Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cómo Amé en los Tiempos de Violencia por Whitekaat

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

 

"Historia creada para el concurso "Un deseo para navidad de @lgbtqEs".

Notas del capitulo:

Un saludo y espero que hayan tenido unas felices fiestas.

 

CÓMO AMÉ EN LOS TIEMPOS DE VIOLENCIA

 

"Bien... entonces seremos tú, María, Inés, Teresa, Rosa, Diego, Pedro, Lorenzo y yo"

"Espera ¿Lorenzo dijo que participaría?" preguntó la chica dejando el peine sobre el tocador.

"Sí, le comenté que tenías la idea hacer este nuevo juego popular que trajo tu tío desde Venezuela y se entusiasmó" le respondió Antonio.

"Aun no comprendo como tú y el hijo del alcalde son tan amigos, son demasiado diferentes"

"Nuestras familias se conocen de hace años, la hacienda de verano de los Suárez queda cercana a la nuestra, jugábamos y salíamos a cabalgar desde pequeños"

El y Lorenzo habían sido amigos desde que tenía memoria, cada etapa de su vida y su crecimiento venía acompañada de aquel muchacho alto de tez blanca, cabellos castaños oscuros completamente engominados pulcramente a su casco y sus fríos ojos gris.

Lorenzo, el gallardo Lorenzo Suárez el veinteañero hijo menor de una de las familias de aristócratas y terratenientes más ricos de la ciudad, educado, entrenado en el arte de la espadas y las armas de fuego y el jinete más intrépido de Chillán1; su mejor amigo y por desgracia el hombre por el que sentía un no muy adecuado cariño.

"Dejando eso de lado, me podrías explicar nuevamente como es el juego, Catalina" pidió desviando sus pensamientos de su querido amigo.

"Como te lo dije Antonio, lo llaman el amigo invisible, consiste en poner el nombre de todos los participantes en una bolsilla y vamos sacando los papeles, uno a uno se nos entregará un nombre y a esa persona le daremos un regalo sin que se entere" la castaña cerró sus ojos al mismo tiempo que le sonreía dando por zanjada la conversación.

"Mañana nos reuniremos, no faltes y avísale a los demás" Antonio rodó los ojos mientras asentía antes los mandatos de su caprichosa amiga.

 

//**//

 

"No" escondió el papel en el bolsillo pequeño de su chaquetilla antes de que el otro lo tomara por la fuerza.

"Vamos Antonio, dímelo y te diré quién es el mío" sus dientes relucían en una sonrisa mientras agitaba el papel frente a él.

"No, el juego perdería la gracia así, Lorenzo" Antonio desvió la mirada buscando también de paso desviar su curiosidad por quien se llevaría el regalo de su amigo.

"¿Qué piensas regalarle a tu amigo invisible?" preguntó el castaño mientras caminaba a su costado por largo pasillo.

"Mi corazón" bromeó más para su amigo que para sí mismo.

"¿Te gusta una de las chicas?" Su caminar se detuvo por la mano de largos dedos pasados en su hombro que lo obligándolo a verlos a los ojos.

"Lorenzo, era sólo una broma. No te diré que voy a regalar porque después sabrías quien era mi amigo invisible" el chico de cabellos bronce algo ondulados sintió un palpitar de su pecho que a duras penas controló, la cercanía de su amigo, apenas resistía la imperiosas ganas de posar una de sus manos sobre su piel y mirar con más detalle aquellos ojos grises, cada vez se hacía más doloroso ser su amigo, más aún cuando el destino lo bendecía/maldecía con que él fuese a quien debía entregar un regalo.

"¿Oíste lo del panadero?" Preguntó Lorenzo retomando su camino al mismo tiempo que quitaba su mano de encima de su hombro.

"Sí, pobre hombre"

"No te importa que... bueno ya sabes, que haya sido acusado de ser un sodomita" la garganta de Antonio se secó por un momento, el tragar saliva se había vuelto tan difícil como respirar y el dolor que ya sentía en su pecho aumentó.

