Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

"Demasiado tarde..." por darkness la reyna siniestra

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola, traigo este Oneshot porque basicamente la inspiración me cayó como valde de agua fría desde ayer que me puse a descargarle algunas rolillas a mi señora madre y en su lista me pidió una canción que se titula "Cuando no te quería" del señor Tony Acosta así que escuchando la letra se me dio por imaginar a Milo y Camus en esa situación esto alimentado también por algunas páginas de Facebook donde publican bastantes memes donde Milo le ruega a Camus y éste le rechaza, cosas por el estilo así que quise hacer esto y aquí está el resultado que de corazón espero les guste.

 

Notas del capitulo:

Como saben los personajes aquí nombrados son propiedad del señor Masami Kurumada y Toei animation, así también la canción en negritas y cursiva que es de la autoria del ya mencionado Tony Acosta (con quien comparto nacionalidad) y no obtengo ningún lucro económico por utilizar dichas obras más el de regalarles a ustedes lectores bellos mi locura en un ratito de lectura que va con todo cariño.

Sin más que agregar, con ustedes "Demasiado tarde..."

"Demasiado tarde..."

Cuando no te quería.

Su paciencia delgada como una estalactita de hielo a punto de ceder a un sofocante calor, se hubo puesto muchas veces a prueba, realmente pensaba que la demasiada atención que recibía por parte de uno de sus compañeros nunca se acabaría y tendría que vivir el resto de sus días con ello. Estaba harto, cansado, molesto y lo que le seguía. Camus de Acuario se preguntaba cada vez con mayor frecuencia cuando sería el fin de la obsesión que Milo tenía con él, realmente no podía comprender por qué si era cortante y frío con el griego éste siguiera detrás de sus pasos como un perro abandonado en busca de una caricia.

Milo por su parte iba todos los días a su templo, le invitaba a salir a comer, al cine, a caminar lo que fuera con tal de poder estar a su lado pero Camus negaba una y otra vez, inventaba excusas o compromisos para denegar las múltiples invitaciones del intenso griego. Pero en verdad lo que el joven francés nunca notaba era la tristeza brillar en las turquesas orbes de su abierto admirador. Milo pensaba que Camus no lo quería cerca, que lo molestaba o que simplemente no le importaban sus sentimientos pero aún así se daba ánimos y al siguiente día volvía a probar suerte para ser rechazado… de nuevo.

Los minutos, las horas, los días y los meses corrían y Milo lo procuraba con insistente adoración, una que pese a todo su esfuerzo por mantenerse distante y evitar caer en ese sentimiento desconocido para él. Terminó hundiéndose más que profundo en la trampa del escorpión, ya que en contra de todo pronóstico Camus sucumbió a la ternura que Milo le transmitía y aunque le costó aceptarlo, se confesó a si mismo:

—Amo a Milo, el muy condenado me ha hecho amarlo.

La sonrisa auténtica que nació de sus labios iluminó su rostro con calidez rebosante, y los latidos de su corazón tamborileaban con una melodía que sonaba como el nombre del griego. Camus se sentía pleno y feliz, no quiso callar lo que su ser sentía por el peli-azul así que lo que más deseaba era declararle abiertamente su gran y recién aceptado amor. Pero desgraciadamente para él, Milo se hubo cansado de esperar alguna respuesta de su parte y se lo haría saber al ilusionado acuariano.

Camus notaba que Milo había dejado de llegar a visitarlo con alguna invitación, llevaba alrededor de una semana sin saber de él, lo miraba en los entrenamientos pero el otro nunca estaba solo y peor aún, notaba con horror y molestia que Kanon de Géminis no se despegaba de él y a Milo no parecía molestarle e incluso se notaba como respondía a las atenciones del gemelo. Muriendo de celos en un silencio que cada vez lo ahogaba más y más…

 

Cuando no te quería me dabas todo lo que pedía,

cuando no te quería por mí llorabas todos los días.

Cuando no te quería todas las noches en mí pensabas.

Y en silencio mi nombre a cada momento tú mencionabas.

Y en silencio mi nombre a cada momento tú mencionabas…

 

El tiempo pasaba sin detenerse y Camus sufría cada vez más, Milo se hubo alejado de él para recibir de Kanon eso que tanto deseaba darle. Hasta que no pudo soportarlo más, Acuario tomó todo el valor que alcanzó a reunir en su cuerpo para ir al templo de Escorpio, si Milo no iba a él, él iría a Milo.

Después de algunos minutos hubo llegado al octavo templo, entró con el sigilo y la elegancia que lo caracterizaba y se dispuso a buscar en las cercanías al dueño de sus desventuras tardías, se adentraba paso a paso hasta que llegó a la estancia principal de aquel sitio y lo que encontró no le gustó en lo más mínimo:

Ahí en el sofá donde en antaño tantas tardes compartió con Milo estaba éste debajo del fuerte cuerpo del gemelo menor siendo besado con gran pasión. Los brazos que deseaba que lo rodearan estaban ahora rodeando el cuello de Kanon para atraerlo más hacia su cuerpo. No quiso seguir presenciando tal escena y con un sollozo ahogado atorado en el nudo de su garganta se fue corriendo lo más rápido que pudo de ahí, se hubo tardado mucho en decidirse por abrí su corazón a Milo y ahora estaba probando el ácido.

Para Camus no había ninguna duda de que Kanon era ahora el dueño absoluto del corazón de su adorado bicho, llorando en la soledad de su habitación se daba por fin cuenta de que dejó pasar la auténtica felicidad por su absurdo capricho de mantenerse siempre frío. Pero al menos deseaba sacarse del pecho la verdad de sus sentimientos por aquel que hace poco su nombre mencionaba en tristes susurros de los que sólo el viento fue invisible testigo.

