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64. El Cowboy de Changmin (10) por dayanstyle

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Changmin atrapó al gatito antes de que pudiera escurrirse fuera de la mesa. La pequeña bola de pelo naranja era rápida, pero su fuga fue de corta duración. Los reflejos de Changmin como shifter eran rápidos. —Amiguito, no tan rápido. Lo sé, lo sé. A nadie le gusta recibir las vacunas. Pero confía en mí, si no dejas que te las ponga, los pequeños gusanos comenzarán a tocar los bongos.

—Tienes  tacto  con   los  animales  —la  señora Turnham comentó mientras le daba a Changmin una cálida sonrisa—. Señor Bubbles tiene bastante personalidad y, a veces es difícil calmarlo.

Changmin sería un infierno luchador también si alguien lo hubiera nombrado Señor Bubbles. Pobre gato iba a tener un complejo cuando se hiciera mayor, sobre todo porque el pelo de la señora Turnham combinaba con el color de la piel de su gatito.

Ah, bueno. No había nada que pudiera hacer sobre el nombre del pobre gatito. Lo único que podía hacer era asegurarse de que siguiera sano. El señor Bubbles iba a tener que ver a un psiquiatra acerca del daño psicológico que la señora Turnham le estaba causando. Esa no era su área de experiencia.

—Todo listo. —Le dio al gatito un golpe suave en la cabeza antes de devolverlo a su dueña—. Lo veré en tres semanas. Vaya al mostrador para conseguir su próxima cita con Damon.

La señora Turnham metió al gatito en su bolsa rosa brillante y salió de la sala de examen. Changmin hizo algunas notas en el expediente del señor Bubbles antes de ir a la siguiente sala de examen. Se metió su pluma en la bata de médico y le sonrió a Terminator, un pitbull marrón y blanco.

 

—¿Cómo estamos hoy?

 

Terminator dio un gruñido de advertencia. Siempre lo hacía cada vez que Changmin entraba. Era un shifter puma, un gato, y Terminator siempre pensaba que podía intimidar a Changmin. El perro lo intentaba en cada ocasión.

—Eres al único que gruñe —el señor Roland, el dueño del perro declaró—. Él es generalmente muy tranquilo con todos los residentes de aquí.

Eso era porque la mayoría de los residentes eran lobos.

 

—Quizás es porque soy el que le quitó sus bolas —dijo a manera de explicación, mientras señalaba a la mesa de exploración. No iba a decirle al hombre que él y Terminator estaban teniendo un concurso de meadas. Changmin se preguntó cuándo el pit bull iba a reconocer que no iba a ganar. El perro  iba a ser revisado... por un gato.

Dio un paso atrás mientras el señor Roland llevó a Terminator arriba de la brillante mesa.

—Nunca lo pensé de esa manera —el señor Roland respondió—. Supongo que tiene sentido.

—Por supuesto que tiene sentido. —Changmin miró el expediente de Terminator, Damon le tomó los signos vitales cuando el pit bull llegó—. Ha ganado un poco de peso, pero eso es de esperar después de la castración. —Dejando el expediente, examinó al perro.

Terminator gruñó durante todo el examen.

 

Cuando trató de examinar la cicatriz quirúrgica en donde las bolas del perro solían colgar, Terminator giró la cabeza y Changmin se movió fuera del camino justo a tiempo para no ser mordido.

—Terminator —el señor Roland lo regañó mientras palmeaba al perro en el cabeza—. No puedes morder al veterinario.

Changmin miró a Terminator. Terminator lo fulminó con la mirada.

—Está bien —respondió Changmin y luego le sonrió al perro—. Está enojado porque le quité su loca noche del viernes.

El señor Roland se rio. —Y ese es exactamente el motivo por el cual tuve que castrarlo. Ya estaba cansado de todas las quejas. Parece que sin importar lo bien que estuviera encerrado, Terminator encontraba la manera de escapar y recorrer el vecindario.

