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57.Besando a Sung Kyu (03) por dayanstyle

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Kim Sung Kyu llevó su moto delante de la panadería, apagó el motor y levantó su larga pierna sobre su motocicleta para desmontar. Quitándose su casco, lo dejó en el asiento y luego pasó una mano por su corto cabello. El jefe quería donas, así que Sung Kyu estaba viniendo por ellas para Seung Hyun.

El shifter tenía gran afinidad por lo dulce, y le tocó a Sung Kyu ir por ellas antes de ir al trabajo. Mientras disfrutaba de la hermosa mañana y aspiraba el aire fresco, se metió las llaves en el bolsillo y entró en Dulce Deleite.

El olor de la levadura, masa, azúcar y mantequilla derretida le asaltó, y Sung Kyu tenía que admitir que el aroma le hizo agua la boca. Podía ser que no fuera un gran comedor de lo dulce, pero le encantaba el pan hecho en casa.

Y el lugar olía a pan recién salido del horno. Metió las manos en los bolsillos delanteros y echó un vistazo alrededor de la tienda. Los estantes se llenaron con todo lo que podría mantener el negocio de un dentista. Vio roles de canela, galletas de chocolate, y diversos pasteles y donas hasta donde alcanzaba a ver, pero Sung Kyu sólo tenía ojos para el pan  blanco que estaba dentro de las cajas.

—Buenos días —dijo un hombre que tenía un poderoso cuerpo, mandíbula fuerte, y un par de profundos ojos del color de un cielo despejado. Sung Kyu olfateó el aire... y luego volvió a olfatear. Detrás de todos los dulces aromas de los productos horneados que los rodeaban, olió a un shifter.

 

Aunque inhaló tan profundo como pudo sin ser demasiado obvio, no pudo reconocer la raza del hombre. Era un olor muy extraño. El olor en el aire casi se sentía a campo abierto y hierba silvestre.

Hizo que su coyote se inquietara y se preocupara. No estaba seguro de qué tipo de bestia era este hombre, pero sin duda era un depredador. Sung Kyu asintió cauteloso. — Necesito una docena de donas.

Sus ojos de forma encubierta seguían cada movimiento que el hombre hacía. A Sung Kyu no le gustaba encontrarse con desconocidos. Sabía que estaba en un pueblo de werelobos, pero conocía la conducta de los werelobos. Este tipo era desconocido. También le pareció extraño que aquel fuerte hombre trabajara en una panadería. No parecía del tipo que  hornea galletas. Más bien parecía del tipo que debería estar trabajando con maquinaria pesada o algo que necesitara  mucho músculo. Los muffins definitivamente no le quedaban.

—No te he visto por aquí antes —dijo el hombre mientras tomaba una caja de un estante y empezaba a armarla.

—Acabo de ser transferido a la estación de  bomberos—Sung Kyu respondió mientras veía los músculos del hombre flexionarse mientras trabajaba. El shifter tenía un infierno de cuerpo.

—Mi nombre es Cory. —El hombre le tendió la mano después de dejar sobre el mostrador la caja.

Sung Kyu miró la mano por un momento y luego le dio un firme apretón. Cory debió haber notado su vacilación. — Búfalo.

 

—¿Qué? —Sung Kyu preguntó mientras miraba al hombre a los ojos—. ¿Qué fue eso?

Cory se apoyó en el brillante mostrador, sus brazos se veían del doble del tamaño. —Estás tratando de averiguar lo que soy. Soy un shifter búfalo.

Sung Kyu nunca había conocido a un shifter búfalo antes. Ni siquiera sabía que existían. Él era un hombre reservado por naturaleza, siempre había sido así. Era cauteloso cuando conocía a alguien hasta que llegaba a conocerlos, y luego por lo general tenía un amigo de por vida. Averiguar que Cory era un gran depredador hizo que Sung Kyu se detuviera.

—Coyote —ofreció a cambio.

 Cory  asintió  mientras seguía   ahí.   —Entonces,¿quieres todas iguales o surtidas?

—¿Qué? —preguntó Sung Kyu. Dios, estaba empezando a parecer tonto hasta para él mismo. Estaba estudiando al hombre como si nunca hubiera visto a otro ser humano en su vida. No estaba seguro qué le fascinaba tanto de Cory. Su coyote estaba evaluando al tipo, pero Sung Kyu estaba preguntándose cómo se vería en su forma de shifter.

—Las donas —Cory dijo mientras lo miraba fijamente. Sung Kyu podría decir que el tipo estaba irritado. Apartó la mirada del búfalo y echó un vistazo a la caja que el hombre sostenía.

