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Mi Príncipe Omega por TidsoptimistMF

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Notas del fanfic:

Hola!

Este es el primer fic de anime que subo por esta cuenta, generalmente escribo de Kpop (BaekYeol...cofcof...EXO)

Estoy entusiasmada con esta historia igual que nerviosa, asi que espero que les guste tanto como a mí.

Desde ya, muchas gracias por leer n.n

Notas del capitulo:

Hola!

Esta es la primera parte de la historia, una introducción al encuentro de nuestra pareja <3

 

Aclarar que los personajes no son míos, solo la historia me pertenece por completo <3

 

Ser el líder de una manada no es tarea fácil.

Debes cuidar de aquellos que están bajo tú mando, buscar siempre lo mejor para ellos sin importar cuanto cueste. Como líder debes sacrificarte por aquellos que proteges aún si eso te pone en peligro a ti mismo.

Katsuki Yuri lo sabía perfectamente.

Como también sabía que el proceso para llegar a ser un líder era aún más arduo, sino hasta cruel.

En su despacho, apoyado contra el marco de la ventana, la mirada fija en el exterior, Yuri recordó las duras exigencias que tuvo que pasar para llegar a donde estaba hoy en día.

Siendo el hijo del alfa de la manada, fue educado para dejar de lado cualquier deseo para sí mismo y pensar solamente en el bienestar de los suyos. Debió resistir fuertes entrenamientos desde temprana edad con tal de volverse el más fuerte.

Su voluntad debía ser de acero y cualquier emoción debía ser suprimida con tal de que la razón siempre gobernara sus acciones.

Por lo mismo, había crecido sin saber lo que era el cariño o una mano amable que lo reconfortara. Lo más cerca que conoció del consuelo fue el poder del látigo contra su espalda, la vara contra sus piernas o cualquier objeto con el potencial de causar dolor contra su cuerpo, haciéndolo levantarse para seguir sin importar lo agotado que estuviera. Si se equivocaba era castigado, si caía era levantado a golpes y si lloraba la hambruna era su única compañera.

Había sido duro, doloroso.

Sus recuerdos no albergaban momentos felices y aquellas memorias que alguna vez le habían sacado una sonrisa, habían terminado siendo borrados por culpa de su espartano entrenamiento.

Frío y forjado a fuego, Katsuki Yuri subió al mando de su manada a la corta edad de dieciocho años y desde entonces se había ganado el respeto de los suyos. Su fuerza en combate, su crueldad con los enemigos y la justicia con su pueblo, eran algunas de las características que lo habían hecho merecedor de este.

Nadie osaba dudar de su fuerza y espíritu, aun teniendo presente su condición.

Un omega.

El sólo recuerdo hizo que su postura, hasta ese momento relajada, se tensara.

Ser un omega en cualquier manada era visto como el ser más débil e inferior de la cadena. Carecían de fuerza física y estaban hechos para la crianza.

Todo lo opuesto a lo que se esperaba de él.

Debió trabajar el doble, a veces el triple para demostrar que ser un omega no era una debilidad y que él podía cumplir el cargo que se le heredaba con total plenitud.

Y hasta ahora lo había demostrado con creces.

El sonido de alguien llamando a la puerta, atrajo su atención.

Dándose media vuelta, Yuri le hizo frente a su mano derecha y beta, Chulanont Phichit, un alfa de tez bronceada con el que había crecido y compartido la mayor parte de su entrenamiento. En conjunto habían vivido la amargura de la hambruna y visto los momentos de debilidad del otro.

Forjados bajo el mismo yunque, era difícil que Yuri pudiera encontrar alguien más en quien entregar toda su confianza como era Phichit.

- ¿Qué sucede?- consultó directo, ya que era raro ver a su segundo al mando a esas horas en su oficina.

Generalmente a esa hora Phichit hacía su guardia de rutina.

- Encontramos un polizón en la frontera Este, líder.

Cruzándose de brazos, sus ojos castaños achicándose inquisidores hacia su beta.

- ¿Sólo uno?

- Hasta ahora, sí

- ¿Lo interrogaron?

- Otabek está en eso- contestó Phichit, apretando sus puños por inercia, movimiento que no fue desapercibido por el otro.

-¿Qué es lo que te preocupa?