 

Hoy que todo ha cambiado que mi cariño por ti es sincero,

tú ya no quieres nada, ahora soy yo que por ti me muero.

Me enseñaste a quererte para robarme la dicha entera…

Y ahora que ya te quiero me dejas solo ya no me quieres.

Ahora que ya te quiero me dejas solo ya no me quieres…

 

Eran las dos de la tarde con veintidós minutos exactos de ese día que el destino le hubo regalado para confesarle a Milo sus sentimientos, Kanon fue enviado a una misión corta con su hermano Saga y se esperaba que los gemelos llegaran al día siguiente en horas de la tarde por lo que Camus tenía el tiempo suficiente para poder hablar con el escorpiano. Era el momento de actuar, necesitaba saber la verdad y decir otra o de lo contrario su estabilidad emocional se vería afectada irreversiblemente.

Con pasos concisos llegó al templo del escorpión celeste, entró sin importarle nada y llamó al portador de la Aguja Escarlata con viva voz:

—¡Milo de Escorpio, sal de donde quiera que estés! —exclamó a vísperas de una taquicardia nerviosa.

Al escuchar tal llamado Milo acudió con un poco de molestia por la forma de su visitante de llamar su atención, no le hacía gracia que Camus estuviese gritando en su templo como si no le importara nada.

—¿Qué te pasa Acuario? —le preguntó fríamente, tanto que Camus le miró impresionado e intimidado.

—He venido a hablar contigo, Milo —sentenció recuperando su semblante aunque sólo en apariencia porque en su interior se moría de los nervios.

—¿Qué quieres? —le miraba con el ceño fruncido. Camus suspiró para darse valor y empezar con lo que tenía que decirle.

—Milo, antes que nada quiero ofrecerte una enorme disculpa por todos los desaires que te hice cuando tú llegabas a mi templo para invitarme a salir o cuando te acercabas a mí después de los entrenamientos o cuando nos encontrábamos en algún lugar.

Los ojos turquesa del griego le veían de manera indescifrable, pero dentro de Milo las emociones se revolvían con turbulencia. Invirtió tanta energía en ese galo frente suyo pero nunca de los nunca recibió algo parecido de su parte y por el contrario, su espíritu se quebraba cada vez que Camus hacía una mueca de fastidio al verle llegar, o cuando en su voz sentía un golpe de hastío.

Su desinterés también le hería hasta que Kanon se acercó y le aconsejó dejar de querer sujetar el agua con las manos porque al final ésta se le escaparía entre los dedos. Pasó mucho tiempo mentalizándose en que dejaría al acuariano en el olvido y trataría de seguir con su vida y gracias a Athena y con la compañía de Kanon lo había conseguido, dándole al menor de los Géminis una oportunidad de sanar su corazón y vaya que estaba más que feliz de haberlo hecho.

Para Kanon Milo se convirtió en su prioridad más valiosa, lo hacía sentir valorado, acompañado y sobre todo amado, y él también respondía con igual ímpetu ese amor y por nada ni nadie lo dejaría porque con Kanon conoció la verdadera felicidad, algo que pensó no tener nunca al recibir la frialdad de Camus.

—Bien, una mísera disculpa no va a devolverme todo el tiempo que perdí contigo —le reprochó molesto—. A ti nunca te importaron mis sentimientos Camus, no entiendo porqué sales ahora con esto.

—Milo yo… tienes razón —los ojos comenzaban a cristalizarse—. Nunca traté de lastimarte es sólo que no sabía que debía pensar o hacer en verdad lo lamento y quiero que perdones lo estúpido que fui al herirte de una y mil formas cada vez que tú deseabas estar a mi lado. Milo no sé como pero tus atenciones, tu compañía todo de ti hizo que al final terminara amándote y no sabes como ardo de rabia al verte con Kanon —se sinceró sollozante dejando al fin que las lágrimas claras resbalaran por la suavidad de sus blancas mejillas.

Los ojos de Milo se agrandaron. ¿Por qué? ¿Por qué Camus se hubo decidido a amarlo cuando él ya lo había olvidado? ¿¡Por qué cuando ya amaba y era amado Camus llegaba a sentir algo por él y no lo hizo cuando poco le faltó para besarle hasta los pies!? Maldita sea no lo sabía, pero ahora tampoco lo importaba, sólo su felicidad importaría de ahora en más, lo sentía por Acuario pero no iba a retroceder…

—Acepto tus disculpas… —las palabras dichas con una mezcla de lástima y amargura hicieron al peli-turquesa verlo con un dejo de esperanza, pero poco le duraría el sentimiento— Pero te pido que no te vuelvas a acercar a mí. Kanon y yo nos amamos, somos pareja y ahora que he conocido la miel de la felicidad y el amor de verdad a su lado no lo pienso dejar por ti Camus.

No había más que decir, Camus sabía bien que todo eso fue su culpa por no demostrarle a Milo cuanto en realidad le amaba, pero no quiso aceptarlo hasta que otro se quedó con ese corazón que sufrió por su causa. Lo único que podía hacer ahora para remediar aunque sea un poco el daño tan grande que hizo, era dejar que su amado Milo fuese feliz aunque no fuera a su lado, porque su castigo sería llorar todas las noches por lo que un día tuvo pero no quiso amar hasta que fue demasiado tarde…

Como cambia la vida. ¿Por qué el mundo es así?

Cuando no te quería tú me amabas a mí…

Me enseñaste a quererte para robarme la dicha entera.

Y ahora que ya te quiero me dejas solo ya no me quieres.

Ahora que ya te quiero me dejas solo ya no me quieres...

 

Notas finales:

Es un poco triste pero de corazón espero lo hayan disfrutado, muchas gracias por leer, sigan bellos ;)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).