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63. El deseo de Seulong (09) por dayanstyle

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Jo Kwon terminó su vaso de cerveza y le dio una sutil seña al barman para otra. —Realmente estoy enfermo y cansado de ver los carteles de campaña. Afortunadamente las elecciones se acabarán pronto.

Yeon Soo —su compañero bombero y amigo— asintió mientras se recostaba en su silla. —Amen a eso. Si veo un cartel más de Shin Dong, voy a arrancar la maldita cosa. Está pegando esos letreros por todo el condado.

Jo Kwon agradeció al barman que dejó la jarra de cerveza delante de él. —Voy a votar por Kim Jongin. Ha sido el alcalde de la Villa Kim desde siempre y por lo que me dicen ha hecho un trabajo muy bueno. —Jo Kwon sólo había vivido en el pueblo durante los últimos años, pero no tenía ninguna queja con respecto a Jongin.

Yeon Soo se giró hacia él, moviendo el dedo a Jo Kwon. —¿Has notado que el alcalde no ha dado ni un discurso ni ha colgado un jodido letrero y aun así va a ganar de forma aplastante?

—Él no necesita hacer campaña. Todo el mundo sabe quién es. Él dona no sólo su dinero, sino también su tiempo en el Centro local de recreación, se sabe que es un defensor del Centro de ayuda contra la violencia, ha financiado muchos de los nuevos negocios del pueblo, y él no es uno de esos estirados snobs. Es fácil hablar con el hombre. —Jo Kwon doblaba los dedos después de haber marcado su lista—. Además, no confío en ese Shin Dong.

Tomando otro sorbo de su cerveza, Jo Kwon se inclinó hacia un lado cuando un hombre se acercó a la barra, invadiendo  su espacio. Había un montón de espacio por lo que Jo Kwon no entendía por qué el hombre estaba tan cerca. Cuando miró por encima del hombro, el chico le sonrió.

—Hola.

 

Jo Kwon se dio la vuelta sin decir una palabra. El extraño consiguió su bebida y se fue.

—Maldición —dijo Yeon Soo mientras veía al extraño caminar—. ¿Podrías ser menos frígido?

 —No estoy interesado —respondió Jo Kwon. Ya le habían arrancado el corazón una vez y le había tomado un tiempo superar a Gaeko Kim. No había manera de que fuera a arriesgarse a ese tipo de dolor de nuevo. Inclinándose hacia adelante, Yeon Soo golpeó la rodilla de Jo Kwon con buen humor.

—Sólo hay una manera de superar a un tipo —dijo Yeon Soo y luego le dio un guiño a Jo Kwon—. Y estoy seguro de que sabes cuál es.

A pesar de que casi había pasado un año desde que Jo Kwon terminó las cosas con Gaeko, aún no estaba preparado para citas. Incluso citas de una sola noche no le interesaban en estos momentos. —¿Podemos dejar mi inexistente vida amorosa en paz?

Yeon Soo suspiró mientras se sentaba. Todo el mundo en la estación de bomberos había estado haciendo comentarios  acerca de cómo Jo Kwon tenía que seguir adelante y encontrar a alguien. Ninguno de ellos sabía lo que estaba pasando ni lo entendía. Había ido a terapia en el Centro de ayuda cuando recién paso, pero Jo Kwon había convencido a Zhang Zelo que estaba bien.

Pero él no estaba bien.

 

—¿Vas a la comida al aire libre en la casa de Seung Hyun el sábado?

Jo Kwon se encogió de hombros. —No estoy seguro.

 

—Invitó a algunas personas de la ciudad. Nunca se sabe, podrías tener suerte. —Yeon Soo alzó las manos cuando Jo Kwon lo fulminó con la mirada—. Bueno, me retracto.

Tomándose el resto de su bebida, Jo Kwon dejó la taza vacía sobre la barra. —Me voy a casa.

Yeon Soo se levantó, agarrando el brazo de Jo Kwon. —En serio, no puedes dejar que un hombre arruine tu vida amorosa. Gaeko era todo un caso, todos sabemos eso. Él jodió tu cabeza, pero es momento de darle una oportunidad a algún chico decente.