Por un segundo, el hombre frente a Yuri dudó en hablar. Yuri sabía que debía ser algo muy importante y a la vez bastante delicado para que su amigo y mano derecha analizara tanto la forma de decírselo.

- El polizón es un cambiaformas- habló finalmente con tono sombrío- Un lobo siberiano.

Los ojos de Yuri brillaron sin poder ocultar la sorpresa.

Un cambiaformas.

Seres humanos con la capacidad de transformarse en animales a voluntad, manteniendo en todo momento conciencia de sus actos en su forma más salvaje. Eran escasos y raros, aunque en el pasado la mayoría de las manadas habían tenido la capacidad de cambiar su forma humana a una animal, esa habilidad se había perdido con el paso del tiempo, al punto que hoy en día eran apreciados.

El mismo Yuri era uno de los pocos vestigios que quedaban de esa época dorada, sin embargo sólo podía cambiar algunas partes de su cuerpo. A diferencia de los cambiaformas antiguos, Yuri había heredado las habilidades de sus ancestros para transformar sus uñas en garras mortales como las de un lobo y sus ojos pasaban a un carmín profundo para poder ver con absoluta nitidez en medio de la oscuridad.
Fueron esas capacidades especiales lo que ayudaron a que fuera aceptado como líder siendo un omega.

Sin embargo, un cambiaformas puro… eso eran palabras mayores.

Era encontrar un diamante en medio de un desierto.

-Llévame con él

Asintiendo y agachando su cabeza ante la orden, Phichit se hizo a un lado para dejar pasar al líder de la manada. Sin perder el tiempo, lo guio fuera de su despacho y residencia hasta el lugar donde los centinelas mantenían cautivo al prisionero: La Torre de Vigilancia Este.

Aunque su territorio no era muy extenso, para llegar a la Torre debieron ir en auto hasta el lugar ya que se encontraba en las fronteras de su territorio, además que no debían perder ni un segundo.

En el camino Yuri permaneció con la vista fija en su ventana, mientras su mente procesaba miles de preguntas, empezando por la más obvia: ¿Qué hacía un cambiaformas en su territorio?

Pronto se ocuparía de conseguir la respuesta a esa pregunta y a muchas más.

Tan pronto llegaron a la Torre Este, sus hombres no tardaron en abrirle el paso para que llegara rápidamente hasta el lugar donde tenían encarcelado al cambiaformas.

Yuri ni se inmutó cuando lo guiaron por las frías escaleras de piedra hasta la parte subterránea de la torre, a la zona de los calabozos. Esa zona ya no se utilizaba, pero al tratarse de un caso especial era lógico usarla.

Se enfrentaban contra un ser que merecía ser protegido de miradas extrañas, pero también de que no lastimara a su pueblo. Se sabía que los cambiaformas podían ser feroces y poderosos, y Yuri no quería arriesgar la vida de ninguno de sus hombres por intentar detener a uno fuera de control.

Al llegar a la parte inferior, fue recibido por el Jefe de los Centinelas y su mano izquierda, Altin Otabek.

Su expresión denotaba la seriedad del asunto.

-Infórmame- exigió Yuri, pasando por alto cualquier formalidad.

Sin cambiar su expresión, Otabek asintió ante la orden.

-Durante el recorrido de rutina, mis hombres hallaron un hombre en malas condiciones en los límites de nuestro territorio. Se encontraba herido y parecía inconsciente. Por lo que me lograron explicar, al momento de acercarse para ver con más detalle en que condición estaba, este se transformó frente a sus ojos en un lobo y trató de atacarlos. Fue ahí que mis hombres actuaron y lo trajeron aquí.

- ¿Alguno fue herido en la pelea?

- No. Pero si soy sincero, pienso que tuvieron suerte. De haber estado en mejores condiciones, ese cambiaformas podría haberles generado verdadero daño.

- ¿Quién más sabe de esto?

- Sólo mis hombres, Chulanont-san, usted y por supuesto, su padre.

Yuri apretó los labios al saber lo último.

Aunque su padre le había heredado su puesto años atrás y ya no era el líder de la manada, él todavía tenía injerencia en asuntos relacionados con su pueblo. Sin contar que hoy en día era parte del Consejo de Ancianos, a los cuales Yuri debía cierta obediencia.

