Navidad, una época de dar sin esperar nada a cambio, una festividad para estar con la familia y convivir en una agradable cena.
O eso se supone que tenia que ser.
Pero ahí estaba, trabajando en una cafetería en Noche Buena, todo porque dos de sus cuatro compañeros se le habían adelantado a pedir la semana.
La campanilla de la puerta indicó que habían abierto la puerta principal.
—Se han ido —anunció Lui entrando a la cocina, que es donde se encontraba—. Ya no hay nadie en las mesas. —Se acercó al otro rubio mientras se sacaba su gorrito de Santa Claus para acomodarse el cabello y ponérselo de nuevo. Ambos llevaban unos simples jeans con una camisa de manga larga y un suéter junto al delantal de la cafetería, y por las fechas eran obligados a llevar un gorro navideño—. Lo bueno de trabajar hoy es que nos toca la de Año Nuevo, y en esa fecha la cafetería tiene más gente de la que hoy puede estar.
—Supongo que sí —dijo con una pequeña sonrisa, Lui por su parte miró el reloj que había en la pared.
—Ya casi es medianoche. —Len miró el reloj que tenía integrado su teléfono celular.
—Sí —murmuró antes de regresar a Facebook, buscando entretenerse.
Lui por su parte le miró antes de sonreir.
Pronto comenzó a bailar, moviendosu cadera de una lado al otro, flexionando sus rodillas, mientras "Winter Wonderland" sonaba de fondo. Sus brazos se encontraban a los costados de su cuerpo y con las muñecas extendidas.
Después de unos pocos segundos, logró captar la atención del otro, quien le miró unos instantes.
Sin duda alguna era muy lindo y tierno.
—¿Qué haces?
—Nada, me gusta la canción y la quise bailar —respondió sin dejar de moverse, posteriormente rio—. También recordé cuando estabamos en el jardín de niños y me diste un regalo. Cuando regresaba a casa estaba esta canción en la radio.
—Oh —dijo algo avergonzado Len, con un pequeño rubor en las mejillas—, creí que no recordabas que ibamos al mismo jardín.
—Si te soy sincero, no te recordaba con claridad, era muy pequeño —sinceró—. Pero mi hermana sí lo hizo, por eso pude reconocerte, mas por ese lindo detalle que tuviste conmigo. —La canción finalizó y él dejó de bailar—. Ven, ¡vamos a brindar! —exclamó antes de dirigirse al refrigerador, de donde sacó una botella de cristal—. Es jugo espumoso, ya que no podemos tomar alcohol. —hizo un pequeño mohín que le sacó una risa al mayor. Dejó la botella en la mesa para ir por unas pequeñas copas de plástico de uno de los closets. Len por su parte se dedicó a abrir la botella.
Una vez abierta, vertió el líquido en las dos copas y cada uno tomó una.
—Yo... —comenzó a decir Lui, algo vacilante—. Sé que llevamos unos cuantos meses trabajando juntos, pero te aprecio muchísimo —Desvió su mirada—. De hecho, me alegra que sea contigo con el que me quedé al final para esta fecha y no alguien más de nuestros compañeros. Te quiero mucho y gracias por soportar y contestar mis mensajes de crisis ansiosas por estrés. —Len rio por lo último.
—Es un placer hacerlo, y yo también te quiero mucho. —Le dio una suave caricia a la cabeza del más bajo con una cálida sonrisa, quien le respondió de vuelta con la misma expresión. Miró el reloj de la pared antes de regresar la mirada y alzar su copa.
—Feliz Navidad.
—Feliz Navidad. —Ambos chocaron sus copas antes de beber el líquido para después comenzar a conversar amenamente de tradiciones navideñas que tenían sus familias. Estuvieron así unos 20 minutos hasta que Lui se levantó de su asiento.
—¡Cierto! Te lo voy a dar antes de que se me vuelva a olvidar, me conozco —Se fue hacia el área de casilleros mientras era seguido por los atentos ojos azules, cuando regresó tenía una caja envuelta en papel rojo y adornado con un moño plateado—. ¡Ta-da! —exclamó extendiendo el regalo. El Kagamine sonrió.
—No te hubieses molestado —dijo mientras tomaba el obsequio con cuidado. Lui puso sus manos detrás de su espalda cuando las tuvo libres.
—No es una molestia, yo quería dártelo —Se sonrojó por lo que iba a hacer—. F-feliz Navidad. —dijo rápidamente antes de darle un beso a Len en la comisura de sus labios, quien se quedó pasmado por la acción. Miró a Lui buscando alguna respuesta.
La campana de la entrada principal sonó.
—V-voy a atender —dijo antes de tratar de escapar, pero su plan fue frustrado ya que su mano fue sujetada. Miró a Len, quien enseguida le jaló a sí.
Y sin perder el tiempo, le plantó un beso en los labios.
Beso que fue interrumpido por la campanilla del mostrador. El más alto se separó lentamente y sonrió.
—Ya puedes ir a atender —murmuró antes de darle la vuelta y empujarlo a la salida de la cocina.
Lui reaccionó cuando una voz desconocida habló desde el mostrador.
Sacudió su cabeza y se golpeó suavemente las mejillas para concentrarse.
Aún así, no pudo evitar salir con una enorme sonrisa.