—Sí, bueno —dijo Changmin cuando se giró hacia el señor Roland—. No se sorprenda si algunas mamás con bebés aparecen en su puerta. Fue un perro muy ocupado antes de que sus pequeños festines fueran cerrados.

—Supongo que tendré que amordazarlo —el señor Roland dijo mientras seguía riendo—. A pesar de lo enojado que esta, aún tiene que ser examinado.

Changmin agarró la jeringa preparada que iba a necesitar mientras el dueño sostenía el hocico del perro. Eso era una buena cosa.

Si Terminator le mordía, Changmin le mordería en respuesta. Con el buen carácter que el señor Roland tenía, estaba bastante  seguro de que el hombre se asustaría si viera los caninos alargarse en la boca de Changmin.

Una vez administrada la inyección, Changmin rápidamente terminó de examinar a Terminator. —Parece que se está curando bien.

—Gracias, doctor Lee.

 

El señor Roland se fue con Terminator después de que el examen terminara.

Changmin terminó el expediente y estaba listo para ir a su próximo paciente cuando Damon interrumpió.

—Eric Moon llamó —Damon dijo, asomando la cabeza en la habitación—. Tienes que ir al rancho a revisar a uno de sus caballos llamado Buster.

Changmin le dio clic a la pluma para cerrarla y la puso en el bolsillo de su bata.

—¿Te dijo lo que le pasaba a Buster?

 —El caballo no está apoyando bien una pata.

 

Changmin le entregó los expedientes a Damon y se quitó la bata, colgándola fuera de la sala de examen. —Vas a tener que terminar por   mí.

Había conocido a algunos de los hombres Moon en el pueblo, pero esta sería la primera vez que Changmin iría al rancho. No había sido el veterinario de Villa Kim por mucho tiempo. Changmin sólo había estado aquí un par de meses y en ese lapso de tiempo alguien intentó quemar su clínica.

Más tarde supo que era un psicópata, y que no tenía nada que ver con él. Pero esa era una jodida manera de empezar en este pueblo.

Gracias a Dios la gente del pueblo se había puesto manos a la obra y donado una gran cantidad de material para la reconstrucción. Había estado funcionando después de solo unas semanas del incendio. Tomando su maletín Changmin se dirigió hacia su carro. Algunas personas le dijeron que tenía que invertir en una camioneta, pero le gustaba su pequeño Focus negro. Todo lo que necesitaba cabía en la cajuela.

No veía la necesidad de deshacerse del carro.

 

Mientras conducía al rancho de los Moon, el estómago de Changmin comenzó a quejarse. Miró su reloj para ver que eran pasadas las dos de la tarde. Una vez más había trabajado durante el almuerzo y ahora estaba hambriento. Cuando terminara aquí iría al pueblo y comería algo.

Changmin se detuvo en la entrada del rancho de los Moon entre muchas camionetas, rodó los ojos, él no reemplazaría su carro.

Tomando su maletín, Changmin salió y se dirigió hacia el establo. Estaba muy seguro de que los osos sabrían que estaba aquí así que no había necesidad de ir a buscar a nadie.

Entrando en el establo, los ojos de Changmin recorrieron el lugar, el olor del heno fresco y animales llenaron sus pulmones. Espantaba a unas cuantas moscas que zumbaban, cuando vio a   Hoon Moon y se dirigió hacia él.

—Doctor Lee —Hoon dijo y se acercó y le estrechó la mano—. Me alegro de que hayas podido venir tan pronto.

—No hay problema —respondió mientras veía hacia las muchas caballerizas—. Estaba terminando con un perro sin bolas. Me venía bien un poco de aire fresco.

Hoon le dio una mirada interrogante antes de mostrarle que caballo era Buster. Changmin estaba acostumbrado a que la gente lo viera con extrañeza.

Le decían que tenía un trato extraño con los pacientes. Francamente, Changmin estaba siendo él mismo. Sabía que era un poco peculiar, pero se mantenía entretenido.

