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Inocencia total por 1827kratSN

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Amaba a su padre, amaba a su madre, amaba al señor viejito que solía visitarlo de vez en cuando, pero ni eso bastaba, porque todos los demás no lo trataban bien. No entendía por qué, si él intentaba ser gentil con todos a pesar de que no pudiera seguirles el ritmo que imponían. Se esforzaba cada vez que caía en medio de un juego, se levantaba e intentaba de nuevo, pero recibía rechazo y un golpe. Era como si en verdad todos lo odiaran, sin importar cuán amable intentase ser.

 

—El error que cometes, es que eres demasiado gentil, mocoso.

—Pero ser gentil es bueno —la mirada de aquel chico era penetrante y fría, lo que lo hizo temblar un poquito.

—No lo es porque cuando eres gentil…, les das opción a que se crean superiores a ti.

—Ellos no harían eso.

—Mocoso tonto —se acuclilló frente al niño castaño que tropezó con él mientras cumplía el mandato de ir a buscar la pelota que otro mocoso pateó lejos—, escucha lo que te voy a decir.

—Sí, señor —le puso atención al chico de cabellos platas que brillaban con el sol, el de mirada grisácea un poco triste.

—Defiéndete y no dejes que te pisoteen.

—Pero Tsuna no quiere pelear.

—Pero debes —frunció el ceño golpeando levemente la frentecita del castaño con su dedo—. Ve ahí y juega, pero cuando te empujen, tú te levantas y lo empujas también. No obedezcas cuando te digan que debes ir por la pelota. Y si intentan golpearte, tú les devuelves el golpe o les lanzas tierra. Todo con tal de demostrar que no eres menos que ellos.

—¿Por qué? —se sintió asombrado por la seguridad de ese chico.

—Porque así se gana el respeto, mocoso.

 

Tsuna no entendía bien a lo que se refería aquel chico, tampoco estaba muy convencido de si eran verdaderas esas palabras, aun así, se vio embobado por el aura llena de fuerza y seguridad que el desconocido le mostró. Quería ser así de valiente, así de alto y fuerte, así de grande, por eso asintió con ingenuidad y pidió un par de consejos más para poder alcanzar ese “respeto” que aún no entendía bien, pero que quería para él porque parecía importante.

 

—Bien —sonrió divertido—, veamos si puedes hacerlo mocoso.

—Tsuna puede.

—Entonces hazlo… y entonces estarás un paso más cerca de la grandeza.

 

Tsuna quería ser grande, fuerte y valiente. Por eso agarró la pelota con fuerza e ignoró los gritos de los otros niños que le exigían que ya apareciera con la pelota. Apretó los labios y entonces respiró profundo. Salió de entre los arbustos que ocultaban a ese chico desconocido, obligó a sus rodillas a no temblar y enfrentó las malas caras que sus “amigos” de juego le dieron. Y cuando lo quisieron empujar porque se tardó mucho, además que lo llamaron tonto e inútil, él se paró firme, sujetó la pelota con ambas manos y se la lanzó a la cara al niño más grande y el líder del juego.

 

—¡No soy un tonto! —elevó su voz con fuerza a pesar de que quería llorar por el miedo combinado con su adrenalina—. ¡Tú eres el tonto!

—¡¿Qué dices, dame-Tsuna?!

—¡Eres el tonto que lanzó lejos la pelota! El que no sabe patear bien —soportó las lágrimas.

—¿Quieres pelear?

—¡Solo dije la verdad! —apretó sus puños.

 

No quería quedar mal con el chico de cabello casi blanco que seguramente aún estaba escondido entre los arbustos, por eso Tsuna se aguantó las ganas de llorar y forcejeó con su atacante. Cayó con fuerza, le dolieron las rodillas, pero se levantó para lanzarse encima de ese niño. Cayó otra vez, pero con fuerza de voluntad se levantó tras coger un poco de tierra con sus pequeñas manos y se la lanzó al odioso niño.

 

—¡Tú no le ordenas a Tsuna! —gritó con las últimas fuerzas que tenía en su cuerpecito—. Nadie le ordena a Tsuna.

 

Era la primera vez que se defendía, a pesar de que tenía mucho miedo y que sus rodillas temblaban. Levantó su voz y peleó por el respeto que se merecía. Le dio frente a su adversario, y como supuso, los demás niños —igual de pequeños e inofensivos que él—, salieron corriendo, dejándolo solo con los bravucones que lideraban a todo el grupo.

Lo que ocurrió después fue para mejor.

Tres niños más grandes que él se unieron al primero, quisieron amedrentarlo, pero Tsuna se quedó firme a pesar de que tuviera mucho miedo. Mostró una voluntad implacable y un valor casi estúpido. Peleó a pesar de que las llevaba para perder, y en medio de sus lágrimas halló el valor para patear hasta que dos de esos niños lo sujetaron de los brazos.

 

—Ahora sí verás.

—¡El que verá algo serás tú, maldito mocoso! —sonrió al colocarse frente a los chiquillos. Ya había visto suficiente.

—¿Quién eres? —preguntó uno de los cuatro niños más grandes que el castañito.

—Un asesino —sonrió de lado mientras lentamente desenvainaba su nueva adquisición y la razón por la que viajó a ese país—, y ahora… ¡tú serás mi presa! —giró levemente la hoja de su muy nueva katana para que brillara con el sol.

—No puedes —trató de razonar uno de los pequeños—, porque eso es… malo.

—¿Malo? —el albino dio un paso y los dos niños que sujetaban al pequeño castaño retrocedieron—. Mira quién habla de malos.

—Yo me voy —apenas murmuró uno de los niños antes de salir corriendo.

—¡Voy a cortarles sus pequeñas gargantas, mocosos!

—¡Corran! —fue el aviso antes de que todos salieran corriendo, dejando de lado al castaño.

—VOOOOI… ¡Vuelvan, mocosos! —rio al saborear el miedo de esos cuatro. Fue divertido.

 

Tsuna recordaba que ese fue el primer día en el que sintió satisfacción verdadera, eso a pesar de que le dolieran los golpes que le alcanzaron y mientras lloraba porque ya no pudo aguantar sus lágrimas. Le agradeció al chico de cabello blanco que le ayudó a saber que era capaz de defenderse y lo abrazó con fuerza mientras temblaba.

Fue un raro momento en el que el mayor no sabía cómo calmar a un mocoso de casi cinco años, y terminó dándole suaves palmaditas en esa cabeza para que se callara de una maldita vez. Aunque hubiese sido buena idea no mover la katana en el aire mientras reconfortaba al más pequeño, porque de esa forma se hubiese ahorrado la explicación a la mujer que lo acusó de ronin de edad media. Lo que sea que significara eso.

 

 

 

Notas finales:

 

Krat no sabía muy bien cómo manejar este tema, por eso hizo un fic chiquito y súper resumido porque si no hubiese sido un caos.

Bueno, ahora sí la aclaración final.

Este fanfic está destinado a cumplir con el Día 3: Caos en la historia, propuesto para la actividad R27Week2019 del grupo de Facebook R27 fan club (the chaos club). El borrador ya está terminado y si no se me ocurre aumentar alguna que otra cosa, pues tendrá cinco capítulos cortos que se irán actualizando cada día —dependiendo del tiempo que disponga—.

Krat los ama~

Besos~


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