—No importa. Son para la estación de bomberos. — Sung Kyu no iba a comerlas. Se dio la vuelta, escaneando la panadería, obligándose a no seguir mirando como un tonto al hombre. Hizo todo lo posible para recuperar la compostura que tenía antes de darse cuenta de que Cory era un shifter.

Sacando las manos de los jeans, Sung Kyu vio el estante con el pan fresco. Ahora, eso era algo que él podía comer durante todo el día. Caliente con algo de mantequilla... Sung Kyu estaría en el Cielo. Tomó dos panes, un pan francés y otro blanco. Su madre solía hacer pan fresco cada sábado, cuando él estaba creciendo. Oler el fresco pan le hacía sentirse nostálgico. Eso le recordó que tenía que llamarla e informarle que se había instalado en la Villa Kim. Ella se preocuparía por él si no lo hacía. —También voy a llevar estos.

Cuando Cory no dijo nada, Sung Kyu sabía que había ofendido al hombre. Él no estaba tratando de ser un total idiota, pero tampoco se disculparía. No todos los días se encontraba con un búfalo. Cory no podía culparlo por su  curiosidad.

—Aquí tienes —Cory dijo mientras dejaba la caja sobre el mostrador y le daba la cuenta. Justo cuando Sung Kyu buscó en su bolsillo trasero la Cartera, otro olor más sutil hizo cosquillas en su nariz. Era demasiado ligero para incluso irritar su nariz, así que simplemente lo ignoró. Sung Kyu sólo quería tomar las donas e ir al trabajo. Sin embargo, cuando sacó su billetera, el olor de repente se hizo más fuerte. Sung Kyu se detuvo cuando el dulce aroma invadió su nariz, haciendo imposible que lo ignorara.

—Hey, Cory —dijo un humano, mientras salía de la cocina—. Ronny tiene el pedido listo.

—Gracias —dijo Cory.

 

Sung Kyu seguía allí como una estatua inmóvil, recorriendo con la mirada al chico que había llegado al frente de la tienda. Tenía el cabello corto de color marrón con algunos rizos, sintió su boca seca como el algodón.

Sung Kyu sacó el dinero, se lo entregó a Cory, y luego tomó las cosas del mostrador, evitando ver al humano. Salió de la tienda murmurando: —Gracias. — El humano que tenía altura promedio estaba allí mirándolo con esos ojos color arándanos oscuros, no tenía ni idea de lo que acababa de suceder. Los dedos de Sung Kyu dolían por recorrer la suave piel y esa cantidad justa de tono muscular. Quería conocer cada centímetro de ese perfecto cuerpo y ver esos ojos azules. Un dolor acuchilló sus huesos y lo sacudido hasta sus entrañas. Sung Kyu ardía como el caliente desierto en un día caluroso. A pesar de todas sus necesidades y deseos, se obligó a salir de la tienda y dejar al hombre atrás.

Una vez que estuvo fuera de la panadería, Sung Kyu tomó una profunda respiración, limpiando el aroma en sus pulmones. Sus dedos agarraron la caja tan fuerte que casi la aplastó en sus manos al recordar los suaves y comestibles labios.

«Jesús, dulce bebé».

 

Tenía que ordenar su cabeza. También tenía que calmar a su coyote.

Sung Kyu estaba a cinco segundos de tirar la caja al suelo y entrar y tomar al humano allí mismo en el suelo de la panadería, reclamando a su pareja. El impulso era tan fuerte que sus piernas le dolían y los músculos lo bloqueaban en su lugar.

En lugar de seguir su impulso, se pasó una mano por la cara mientras trataba de calmar su cuerpo y mente. Esto era irreal. Necesitaba pensar. No había manera de que fuera a reclamar al humano frente a todos. No sólo la gente pensaría que estaba loco, sino que probablemente sería arrestado por todo tipo de cosas. A Sung Kyu le habría importado una mierda, pero  estaba  bastante  seguro  de  que  al  humano  no   le gustaría ser repentinamente arrasado por alguien que no conocía.

Fijando la caja y bolsita de pan en su motocicleta, Sung Kyu se puso el casco y pasó la pierna por encima. Trató desesperadamente de no mirar hacia atrás dentro de la panadería, pero por dentro se preguntó si el hombre lo estaba viendo, curioso acerca de su abrupta partida.

Su mano temblaba cuando encendió la motocicleta. Sung Kyu maldijo por la forma en que su cuerpo vibraba de emoción y necesidad.