—¡Pa me envió aquí para ayudarte!

 —Ahora no, Jinwoon —dijo Hoon por encima del hombro—. Aquí está el veterinario. Ve a ver si alguien más necesita ayuda.

 

Changmin se giró para ver con quién hablaba Hoon y tuvo que verlo de nuevo. El chico ahí de pie le recordó a Changmin a un travieso ángel juguetón. Los ojos del chico eran del color de un día despejado de verano y su sonrisa hizo que el corazón de Changmin se saltara un latido.

¿Habría visto otro conjunto de labios que hubieran sido hechos tan perfectamente para besar? Estaban llenos, deliciosos e imágenes muy traviesas llegaron a su mente. Sabía que estaba evaluando abiertamente al hombre, pero Changmin nunca había conocido a un chico que se viera tan malditamente hermoso.

Changmin sonrió ampliamente y el pequeño jovencito se volvió de siete tonos de rojo. Ahora ese era un aspecto que realmente le gustaba. Le decía que el pequeño hombre estaba muy interesado en él, lo cual era genial teniendo en cuenta que Changmin estaba muy interesado en el chico.

—Jinwoon —Hoon dijo chasqueando los dedos en la cara del hombre—. ¿Me has oído?

Los párpados de Jinwoon revolotearon rápidamente mientras miraba de Changmin a Hoon. Changmin dio un gemido inaudible cuando vio los ojos azul cian del hombre. —¿Qué has dicho?

Jinwoon estaba mirando directamente a Changmin, ni una vez prestó atención a Hoon.

—Lo siento, doctor Lee. Jinwoon tiende a ser un poquito más amigable —dijo Hoon a Changmin mientras se dirigía a Jinwoon—. Puedes ir a trabajar y yo me encargo de él.

Changmin apartó los ojos del sexy hombre cuando metió la mano en su maletín. Había trabajo que hacer, pero eso no quería decir que no podía ir a buscar a Jinwoon una vez que lo hiciera. Changmin  estaba muy interesado.   Su   cerebro   ya estaba empezando a imaginar lo que él y el pequeño diablillo podían hacer juntos si Jinwoon le daba una oportunidad. Y por la forma como el pequeño chico lo miraba, sin duda iba a tener una oportunidad.

—Pero no estoy haciendo nada malo —Jinwoon protestó dando un pisotón en el suelo—. Yo no coqueteo con él ni traté de conseguir su número de teléfono ni nada. ¿Por qué me estás echando?

—Porque eres una gran distracción —Hoon respondió, su tono lleno de diversión. Changmin frunció el ceño al sentir los celos que lo atravesaban.

Es cierto que el pequeño hombre era atractivo, pero ¿por qué sentía una fuerte emoción por un extraño? La vida sexual de Changmin había sido menos que estelar, pero nunca estuvo celoso, sobre todo cuando ni siquiera se había acostado con el hombre. Por cierto era una emoción muy peculiar.

Changmin se enderezó, sin saber lo que estaba haciendo y jugando con la idea de ir por Jinwoon. El hombre lo valía totalmente.

—Ven aquí, Jinwoon —dijo en un tono casual, aunque sentía cualquier cosa menos tranquilidad hacia el hombre. Quería devorar a Jinwoon—. Necesito tu ayuda.

—¿En serio? —preguntó Hoon, sus cejas oscuras en lo alto de la frente—. Pero Jinwoon no tiene experiencia médica, doctor Lee.

Changmin lanzó un par de guantes de látex a Jinwoon. —No necesita ninguna, Hoon. Todo lo que tiene que hacer es estar aquí y verse hermoso. —Changmin tenía un fuerte impulso de ronronear. Sin embargo no estaba seguro de por qué. El lado coqueto de él salía, un poco demasiado fuerte.

Los ojos de Hoon se abrieron cuando Jinwoon se rio. Cuando el pequeño sexy jovencito se acercó a Changmin, sus sentidos se volvieron locos. Su aliento se congeló en sus pulmones, su corazón se aceleró, las manos le sudaban y su boca se secó.

