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LUNA por BLESS

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Notas del fanfic:

No tengo nada que agregar, solo que : pues los personajes pertenecen a su respectivo autor y que tuve una colaboracion (?) con esta canción xd ya que esto es un hecho más personal.

https://www.youtube.com/watch?v=oJ7WZ_ZS2JA

Se encontraba en un local a media noche porque había quedado con sus amigos en tener una cena una vez hubieran culminado su guardia, pero lo que inicialmente era una cena “amistosa” termino en una noche de copas y risas, algo que no había tenido desde la universidad; digamos que su estilo de vida se volvió algo convencional, vamos que también las horas en el hospital suelen consumir las horas del día sin darse cuenta de ello; sin embargo, se encontraba feliz de poder tener un respiro de todo el ajetreo que vive día a día, aunque siendo sinceros no lo cambiaría por nada.

Sus amigos se encontraban del mismo modo, disfrutando del anonimato que les otorgaba la noche; lejos del color blanco, de las batas blancas, los doctores y el olor a lavandina, solo eran unos chicos disfrutando una noche de fin de semana como cualquier otro. Después de degustar platillos pesados, altos en grasas y carbohidratos, ordenaron combos de bebidas de distintos precios, todo lo que sus reducidas carteras podrían pagar.

Los cinco se encontraban hablando amenamente contando anécdotas individuales o grupales que vivieron en el presente o en el pasado, sinceramente se sentía un poco mareado, a pesar de haber tomado unas cuantas copas estas se le subieron rápido, siempre fue malo para la bebida.

– Y cuéntanos Naruto ¿Cómo te va con Itachi? – al escuchar su nombre por parte de Kiba; un amigo cercano, trago seco el ultimo sorbo a su copa mientras los otros posaban su mirada en él.

– Es verdad, ya llevan mucho tiempo ¿no? Aún recuerdo las cosas que hacías por llamar su atención jajja. – Sakura, otra amiga, añadió entre risas y los demás la siguieron, él también soltó una risa nerviosa, rememorar aquello justo ahora resultaba algo penoso.

– Jajaja si, como esa vez en la que nos tocó prácticas en el hospital donde estaba trabajando y empezó a portarse como un verdadero idiota cada vez que pasaba en frente de él jajaja – la estruendosa carcajada de Kiba fue muy exagerada para su gusto, aquel dia fue la peor de su vida, quedo como un completo idiota frente al pelinegro.

– O la vez que estúpidamente pediste su número por primera vez jaja jamás olvidare eso. – Sasuke también participó de la conversación haciendo que todos soltaran una carcajada ante el recuerdo.

–Ja ja si, ríanse todo lo que quieran, pero al final lo conseguí, nadie me lo puede negar. –  respondió con orgullo haciéndolos callar, si bien Itachi no era un premio a ganar, pero sin duda para él lo fue, estar con el pelinegro no fue nada sencillo.

– En eso tienes razón, todos sabemos que los Uchihas son huesos duros de roer y por eso son difíciles de soportar. – añadió Sakura con una obvia indirecta a Sasuke quien no dijo nada, esos dos eran de esas típicas parejas toxicas que siempre rompían y regresaban creando un molestoso ciclo sin fin, si su memoria no fallaba, tendrían no más de dos años saliendo.

– Jajaja Itachi es diferente. – añadió cambiando de tema para quitar ese ambiente tenso e incómodo.

– ¿Diferente cómo? – preguntó Ino; una chica rubia bastante simpática, era amiga de Sakura, apenas la conocía, pero podía decir que era buena persona, aunque un poco temperamental, lo cual explicaba porqué Sakura era su amiga. – parece alguien serio y perfeccionista, de esas personas con las que no puedes hablar sin antes pensártelo bien.

– Jaja pues lo de perfeccionista no te lo niego, Itachi es alguien a quien puedes amar u odiar no hay un intermedio. – tomo otro lago trago de su copa para aliviar su garganta seca.

– Eso es verdad. – colaboro Sasuke, quien aún degustaba de sus alitas de pollo.