Tenía que pensar en esto lógicamente. El hombre era un humano y probablemente llamaría a la policía si Sung Kyu tratara de joderlo en el suelo de la panadería. De hecho, Sung Kyu no tenía duda de que estaría usando esposas si lo intentaba. Seguramente sería acusado de asalto sexual. Aunque a él no le importaba el sexo en público, seguro que no quería ir a la cárcel por ello.

Por ahora, regresar al trabajo era una muy buena idea, y seguir fuera de la cárcel.

Por otra parte, las esposas no serían tan malas, siempre y cuando su pareja estuviera esposado a la barra, vestido sólo con harina.

Contra su mejor juicio, Sung Kyu miró hacia la panadería antes de salir y vio que el hombre lo observaba desde el gran escaparate. Sus ojos azules se abrieron y salió disparado al ver a Sung Kyu mirándolo. Sung Kyu sonrió. El hombre parecía un pequeño conejo asustado viendo a un depredador a través de las hojas de hierba en un día caluroso.

«¡Maldición!»

 

Sung Kyu dejó la motocicleta de nuevo en el estacionamiento y se bajó de la maldita cosa  rápidamente.

 

Se quitó el casco y se dirigió al interior de la panadería. El autocontrol no era una de sus cualidades fuertes. De hecho, apestaba. Lo único que quería ahora era saborear a su pareja.

El chico parpadeó rápidamente cuando Sung Kyu se dirigió hacia él con depredador paso, con los ojos fijos en nada más que el hombre frente a él como si el resto del mundo no existiera y, en ese instante, no lo hacía. Sólo existía Sung Kyu, el humano y el deseo de Sung Kyu para aparearse con él.

—¿Puedo ayudarle? —su pareja le preguntó con un ligero chillido cuando Sung Kyu invadió su espacio personal.

Sin una sola palabra, Sung Kyu tomó a su pareja por detrás del cuello y lo jaló hacia él. Sus acciones mantenían un alto nivel de confianza, y cualquier observador habría pensado que estaba completamente seguro de lo que estaba haciendo. Pero en su interior, esperaba como el infierno que el hombre no lo aventara y llamara a la policía.

Sung Kyu miró fijamente los ojos de su pareja como un animal a punto de atacar a su presa. —Ya no eres soltero ¿entendido? —Sung Kyu no esperó una respuesta. Su coyote no se lo permitió. Jaló al hombre hacía él, el aliento de su pareja tocó sus labios por un breve momento antes de que Sung Kyu bajara la cabeza para un beso con la boca abierta. Sung Kyu no sólo metió la lengua en la boca de su pareja sino que mordió el labio inferior muy bien. Sus dedos se cerraron en el cabello color marrón oscuro del hombre cuando el sabor del humano inundó su boca. Su pareja agitaba el cuerpo de Sung Kyu con un   nivel de deseo que nunca había sentido mientras le daba al corto cabello un ligero jalón antes de retirarse.

Besar al hombre había sido como tocar con sus labios un cable de alta tensión. Estaba atrapado, adicto al sabor y el olor del humano. Sung Kyu quería probarlo una y otra vez.

 

—¿Qué infiernos crees que estás haciendo? —su pareja le preguntó mientras empujaba el pecho de Sung Kyu.

Sung Kyu jaló su cabello con más fuerza y miró directamente a los ojos a su pareja. —Prepárate para la danza.

Sung Kyu liberó al hombre y salió de la panadería, saltó sobre su moto y se fue por la calle principal. Su cuerpo estaba tenso, caliente, y necesitado, la presión era casi demasiada. Esa era la razón exacta por la que no había querido ver hacia atrás cuando salió por primera vez.

Ahora quería joder. Su pareja apenas había dejado que Sung Kyu se escapara por un beso, por lo que probablemente no permitiría que Sung Kyu repentinamente lo atacara y reclamara.

Además, a los coyotes les gustaba jugar. Les gustaba perseguir a sus parejas, lo que, en cierto modo, era casi como si lo acechara. Estaba a punto de empezar un juego con su pequeño humano, acariciándolo y provocándolo hasta que oyera los dulces ruegos salir de los labios del hombre.

Sung Kyu se detuvo en el estacionamiento de la estación de bomberos, apenas siendo capaz de ponerse de pie por lo duro y listo que estaba. Sabía que si no tomaba una acción evasiva regresaría de inmediato. Caminó de un lado a otro varias veces, pensando en qué hacer. Finalmente, tomó su teléfono celular, lo abrió y llamó al número que aparecía en la parte frontal de la caja de donas.