Jinwoon se detuvo y se estremeció. Miró a Changmin, como si acabara de descubrir la olla de oro al final del arco iris. Los ojos azul cian de Jinwoon se abrieron como platos mientras miraba a Changmin. —T-tú eres mi pareja.

—Wow —Hoon dijo mientras daba un paso hacia adelante, moviendo el dedo hacia Jinwoon—. Esto no es algo para que bromees, Jinwoon. Sabes que el apareamiento es una cosa muy seria.

—Él no está bromeando —Changmin respondió mientras acortaba la distancia y ponía su mano sobre la mandíbula de Jinwoon. Le sonrió al fey antes de darle a su pareja un suave beso en los perfectos labios—. Soy el doctor Lee Changmin. Ahora, sexy, ven a ayudarme con este caballo.

—¡Pa! —Hoon gritó mientras salía del establo—. No vas a creer esto.

Los ojos de Changmin estaban clavados en el sexy dios rubio cuando Jinwoon caminó hacia él. Sabía que tenía un trabajo que hacer, pero infierno si podía apartar los ojos del magnífico hombre. Se había sacado la lotería, porque su pareja era impresionante.

—Hoon tiene razón —Jinwoon dijo mientras sus ojos se dirigieron hacia Buster—. No tengo ni idea de cómo curar a un caballo.

—Y yo estaba hablando en serio —dijo Changmin mientras se apoyaba en la caballeriza, recorriendo con la mirada al pequeño y sexy hombre—. Todo lo que tienes que hacer pequeño cowboy es estar aquí y verte hermoso. Estoy bastante seguro de que a Buster no le importará. —Seguro como el infierno que no le importaba, aunque terminar el examen sería muy difícil para él. Su concentración estaba casi perdida.

 

Las cejas de Jinwoon se arrugaron. —¿Cowboy?

 —Eso eres, Jinwoon. —Changmin se acercó a Buster, recordando que tenía un paciente. Metió la mano en su maletín y sacó los guantes—. Trabajas en un rancho, ¿verdad?

—Bueno, sí. —Jinwoon parecía como si estuviera tratando de conectar los puntos. Se mordía el lado de su lleno labio, las cejas profundamente fruncidas. Changmin se rio entre dientes mientras revisaba la pata de Buster. Vio una laceración y comenzó a examinarla. Parecía que Buster se había cortado la pierna en una valla o con otro objeto. No parecía lo suficientemente profunda para requerir puntos de sutura. Eso era una buena cosa. Algunos antibióticos y vendar la pierna debería hacer el truco.

—¿Todavía crees que no eres un cowboy? —preguntó mientras trabajaba.

Buster trató de liberar su pierna, pero Changmin mantuvo un firme control. Ahora no iba a ser superado por otro animal.

—Trabajo en un rancho —Jinwoon finalmente respondió y Changmin podría decir que el hombre todavía no estaba convencido—. Pero no soy un cowboy. Infiernos, aún tengo miedo de acercarme a los caballos grandes.

Changmin miró a Buster, dándole al caballo su más seria expresión. —Un empleado que tiene miedo de los caballos. ¿Es eso cierto, Buster?

Jinwoon se acercó más a Changmin con pasos cautelosos. —El caballo no puede responderte. —El tono de su pareja estaba lleno de diversión—. Buster no es un shifter.

Changmin se puso una mano en el pecho, jadeando. —Me mentiste, Buster. Me siento tan usado.

 

Jinwoon empezó a reír graciosamente. El sonido trajo una sonrisa al rostro de Changmin cuando terminó con el caballo. Estaba contento como el infierno de que su pareja no fuera un estirado imbécil. Eso hubiera hecho las cosas difíciles, a Changmin le gustaba reírse y divertirse. A pesar de ser un puma depredador, sus garras no salían a menos que fuera necesario.

