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Bajo el perdón de Dios por Anndiee

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-No puedo creer que te hayas postulado para ese cargo en ese lugar tan horrible.

 

Takaba Akihito, un joven prodigio medico detiene su marcha para voltear a mirar a su novia. –Mayu, cariño... sabes perfectamente bien que es un reto que deseo asumir, además solo será un año. En esos instantes Akihito besa la mejilla de su novia.

 

-No sé si podre esperarte, además ese lugar está en América y ese nombre que tiene no es de manera gratuita, lo más seguro es que no salgas ni vivo de allá.

 

-No exageres tanto... y entenderé que no quieras esperarme, por el momento disfrutemos del poco tiempo que nos queda. Akihito agarra a Mayu de la mano y ambos salen de la universidad

 

El infierno en la tierra...eh... que idiotez, si el infierno esta en cada uno de nosotros; pensaba Akihito mientras sonreía dulcemente a su novia.

 

****-****-****-****

 

-La OMS aprobó tu solicitud de que seas el médico de la Picota en el desierto de américa ¿estás seguro que quieres ir a ese lugar? Pregunta el decano de medicina de la universidad de Newcastle con una expresión de evidente preocupación por uno de sus mejores alumnos.

 

-Director...usted sabe que deseo terminar mi tesis en salud mental y creo que ese lugar es el mejor para terminar mi teoría. Responde Akihito algo intranquilo, desde su asiento al frente del decano.

 

-¿Por lo que te ocurrió de niño?

 

-En parte... necesito ir y comprobar mi teoría... y así poder pasar la página y seguir adelante.

 

-Entiendo. En esos instantes el decano estira un sobre hacia Akihito. –Aquí está tu visa y el tiquete de avión, Akihito sobra decir que si necesitas ayuda o quieres salir de allí, solo debes de enviarme un telegrama, también la OMS estará muy pendiente de ti y te van a estar pidiendo informes de las condiciones de sanidad de esa prisión ¿está claro?

 

-Si señor

 

-Ten cuidado

 

-Lo hare señor...gracias por todo

 

En esos instantes, el decano estira su mano hacia Akihito. –Buen viaje

 

Akihito solo acepta la mano con una gran sonrisa en sus labios.

 

****-****-****-****

 

-Bienvenido al infierno en la tierra. Un joven guardia acompañaba a Akihito hacia la cual sería su habitación, ambos caminaban por los largos, oscuros y calurosos pasillos del lugar. –Veo que es japonés, yo también soy de allá, mi nombre es Kou mucho gusto.

 

-El mío es Akihito, mucho gusto. El medico toma la mano del guardia.

 

-Aquí también hay presos de origen japonés, bueno de mucho lugares del mundo, ya que esta es una de las prisiones de más alta seguridad, están los peores rufianes y claro con las peores condiciones.

 

-Lo sé.

 

-Este es su cuarto, durante el día hace demasiado calor, pero las noches son demasiadas frías, trate de abrigarse bien, en el cuarto de al lado hay un sacerdote enviado por el vaticano, su nombre es Alberto Valentiano es un buen sujeto.

 

-¿Hay un sacerdote en este lugar? Pregunto Akihito algo extrañado mientras observaba el pequeño y modesto cuarto.

 

-¡Si! lo envió el vaticano, está haciendo algo de peregrinaje en este lugar, ya casi va a cumplir un año, debe de estar en la pequeña capilla que construyeron.

 

-Ya veo. El rubio descargo sus maletas en la pequeña cama.

 

-El director desea conocerlo, vendré por usted en 15 minutos.

 

-Está bien.

 

-Déjeme advertirle algo, aquí suceden cosas que no deberían de ocurrir, lo ira viendo con el tiempo y no se fie mucho del director de esta prisión... si quiere tener algo de calidad de vida, usted no ve, no escucha y no dice nada. Exclama Kou antes de salir de la habitación.

 

Akihito solo guarda silencio ante las palabras del guardia, mientras desempaca sus maletas.

 

Después de 15 minutos transcurridos, Akihito era conducido por un largo pasillo que llevaba hacia el patio principal, mientras iba avanzando, escuchaba un fuerte bullicio. Cuando llego allí, noto que estaba en la segunda planta y que en el patio había una pelea a puño limpio.

 

-Así que tú eres el medico que envió la OMS... que fastidio. Exclama el director de origen ruso, mientras seguía observando la pelea.

 

-Mi nombre es Takaba Akihito. Responde el medico mientras observaba como uno de esos hombres agachaba el cuerpo de su contrincante, agarrándole de la cabeza mientras le daba varios rodillazos en el rostro.

 

-Señor Takaba mi nombre es Yuri Arbatov y solo diré las reglas de este lugar... esto que está viendo nunca lo debe reportar, todo lo que sea negativo no debe de ser visto, escuchado, dicho u escrito, o al menos que a usted también le interese este tipo de espectáculos y quiera también apostar. Exclama el ruso, volteando a mirar a Akihito mientras le ofrecía sentarse a su lado.

 

-Paso. Responde el rubio cruzándose de brazos. –Está bien, por mí no hay problema, pero yo también tengo condiciones, deseo un consultorio equipado para tratamientos intravenosos, alcohol, algodón, gasas, agua y sobre todo antibióticos.

 

El ruso suelta una risa que evidenciaba burla. -¿Por qué debería de hacer eso?

 

-Yo no tengo nada que perder, usted sí. La expresión de Akihito era sombría.

 

-Está bien...pero debes de mantener a mis peleadores en buenas condiciones. Yuri volvía a colocar su vista en la pelea.

 

En esos instantes, uno de los hombres da un fuerte puñetazo al rostro de su oponente, noqueándolo al instante.

 

-De acuerdo...espero que para hoy esté listo tan siquiera el consultorio y que ese par de hombres sean llevados allí.

 

-¡Buena pelea 1029! Grito el ruso.

 

-Más te vale que cumplas tu palabra. Responde el fuerte hombre, mientras peinaba su largo cabello hacia atrás, escupiendo algo de sangre.

 

-Yo siempre cumplo, no te preocupes, ya el medico llego, te lo presento. Yuri señalaba con sus manos a Akihito.

 

En esos instantes, la mirada de Akihito se conectó con la dorada y enigmática mirada del luchador, sintiendo una extraña corriente por todo su cuerpo.

 

-No se tarde con mi pedido. Exclama Akihito rompiendo la conexión, mientras salía del lugar.

 

-Que chico tan interesante. Susurra el ruso con una gran sonrisa de satisfacción en su rostro, observando como el más menor se marchaba de allí.

 

****-****-****-****

 

--Buena pelea Asami. Un joven japonés lo ayudaba a salir del patio.

 

-Gracias Ranmaru. En esos instantes, Asami se sienta en el suelo de uno de los pasillos. –Ya el medico está aquí.

 

-Eso quiere decir que podemos llevar al viejo donde él. Ranmaru se sienta a su lado.

 

-¡Si! el rostro de Asami evidenciaba dolor.

 

-Pero no tendrás ni pan ni agua hasta tu próximo encuentro y viendo tus condiciones no creo que sea pronto. El joven veía como Asami se apretaba su estómago.

 

-Eso no importa.

 

-Ganare mi próxima pelea para que los tres no lo pasemos tan mal.

 

-¡Si! Asami contesta resignado mientras recostaba su cabeza en la sucia pared.

 

Continuara...


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