Sodomita... sí, eso es lo que él era, en lo que lo convertía albergar aquellos sentimientos por Lorenzo, así eran visto todos aquellos que profesaban algún tipo de amor por alguien de su mismo sexo, un amor que sabía que no sería correspondido, un amor indecoroso, anormal, enfermo, un amor prohibido que le dolía y lastimaba sentir hasta en la última sección de toda su piel.

"No, creo que nadie merece ese tipo de muerte, nadie más que Dios debería arrebatar una vida, sólo él sabe cuándo las cobra y cuál será su castigo." Respondió firme a pesar de que sus manos temblaban por el repentino frío que había azotado su cuerpo.

"A veces siento que guardas demasiada bondad en ti, dentro de un mundo tan despiadado que se escuda en las palabras sagradas" La sonrisa de Lorenzo trajo consigo aquel aire que se había negado entrar a sus pulmones tras sus palabras, ese calor que abrazó sus frías manos trayendo consigo tranquilidad.

"Nunca cambies tu pensar Antonio. Aunque todos estén contra ti, yo estaré para darte una mano" sintió ganas de llorar por un momento, sentía que sus ojos marrones amenazaban con humedecerse y su cabeza cubierta de cabellos bronce perderse en la esperanza de un amor correspondido.

"Gracias, amigo" pronunció bajo la dicotomía de la esperanza y el dolor

 

//**//

 

¿Una nueva camisa?, no, un libro... por supuesto que no, una nueva montura para su caballo, tal vez, pero requería de un tiempo para la confección de esta el cual él no poseía. En un comienzo pensó que buscar el regalo para Lorenzo sería tarea fácil sabiendo de antemano todos sus gustos, pero esas mismas palabras que había pronunciado días atrás resonaban en su cabeza una y otra vez "mi corazón".

Pero ¿Cómo dar su corazón sin traer repercusiones? Su amistad se podría ver mancillada y en ese proceso del rechazo tanto sus sentimientos como su integridad podrían resultar afectadas, si hubiese nacido como una mujer no estaría en esa situación, podría amar a quien su corazón le dictaba sin preocuparse que el día de mañana su cuerpo amaneciera sin vida en alguna ladera del río, si hubiese nacido como una mujer podría amar a Lorenzo sin miedo.

¿Cómo amar en los tiempos de violencia? ¿Cómo amar como Dios enseña a quien se supone que no debes amar? ¿Cómo amar sin ser juzgado? Antonio por primera vez en toda su vida sintió una pena tan inmensurable que su cuerpo no logró contener. La única forma de amar en esos tiempos era con valentía, con decisión, con verdad y franqueza, y tal como lo había dicho el último regalo que le entregaría a Lorenzo sería ese, su corazón aunque este dejase de latir en consecuencia.

Un papel, una pluma entintada, sus sentimientos en palabras y un viejo juguete de madera regalado por su amigo que aún conservaba fueron guardados en una caja forrada y encintada.

 

//**//

 

Era una fiesta bastante concurrida, una gran parte de los aristócratas de Chillán llegaban en implacables vestimentas a las puertas de la Hacienda "La Vigía" de los Carrera siendo recibidos por la servidumbre apenas colocaban un pie en el terreno, hombres serios, de bigote, trajes negros y grafito presumiendo sus últimos negocios y mujeres de vestidos pomposos y peinados intrincados comentando la exquisitez de las telas de sus vestidos.

Antonio al llegar con su familia había entregado su regalo a Herminia una de las criadas de Catalina encargada de recibir los regalos de los nueve participantes del amigo invisible, el chico de cabellos bronce palideció aún más al ver como la morena de cabellos ébanos se marchaba con sus sentimientos entre sus manos, ya estaba acabado, ya estaba todo dicho, su destino quedaría sellado bajo su puño y letra y aquel probable rechazo terminaría dando el golpe final.

Siguió a la muchacha caminando por los pasillos hasta la biblioteca en donde darían paso al juego.

