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Cuando una luz descendió por Destinova

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Notas del fanfic:

Un pequeño one shot alusivo al cumpleaños de Naruto. Debería haberlo subido el jueves, pero para no variar me retracé -.-U..., pero bueno tres días no son mucho ¿cierto? (o cuatro, dependiendo del país XP)

No había nada que celebrar en Konoha el diez de octubre.

Era un día triste. Un día en el que todos lucían decaídos y en el que solían abarrotar los memoriales de los shinobis caídos aquella fatídica fecha.  

Pero sobre todo, ese día era como un certero recordatorio anual de cuanto odiaban los aldeanos la existencia de Naruto.

Festejar sus cumpleaños en grande, con familia, amigos y mucha diversión era bastante normal para el resto de niños en la aldea.

Sin embargo para Naruto aquello estaba definitivamente negado.

Se llegó a preguntar demasiadas veces como se sentiría.

Se imaginó a sus desconocidos padres felicitándolo y llenándolo de abrazos, haciéndole un delicioso pastel al que le pondrían el número de velas que indicarían la edad a la que estaba llegando.

Pero todo lo que tenía eran miradas glaciales de los adultos y palabras todavía más hirientes de lo normal, y no podía cambiar aquello por mucho que se esforzara con sus bromas ese día, y en las ocasiones en que no pudo soportarlo optó por huir a su apartamento vacío, cerrar la puerta tras de sí y desplomarse, dejando que las lágrimas fluyeran libremente de sus ojos hasta que la fatiga lo vencía, no sin antes llegar siempre a la misma conclusión.

El diez de octubre era una fecha horrible.

                                                                         

                                                                 ***

Naruto se abría paso por las aún transitadas calles de Konoha, a pesar de que el sol estaba a punto de ocultarse por completo. La brisa otoñal ondeaba su capa de hokage con cada paso que daba, al mismo tiempo que sostenía su celular junto a su oreja, puesto que estaba en medio de una llamada.  

–Si nada extraordinario sucede estaré de regreso poco después de la media noche. Ya le dije a Yui san que tendré cerca el teléfono en todo momento, así que no duden en llamarme si sucede algo, cualquier cosa ¿entendido?

Sí papá, no te preocupes, estaremos bien –respondía una femenina y juvenil voz al otro lado de la línea–. No deberías olvidar que además de que Yui san está con nosotros yo ya no soy una niña pequeña, sin mencionar que también soy una ninja.

–Claro que no olvido nada de eso –rebatió un poco mohíno el Uzumaki–. Pero no importa cuánto crezcas, o si eres una ninja, genin, chunin, jounin o incluso hokage, porque aún así siempre serás mi preciosa nena, a la que cuidaré y protegeré de todo y de todos.

Ahí vas de nuevo con eso –pareció quejarse, pero Naruto pudo escuchar el cariño genuino en su voz–. En fin, se supone que esta noche es para que te diviertas con Sasuke san, así que enfócate en ello, ¿quieres? ‒enfatizó ante la preocupación del adulto, sin embargo el rubio no podía culparla de su hastío, después de todo ella todavía no tenía manera de saber que esa era una de las constantes principales de ser padre–. Solo no te malpases mucho, recuerda que mañana tienes que estar muy bien –agregó en tono confidencial y divertido al mismo tiempo, lo que hizo sonreír a Naruto.

–Descuida, nos vemos mañana, los amo a ti y a tu hermano –se despidió con afecto, colgando el teléfono, continuando su andar para llegar al punto de reunión acordado con su amigo.

            

                                                                    ***

La música se escuchaba a todo volumen en aquel recinto, mientras dos atractivas mujeres se movían en perfecta sincronía, lenta y cadenciosamente. Cubrían parcialmente sus rostros con un par de abanicos, dejando solo al descubierto sus seductoras miradas, y sus atuendos revelaban parte de su busto y de sus torneadas piernas, ante un público absorto y cautivo.

Cuando terminaron de bailar, todos los presentes estallaron en aplausos y ovaciones, incluyendo a Naruto.       