—¿Te ofreces? —Jo Kwon le preguntó en tono de broma, con ganas que esta conversación terminara de una vez. Yeon Soo era un buen amigo, pero Jo Kwon no quería hablar sobre Gaeko con nadie. La herida todavía dolía como el infierno.

—Si fueras mi tipo, Gaeko, no se habría acercado a ti — Yeon Soo agregó en un tono cariñoso—. Eso sí, no te cierres. No dejes que el Señor Correcto se deslice entre tus dedos.

Soltando su brazo del agarre de Yeon Soo, Jo Kwon asintió. —Buen consejo.

—Consejo que no vas a tomar —dijo Yeon Soo antes de que Jo Kwon saliera de El Trébol de la suerte al aire de la noche. Deseaba que lo dejaran en paz en cuanto a las citas. Sabía que sus amigos se preocupaban por él o no estarían tratando de ayudarle con esto. Pero Jo Kwon tenía que resolver las cosas por su cuenta.

No importaba quién le diera el consejo. Hasta que no estuviera listo para seguir, las palabras se perdían. Sacó las llaves del bolsillo y se tambaleó un poco. Jo Kwon suspiró, sabía que había tomado demasiadas cervezas para conducir.

Podía pedirle a Yeon Soo que lo llevara a casa, pero Jo Kwon no quería oír más sermones acerca de ser frígido. ¿No había dicho Sung Kyu algo acerca de ir al restaurante a cenar? Quizás Jo Kwon podría conseguir el aventon a casa de su otro compañero bombero. Sung Kyu era la única persona que no lo había estado molestándolo  sobre su vida amorosa.

Alejándose de su carro, Jo Kwon empezó a caminar por la calle. El restaurante no estaba lejos del bar. De todos modos era una noche linda y cálida.

Además la caminata le ayudaría a aclarar su mente. Quizás Yeon Soo tenía razón. Quizás Jo Kwon tenía que echar un polvo. No iba a entregarle su corazón a otro hombre, pero sexo era sólo sexo.

Jo Kwon se frotó el esternón, sintiendo el familiar dolor cada vez que pensaba en Gaeko. Por Dios, deseaba nunca haber conocido al tipo. Tener una persona que le daba todo lo que un hombre pudiera desear para luego descubrir que todo era un falso sueño y perderlo, era algo que Jo Kwon nunca quería volver a experimentar.

Que se joda el amor y el jodido compromiso con otro. El sexo era solo eso para él y nada más. No iba a permitirse que le importara alguien más. Si a él no le importaba, no podía ser herido de nuevo. Se oía muy lógico para él.

Jo Kwon se detuvo cuando un tipo muy alto salió del taller de Eli, los dos casi chocaron. Cuando el musculoso desconocido se giró hacia él, Jo Kwon casi se quedó boquiabierto.

«Wow... sólo... wow».

 

El desconocido tenía ardientes ojos ámbar que le quitó el aliento a Jo Kwon. Se veía sofisticado e inteligente. Jo Kwon se sintió atraído a él de una manera que nunca había experimentado antes.

—Lo siento, no estaba mirando por donde iba. —El extraño ofreció su enorme mano. Parecía que podía tragarse entero a Jo Kwon.

Pero Jo Kwon sólo prestó la mitad de la atención a la mano del hombre. La voz era tan rica, tan profunda que sus entrañas se agitaron. La mirada del hombre era educada y suave con un brillo de alegría en esos soñadores ojos. —Soy Im Seulong, el nuevo mecánico de aquí.

Sin pensarlo, Jo Kwon estrechó la mano del hombre, estremeciéndose ante la calidez que lo envolvía como si algo pasara en el aire entre ellos. —Jo Kwon, bombero.

Seulong le dio una deslumbrante sonrisa mientras soltaba su mano. Jo Kwon no podía dejar de ver lo grande y hermoso que era el hombre. El destino era una perra cruel; cruel porque Jo Kwon no podía estar tan fascinado como estaba. —Soy nuevo en la ciudad. ¿Hay algún lugar al que puedo ir a cenar?

