No me encuentro bien, llevo días sin querer salir de mi habitación, no tengo hambre y la verdad me cuesta mucho ir a clases. Mi padre, siendo como es, está preocupado por mí, sarcasmo por supuesto. Siento que hay un vacío en mi alma, me siento incompleto como si me arrancaran algo cada que despierto, cada que doy un paso... cada que sonrió, porque sí, tengo que sonreír cuando no estoy en la seguridad de mi cuarto, es decir en el colegio, no quiero que mis amigos se preocupen, no me gusta causar problemas.
¿Depresión? No, no lo es... no lo creo, solo estoy cansado, cansado de toda esta situación, cualquiera se puede burlar, están en su derecho, quien en su sano juicio se pone al borde del suicidio por amor... está bien exagere, no tengo pensamientos suicidas, solo que me siento sofocado, quiero cambiar mi situación, el enamorarme fue una mala decisión, porque sí, fue mi decisión.
Podía seguir como siempre pero no podía decir no.... estúpido Joey Wheller eres estúpido.
Suena la alarma por segunda vez, señal de que mi monologo matutino termine, odio ese instante entre elegir si despertarme o no.... bueno, ya estoy despierto lo que no quiero es levantarme. ¿Desayunar? No lo creo, tengo nausea y dolor de estómago.
Y comienza la metamorfosis, alejo todos los estúpidos pensamientos de mi mente, sonrió frente al espejo, me lavo los dientes y la cara, me pongo mi uniforme escolar, salgo del apartamento, aun no amanece son alrededor de las 4 am, buena hora para comenzar el día, con mi bicicleta voy a directo al trabajo, a repartir periódicos se ha dicho.
...
Las clases comienzan a las 7:30, llegue muy temprano... demasiado diría yo, apenas son las 6:30. No quiero entrar, sé que cuando lo haga ahí va a estar mi peor pesadilla, Seto Kaiba. Posiblemente me de uno de esos malditos papelitos que me tienen hasta la madre... la razón por la que estoy en la mierda. Maldito papelito.
Hace un mes atrás tuve una fuerte discusión con Kaiba (con golpes y todo claro) y estuvimos castigados por 2 horas en la sala de detención, no sé si fue por las hormonas, el aburrimiento o esa maldita mirada azul y su sonrisa, una mezcla muy peligrosa por supuesto, caí... caí redondo, caí en el peor abismo, en la peor tentación en el deseo y el descontrol, El... todo un experto sabía perfectamente lo que hacía, sabia donde tocarme, donde besarme.... yo tan torpe, tan inútil, muy apresurado me deje hacer. Cuando estaba en mis cabales lo habíamos hecho dos veces más y la verdad me arrepiento.
Al día siguiente no podía verle a los ojos y lo ignore olímpicamente cosa que no le gusto del todo porque comenzó a molestarme con mayor énfasis, yo... lo seguí ignorando, pero mi sorpresa fue monumental al llegar a casa y descubrir en mi libro una pequeña nota de Kaiba, con letra impecable citándome a un lugar en una hora específica, tan formal como él.
No lo pensé dos veces y fui... en ese momento tenía el poder de detener todo esto pero no lo hice fui y caí de nuevo, en su juego de seducción. Caí en sus besos y caricias, me deje llevar por segunda vez y también fue increíble. Esta rutina fue como un pacto acordado entre los dos, un pacto no hablado, un pacto en donde el me cita y tenemos sexo pero para el resto del mundo somos enemigos a muerte.
Con lo que no contaba es que terminaría enamorándome, el cariño que nunca tuve en casa lo sentí con Kaiba de una manera retorcida, pero me sentía pleno. Pero comencé a tener sentimientos por él y todo dio un vuelco, quiero tenerlo para mí, no solo para sexo, no solo en salidas nocturnas para descargar nuestros más bajos instintos, quiero estar con él en una cama solo conversando, riendo como una pareja de enamorados, besándonos en un banco del parque, comprando regalos tontos, porque eso hacen las parejas, supongo, nunca he tenido una. Son estas mismas fantasías las que hacen que entre en pánico y comience a pensar fatalmente las madrugadas apenas me levanto y ahora, que no quiero entrar al salón.
- Joseph - no lo vi venir, por estar pensando estupideces no tuve en cuenta el tiempo que paso y detrás de mí, junto a mi bicicleta estaba el con su porte serio, con esa voz sensual, con esos ojos fríos y labios rojos por la baja temperatura de la mañana - no piensas entrar - fue más una orden que una pregunta
-.... s.. si estoy en eso... solo, solo estoy estacionando mi bicicleta – estúpido Wheller que no puedes ni articular una palabra, no seas tan obvio por favor, tenía la esperanza de que me dejara en paz y se adelantara, pero no, el señor Seto Kaiba se quedó ahí, estático esperando a que haga algún movimiento, no me quedo más remedio que estacionar la maldita bicicleta, todo bajo su atenta mirada, puedo sentir como esos ojos azul profundo se me clavan en la nuca, es una sensación entre incomoda y agradable, siento un cosquilleo en la espalda cuando vuelve a susurrar mi nombre, debo ser un tomate y no quiero voltearme porque me pondría cara a cara con él y quiero evitar eso.
- Joseph, ten – la curiosidad hace que voltee y veo, el maldito papelito firmado con su nombre, no me voy a engañar, estaba esperando esto. Sonrió a mis adentros y asiento mientras tomo el papel en mis manos, me animo a verle a los ojos, esos ojos que me matan. Y vi la imagen más hermosa del mundo, bajo un sol radiante en su espalda, el comienzo de un amanecer nuevo y una sonrisa relajada en sus labios, un cuadro que difícilmente podría olvidar. Solo cerró los ojos y continúo caminando hacia el edificio del colegio.
Estuve parado como un soquete con la imagen de un Seto Kaiba sonriéndome... un momento él nunca me sonríe, él no sonríe a nadie solo a Mokuba. Entonces ¿que fue eso?, mi sonrojo aumento, Seto Kaiba mi dirigió una sonrisa, a mí. A un don nadie...
Pronto aprendí que esa sonrisa no era para mí, enseguida voltee a verlo y mi corazón se rompió al ver a un dulce chica de su brazo, a la que sonreía con cariño, con esto comenzó un calvario y una serie de sucesos que por hoy ya no quiero recordar
Continuara...