A pesar de su dura educación, era demasiado relajado para toda esa basura de macho Alpha. Podía defenderse, entonces ¿por qué tratar de probarlo todo el tiempo? La vida era muy divertida para tener un palo en el culo. «¿Mi querido viejo padre se avergonzaría si pudiera verme ahora?».

Se quitó los guantes y los echó en su maletín para tirarlos después.

—¿Dónde está tu sombrero de cowboy? —Changmin bromeó mientras se levantaba—. Me encanta un hombre con un sombrero Stetson. —Acarició el cuello de Buster, pasó su mano sobre la cara del caballo y, luego tomó su maletín—. Te verías caliente con espuelas. —No estaba seguro de por qué se estaba burlando de su pareja. Quizás le gustaba ver el profundo sonrojo que adornaba las mejillas del hombre.

Su gato ronroneaba cuando Changmin finalmente se acercó a Jinwoon, dándole una larga mirada al chico. Era de baja estatura, delgado y tan rematadamente lindo. Los labios de Jinwoon se separaron mientras inclinaba la cabeza hacia atrás para mirar a Changmin y pudo ver que el hombre estaba jadeando un poco. Oh, bueno, el chico se ponía nervioso fácilmente.

Esto iba a ser divertido.

 

—¿Te vas? —preguntó Jinwoon, casi en estado de pánico. Changmin no estaba seguro de lo que estaba pasando o por qué

 

Jinwoon parecía que estaba a punto de desmayarse. Era una reacción muy extraña.

—Tengo que volver al trabajo. ¿Vives aquí? —Changmin hizo un gesto hacia la gran casa de estilo victoriano que se podía ver desde el establo. No le gustaba el pánico que veía en el rostro de Jinwoon y quería tranquilizar al chico. Realmente tenía que volver al trabajo, pero Changmin quería que Jinwoon supiera que iba a regresar.

—Sí.

 

Le dio a Jinwoon una amplia sonrisa antes de entrar en el espacio del hombre y acunar su mandíbula. —Entonces sé dónde encontrarte. —Lamió un largo camino sobre el labio inferior de Jinwoon, y oyó el pequeño jadeo del Fey cuando Changmin le dio otro beso —uno más largo esta vez. Finalmente, se apartó y miró a su pareja—. Bésame de nuevo, cowboy.

Changmin podría decir que Jinwoon quería besarlo. Podía sentir el deseo arder entre ellos, pero los labios de su pareja estaban rígidos. Jinwoon abrió, llevando su lengua a la boca de Changmin y casi lo asfixia. Puso su mano sobre el cuello del fey, calmándolo.

—Nadie te ha enseñado la forma correcta de besar —Changmin apretó los dedos juguetonamente contra el cuello de Jinwoon—, o yo soy tu primero. ¿Qué es?

Jinwoon miró a Changmin por debajo de sus rubias pestañas, con una sonrisa muy seductora en su rostro. —O quizás quiero jugar duro para lograr que me caces —dio un paso atrás, girando y golpeando su trasero—. Supongo que tendrás que averiguarlo.

¡El pequeño diablillo se fue!

 

Se rio entre dientes mientras veía irse a su pareja. El hombre tenía fuego. A él le gustaba eso. Changmin presionó la palma de la mano en su pene mientras se mordía el labio inferior. Oh, cómo quería a ese hombre.

 

Iba a ser divertido atraparlo.

 Mientras tanto, tenía que hablar con Eric y asegurarse de que no hubiera nada más que el oso necesitara antes de irse.

 

 

 

Jinwoon entró en la casa, presionó su espalda contra la pared y tomó una respiración profunda y temblorosa. Tenía que calmar sus alterados nervios. A pesar de que había emitido el reto a su pareja, Jinwoon era un desastre. Hubo muchos momentos en los que había coqueteado con los hombres de este rancho, pero nunca  habían significado nada para Jinwoon y no le había molestado el  que lo rechazaran.