Jo Kwon sintió un poco de pánico cuando su corazón saltó ante la idea de ir a cenar con Seulong. No debería estar interesado por el hombre. ¿No acababa de renunciar a las citas? Sí, Seulong podría ser algo de una sola noche, pero maldición, ¡el hombre era caliente! Sus dedos picaban por tocar el largo hasta los hombros, negro cabello del hombre y deslizarlos entre sus dedos. Sus dientes le dolían por morder el mentón del hombre que tenía sólo una pequeña cantidad de sombra de la barba. El    desconocido era terriblemente guapo.

—Hay algunos lugares para ir —Jo Kwon respondió mientras parpadeaba ante su deslumbramiento—. Está El Pit, El Trébol de la suerte y el restaurante.

 

—¿Has comido? —preguntó Seulong, el timbre de su voz vibró dentro de Jo Kwon. Era una invitación, una seducción pura y simple.

La voz de Seulong era nada menos que calor líquido que probablemente podría hacer que Jo Kwon tuviera un orgasmo solo por escucharlo.

Jo Kwon se controló para no estremecerse ante el sonido. Tenía que salir de allí porque su pene estaba reaccionando a este hombre. Podía imaginarse teniendo todo ese músculo envolviéndolo. El tipo era como un enorme oso de peluche y Jo Kwon no iba a acurrucarse con él, sin importar lo tentador que fuera.

—Sí. Que tengas una buena noche. —Empezó a alejarse. Sabía que estaba siendo un idiota, pero no estaba dispuesto a involucrarse con alguien más. Gaeko lo había entrenado bien en el arte de los corazones rotos y Jo Kwon no estaba dispuesto a tener otra lección con este tipo.

Y Seulong era lo suficientemente caliente para que Jo Kwon quisiera algo más que sexo. El hombre media un metro noventa y cinco, estaba bien construido en todos los lugares correctos — que podía ver— y sus atributos eran algo evidentes. Jo Kwon no necesitaba esa tentación. ¿No había ya aprendido a no confiar de un rostro bien parecido?

Puso tanta distancia como pudo entre él y el sorprendente hombre. Jo Kwon sabía que había algo más que la buena apariencia lo que hacía un paquete de hombre. Él no estaba dispuesto a averiguar si la personalidad de Seulong se igualaba con su increíble físico.

Abriendo la puerta del restaurante, Jo Kwon entró y vio a Sung Kyu y Woo Hyun terminando su cena. Perfecto. —Hola, chicos —dijo mientras se deslizaba al lado de Sung Kyu—. ¿Podrían llevarme a casa?

 

Sung Kyu arqueó una ceja. —¿Has bebido de más? —preguntó mientras se limpiaba las manos en una servilleta.

—¿Cómo lo sabes?

 

—Puedo oler la cerveza en tu aliento.

 

Jo Kwon tomó la taza de café de Sung Kyu, y se la bebió haciendo una mueca. ¿Cómo se había olvidado que a Sung Kyu le gusta un poco de café con su azúcar? Jo Kwon podría haber desenroscado la azucarera y tomado un trago.

Woo Hyun se rio. —¿Demasiado dulce?

 

—Y algo más —dijo Jo Kwon mientras dejaba la taza sobre la mesa—. Me sorprende que no tengas diabetes.

—Te puedo llevar a casa —dijo Sung Kyu mientras se acababa el resto de la comida—. Aunque un amigo mío quiere que recoja a su primo, por lo que tendrás compañía en el asiento trasero.

Jo Kwon se puso de pie, moviéndose fuera del camino cuando Sung Kyu se levantó. Su amigo tomó la cuenta y fue al mostrador para pagar por su comida. Jo Kwon y Woo Hyun se dirigieron hacia la puerta.

No le importaba que Sung Kyu recogiera al primo de algún amigo. Lo único que Jo Kwon quería hacer era regresar a casa y tomar una ducha de agua caliente. Había sido un largo día y salir con Yeon Soo, escuchando al hombre sermonearle acerca de las citas, no era una buena manera de poner fin a su noche.