– Ya la creo, siempre pensé que debe haber algo más detrás de toda esa fachada de “perfección” absurda. – comentó Kiba ya algo mareado, era el que más había bebido en toda esa noche. – pero Naru, ya van más de tres años ¿no se aburren?

– Ahg Kiba no empieces. – interrumpió Ino con aparente desagrado, por lo que sabía ella y Kiba habían tenido algo un tiempo, pero debido a la promiscuidad del castaño, pues estos dos no terminaron muy bien, aunque actualmente llevaban una tregua por así decirlo.

– No, lo digo enserio. Naruto está prácticamente todo el día en el hospital y pues el pelinegro desde que termino con la especialidad desapareció, con decirte que ya no recuerdo ni su rostro. Sinceramente me preocupa, ya que por eso mi novia me dejo hace unos días.

–Cállate Kiba ya estás muy borracho y si a ti te dejaron fue por imbécil, así que no intentes camuflarlo. – dijo Ino y precedió a quitarle la copa que Kiba sostenía en sus manos, entonces este empezó a reclamar y todos se rieron, era algo habitual ver ese tipo de escenas de “mamá e hijo” en esos dos, una situación bastante extraña pero divertida.

Una vez ya cambiado el tema, discretamente se levantó para dirigirse al baño.

“Tenía más sentido que terminará contigo Sasuke” – fue lo último que escucho por parte de Kiba antes de que la puerta del baño se cerrara.

Intuyó que obviamente Sakura o Sasuke, o tal vez los dos, le hubieran dado tremendo golpe para que el sonido del impacto llegara hasta sus oídos. Luego de vaciar su vejiga, se aproximó al lavabo para mojarse un poco el rostro, se quedó mirando su reflejo en el gran espejo frente suyo y escudriño sin querer sus cansadas facciones; sus ojos de un llamativo color azul se encontraban envueltos en notorias ojeras con matices oscuros, su cabello perdió aquel brillo y color que lo caracterizaba, su cuerpo perdió forma debido a las largas horas gastadas en el hospital, había descuidado esa parte un buen tiempo.

Agotado hecho la mirada hacia abajo resoplando.

“Será mejor ir a casa” pensó, pero el sonido de la puerta abrirse lo puso de nuevo alerta.

– ¿A quién le estas rezando? – Sasuke comentó burlón ante su posición y lo paso de largo dirigiéndose a los orinales.

– Solo estoy recuperando jaja ¿Qué paso ahí afuera?

– Nada, solo Kiba siendo Kiba. – soltó una ligera risilla y volvió a mojarse el rostro. – apropósito recibí una llamada de Itachi, está preguntando por ti creo que…– ya para escuchar el resto él ya había salido del baño para buscar su chaqueta, la encontró reposando sobre el arco de la silla, reviso entre sus bolsillos para encontrar el pequeño aparato y tan pronto como lo pillo, busco entre las llamadas aquel nombre, pero no lo encontró, solo había recibido un escueto mensaje hace no más de diez minutos con aquel nombre, que citaba.

 Luna..?   sonrió involuntariamente al verlo.

– ¡Hey Naru! ¿te animas a una ronda más? – ofreció Kiba animado mientras sostenía una copa que Ino insistía en quitarle.

– No, paso ya me tengo que ir. – con una simple sonrisa se dispuso a recoger sus cosas y despedirse de sus amigos con la mano, pero no falto un último comentario de Kiba.

“Ven, lo tiene controlado, pobre Naru ¡cayó en las garras de los Uchihas! Tú aun puedes librarte Sakura ¡no seas como el resto! “ y con ello vino otro golpe y grito por parte de Sakura.

– ¿Ya te vas? – se topó con Sasuke recargado en la pared antes de salir.

– Si, procura dejarlos en sus casas, sobre todo a ese imbécil. – señalo a Kiba con los ojos, quien pedía otra ronda para él solo a la camarera.

– Si, no te preocupes y tú no olvides llevar un vino de esos que le gustan. – añadió tocándole el hombro antes de volver donde estaban los demás, sin más salió del lugar.