Había estado pasando el tiempo, teniendo solo un poco de diversión en su solitaria vida cuando coqueteaba con los hombres Moon. Ahora había mucho en juego y el coqueteo en realidad significaba algo. Era increíble cómo había pasado de ser un hombre abierto a un hombre que se esconde en la casa en un abrir y cerrar de ojos.

Y su pareja básicamente le dijo que era un mal besador. Jinwoon se sentía mortificado. Había bromeado y provocado a Hoon, haciendo que el oso creyera que era mundano. Eso había sido un cuento chino que iba a volver a morderle en el culo porque Jinwoon no sabía absolutamente nada de estar con otro hombre.

Jinwoon gimió cuando los gemelos entraron en la sala. Normalmente amaba sus travesuras y pasar el rato con ellos, pero ahora no quería ser molestado. Lee Joon y Seung Ho eran inofensivos, pero Jinwoon necesitaba averiguar lo que iba a hacer.

No quería que Changmin le dijera de nuevo que era un mal besador. Quería ser todo lo que el shifter puma quisiera en una pareja. Jinwoon tenía que averiguar lo que Changmin quería, además de un cowboy.

Eso era algo que Jinwoon nunca había sido. Él era un elfo del Bosque que ayudaba a los Moon afuera y ellos lo mandaban adentro. Pasaba la mitad de su tiempo huyendo de los animales. Si sólo tuviera el don para las criaturas que Ken tenía. El humano tenía una especial habilidad con los animales que Jinwoon envidiaba en este momento.

—Entonces, escuchamos que finalmente encontraste a un hombre con el que puedes coquetear y que no te va a   apartar —dijo Seung Ho mientras se dejaba caer en el sofá—. Por otra parte podría, pero él es todo tuyo.

Jinwoon se giró para salir cuando vio a su pareja caminar hacia su auto. Se quedó de pie tras la puerta de malla mientras, finalmente, tuvo una oportunidad de ver al hombre sin trabas. Changmin tenía el cabello color marrón oscuro que parecía estar parado en todas direcciones, ojos color gris, y una barba de candado que excitó a Jinwoon. Changmin era fuerte y viril, sexy como el pecado, y Jinwoon se sintió como si fuera a quedarse corto en comparación.

—¿Asustado? —Lee Joon bromeó mientras daba un paso por detrás de Jinwoon.

—En tus sueños —Jinwoon respondió—. ¿Alguna vez he pasado como alguien que les tenga miedo a los hombres?

El oso apoyó su brazo contra el marco de la puerta, mirando a Jinwoon con una sonrisa traviesa. —Entonces, ¿qué estás haciendo aquí?

—Tiene miedo —dijo Seung Ho—. Decía toda esa mierda y coqueteaba  con  todo  el  mundo  en  el  rancho.  Pero   ahora, cuando es el momento de dejar de alardear y llevarlo a la prática, el pequeño Jinwoon está temblando.

—Gallina —Lee Joon susurró con una sonrisa—. Sé que preferirías tener a un oso como pareja. —Lee Joon se pasó la mano por el pecho en un claro gesto—, pero estoy tomado. Vas a tener que arreglártelas con un gato.

—No te hagas ilusiones —respondió Jinwoon—. Serías el último en quien pensaría.

—Entonces demuestra que no tienes miedo de ir a hablar con tu pareja —lo desafió Lee Joon—. Ve a coquetear con el hombre.

—Él tiene mucho trabajo que hacer —Jinwoon le dio la débil excusa—. Algo de lo que no sabes nada.

—Ahí me has agarrado —dijo Lee Joon—. Pero al menos yo no tengo miedo de hablar con mi pareja.

Sin pensarlo, Jinwoon estrelló la mano contra la puerta y se dirigió fuera de la puerta de malla. Bajó los escalones de la entrada y fue directamente hacia Changmin. Le demostraría al molesto oso que él no tenía miedo de coquetear con su propia pareja.