Al llegar a la habitación saludó a cada uno de sus amigos presentes, respondiendo con falso entusiasmo las ganas que tenía de comenzar el juego, dándose cuenta en el proceso que él era el último de los participantes en llegar; Antonio apenas dirigió su mirada a Lorenzo, no quería cruzar sus ojos con él, sus pies ardían por salir corriendo, de tomar su caballo y huir lo más lejos que pudiese de esa situación a la que él mismo se había orillado.

Herminia que todo el tiempo estuvo a un costado de Catalina procedió a entregar el primero de los regalos dirigido a Rosa, dejando ver un hermoso collar de perlas. La ansiedad en Antonio seguía creciendo con cada regalo que era tomado y entregado a su respectivo dueño, hasta que fue su turno de abrir aquel presente, encontrándose con un bello reloj de bolsillo en plata brillante, pero tras su regalo sólo quedaba uno más por ser entregado.

Y ahí estaba, podía reconocer la caja en la que él mismo había depositado la carta ser entregada a las manos de Lorenzo, la primera emoción que presentó su rostro fue desconcierto al tomar el caballo de madera tallado, y aumentó aún más al abrir el sobre y comenzar a leer lo que esa hoja guardaba.

Antonio no pudo contener el horror que sentía en ese momento, las ganas de vomitar que amenazaba por salir desde su garganta y excusándose de los presentes antes de que el castaño llegase al final de las palabras que había escrito abandonó la biblioteca a paso apresurado en busca del baño más cercano para recuperar su aliento o botar su estómago por la boca; lo que llegase antes primero.

Pero aquel vómito no llegó, sólo las lágrimas brotaron al mismo tiempo que ignoraba el golpeteo de la puerta, un golpeteo incesante, que culminó en la abrupta entrada de Lorenzo con su carta aún en la mano mientras que con la otra volvía a cerrar la puerta tras de sí encerrándolos a ambos dentro del cuarto de baño.

"¿Es esto cierto?" Antonio no respondió.

"Te pregunté que si esto es cierto, Antonio" exigió con su voz algo más alterada.

"Deja de ignorarme y mírame ¿Es cierto lo de esta carta o no?" su rostro fue levantado por la mano del castaño obligando a que sus ojos marrones se encontrarán con unos grises llenos de dudas.

"Si, perdón, Lorenzo" respondió en apenas un hilo de voz.

"¿Cómo amarte sin sentir miedo? ¿Cómo hacerte feliz cuando no tengo nada para darte?" Recitó mientras leía del papel.

"Basta." Rogó sintiendo su pecho quebrarse.

"¿Cómo amarte en tiempos de violencia? ¿Cómo amar sin sentir dolor?" siguió recitando.

"¡Por favor Lorenzo, basta! De verdad lo lamento" volvió a rogar entre lágrimas.

Vio la carta dar al suelo, vio una mano acercarse a su rostro, cerró sus ojos, no quería la imagen de su gran amor trayéndole dolor, pero aquel golpe no llegó en cambio se hizo presente una caricia en su mejilla y seguido a ella unos labios posándose sobre los suyos.

Los labios de su amigo besando los suyos, deseando los suyos, siento como hasta el aire que respiraba el otro colarse por su boca, humedeciendo con su propia saliva los labios de quien amaba.

"No necesitas entregarme nada más que tu corazón para hacerme feliz, no necesito nada más que un beso para amar, y cuando los tiempos se vuelvan violentos cobijarnos en los brazos del otro será suficiente para superar el dolor." abrió sus ojos en sorpresa a las palabras del castaño, el aguacero de su mirada cesó ante la felicidad consoladora que traían las palabras de Lorenzo.

Esta vez fue él quien buscó los labios de su amigo, quien con sus brazos rodeó su cuello aumentando la intimidad que aquel beso les ofrecía.

Esa era la forma en que ambos debían amar, con entrega, con anhelo y con esperanzas a sabiendas que mientras tuviesen el amor del otro no habría violencia en el mundo que los pudiese lastimar.

 

Fin

 

1Chillán: Ciudad perteneciente a la región de Ñuble al sur de Chile.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).