Sintió la brisa golpear su rostro una vez afuera, aspiró profundo el aire fresco del exterior aliviando sus pulmones, presuroso tomo un taxi que afortunadamente pasaba por el lugar; aun estando un poco bajo los efectos del alcohol, su mente empezó a recordar eventos pasados mientras se perdía en el cielo nocturno completamente estrellado. Conoció a Itachi en el hospital cuando éste pasaba por su periodo de residencia médica, mediante Sasuke pudo dar con él y topárselo algunas veces, a primera vista no le llamo tanto la atención; el pelinegro era atractivo, sin duda, pero no le llamaba la atención porque se veía como ese tipo de personas soberbias y poco tolerables, o eso aparentaba, pero fue una tarde en casa de Sasuke en la que le pidieron ayuda para estudiar para un examen que cambio su opinión respecto a él. Aquella tarde pudo ver que era alguien dulce, paciente, amable y tranquilo, si bien reservado y algo presumido, pero viniendo de la familia que era pues era algo normal, pero lo que más llamo su atención fue su innegable inteligencia, el chico es un genio, no por nada se graduó con honores muy joven y ganó múltiples reconocimientos, para cuando lo conoció él apenas estaba en segundo año en la universidad con apenas 19 años, éste estaba por terminarla con 25 años.

Es absurda la admiración que sentía y aun siente por él, pero no puede evitarlo, es perfecto, al menos para él y para un sin número de personas; sin embargo, pudo ver ese lado “no tan perfecto” o mejor dicho humano de él; a veces no está de acuerdo con algo, a veces suele perder los estribos y querer gritar, a veces no siempre tiene una solución a todo, a veces suele llorar mientras toma una ducha, a veces tiene días malos y buenos como todos, nadie puede aparentar estar bien en todo momento, nadie puede estar cien por ciento seguro de sus decisiones; sin embargo, es capaz de reconocer sus errores y afrontarlos de la mejor manera y fue precisamente esa parte que lo ató al pelinegro de por vida y no se arrepentía, no, todo lo contrario se sentía inmensamente feliz a su lado.

Son casi cuatro años los que está a su lado, días maravillosos en que ambos se permitieron conocerse; la historia de cómo empezó todo, es extraña, realmente extraña, pero.

¿Qué no las mejores cosas llegan así?

Saco su celular y una vez más vio el mensaje del pelinegro “Luna..?” entonces recordó.

“no olvides llevar su vino favorito” A través de la ventana vio una licorería abierta y paro el taxi.

– Señor, podemos hacer una parada rápida, necesito comprar algo. – una vez el taxi paro, corrió a la tienda agradeciendo haber encontrado el dichoso vino, lo compro y regresó rápido al coche para retomar su destino. Luego de unos minutos llego a los pies del enorme edificio con múltiples ventanas, algunas encendidas otras apagadas, también se fijo en el detalle de que el edificio era alumbrado por la intensa luz de la luna, debido a la casi inexistente luz nocturna de las calles a esas horas.

“Piso 6 habitación 603” repitió mentalmente y una brisa golpeo su rostro.

 

La luz de la luna era fascinante esta noche.

 

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Sus pesados parpados apenas podían mantenerse abiertos, cabeceaba de vez en vez golpeándose ligeramente con el teclado de su computadora siendo oportuno en varias ocasiones antes de darse un fuerte golpe, pero esta vez no fue el caso. Su cabeza se sintió más pesada que antes y sin retenerlo más, la dejo caer libremente sobre el teclado exclamando un tenue “Auch” dejándose morir en ésta de ser necesario.

– Jajaja no lo puedo creer y qué paso con todo ese ímpetu que solías tener. – escucho la voz grave su compañero de extraña apariencia mofarse de su situación.

– Se fue junto con las tazas de café que están en el basurero. – irónico contestó aun sin levantar la cabeza e indico con la mano el tacho de basura a lado suyo, que estaba repleto de papeles y múltiples vasos desechables de café y solo obtuvo otra carcajada de aquel sujeto, no entendía como podía estar tan animado en estas circunstancias.