Pero cuando Changmin se giró y miró a Jinwoon con esos ojos gris oscuro, la confianza de Jinwoon hizo las maletas y se fue del pueblo. Se quedó allí sintiéndose como un gran tonto mientras veía al guapo hombre.

—¿Has venido a darme ese beso? —Changmin preguntó mientras cruzaba los brazos sobre su pecho y se apoyaba contra el carro—. Mis labios están preparados y listos, mi pequeño cowboy.

 

Jinwoon tragó saliva, la boca cada vez más completamente seca mientras se frotaba las palmas de sus manos en sus jeans. Literalmente podía sentir los ojos de los gemelos clavados en su espalda.

—Oh, vamos —dijo Changmin con una sonrisa devastadoramente linda—. ¿No tendrás miedo de besarme, o si?

Jinwoon abrió la boca y el ruido más extraño salió de entre sus labios. No estaba seguro de lo que era, pero podía sentir su cara ardiendo de vergüenza. El ruido era casi como un chillido y un eructo combinado.

La cabeza de Changmin se echó hacia atrás mientras sus cejas se alzaron. —No estoy seguro de si eso fue un sí o un no.

Jinwoon estaba total y absolutamente horrorizado. ¡Tenía que escapar! Podía oír a los gemelos riendo detrás de él y su pareja lo veía como si Jinwoon fuera un pequeño lindo tonto. Él hizo lo único que pudo pensar... Jinwoon desapareció.

Gimió cuando se encontró en un armario. Jinwoon siempre había apestado desapareciendo. No importaba lo mucho que había practicado, nunca terminaba donde tenía la intención de ir. Y ahora no tenía idea de dónde estaba.

Cuando oyó fuertes pasos fuera del armario, Jinwoon contuvo el aliento. No había forma de saber de quién era el armario. El olor a naftalina llenaba su nariz mientras veía sombras moverse adelante y atrás bajo la rendija de la puerta.

—¿Y por qué debo esperar? —preguntó alguien con una voz profunda y áspera—. El mundo debe saber que esas viles criaturas se alimentan de humanos inocentes. Podríamos salvar vidas si la raza humana fuera consciente de los peligros a su alrededor. Kim Sung Gu ya huyó. Tengo hombres buscándolo, pero tengo la sensación de que no lo encontraremos tan fácilmente.

 

—No podría estar más de acuerdo —dijo el segundo hombre—. Pero si se revela al mundo la existencia de criaturas paranormales, entonces ya no mantendrás tu poder como el jefe de los Cazadores de Vampiros. Cada tipo con una pistola y media neurona irá de caza. El orden y la disciplina de nuestros hombres que hemos trabajado duro para lograr caerán a la vera del camino.

—¿Cómo es eso? —el primer hombre preguntó.

 —Nuestros equipos están estructurados y organizados. No sólo matan cualquier cosa que no es humana, sino que nosotros obtenemos información. Si el público se entera que existen esas abominaciones, entonces los vampiros y otras criaturas paranormales pasarán a la clandestinidad, lo que hará nuestro trabajo mucho más difícil —dijo el segundo hombre—. Nuestra lucha debe permanecer en la oscuridad, o perderá su poder.

—O —el primer hombre respondió—, esas abominaciones contra la naturaleza serán aniquiladas mucho más rápido. Ya he enviado un equipo de espías a Villa Kim. Estoy obteniendo mucha más información de lo que jamás hubiera esperado obtener sólo cazándolos.

Jinwoon rompió a sudar mientras escuchaba. Su corazón latía tan rápido que podía oír la sangre corriendo en sus oídos. No sabía quiénes eran estos hombres, pero sabía que estaban discutiendo sobre exponer al mundo paranormal.

Tenía que llegar a casa y decirle a Kiseop lo que había oído. El elfo de la Sombra era parte de los Ultionem —siete criaturas paranormales que tenían una gran cantidad de poder— y ellos sabrían que hacer. Jinwoon sólo rezó como el infierno para no aparecerse en la habitación fuera del closet.

 

Continuara...

 


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