Echando la cabeza hacia atrás, cerró los ojos, Jo Kwon se relajó mientras Sung Kyu conducía. Ni siquiera se molestó en abrir los ojos cuando su amigo se detuvo. Debería de estar recogiendo al hombre que Sung Kyu había mencionado. Oyó la puerta de atrás abrirse y cerrarse y el carro comenzar a moverse de nuevo.

—Nos encontramos de nuevo.

 

El interior de Jo Kwon se congeló cuando oyó la voz profunda y seductora de Seulong. «Jodidamente increíble».Su noche parecía estar cada vez mejor y mejor. No se molestó en abrir los ojos. Jo Kwon decidió ignorar al hombre. Si abría los ojos, sólo vería lo increíble que Seulong se veía y su enorme cuerpo.

—¿Siempre eres tan distante? —Seulong preguntó en voz baja a su lado, en un tono bajo y suave.

—¿Qué día es hoy? —Jo Kwon preguntó sarcásticamente.

 

—Miércoles —respondió Seulong y Jo Kwon oyó el humor en el tono del hombre. El chico tenía que saber lo que Jo Kwon estaba a punto de decir. No lo sabían los hombres desde Adam, pero Seulong se veía un tipo bastante inteligente.

—Sí —respondió Jo Kwon—. Desde el miércoles hasta el martes.

—Pero eso son los siete días —dijo Seulong juguetonamente.

 

—Entiendes rápido —Jo Kwon respondió mientras movía la cabeza lejos de Seulong, con los ojos aun cerrados. No quería tener una conversación con Seulong. La voz del hombre se derretía como la mantequilla caliente y Jo Kwon no iba a permitir que el hombre llegara a él.

—Demasiado joven para estar tan hastiado.

 

Jo Kwon se encogió de hombros sin importarle. Tal vez debería haber pedido a Yeon Soo un aventon a casa. Había pensado que Sung Kyu era la opción más segura, pero el destino decidió joderlo de nuevo. Jo Kwon esperaba como el infierno que Seulong no viviera muy lejos. No quería pasar más tiempo del necesario en torno a este tipo. Estaba a cinco segundos de decirle a Sung Kyu que se detuviera para ir caminando a su casa.

—Dime, Jo Kwon. ¿Quién rompió tu corazón?

 

Jo Kwon rechinó los dientes ante el tono susurrante, negándose a responderle a Seulong. El hombre estaba siendo demasiado personal para su gusto. Si él no hablaba de Gaeko con sus amigos, Jo Kwon seguro de que no iba a hacerlo con un extraño.

—El hombre era un completo idiota.

 

Jo Kwon giró la cabeza, entrecerrando los ojos hacia Seulong.

—Metete en tus malditos asuntos.

 

Seulong no parecía ni un poco desanimado. Eso por sí solo enojó a Jo Kwon. De todos modos, ¿quién demonios era ese hombre? No tenía derecho a estar sentado allí y darle su opinión a Jo Kwon.

Los ojos ámbar de Seulong parecían arder con fuego mientras estudiaba a Jo Kwon en el asiento trasero que sólo estaba iluminado por luces de las calles que pasaban. Había algo intenso acerca de la forma en que el mecánico lo miraba, estudiándolo. No le gustaba esa mirada porque hacía a Jo Kwon sentirse incómodo, como si Seulong pudiera ver a través de él, a su propia alma.

Apartó la mirada, incapaz de soportar la mirada de sondeo del hombre. Se sentía tan malditamente íntimo. Siguieron en silencio durante unos kilómetros antes de que Seulong volviera a hablar. —¿Cuánto tiempo llevas viviendo aquí?

Era una pregunta bastante inocente. —Algunos años. — Jo Kwon no se molestó en girarse para responderle a Seulong. Siguió mirando sin ver por la ventana, deseando estar ya fuera del carro. Apretando sus manos en su regazo, Jo Kwon se recordó que no estaba interesado en Seulong.