– Tú necesitas un momento de relax urgente ¿Qué no tienes a tu rubito para eso?

– No empieces Kisame. – asevero levantando su cabeza del teclado para frotarse el rostro con ambas manos, ni si quiera tenía la energía suficiente para una discusión ahora.

– Lo digo en serio, hasta parece que estas soltero y si es así, ya dime para que te haga el paro. – basto con una mirada para que el sujeto dejara de lado sus bromas de mal gusto. – Bah, solo bromeo, ves, estas muy tenso necesitas relajarte.

– Y tú no me estas ayudando. – perezoso se levantó de su silla para servirse otro vaso de café de la máquina expendedora.

– Deberías aceptar que lo del chiquillo es una cuartada para deshacerte de confesiones molestas y tal vez conseguirías a alguien que te dé ese “tacto” que necesitas.

– Mira Kisame no estoy para esto, en primer lugar, tu eres el único chiquillo con tus absurdos comentarios y en segundo lugar ya hablamos de ese tema y ¡SI! Salgo con él ¿¡algún problema?! – levanto la voz ya bastante exaltado, estaba realmente cansado y estresado.

– Sí, que eres su mayor por 6 años lo cual podría decirse que tienes tendencias de pedofilia.

– Eres un idiota. – hastiado se dejó caer sobre la silla reposando el peso de su torso sobre está.

– Jajajaja es tan fácil sacarte de ese interminable estado estoico cuando estas así, que tengo que aprovecharlo no me juzgues. – ante la mofa le pinto el dedo del medio sacándole otra gran carcajada que lo hizo agarrarse el estómago. – jajajajja oh~ vaya, vamos hombre dale un poco de humor a la vida.

– Cállate. – dijo eso ultimo decidiendo ignorarlo regresando a su labor.

– Jajaja pero en serio, sigo pensando que es muy menor para ti amigo mío ¿no pensaste en cambiar? Ya llevan casi cuatro años no. Ah~ creo que fue una noche como esta en la que te envió ese absurdo mensaje. – Kisame se paró estirándose para luego abrir las cortinas y las ventanas dejando entrar la intensa luz de la luna junto con el ruido nocturno del exterior y una refrescante brisa. – ¿lo recuerdas?

Cómo olvidarlo, aquella noche, por así decirlo, de forma cursi y cliché, fue cuando empezó todo.

 

Luna.

Luna..?

 

Sonrió ligeramente ante el recuerdo.

– Lo recuerdas…jajaj mírate sonreír ya te hacía falta. – que le duro poco al ver la grande sonrisa burlona de su compañero.

– Quieres dejarte de estupideces y volver al trabajo. – volvió a concentrarse en su labor comenzando a teclear nuevamente.

– Oh~ no, nada de eso Itachi Uchiha, lo dejaremos hasta aquí, ya te desgaste mucho estas semanas.

– … – tomo su laptop cerrándola y alejándolo de él. – pe-pero la presentación será en unos días, tenemos que tener todo listo.

– Déjamelo a mí, tomate el día mañana, vive un poco Itachi, no dejes a tu chiquillo olvidado mucho tiempo que se te puede escapar.

frunció el entrecejo confundido. – ¿ahora de que estas hablando? – pregunto mientras Kisame ponía la laptop en su estuche.

– Fuera de bromas de Itachi, como amigo, no comprendo tu relación ni mucho menos la acepto, pero te hace bien estar con esa persona, por lo que creo que está bien que pases un tiempo con él, digo ¿Cuándo fue la última vez que se vieron?

Era cierto, no había visto a Naruto durante mucho tiempo, sospechaba que más de lo que podía recordar y es que con el horario tan apretado de ambos, era casi imposible hallar un momento para su relación, solo mantenían conversaciones cortas debido a su excesivo cargo laboral, las pocas veces que disponía de tiempo lo utilizaba para dormir.