—Dulce deleite. Cory habla.

—Dile a tu pequeño panadero que salga de allí.

—¿De qué infiernos hablas?

—Voy a ir por él, Cory. Si él no quiere ser reclamado delante de todos, sugiero que se esconda por el momento. — Era lo mejor que Sung Kyu podía hacer. Sabía que no podía permitirse regresar, así que tenía que asegurarse de que su pareja estuviera allí cuando lo hiciera.

La línea quedó en silencio.

 

—¿Eres el hombre que acaba de salir de aquí, el que le dio un beso?

—Él es mi pareja y yo soy coyote. Esta es su única advertencia. —Sung Kyu colgó, sonriendo para sus adentros mientras guardaba el teléfono. Los que no eran coyotes no entendían la danza de apareamiento. Harían ver a Sung Kyu como una especie de psicópata. No había nada psicótico en su mente, sólo un deseo que quemaba como el sol y un insaciable deseo por el cuerpo de su pareja.

«Oh, no». Definitivamente no era psicópata. Era simplemente la caza y estar listo para jugar. Tomando la caja y la bolsa, Sung Kyu se dirigió a la estación.

Su pareja había sido advertido.

 

«Juego iniciado».

 

 

Cubriendo sus labios ligeramente entreabiertos con los dedos, Nam Woo Hyun seguía allí de pie en shock cuando el teléfono sonó en la pared. Él aún podía sentir el rubor del hormigueo de la adrenalina a través de su cuerpo. ¿Alguien en su vida alguna vez le había besado de esa forma antes? Sabía la respuesta antes de terminar la pregunta en su cabeza.

¡Nunca!

 

Cory respondió mientras Woo Hyun miraba por la ventana, con sus pensamientos difusos le resultaba difícil pensar. ¿Quién era ese tipo? y ¿por qué sentía como si el hombre lo hubiera jodido con la boca? Mientras recordaba el beso sus labios hormigueaban y su cuerpo se inundó de calidez.

—¿De qué infiernos hablas? —Cory dijo al teléfono, su labio se elevó. Hizo una pausa y luego volvió a hablar, sólo que su tono había pasado de ira a desconcierto—. ¿Eres el hombre que acaba de salir aquí, el que le dio un beso?

El pulso de Woo Hyun se aceleró mientras escuchaba. Quería saber quién era el extraño. Pero Cory no dijo nada más. Colgó el teléfono, rascándose un lado de la mandíbula.

—¿Qué sucede? —Woo Hyun no estaba seguro del porqué estaba tan curioso. Él también sabía sin que le dijera quién había llamado. Entonces, ¿por qué ese conocimiento, y el beso, le hacían sentir un aleteo en el estómago?

—Tengo que llamar a Jongin. No estoy seguro, pero creo que estás profundamente en la mierda. —Las palabras de Cory congelaron la profunda excitación de Woo Hyun. No había duda de que el hombre que lo había besado era guapo y nervioso, pero ¿era peligroso? Nunca un extraño simplemente se había acercado y le hizo tales demandas personales. Eso fue muy posesivo, arriesgado y un poco atemorizante. El tipo había estampado su propiedad sobre Woo Hyun.

¿El extraño estaría trastornado? ¿Debería Woo Hyun estar preocupado? Cory tomó el teléfono de nuevo, sólo que esta vez marcó en lugar de contestar. —Es posible que desees ponerte detrás del mostrador conmigo.

Woo Hyun, miró hacia la puerta y luego caminó alrededor del gran mostrador hasta un lado de su jefe. —¿Es serio? —Podía decir por la mirada en el rostro de Cory que la pregunta era innecesaria.

Quien quiera que fuera el extraño, Woo Hyun debería de preocuparse. Tomó profundas respiraciones, en un intento de calmar sus nervios, pero no estaba funcionando.

—Jongin —dijo Cory después de unos segundos—. Soy Cory. —Su jefe le explicó a Jongin lo que había ocurrido en la tienda y la extraña llamada telefónica que siguió a la visita del hombre. Woo Hyun también se enteró por la conversación de Cory que el chico que había besado Woo Hyun era un coyote.

Woo Hyun pensó en los coyotes que había visto en la televisión y se estremeció. No sabía mucho sobre esas criaturas, pero lo único que sabía era que eran muy agresivos.

—¿El apareamiento qué? —Cory preguntó, luego hizo una pausa y levantó una de sus gruesas cejas—. No, mierda.