El Consejo de Ancianos era formado por las cabezas de las familias más poderosas de la manada y en general cumplían el rol de estar a cargo de decisiones importantes en relación a la manada. Al final, la decisión definitiva siempre era tomada por el líder, pero en ciertas ocasiones cuando el líder estaba imposibilitado de cumplir sus obligaciones políticas, el consejo estaba a cargo de ello.

Era el poder y la necesidad del Consejo de Ancianos de meterse, a veces demasiado, en sus asuntos, lo que preocupaba a Yuri. Si su padre ya sabía sobre el cambiaformas, estaba seguro que a estas alturas el Consejo también y pronto tendría noticias de sus opiniones y lo que le aconsejaban hacer con el presunto polizón.

Yuri se obligó a desplazar esos pensamientos de su cabeza y enfocarse en el presente, después vería como se la arreglaría con el consejo, ahora lo importante era conocer al intruso.

- Llévame con él- ordenó.

Asintiendo una vez más, Otabek abrió la puerta que estaba detrás suyo. Un grupo de guardias se pusieron a su lado como medida de seguridad y se encaminaron por el largo y húmedo pasillo hasta la puerta del fondo, donde Otabek abrió con sumo cuidado, sin quitar la mano de la pistola que llevaba en su cinturón.

Sin dudar, Yuri entró a la estancia para encontrarse de frente con aquél que había interrumpido en sus tierras.

Totalmente encadenado y con un bozal de metal alrededor de su boca, Yuri observó al hombre ahí tirado. Su piel blanca apenas se apreciaba con la poca luminosidad que entraba desde el pasillo, su pelo largo y plateado caía por sobre sus hombros y cuerpo, pero fue su intensa mirada azul lo que lo capturó.

La ira y la frustración ardían en la superficie de esos ojos. La impotencia de estar encadenado y sin poder hacer nada.

Yuri se agachó hasta estar a su nivel.

-¿Hace cuánto recuperó la consciencia?

- Hace treinta minutos, más o menos- respondió Otabek- Intenté interrogarlo, pero fue inútil. Le colocamos el bozal como una medida de precaución.

-Ya veo. Parece un cervatillo herido- pronunció al tiempo que tomaba su barbilla y lo sujetaba con fuerza para mirarlo a los ojos directamente- Pero con el potencial de transformarse en un oso

Sin soltarlo, dejó que sus ojos transmutaran hasta el rojo carmín que lo caracterizaba hasta obtener sus agudas capacidades. Con sus ojos adaptados a la oscuridad, tuvo una mejor visión del daño recibido y la heridas sucias y sangrantes en el cuerpo de su prisionero.
Sin embargo, Yuri no había cambiado el color de sus ojos sólo pare ver las heridas, sino también en son de advertencia.

Él se estaba imponiendo como líder ante el cambiaformas al dejar ver parte de su poder.

- Tengo varias preguntas que hacerte- habló finalmente hacia el hombre encadenado- Pero sé que no me responderás aunque yo quiera, ¿no es así?

El hombre lo vio con intensidad con sus ojos celestes y Yuri pudo interpretar fácilmente que sus conjeturas estaban en lo cierto.

- Aunque admiro tu fortaleza, debes entender que estás en mis tierras. Si no te presentas o dices porque estás aquí, te tomaré como un enemigo y por tanto te trataré como tal. Por el bien de mi manada no puedo bajar la guardia ante ti, seas un cambiaformas o no, serás tratado como prisionero hasta que decidas hablar.

Dicho esto Yuri, volvió sus ojos a la normalidad. Soltando a su prisionero, se levantó e hizo frente a Otabek.

- Preocúpense que tenga agua, pero no lo alimenten, no queremos que gane la fuerza suficiente para recuperarse – ordenó al tiempo que daba una última mirada al cuerpo frente suyo- Traigan a un médico para que revise y cure sus heridas. Los cambiaformas tienen una mayor capacidad de recuperación que la nuestra, pero esta se puede ver reducida al no estar bien alimentados y puede volverse una complicación sino cuidamos que la heridas no se infecten.

- No se preocupe señor, me cercioraré que alguien venga a revisarlo.

Satisfecho y dando una última vista al hombre de cabellos plateados, se fue del lugar dejándolo de nuevo sumido en la más absoluta oscuridad.

 

 

Notas finales:

Que les parecio?

Ahora les subo el primer capitulo, para que puedan seguir leyendo ;D


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