–¿Ahora lo ves? Es joven Itachi, no lo dejes con mucho tiempo libre si aún te interesa.

– Pero el…

– Ya te dije que yo me encargare, solo hace falta algunos detalles ya cuando lo tengamos que revisar te llamo, que tú eres bueno para ver los detalles. – con una sonrisa el robusto hombre frente suyo le entrego su maletín junto con su chaqueta, aun confundido y sorprendido lo tomo aun dudoso de que no fuera una broma cruel, de las tantas que le hacía. – buenas noches Itachi.

Kisame se alejó acercándose a su silla empezando a teclear y revisar información.

– ¿Por qué lo haces? – no pudo evitar preguntar.

– Ahhg porque te estas muriendo Itachi, mírate y mírame, velamos la salud de los demás, pero no la nuestra, es la dolorosa ironía de este trabajo, así que concéntrate mañana solo en ti y no cuestiones más, además te la debía y aquí entre nos yo sé que quieres verlo. Ahora vete antes de que cambie de opinión.

Sonrió ligeramente y solo se despidió con un pequeño “gracias” antes de salir del lugar. Sintió renacer al sentir la ligera brisa en contacto con su piel y hecho una mirada a su reloj eran poco más de la media noche, por lo que no sabía si llamarlo o no, por su última conversación ayer por la noche sabía que tendría su última guardia esta noche, por lo que temía que estuviera dormido y no quería molestarlo, pero también cabía la posibilidad que después de aquella guardia se hubiera ido con sus amigos algún lugar, después de todo él también fue joven.

Así que rápidamente le llego a la mente la única persona que podría facilitarle tal información y a la cual sin pena podría despertarla después de una guardia, saco su celular del maletín y marco el número de su hermano menor.

– Hola.

– Sasuke, hola, quería preguntarte…

– ¿Naruto? Si, está conmigo. – lo interrumpió abruptamente haciendo sonidos de como que estuviera comiendo algo. – Descuida le diré que llamaste, espéralo en tu departamento, ah y no te molestes en llevar algo de comer mejor compra uno de esos chocolates que le gustan.

– ¿Bueno…? – y colgó, lo cual lo desconcertó mucho. Tras aquella rara conversación, se dirigió a una tienda que estuviera aún abierta y busco el dichoso chocolate, una vez lo encontró lo compro para luego dirigirse a su auto, lo encendió poniéndolo en marcha, tras las ventanas elevo la mirada hacia el cielo nocturno, al hermoso paisaje que otorgaba esa noche; la noche para él, es el mejor momento del día, es su momento favorito.

Luna.” Recordó aquella frase sin sentido y sin poderlo evitar y mucho menos saber el porqué, le envió el mismo mensaje de hace cuatro años “Luna...?” se sintió tonto hacerlo, pero no pudo evitar el sentir nostalgia y sonreír con ello.

Tenía poco más de treinta años y aún se emocionaba por cosas así, llevaba tanto tiempo sin verlo físicamente, sin tenerlo cerca, que sentía revoltijos en su estómago que no supo si era un problema de gastritis debido su excesivo consumo de café los últimos días o porque sus emociones estaban descontroladas cual chico de quince años.

No comprendo tu relación ni mucho menos la acepto, pero te hace bien estar con esa persona, por lo que creo que está bien que pases un tiempo con él…”

Recordó aquella frase y no pudo evitar sonreír, era verdad, por mucho tiempo estuvo a la defensiva de poner a alguien como un sustento emocional o depender de ésta, por mucho tiempo quiso estar completamente consciente de sus emociones y así poder tener un dominio de éstas y es que desde pequeño se vio obligado hacerlo, casi involuntariamente, nunca se permitió ser alguien revoltoso, caprichoso, incluso alguien egoísta, bueno tampoco es como que también fuera su fuerte, siempre se vio tranquilo, respetuoso y poner el bien de los demás por encima del suyo.