No estaba interesado en nadie. Él sólo quería que lo dejaran en paz. Hablar con Seulong sólo le recordó a Jo Kwon su dolor. Jo Kwon se dio cuenta de que si no hubiera sido herido, si no estuviera jodido, estaría muy interesado en el extraño que le hacía vibrar.

Pero había sido traicionado. Había sido herido. Seulong no era nada para él y Jo Kwon tenía que recordar eso.

—La Villa Kim parece un lugar bastante agradable para asentarse.

¿Por qué el hombre insistía en hablar? ¿Por qué no podía dejar a Jo Kwon en paz? ¿No podía Seulong tomar la pista? Jo Kwon sabía que iba a tener que explicar las cosas. Se giró hacia Seulong. —Mira, pareces un tipo bastante agradable. Pero no estoy interesado.

El lado de la boca de Seulong se elevó. —No sabía que hablar sobre el pueblo era una forma secreta de pedirle a un tipo salir.

Jo Kwon parpadeó ante el hombre. Pensó en las cosas que Seulong le había dicho desde que se encontró con el hombre. Él hizo una mueca interiormente. Seulong no había dicho una sola palabra acerca de salir o estar interesado. Jo Kwon acababa de hacer un completo tonto de sí mismo. Seulong estaba siendo educado y Jo Kwon había ido por el camino equivocado, viendo cosas que no estaban allí.

—Lo siento —dijo mientras se acomodaba de nuevo.

 

¿Podría haber actuado más idiota? Jo Kwon se frotó el esternón, odiándose a sí mismo por adelantar conclusiones. Seulong probablemente creía que Jo Kwon era el hombre más egocéntrico de alrededor.

—La gente puede ser amable sin intenciones lascivas. Jo Kwon bajó la cabeza. —Lo sé.

Seulong giró la cabeza y miró por la ventana, dejando a Jo Kwon sintiéndose como un idiota. Quería acercarse y presionar su mano en el fuerte brazo del hombre, decirle a Seulong que lo sentía. Pero Jo Kwon no lo hizo. Dejó las cosas así.

Nunca volvería a ver al hombre de nuevo, así que no le importaba que su primera impresión —y la segunda— hubieran apestado. Jo Kwon seguiría siendo un tonto y Seulong seguiría siendo un buen tipo, una vez que se separaran sus caminos nunca se cruzarían de nuevo.

—Aquí vamos —Sung Kyu dijo mientras llegaban al camino de entrada de una casa. Aquí debía ser donde vivía Seulong. Era una  pequeña casa de campo, muy bien pintada y bien cuidada. Había dos sillas de aspecto cómodo en el porche, una pequeña mesa en el medio. Jo Kwon vio algunas plantas colgantes dándole un aspecto hogareño.

—Bonito lugar —dijo Jo Kwon conversacionalmente.

 

Seulong le dio una sonrisa forzada mientras se deslizaba del asiento trasero y agradeció a Sung Kyu el aventon. ¿Podría Jo Kwon culpar al chico? Había actuado como un completo idiota cuando todo lo que Seulong intentaba hacer era ser amable. Se lo habría merecido si Seulong se giraba y le dijera que se fuera a la mierda.

 

Pero, de nuevo, Seulong era demasiado amable para decir eso.

 

Jo Kwon vio a Seulong desaparecer por la puerta principal antes de que Sung Kyu avanzara. Se encendió una luz en la ventana delantera y Jo Kwon se preguntó… —no, no le importaba lo que Seulong hacía adentro. A él no le importaba absolutamente nada salvo llegar a casa y tomar una buena ducha caliente.

—¿Vas a la comida al aire libre de Seung Hyun el sábado? — preguntó Sung Kyu.

—No lo sé. —Jo Kwon le dio a Sung Kyu la misma respuesta que le había dado a Yeon Soo. Aunque le agradaban los hombres con los que trabajaba, Jo Kwon seguía tratando de arreglar su vida. Quizás una tarde saliendo con los chicos sería bueno para él—. Sí —dijo Jo Kwon.

—Bien —respondió Sung Kyu, pero no dijo nada más.

