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Un cambio en el corazón por valgyaled

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Notas del capitulo:

Hola buenas :3

 

Aquí traigo una historia de esta parejita porque no hay muchas historias sobre ellos y a mi personalmente me encantan. 

Es una historia un poco diferente ya que el comportamiento de Shinobu no es al que estamos acostumbrados. Ya descubrirán el por qué

Espero que les guste, si es así les espero en el próximo capítulo <3

Besos~

Ese no era para nada el chico que recordaba. El chico que estaba enfrente suya era completamente diferente a aquel muchachito que había conocido hace tres años. Iba vestido con una camiseta de leopardo, una chaqueta de cuero y unos pantalones negros ceñidos. Llevaba un arete en su oreja derecha. También había cambiado su peinado, ahora lo llevaba hacia arriba. Además, por lo que parecía, tenía tatuajes en ambos brazos. ¿De verdad ese era el mismo muchachito inocente que había conocido hace tres años y hermano de su antigua esposa?

 —¿Shinobu? No te había ni reconocido, que cambiado estás —murmuró aún sorprendido.

—Es lo que tienen que pasen los años —contestó como si fuera obvio.

—S-Supongo que sí

Notaba cierto odio y rencor en la forma en la que Shinobu se dirigía a él. No entendía por qué, tampoco habían hablado mucho. Inmediatamente después de casarse con su hermana se marchó a estudiar a Australia.

—¿Por qué has vuelto? —preguntó sorprendido. Su padre le había comentado en alguna ocasión que estaba muy bien ahí.

—¿En serio no lo sabes? —preguntó irónico— después de divorciarte de mi hermana esta ha tenido que volver a casa y mi padre no podía permitirse el pagarme los estudios allí. Por esa razón estoy de vuelta.

Miyagi estaba totalmente sorprendido. El rubio le sonrió irónico y antes de girarse y marcharse, le dedicó unas últimas palabras bastante rencoroso.

—Muchas gracias por joderme la vida de nuevo, Miyagi.

 

El chico le odiaba, eso estaba claro. Estaba siendo un poco injusto con él, no era su culpa si su hermana Risako no tenía ingresos por si misma y su padre no podía pagarle la escuela de Australia. Entendía su odio hacia él, pero no iba a estar viviendo en un matrimonio infeliz toda su vida.

Suspiró entrando en clase. Tampoco le tendría que ver más, podrá soportar esas miradas de odio y rencor de vez en cuando. O eso pensaba.

Empezó a dar clase. De pronto, llamaron a la puerta.

—Adelante.

—Vaya, que agradable sorpresa —comentó una voz bastante irónica.

No podía ser. El destino y la suerte estaban en su contra. De todas las clases de literatura que se imparten, Shinobu tenía que asistir a su clase.

—Siéntate rápido y preséntate.

El chico eligió sentarse al lado de sus dos amiguitos. Genial, el trio calavera al completo en su clase.

—Me llamo Shinobu Takatsuki. Tengo 19 años y hasta hace un año estudiaba en Australia. Por cosas del destino o de mi vida de mierda he acabado aquí metido con todos vosotros, unos completos inútiles de la literatura.

Terminó su presentación con una sonrisa maliciosa sentándose de nuevo. Miyagi estaba realmente sorprendido. Eso iba a ser más difícil de lo que se esperaba.

 

—Desgraciadamente, los trabajos que he corregido están bastante mal. Por ello, he decidido haceros un examen dentro de dos días para ver si de verdad sabéis algo de esos autores que habéis hablado.

La noticia dada por Miyagi provocó mucho revuelo en sus clases. Escuchaba maldiciones hacia su persona en voz baja, y no tan baja.

—¡No se habla más! Cuanto más os quejéis más contará el examen para la nota final —sentenció mosqueado de tanto revuelo. —Ya es la hora, pueden irse.

—Takatsuki, tu espera un poco —le dijo antes de que el rubio saliese por la puerta.

—¿Y este qué quiere? —preguntaron los dos amigos del chico a la vez.

—Id adelantando, ahora os alcanzo.

Al momento de quedarse solos, Miyagi hizo un gesto para que se acercase.

—¿Qué ocurre?

—Quería comentarte que tu no has hecho el trabajo del que hablo y no sabes nada de los autores que hemos estado viendo durante este tiempo. Por lo tanto, no hace falta que hagas el examen. Los trabajos estaban tan mal que el examen lo hago más que nada para ver si de verdad tus compañeros saben algo.

—Quiero hacerlo.

—¿Eh?

—No me hace falta hacer el trabajo para saber muchísimo más de esos autores que los inútiles de mis compañeros —afirmó rotundamente.

Antes de salir por la puerta, se giró y sonrió seguro, dejando al profesor totalmente desconcertado.


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