Por ello eligió aquella profesión, amaba lo que hacía y por quienes lo hacía, se sentía útil para todos y eso es gratificante para él, pero gracias a mostrarse alguien “perfecto” todo el tiempo, lo ha orillado a sumirse en una constante presión social, en el que no puede o no debe cometer ningún error según él, aquel pensamiento lo estuvo atormentando parte de su niñez y toda su adolescencia. Pero incluso las mentes más brillantes, necesitan de un “nirvana” en todo el ajetreo y estrés, y pudo conseguirlo en donde menos lo esperaba.

Conoció a Naruto por su hermano una tarde que le pidieron ayuda para un examen, sin embargo, paso casi inadvertido para él, casi porque, debía admitirlo, le atrajo algo aquellos bellos zafiros azules, pero era un amigo de Sasuke fin, después todas las situaciones que pasaron de alguna forma u otra llegaron a conectarlos, siendo algo gracioso y muy cliché para su gusto.

Y todo fue en una noche como esta; tan estrellada libre de humo, limpia, con una inmensa luna llena iluminando todo con su intensa luz y una brisa fresca y suave, entre pensamientos y recuerdos llego a los pies del edificio donde residía, exactamente eran las una de la mañana, al parecer su somnolencia se había evaporado con solo el hecho de verlo, no podía sentirse con más energías ahora. Sin esperar más, con emoción entró a el lugar pasando por vestíbulo directo hacia el ascensor.

 

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No hubo muchas palabras cuando se vieron, un fuerte abrazo lo resumió todo y un “te extrañé” por parte de ambos, posteriormente ambos entregaron los presentes que trajeron consigo. El rubio lo había esperado con un vino de aquellos que le encantaba al otro por su sabor y unas velas rojas alumbraban el lugar dándole un toque “romántico” que era un oculto gusto culposo por parte del pelinegro, éste le entrego una caja de chocolates con relleno en el centro.

Sin mediar mucha palabra ambos tomaron asiento a pies del sofá con copas de vino en mano comenzando a ponerse al día en todo lo que hicieron mientras comían uno que otro chocolate, la música suave también los acompaño en su charla, un momento de risas y anécdotas.

Tan plenos en la compañía del otro que el tiempo dejó de existir, la noche seguía y la botella de vino se quedó vacía al igual que la caja de chocolates.

El pelinegro poso su cabeza sobre el hombro del contrario quien reposo su espalda sobre el sofá alargando un brazo para acurrucar al otro, se encontraban frente a la gran ventana que dejaba entrar la luz de la luna, las velas ya casi estaban por consumirse completamente, por lo que el lugar quedaba en penumbras; ambas manos empezaron acariciar la piel contraria a su alcance.

“estoy cansado” alguien murmuró.

“yo también” le respondieron.

La ultima vela logro consumirse completamente provocando que solo dos sombras lograran verse al fondo moviéndose la una sobre la otra, con fuerza juntaban sus cuerpos sobre el suelo, iluminados por la tenue luz de la luna ambos cuerpos desnudos se vieron expuestos, la blanca piel se vio perlada, las marcas en el cuerpo ajeno no se hicieron esperar, el ardor, el dolor y el placer jugaban un delicioso papel consiguiendo una perfecta combinación, los sonidos de sus cuerpos uniéndose, los suaves jadeos y gemidos lograban ensordecerlo todo creando una perfecta armonía con la suave melodía que nunca dejó de sonar.

 

 

Lo encontró solo en la terraza de aquel local; el ruido de abajo era ensordecido por las gruesas paredes que las separaban, subió por un poco de aire y paz, no espero encontrarlo ahí.

El cielo nocturno recreaba lo que vendría siendo una perfecta obra de arte en una exhibición, tal vez ni el mejor pintor podría hacerle justicia. El pelinegro se encontraba apoyado sobra los barandales disfrutando de la refrescante brisa que jugaba con sus largos cabellos haciéndolos moverse por los aires, la inmensa luna se imponía con toda su grandeza y luz.

Dudoso se acercó, tal vez esta sería su oportunidad que tanto estaba esperando, cauteloso se acercó, tan ensimismado estaba que al escuchar la voz del pelinegro se sobresaltó un poco.