–Estoy sorprendido, las chicas de este lugar no solo son muy bellas sino también muy talentosas –habló maravillado el rubio a su acompañante.

‒Supuse que sería algo que apreciarías ‒Sasuke tenía su codo sobre la mesa en la que estaban sentados ambos, con la mano sosteniendo su cabeza levemente inclinada. Él también estaba poniendo atención al escenario, sin embargo su entusiasmo al respecto era considerablemente menor al de Naruto y el resto de clientes del lugar, lo que solo hacía más curioso el hecho de que estuvieran ahí por iniciativa suya, aunque por supuesto que el ojiazul sabía que era por él, después de todo estaban festejando su cumpleaños, y le había contado al usuario del sharingan que desde que se convirtió en padre, y posteriormente en hokage, casi no se daba el tiempo para salir a divertirse, por lo que agradecía el gesto de su amigo.

El rubio, que ya se había terminado un primer vaso con sake, pidió otro a uno de los meseros que pasaba por ahí, y dio una mirada a su alrededor. No era de extrañar que aquel sitio estuviera abarrotado con tan atractivo concepto.

–Es bueno saber que incluso tú puedes pensar en cosas interesantes de vez en cuando –no perdió la oportunidad de bromear, mostrándole los dientes a Sasuke, quien solo lo observó de mala manera‒. En fin, esto es indudablemente un gran entremés para la fiesta de mañana.

–¿Hablas de la fiesta que se supone que es sorpresa? –el Uchiha sacó un cigarrillo, mismo que se llevó a la boca, y luego le acercó al otro extremo su encendedor de bolsillo para prenderlo (que era la alternativa para cuando estaba en público y no quería llamar mucho la atención utilizando su katon).

–Sí, esa misma ‒Naruto no pudo evitar reír ante la contrariedad de aquello, y luego agregó‒: Al principio sí lo era pero luego, ya sabes, al convertirse en algo habitual pues, perdió ese elemento, pero ya que a los niños les divierte mucho seguimos simulando –sonrió y dio un sorbo a su sake–. Recuerdo que la primera vez Sakura chan y los demás argumentaron que mi fecha de nacimiento debía ser algo para celebrarse en grande, no para tener caras largas, y no solamente se referían al resto de los aldeanos ‒admitió con una sonrisa apenada ya que, si bien todo fue mejorando para él con el paso de los años, la melancolía que evocaba ese día no era algo que pudiera evitar por completo.

La expresión de Sasuke reflejó cierto malestar; su mente lo llevó por un instante hacia recuerdos lejanos y algo vagos sobre la manera en que se vivía lo que malamente era también, y con preponderancia, el aniversario del trágico episodio del kyuubi en Konoha. Solo podía imaginar lo difícil que debió haber sido todo aquello para Naruto. Casi instintivamente abandonó su cigarro en el cenicero sobre la mesa por un momento, para así poder acercar su mano a una de las de su amigo y acariciarla del dorso.

El rubio, complacido con el gentil acto, acarició con su pulgar lo poco que podía abarcar de la mano ajena, y se dispuso a continuar la parte buena de la historia‒. Y así fue como se hizo una costumbre año con año, siendo esa la forma que mis amigos adoptaron para animarme en mis cumpleaños, pero también mis hijos contribuyeron, cuando comenzaron a crecer y a curiosear acerca de por qué no lo celebrábamos, y simplemente no pude negarme a sus deseos de empezar a hacerlo con su adorable alegría infantil. Yo, definitivamente soy muy afortunado de tener a tanta gente que me quiere hoy en día –concluyó emotivo.

Sasuke sonrió con calidez. Naruto simplemente no merecía menos.

–Brindemos por eso –levantó su vaso, y luego el rubio hizo lo mismo con el suyo para que los chocaran en el aire.

 –Y ahora que por fin el único bastardo que faltaba estará presente será perfecto ‒le apretó fraternalmente uno de sus hombros‒, ya verás lo divertido que es.

