lo tanto, son una pareja». Bueno, él podía manejar eso. Él mismo era gay, eso era una especie de alivio. Aun no le había dicho a Hyuk sobre su preferencia por los hombres, pero la conversación no había llegado. No había un momento que pareciera ser el correcto, y cuanto más tiempo Hyukjin se tardaba en decirle a su hermano, más difícil se volvía, hasta el punto de que Hyukjin no había dicho una palabra acerca de su sexualidad.
 
Chansung se apartó de la carretera principal a un camino pavimentado. Hyukjin estaba impresionado cuando se detuvieron frente a la antigua casa del rancho. Era la casa más grande que jamás hubiera visto, manteniendo una apariencia victoriana. Le gustaba especialmente la mecedora del porche. Le daba a la casa el toque justo que la hacía un hogar. Le gustó.
Hyukjin era cursi sobre la vida en el campo. Había algo en el aire fresco y abierto del campo que lo hacía querer echar raíces.
 
Lástima que aun no hubiera encontrado un lugar que le gustara.
 
Y aun no confiaba en la Villa Kim, a pesar de que era el mejor pueblo que hubieran encontrado hasta el momento. Sólo deseaba que el presentimiento en sus entrañas se alejara.
 
-Aquí estamos -dijo Chansung con un poco de orgullo mientras detenía la camioneta-. Pa tiene habitaciones ya listas para ustedes dos.
 
-¿Tenemos nuestras propias habitaciones? -Hyuk preguntó, y Hyukjin le dio un codazo a su hermano. El hombre actuaba como si estuvieran regresando a casa o algo así.
 
-Sí. -Chansung salió del camión, y luego abrió la pequeña puerta de la doble cabina. Hyukjin salió, viendo la casa grande. Si tan sólo pudiera llamarla su hogar. De nuevo eso era demasiado perfecto.
 
-Vamos, muchachos. -Esta vez fue Junho quien les hizo señas hacia la casa. Hyukjin levantó la vista hacia una de las ventanas de las habitaciones y vio a un hombre de pie mirándolos fijamente.
 
El tipo veía a Hyukjin mientras lentamente se dirigían hacia el porche. Debía ser tarde, ya que Hyukjin podría haber jurado que el hombre tenía los iris negros. Quizás no eran más que de color café oscuro.
 
-¿Quién es? -Hyuk preguntó cuando se detuvo junto a Hyukjin.
 
Chansung levantó la vista hacia la ventana que estaban viendo. El hombre no se había movido. Él se quedó ahí con una expresión en blanco mientras veía directamente a Hyukjin.
 
-Él es Changbum.
«Changbum».
 
¿Por qué Hyukjin tenía la sensación de que iba a lamentar haber venido a este pueblo? Sacudió la cabeza, dirigiéndose hacia la entrada y entró detrás de Hyuk, rezando para no estar cometiendo el mayor error de su vida al venir a este rancho.
 
 
 
 
 
 continuara...


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