–Luna…  – pronunció tenue acompañado de otras palabras, que no llegó a escuchar, por lo que sin pensarlo pronuncio de igual forma.

– Luna…? – maldiciéndose internamente por ello, aquellos ojos se giraron para verlo.

 

 

Los azules ojos se mantenían atentos al cuerpo bajo suyo, recriminándose internamente que probablemente le estarían doliendo las caderas y espalda por estar en el suelo, pero no paro siguió con aquel afán de atraer aquel cuerpo aún más al suyo, sintiendo como éste clavaba sus uñas en sus brazos y espalda, los jadeos y gemidos golpean su sensible oreja siendo esto como un afrodisiaco, pero lo es aún más el ver cada parte de aquel cuerpo retorcerse importándole poco la comodidad.

Naru….to~ …..más – susurro moviendo las caderas contra su pelvis mirándolo fijamente desafiante y juguetón…una peligrosa combinación.

 

 

– ¿Puedo preguntarte algo? – preguntó el dueño del hombro donde apoyaba su cabeza, era realmente cómodo.

– Claro. – respondió escuetamente.

– ¿Por qué Luna?

Se tomó su tiempo antes de responder aquella pregunta, perdiéndose por segundos en el inmenso cielo nocturno estrellado.

– De niño solía pensar que la luna podrá depender de la luz del sol, pero ésta conserva una esencia tan única que la hace perfecta, y al estar bajo ella, me hace pensar que todos los problemas e inseguridades que siento se hacen tan pequeños ante su dominio y grandeza. Una especie de consuelo creo yo.

– ¿Algo así como un Dios?

Soltó una pequeña risa ante el comentario.

– No precisamente. – contesto.

– ¿Y qué pasa con el Sol?

– Supongo que aplicaría la misma filosofía, pero me gusta más la Luna.

– Entiendo…

 

 

Todo su cuerpo temblaba, la sensibilidad en su piel lo obligaba a erizarse al sentir el contacto ajeno, los dedos de sus pies se crispaban por deliciosas corrientes de placer descender por su adolorida espina dorsal que poco le importaba ahora, la sensación de dolor y placer siempre se le vio antojosa, otro gusto culposo que difería mucho del anterior.

Cuando aumentaron la intensidad de los embates hacia su cuerpo, intensifico su agarre en los brazos y espalda que le servían como único refugio, sintió varias mordidas por su cuerpo, aunque su mente está demasiado embotada como para identificar en que partes, su cuerpo daba indicios de no aguantar por mucho tiempo más.

Voy…ah~–  quiso anunciar su clímax, pero el hombre encima suyo se lo impidió aumentando las embestidas masturbándolo con ímpetu.

Fue el primero en terminar luego de unos movimientos más, sintió al otro vaciarse dentro de él produciendo un ligero quemazón e incomodidad, se mantuvo encima suyo sin llegar aplastarlo y mientras recupera el aliento su mente poco a poco sucumbía al sopor, pero antes de caer dormido dio una última mirada a aquellos zafiros azules que no dejaron de verlo en ningún momento.

Mi Luna…– lo escucho murmurar mientras era cargado entre aquellos brazos hacia su habitación y sin querer alargarlo más se permitió refugiarse en ellos.

 

 

– No logro entender tu obsesión con la Luna.

– No es necesario que la entiendas, yo le doy mi propio significado así que solo yo puedo entenderlo.

– Bueno, entonces yo le daré mi propio significado.

– Bien ¿y cuál es ese?

– Es un secreto.

 

 

 

Notas finales:

Si bueno, como mencioné es un hecho personal añadiendo algunos detalles pues para la trama de finc.

Esto fue producto de mi basura mental jaja realmente me divertí al rememorar hechos al hacer este one-shot. resulta terapeutico, en fin.

Gracias por darle una oportunidad a mis confundidos recuerdos que fuero resumidos en esto este finc, solo que dándole un toque más romántico para mis nenes :,3

psdt: Lo de "Luna" es algo mas subjetivo.


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