‒Claro… ‒se limitó a responder luego de tomar su cigarro y darle una calada. Había sido notificado algunos días antes de la dinámica de la fiesta en cuestión, y aunque solo estarían las personas más allegadas al Uzumaki, todavía se escuchaba como algo ruidoso y no muy atractivo para él, aunado a los pequeños hijos de sus compañeros que estarían jugando y revoloteando por ahí, pero de momento decidió ahorrarse más burlas de Naruto acerca de ser un aburrido, guardándose todo eso para sí mismo.

No pasó mucho tiempo para que escucharan anunciar el siguiente número, dando paso a unas cuantas mujeres que se instalaron en el escenario con diversos instrumentos musicales, procediendo enseguida a manipularlos, de modo que comenzó a escucharse una suave música. Cuando llegó su turno, una hermosa chica en el centro y adelante de las demás empezó a cantar con una melodiosa y celestial voz, deleitando a todos los presentes.  

La letra de aquella canción era como una oda muy dulce y bella al amor que se tienen dos personas como pareja, por lo que fue muy agradable de escuchar para Naruto, y su corazón se hinchó al estar tan identificado con el sentimiento en la actualidad. Con eso en mente fue que posó su mirada en Sasuke, quien luego de dos segundos giró la cabeza un poco, del lado de su cara que mantenía oculto con un mechón de cabello, y agarró su vaso para beber de su contenido de modo muy casual.

Alguien más probablemente no habría notado lo que fueron señales muy sutiles que indicaron ligero bochorno de parte del Uchiha, pero el rubio sí lo hizo, por lo que sonrió con absoluta fascinación.

                            

                                                                     ***

El rato que pasaron en aquel lugar fue bastante entretenido para Naruto, pero el siguiente destino de esa noche fue radicalmente más tranquilo, e íntimo.

Llegaron a una pequeña cabaña en el medio del bosque, a las afueras de Konoha. Una vez dentro de ella, se quitaron sus respectivas capas y sandalias para ponerse cómodos. El inmueble en general lucía bastante sobrio; en la sala de estar había solamente un sofá y una pequeña mesa de centro en la que descansaba un florero con flores recién llevadas.

La quietud que emanaba en ese instante no duró mucho, puesto que tras el intercambio de unas cuantas palabras triviales, se adentraron a una de las dos habitaciones que estaban al fondo de un breve pasillo, la cual estaba equipada con una cama y una mesita de noche adyacente, con una lámpara encima.

Y entonces se suscitó una escena que se comenzaba a hacer común en el tiempo reciente, una vez que viejos y fuertes sentimientos finalmente quedaron expuestos.

Se miraron de frente el uno al otro, y al segundo siguiente ya estaban tumbados en la cama, comenzando así a besarse con fervor, deslizando sus brazos a todo cuanto pudieran tocar del cuerpo ajeno sin ninguna restricción. Se separaban lo mínimo necesario cuando se les acababa el aire, para luego volver a concentrarse en la faena. Sus cuerpos se meneaban y se friccionaban uno contra el otro, elevando con cada movimiento la excitación mutua. Naruto, estando encima de Sasuke, procedió a abrir primero su chaleco lila y luego su camisa con cierta brusquedad, para empezar a devorar con besos y algunas mordidas la blanquecina piel expuesta, tal y como si fuera un animal salvaje y hambriento. No era muy diferente de uno cuando estaba así con el Uchiha. Bien podía el ojiazul atribuirlo en buena medida a tanto tiempo que vivió acumulando y reprimiendo todo lo que sentía por su entonces amigo.

Ocasionalmente, en su juventud llegó a visitar tabernas en las que se hizo acompañar de lindas mujeres, y en realidad se la pasaba bien, sin embargo, a diferencia de su difunto mentor, más bien lo utilizaba principalmente como una distracción, de la soledad que derivaba de nunca poder tener a Sasuke de la manera en que deseaba.

