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Untitled por Pandita7

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Notas del fanfic:

Nada que decir :') 

Jongin, un joven de tez morena y con apenas 23 años, tiene la habilidad o como el lo llama"maldición" de sacar y manipular fuego a su voluntad. Esa maldición el la descubrió a la edad de 8 años en la escuela cuando uno de sus compañeros luchaba con él a los puños (en modo de juego) y quemó sus manos y brazos al estar en contacto con el (piel a piel). 

 

Aun recuerda el aroma a piel quemada y el color negro a carbón de la misma, y la expresión de horror que cargaban sus compañeros al mirarles con temor. Jongin salió corriendo de la escuela mientras los gritos de terror, sollozos y gritos con su nombre se quedaban atrás. 

 

Cerró los ojos con fuerza y lloró, tenía mucho miedo y las personas en la calle le miraban con preocupación al no saber lo que pasaba. Cuando llegó a su casa, sus padres le rechazaron apenas cruzaba el umbral de la puerta. Sus maletas ya estaban hechas y las expresiones con la que sus padres lo recibieron  eran de indiferencia y temor.

 

 

No mucho tiempo después su tía vino a recogerlo y ella le sonrió con amor. El trayecto en auto y luego en tren fueron largos y cansinos que cuando llegó a la casa junto a su tía, rápidamente se fue a lo que iba hacer su cuarto y se durmió. 

 

 

Dos meses pasaron y solo se quedaba en su habitación, su tía le llevaba la comida ya que no quería bajar. Incluso vivía con el temor de tocar a su tía y que esta se incendiara en llamas. Miro por la ventana y vio a un adolescente caminar por la acera frente a su casa con destino a la casa de al  frente. 

 

Nunca le había prestado atención y ahora que lo hacía el otro joven también era de tez morena y ojos achinados. Su cabello era lacio y de color negro. Caminaba cojeando mientras apretaba con fuerza las tirillas de su mochila en su espalda. 

 

Kai vio cómo un hombre le sonreía con malicia al recibirle y cómo el rostro del chico palideció, pero agachó la cabeza y dejó que aquel sujeto (pensó que era su padre), le arrastrará hacia dentro.

 

¿Le regañaría? No lo sabía. Cerró las cortinas y se fue a bañar y para cuando salió, escuchó quejidos ahogados. Era como si los estuviera conteniendo para que nadie los escuchara. Frunció el ceño, seco y vistió con unos pantalones grises de hacer ejercicios, largos, y una camisa negra de algodón. 

 

Revolvió su cabello castaño y acostó en la cama. Aquellos quejidos habían cesado, pero llenaron a Jongin de preocupación y temor. Así que al otro día abrió sus cortinas para saludar aquel adolescente, pero este nunca apareció.

 

Los días se volvieron semanas en las que no había visto aquel adolescente pasar frente a la casa de su tía.¿Estará bien? ¿Habrá comido? ¿Qué estará haciendo ahora? ¿En que grado estará? ¿Podremos ser amigos? Se preguntaba a medida que pasaban los días. 

 

Cuando llegó la cuarta semana, lo escuchó. Aquellos quejidos ahogados, pero esta vez le acompañaban gritos y cosas caer al suelo. Miro por su ventana vio la casa de al frente con la luz de la sala encendida. Una sombra yacía sobre la otra; arrinconándola.

 

Jongin se puso un jacket negro con capucha para que cubriera su rostro, y unas tenis por si tenía que correr. Salió de la casa de su tía sin hacer ruido, ya el sol había caído y el cielo se adornaba con brillantes estrellas. 

 

Cruzo la calle y se acercó aquella casa tras esconderse en arbustos. Alzó su cabeza y vio a través de la ventana una escena que jamas se le olvidará por el resto de su vida. 

 

Aquel joven yacía sobre su estómago mientras aquel hombre (que había visto con anterioridad y había pensado que era su padre), estaba encima de él mientras movía sus caderas frenéticamente. La cara de aquel adolescente estaba empapada en sudor y lágrimas. 

 

Ni sabe ni por qué, pero cuando sus ojos conectaron con los contrarios por un segundo... Kai vio rojo llameante. De sus manos y cuerpo salía fuego, causando que el arbustos donde se escondía, se encendiera al igual que la casa. 

 

Jongin estiró su brazo y de ella apareció un arco flamante mientras que con la otra sostenía una flecha en llamas. Doblo y estiro hasta que lanzo la flecha y llego atravesar la cabeza de aquel hombre. El cuerpo del hombre cayó inerte al suelo a la vez que se desintegraba y volvía cenizas. 

 

— v-ven -llamó al adolescente, pero este no se movió- Por favor 

 

Su arco y flechas desaparecieron para dar un brinco y entrar en la casa por la ventana. Sus llamas desaparecieron y de sus ojos finas lágrimas corrían. Como pudo acomodo al joven en sus brazos y saltó por la ventana dejando que la misma cayera en cantos debido al fuego expendiéndose. 

 

Entró de vuelta a la casa de su tía, a su habitación y con cuidado limpió el cuerpo del más joven; tratando de no lastimarlo más de lo que estaba. 

 

Para tener un cuerpo menudo tenía muchas cicatrices, heridas profundas y sus huesos se notaban más de lo debido por mala alimentación. Le vistió con algo sencillo, pero aún así su cuerpo seguía frío, por más que la piel de Jongin estuviera caliente (sin llegar a quemar), la contraria seguía igual de fría. 

 

Jongin lloró esa noche mientras la casa de al frente ardía en llamas y los vecinos salían y la policía y bomberos llegaban.

Notas finales:

XOXO


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