 

Una vez que Sung Kyu lo dejó, Jo Kwon entró y se dejó caer en el sofá. Tenía que sacar la cabeza de su culo y comenzar a vivir de nuevo. Antes de Gaeko, Jo Kwon había disfrutado salir y pasar un buen rato. Había disfrutado reír, estar con los amigos y del sexo. Dios, extrañaba el sexo. Desde Gaeko, Jo Kwon no había hecho nada de eso.

Aún estaba decidido a que nadie tuviera su corazón de nuevo, pero lo menos que podía hacer era volver a ser él mismo. Jo Kwon iba a seguir el consejo de Yeon Soo y tener sexo. Esta mierda célibe estaba haciéndose vieja.

Jo Kwon tenía sólo veintisiete años, demasiado joven para cerrar su vida sexual. Quizás regresaría mañana a El Trébol de la suerte y vería si ese extraño aún estaba allí. Sintiéndose un infierno mejor después de su decisión, Jo Kwon se dirigió a la ducha.

 

 

 

Jo Kwon se quedó en la terraza posterior de Seung Hyun, bebiendo una cerveza. Había vuelto a El Trébol de la suerte el jueves por la noche, pero no se había encontrado con ese desconocido. Ni siquiera estaba seguro de que el hombre le diera la hora después de la forma en que Jo Kwon había actuado.

—Me alegro de que estés aquí —Jong Hoon, el novio de Seung Hyun, dijo mientras se unía a Jo Kwon—. Honestamente pensé que no ibas a venir.

Jo Kwon tampoco creía que lo haría. Durante el año pasado, el jefe había invitado a los chicos un par de veces a una comida al aire libre y Jo Kwon se había disculpado ambas veces. Se alegró de no haberlo hecho en esta ocasión. Los chicos de la  estación estaban aquí, junto con Chanyeol y Baekhyun. Jo Kwon había conocido a ambos desde hace un tiempo. Parecía que Baekhyun y Jong Hoon eran buenos amigos, y dado que Jong Hoon iba a la estación, Baekhyun en ocasiones también iba.

Había unas pocas personas que no conocía, pero se presentaron. HeeChul y Siwon estaban hablando con Chanyeol, Jin Hwan y Jun Hoe estaban conversando con Seung Hyun. Era el atardecer, el cielo era cálido y acogedor.

El sol estaba proyectando largas sombras en el bosque más allá del porche, diciéndole a Jo Kwon que pronto estaría oscuro, pero seguía siendo perfecto para que los amigos se reunieran y pasaran un buen rato.

Jo Kwon se relajó y lo disfrutó. Ni siquiera Yeon Soo molestándolo de vez en cuando para tener citas le molestaba. Su día iba genial... hasta que Seulong entró por la puerta. Sacudió la cabeza y suspiró.

«Lo imaginaba».

 

Lanzando la botella vacía en el bote de reciclaje, Jo Kwon tomó otra cerveza de la hielera que estaba en el porche trasero. Volvió a mirar a través de la ventana de la cocina y se encontró con los sensuales ojos color ámbar de Seulong. Se quedaron viendo por un momento, y luego Seulong desvió la mirada justo antes de empezar a hablar con Sung Kyu.

Jo Kwon se dio la vuelta y se dejó caer en la silla, con la mirada perdida en el bosque. Seung Hyun realmente tenía un buen lugar. Era aislado y acogedor.

El jefe salió y comenzó a trabajar en la parrilla mientras Jo Kwon se relajaba en su silla.

—¿Tienes un buen momento? —Seung Hyun preguntó mientras colocaba los filetes.

 

—Sí —respondió Jo Kwon antes de tomar un largo trago a su cerveza. Él en realidad estaba teniendo un buen momento. Estaba tranquilo en el porche trasero. Podría pasar el resto de la tarde aquí y ser feliz.

—¿Te importaría volver a llenar la hielera? —preguntó Seung Hyun.

 —No hay problema —dijo Jo Kwon mientras dejaba la botella de cerveza abajo y se levantaba de su silla—. ¿Dónde están?

—Jong Hoon te mostrará.