Pero contra todo pronóstico, ahí estaban, luego de muchos años y muchas vivencias. Ya como adultos con cierta madurez, tanto física como emocional. Claro que para Naruto, eso no significaba que Sasuke fuera menos atractivo que en su caótica juventud, por el contrario, y no podía sino regocijarse de que al fin podía expresarle abiertamente sus sentimientos, no solo verbalmente sino con todo su cuerpo, deleitándose así con la textura de su piel, su calor, su sabor, su olor… todo en conjunto era tan embriagador que creía que nunca tendría suficiente de ello.  

El usuario del sharingan por su parte, estiraba su brazo para intentar alcanzar la fuerte espalda del Uzumaki, subiéndola hasta su nuca, donde revolvía el rubio y corto cabello, dándole uno que otro tirón cuando alguna de sus zonas más sensitivas era particularmente estimulada, acto que al ojiazul no parecía molestarle mucho. Los sonidos que escapaban de su boca y sus expresiones faciales daban fe lo bien que se sentían los labios y manos contrarias recorriendo y tocando cada centímetro de su piel con aquel tinte de desesperación y posesividad, mientras su nombre era repetido en susurros constantes como un mantra. El deseo desenfrenado del rubio solo aumentaba la propia urgencia de Sasuke por tener más y más de él. A veces le parecía surrealista que el hiperactivo cabeza hueca, que de un modo u otro mantuvo su atención desde que lo conoció, y con quien compartía un vínculo inquebrantable a pesar de todo, lo sometiera de esa forma a tantas sensaciones que antes ni siquiera llegó a considerar que fueran posibles.

Naruto procedió a retirar el pantalón del Uchiha con todo y sus boxers, acariciando suavemente con sus dedos la piel recién expuesta de sus piernas, pasando por sus pantorrillas y deteniéndose momentáneamente por debajo de sus rodillas, provocándole al azabache un agradable cosquilleo que le recorrió la columna vertebral.

Luego, el rubio se estiró un poco para poder alcanzar el cajón de la mesa de noche para abrirlo y posteriormente sacar una botella de lubricante que guardaban ahí para esas ocasiones. Ya con algo menos de intensidad, depositó besos por las mejillas y mandíbula ajenas mientras volvía a poner las manos sobre sus piernas, esta vez para separarlas con gentileza y empujarlas un poco hacia adelante, a lo que el portador del sharingan, perdido como estaba, puso nula resistencia, pero su corazón dio un vuelco en su pálido pecho al tener un claro indicio sobre lo que seguía. Una vez hecho eso, Naruto quitó la tapa de la botella para verterse un poco de su contenido en los dedos, llevándolos lentamente hacia la cavidad anal de su compañero, quien no pudo evitar un estremecimiento inicial al contacto de la mano ajena.

–Lo siento –dijo el ojiazul por lo bajo.

–Está bien –lo tranquilizó para que continuara, girando la cabeza a un lado y cerrando los párpados.  

De ese modo, Naruto introdujo poco a poco y cuidadosamente dos de sus dedos resbaladizos, asegurándose así de lubricar adecuadamente la zona, provocando algunas expresiones de incomodidad en el otro ninja (algo que no disfrutaba observar, pero no podía evitarse), y una vez que se aseguró de que el cometido estuviera hecho, retiró las falanges en su totalidad.  

–Oye Sasuke –el aludido escuchó la voz del rubio con un matiz de urgencia, quien se había posicionado encima de él, de modo que sus rostros estaban a la misma altura, mientras sostenía su peso apoyando las palmas sobre el colchón‒. Me gustaría intentar algo ¿puedo? ‒pidió permiso a la expectativa. El Uchiha apenas atinó a balbucear con torpeza para mostrar su aprobación, y fue todo lo que Naruto necesitó para incorporarse un poco, deshacerse de su camisa naranja y de la blanca de tirantes más ligera que llevaba también, meter sus manos por debajo de la espalda del azabache y levantarlo con suavidad, de manera que éste quedó sentado enfrente suyo.