A Woo Hyun no tranquilizó la respuesta de su jefe. Echó un vistazo a la puerta una vez más, esperando ver al arrogante nuevo chico y que le exigiera a Woo Hyun ir con él, o peor, estar con él. Un escalofrío recorrió sus brazos ante los comentarios pasivo-agresivos procedentes de Cory. En un momento estaba hablando como si realmente estuviera desconcertado, al siguiente su voz adquirió un tono nervioso.

—Eso es una extraña mierda si me lo preguntas. — Cory dijo un par de cosas más y luego colgó, sus ojos se estrecharon con confusión cuando se giró hacia Woo Hyun—. No creo que te guste lo que tengo que decir.

De alguna manera Woo Hyun sabía que todo lo que Cory necesitaba decirle era extremadamente importante. Se tensó mientras sus ojos miraban hacia la puerta. —¿Qué tan serio es?

 

—¿Alguna vez has jugado al gato y el ratón? —Cory apoyó la cadera en el mostrador. Woo Hyun, se habría reído ante la pregunta, pero la expresión de Cory le decía que era en serio.

—No.

 

—Cuando Labios Amante llamó, me dijo que eras su pareja.

Woo Hyun sabía las ramificaciones de esa afirmación. Se había enterado de que los vampiros y los shifter existían cuando aún estaban renovando la panadería. Cory le había explicado lo que era una pareja y ese era Kisu, el otro propietario y pareja de Cory.

Estaba tan jodido. El hombre era guapo, con ojos tan oscuros que le recordaban a Woo Hyun un café oscuro. A pesar de que el tipo tenía ojos bonitos y un cuerpo para matar, sus atributos atractivos no lo hacían sano. Los chicos calientes podrían ser tan locos como los promedios. —¿Qué tiene que ver el gato y el ratón con las parejas?

Cory arrancó el registro de la orden del último cliente y lo lanzó a la basura antes de contestarle a Woo Hyun. — De acuerdo con Jongin, ciertas razas de coyote pasan por esto que llaman la danza de apareamiento. Tu pareja te va a perseguir y te hará correr hasta que te atrape.

Eso no tenía ningún sentido para Woo Hyun. —Supongo que no hiciste esa cosa de la danza de apareamiento con  Kisu, ¿no?

 

Cory negó con la cabeza. —Los búfalos y los vampiros no pasan por eso. Simplemente nos reclamamos mutuamente. Al parecer, esta extraña cosa está marcada en el ADN del coyote, o al menos, la raza de coyotes de tu pareja. Desde mi entendimiento, dejar que te atrape demasiado pronto no es una buena cosa.

 

El estómago de Woo Hyun se retorció hasta que sintió que un peso muerto se hundía en su interior. Dejó escapar un suspiro tembloroso mientras trataba de asimilar lo que Cory le estaba diciendo, pero no importaba las vueltas que le diera en su mente, aún era una locura. —No entiendo.

—Él viene por ti, Woo Hyun. Va a perseguirte y jugar contigo hasta que su coyote esté listo para reclamarte. Hasta entonces, el mejor curso de acción es permanecer fuera del camino de esa persona.

—¡Pero esto es una locura! —Woo Hyun gritó mientras pasaba una temblorosa mano por su cabello, recordando cómo el desconocido lo había jalado, cómo había tomado sus labios. Rápidamente apartó la mano—. No quiero que alguien me aceche. —Ese solo pensamiento le asustó. Además el hecho de que era pareja de un coyote, lo aterrorizaba. Había aceptado a Cory porque había llegado a conocer al hombre antes de que se enterara de que el tipo podía transformarse en un animal.

No conocía a la persona que iba a darle caza.

 

A excepción de un beso increíble e intensos ojos café expreso, Woo Hyun no tenía ni idea de quién era el tipo. Él ni siquiera sabía el nombre del hombre.

—No puedo interferir —Cory dijo mientras miraba a Woo Hyun disculpándose—. Nadie puede interferir cuando se trata de parejas. —Justo entonces los rasgos de Cory se endurecieron—. No te entregues tan fácilmente. Me han dicho que si lo haces, el coyote no estará feliz contigo y acoplarse a un shifter es para siempre. No quieres pasar tu vida con la bestia que tu pareja lleva en su interior resentida.

Y Woo Hyun había pensado que lo único emocionante que le  iba  a  pasar hoy  era  tener  la  oportunidad de ver  sus programas grabados después del trabajo. Ahora tenía un acosador tras él con la intención de lanzarlo al suelo.

 

 continuará...

 


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