 

Jo Kwon entró y vio a Jong Hoon hablando con Baekhyun, HeeChul, y Jin Hwan. Los cuatro estaban riendo y charlando. Jo Kwon pasó a través de la cocina llena de gente hasta que llegó a Jong Hoon. Si Seung Hun iba a seguir con sus comidas al aire libre, el chico necesitaba un lugar más grande.

—Hey, Jong. Seung Hyun quiere que vuelva a llenar la hielera.

 

—Vas a tener que sacar las bebidas adicionales de la parte trasera de su camioneta.

Jo Kwon asintió y se dirigió hacia la puerta principal. Una vez que estaba en la camioneta, empezó a levantar las cajas de cerveza de la caja de la camioneta. Vio a Seulong en el porche hablando con alguien que Jo Kwon nunca había visto antes.

El extraño era tan atractivo como Seulong. Jo Kwon no intentó detenerse para ver. Él no estaba interesado. No. En absoluto. Apiló las cuatro cajas en el suelo, sabía que iba a tener que hacer un par de viajes. No todo era cerveza. Había una caja de refrescos de naranja y una caja de té embotellado.

Jo Kwon tomó dos cajas y se dirigió hacia la puerta principal. Él podía sentir a Seulong mirándolo, pero el hombre no dijo una palabra. Y Jo Kwon que creía que nunca vería al hombre de nuevo. Eso hizo que la situación fuera incómoda, tomando en cuenta la cantidad de tonterías que había hecho la noche anterior.

 

Descargando las dos primeras cajas en la hielera, Jo Kwon regresó por otras dos. Esta vez, cuando salió, se dio cuenta de que otro chico se había unido a Seulong y el extraño. El recién llegado tenía una apariencia juvenil, era delgado, y se acurrucaba con el primer extraño.

Agarró las otras dos cajas que había dejado en el suelo junto a la camioneta, jurando que sentía que la gente en el porche lo observaba. Cuando se giró para dirigirse hacia el interior, sabía que tenía razón. Los tres pares de ojos estaban puestos en él.

Jo Kwon les dio una sonrisa amable mientras caminaba entre los tres. Seulong probablemente les decía a los otros dos lo imbécil que Jo Kwon era. Puesto que ya sabía que Seulong era amigo de algunos de los chicos de la estación, tal vez Jo Kwon necesitaba extender una rama de olivo.

Una vez que llenó la hielera completamente, Jo Kwon tiró las cajas vacías, se recostó en su asiento y agarró su cerveza del suelo. Nadie estaba en el porche trasero. Seung Hyun ahora estaba adentro hablando con todo el mundo.

Justo cuando empezaba a disfrutar de su momento de soledad, Seulong salió al porche trasero. Jo Kwon creyó que el hombre iba a la hielera, pero el mecánico pasó junto a la hielera y se dejó caer en la silla junto a Jo Kwon.

«Dios, esto es incómodo».

 

Seulong no dijo nada. Se quedó sentado allí. Jo Kwon no estaba seguro si él debía entablar una conversación o dejar las cosas como estaban. El grueso cuerpo del hombre llenó su asiento y algo más mientras miraba hacia el bosque. Jo Kwon siguió robando miradas al hermoso hombre.

Ahora que estaban a plena luz del día, Jo Kwon notó unos tatuajes en el brazo izquierdo del hombre.

 

Gimió.

 

¿Podría Seulong ser más delicioso o tentador? Jo Kwon necesitaba salir de allí. A pesar de que estaba en el porche trasero, hoy no parecía tener suficiente aire. Le sonrió educadamente a Seulong cuando se levantó y entró en la casa. Iba a disculparse con Seung Hyun e irse con una jodida de aquí.

A pesar de que dejó de comportarse como un tonto alrededor de Seulong, eso no significaba que Jo Kwon fuera capaz de manejar al tipo en este momento. Seulong era como una silenciosa tormenta, silencioso, sereno  y tranquilo a su lado.

Si Jo Kwon no era muy cuidadoso, Seulong podría tenerlo. Y eso era lo último que Jo Kwon necesitaba.

 

continuara...

 


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