Sasuke observó al ojiazul retirarse ligeramente, para a su vez liberar su prominente erección de sus prendas inferiores, procediendo luego a sentarse con las piernas extendidas, indicándole que se acercara. Apenas fue obedecida su instrucción y tuvo a su amante hincado frente a él con las piernas una a cada lado de las suyas, Naruto lo recibió con un beso apasionado en los labios, enredándole los brazos en los hombros y pegando sus cuerpos lo máximo posible, acto seguido, deslizó sus manos hasta llegar a las níveas caderas, empujándolas un poco hacia abajo para que el usuario del sharingan se sentara parcialmente en su regazo. Besándole el cuello y la clavícula, el Uzumaki masajeó con algo de fuerza sus glúteos, abriéndolos luego para comenzar a alinearlo con su necesitada virilidad.

Sasuke, ligeramente desprevenido, solo atinó a bajar la cabeza y apretar con fuerza sus párpados al sentir aquella dureza que empezaba a llenar su interior.

–Ya casi, aguanta un poco… –dijo el rubio mientras continuaba deslizándolo con toda la delicadeza posible, y un gemido escapó de su garganta cuando estuvo dentro por completo.

Quedaron unidos y entrelazados. Sus pechos se agitaban y el sudor recorría sus cuerpos. Para Sasuke, si bien la experiencia no era del todo grata al principio, innegablemente había una magia única y especial en el preciso momento en que sus cuerpos se volvían uno solo. Levantó la vista para encontrarse con la de Naruto, y lo que encontró en el par de profundos océanos, fue reciprocidad total del sentimiento, de la forma que en que solo él sabía transmitirlo.  

El rubio apartó el húmedo mechón de cabello frontal del Uchiha y lo puso detrás de su oreja, dejando al descubierto su rinnegan, para acariciar con devoción luego su mejilla. Su otro ojo estaba teñido del característico rojo del sharingan. Por un momento lo envidió. Ojalá él también pudiera tener manera de perpetuar ocasiones como esa.   

–¿Estás bien? –preguntó Naruto con un deje de preocupación en su voz deseosa luego de que se quedaran quietos durante algunos segundos.

–Sí… lo estoy… –respondió tras haberse acostumbrado más a la intrusión.

 El ojiazul sonrió y le besó la frente.   

 –Siendo así… quisiera que tomaras el control… –agarró su muñeca, le retiró el guante con los dientes y lambió su mano eróticamente–. ¿Podrías hacerlo?

Sasuke se sorprendió un poco, pero a su vez sintió una punzada de excitación ante la curiosa forma fácil en que su dobe pasaba de ser atento y cariñoso a descarado y lascivo. Dada la posición en la que estaban no le fue muy difícil saber a lo que se refirió Naruto, aunque tenía ligeras dudas de cómo hacerlo.

–Descuida, te ayudaré –intervino el rubio, para enseguida tomarlo de la cintura con su brazo derecho.

El Uchiha, con un atisbo de pena, pero con la firme resolución de complacer a su compañero, puso su mano en el hombro ajeno para tener un apoyo extra, disponiéndose a levantarse un poco, saliendo de la longitud, pero no por completo, para luego volver a su lugar inicial, y un jadeo complacido de parte de Naruto no se hizo esperar. Enseguida repitió la acción, y luego otra vez. De principio lo estaba haciendo con lentitud, aumentando el ritmo y la profundidad de a poco, y con ello también su propio disfrute, lo que fue reflejado en su voz al empezar a soltar algunos gemidos sonoros.

Naruto había encontrado un deleite agregado en observar a Sasuke con tal cercanía en medio de aquel acto. Podía notarlo incluso concentrado en su labor de principio, sin embargo su rostro se fue descomponiendo conforme continuaba subiendo y bajando por su miembro, aumentando con ello todas las sensaciones de éxtasis, por lo que en un momento dado el ojiazul echó la cabeza hacia atrás. Escuchar, ver y sentir de ese modo al Uchiha simplemente lo estaba volviendo loco, hasta que ya no soportó y se hizo partícipe de la acción, arremetiendo como podía contra las caderas de Sasuke desde su sitio, estrechando con ambos brazos su cintura, y sus manos vagaron de aquí para allá por su espalda con desespero, mientras con su boca atinó a atrapar la contraria, besándola y mordisqueándola, al igual que su cuello y zonas aledañas.

Sasuke abrió mucho los ojos. El estímulo extra que le daba el Uzumaki con sus embates hizo que tocara un punto en particular en sus entrañas que le envió chispazos de placer al por mayor. Su mano se aferró con fuerza al hombro de su compañero como una garra, y aunque le causó un poco de dolor, Naruto de hecho lo disfrutó de algún modo.

–Sasuke… Sasuke… Sasuke –volvió a repetir frenéticamente al ya estar cerca de alcanzar el clímax.

–Naruto… ‒alcanzó a decir entre jadeos cada vez más intensos y menos espaciados, puesto que él también se encontraba en su límite.

Fue así como el ojiazul, en medio de violentos espasmos, terminó por derramar su semilla en el cálido interior del otro hombre, quien no mucho después hizo lo propio, manchando sus abdómenes.

Con sus respectivos agotamientos, ambos utilizaron el cuerpo ajeno para apoyarse, permaneciendo en aquella cercanía tan íntima.  

‒Sasuke… ‒Naruto murmuró, con la cabeza apoyada en el hombro del mencionado, con algo de dificultad al estar recuperando el aliento tras el orgasmo‒. Eres… el mejor regalo que podría tener…‒levantó su mano derecha para acariciarle la nuca.

El azabache, que también respiraba de manera irregular, lo observó de reojo con gesto asombrado por unos instantes, y luego cerró los párpados, sonriendo con suavidad.

‒Usuratonkachi… ‒fue lo único que dijo, y llevó su solitaria extremidad superior a la espalda bronceada a modo de abrazo.

                                                                              

                                                                         ***

‒Papá, despierta.

Sasuke escuchó a su pequeña hija, que se encontraba en su habitación, cerca de su cama. El sol ya entraba de lleno por la ventana, lo que lo ayudó a despabilarse con facilidad.

–Es hora del desayuno –prosiguió la menor–. Y recuerda que después tenemos que ir a casa de Ino san para ayudar con los preparativos de la fiesta de Naruto san –concluyó entusiasta.

–Enseguida voy –dijo antes de sentarse, sin embargo cuando lo hizo no pudo evitar una mueca, que malamente fue notada por la infante.

‒¿Sucede algo? ‒preguntó ella con algo de alarma.

‒No, descuida –le obsequió un intento muy precario de sonrisa. Estaba adolorido de ciertos lugares por culpa de Naruto, pero definitivamente no le diría eso.

Sarada lo observó dudosa con los ojos entrecerrados a través de sus lentes, pero tras un par de segundos decidió creerle.

‒Está bien ‒giró sobre sus talones y salió del cuarto, dejando a su padre solo con sus pensamientos acerca de lo que deparaba el día en la tan mencionada fiesta. Atestiguar la alegría del rubio durante su festejo hacía que todo lo demás valiera la pena.

Ya no podía hacer nada por sus cumpleaños anteriores, pero si Naruto le permitía la dicha de permanecer a su lado, él se encargaría de contribuir para hacer especiales todos los que quedaban por venir.

Cuando salió de la cama y dio un primer paso, se le escapó una maldición. Tal parecía que tendría que requerir de los servicios médicos de Sakura…

 

Notas finales:

Espero que lo último no haya arruinado la experiencia XP. Uuff, escribir ese "limón" me ha costado un riñón y la mitad del otro, y nisiquiera estoy segura de que haya quedado decente >//<. por otra parte, como lo advertí en el resumen, esto fue inspirado como una versión medio alterna de los hechos del capítulo 700, de modo que como se vio, Naruto tiene hijos, pero son otros, y está soltero, y Sasuke si tiene a su "Ensalada", pero en circunstancias distintas a la versión original, pero en fin, creo que no vale la pena ahondar en detalles en este one shot, al menos que pudiera plasmar esta idea como un fic largo, que fue como se me ocurrió por primera vez. También disculpen los horrores de escritura, pero la falta de tiempo y mi prematura "oxidación" son muy mala combinación u.u. En fin, ojalá a alguien le guste aunque sea un poco esta cosa. Chyao.


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