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Un pequeño secreto por La_Oscura_Reina_Angel

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Notas del fanfic:

Notas del capitulo: es un universo ligeramente alterno. Para empezar, Cedric no murió en el torneo, pues este nunca se celebró; en lugar del Torneo de los Tres Magos, lo que hubo fue un torneo de Quidditch, donde participaron dos equipos de Durmstrangs, Beauxbatons, y Hufflepuff y Gryffindor de Hogwarts. Y él y Oliver están en el mismo año.
 

Capítulo 1

 

 

Cedric Diggory era un hombre de 21 años, no era muy alto y era más bien esbelto. Tenía unos preciosos ojos grises, un suave y ligeramente largo cabello castaño casi rojizo de lo más sexy, una piel clara y suave que te tentaba a acariciarla, y los rasgos de un ángel. En ese momento, Cedric Diggory medía algunos conjuntos de ropa a su hijo entre risas. Su hijo, Oliviero Diggory, tenía 4 años.

 

-¡Api, Api, mira esta!

 

Exclamaba Oliviero emocionado, señalando una túnica negra con diseños dorados.

 

-¿Te gusta?

 

Le preguntó Cedric. Oliviero asintió entusiasmado. Y Cedric fue a agarrar la túnica para medírsela a su pequeño. No pudo evitar estremecerse al ver a su hijo con esa túnica. Era idéntica a una que él mismo le había regalado al padre de su hijo, en el cumpleaños de este. Oliviero era un niño precioso, con las mejillas sonrosadas por la risa, el cabello castaño era idéntico al de Cedric, y caía con gracia hasta los ojos del niño, de un color ámbar idénticos a los de su otro padre. Cedric no pudo evitar pensar que Oliviero era idéntico a su padre, con la sola excepción del cabello, que era como el suyo propio.

 

En su último año de Hogwarts, Cedric había mantenido una relación con el chico más popular de toda la escuela, y capitán del equipo de quidditch de Gryffindor, Oliver Wood. Se habían conocido de vista desde siempre, pero en el torneo de Quidditch escolar, torneo en que tanto Cedric como Oliver participaban, él como capitán de Hufflepuff y Oliver como capitán de Gryffindor, los dos equipos representantes de Hogwarts, fue cuando en verdad empezaron a tratarse y a enamorarse. O al menos Cedric creyó que ambos se habían enamorado, pero al parecer, al final sólo él se enamoró.

 

En la semifinal, cuando su equipo Hufflepuff perdió frente a Durmstrangs, por un desmayo, el buscador y capitán del equipo, Cedric, descubrió el porqué de sus malestares, pues Madame Pomfrey le dio la noticia: estaba embarazado. Había sido la noticia más feliz de su vida, y lo había preparado todo para decírselo a Oliver, cuyo equipo Gryffindor estaba en la final contra Durmstrangs. Pero nunca se lo llegó a decir, pues en ese entonces se había enterado de cosas que aún hoy día le dolían recordar.

 

Dolido, asustado y sin saber qué hacer, Cedric había abandonado a Oliver el mismo día de la graduación, sin decirle que llevaba en su vientre a su primogénito y había escapado a América, donde se había establecido en una pequeña comunidad mágica de Miami.

 

Cedric pagó las cuatro mudas de ropa y las túnicas a juego, que le había comprado a Oliviero y salió del local. El callejón Kan-Klan era enorme, aún más que el callejón Diagon, y a Oliviero le encantaba pasear por las tiendas.

 

-A la tienda de quidditch Api.

 

Pidió Oliviero excitado. Cedric rió tomando a su hijo en brazos. Su pequeño hijo, quien a pesar de sólo tener 4 años era sumamente inteligente y, en opinión de Cedric, era el niño más bonito del mundo, estaba obsesionado con el Quidditch como su padre Oliver. Su pequeño hijo, que ya empezaba a hacer preguntas acerca de su otro papá.

 

-Luego campeón, ahora vamos a comer.

 

Le dijo Cedric a su hijo.

 

-Sí-Gritó Oliviero entusiasmado-Vamos a MagiDonald a comer aburgesas.

 

Exigió el pequeño castaño, con esa actitud mandona y dominante que había heredado de su papá y que tanto divertía a su Api (Cedric).

 

-Bien, iremos a MagiDonald a comer hamburguesas con papas y refrescos.

 

Accedió Cedric.

 

-¡Yupi!

 

Celebró Oliviero.

 

***

 

-Api, ¿ya nos vamos?

 

Preguntó Oliviero, quien ya se había terminado su hamburguesa.

 

-Claro. Espera un momento.

 

Sonrió Cedric. Pero como le gustaba hacer a Oliviero, le jugó una de sus ususales bromitas a Cedric, saliendo corriendo del local.

 

-Oliviero, para.

 

Le gritó Cedric a su hijo asustado, corriendo detrás de él. Oliviero rió divertido mirando hacia su padre, que corría en pos de él. Tan divertido iba el pequeño, que no vio al alto extranjero, que caminaba en su dirección hasta que chocó con él. Oliviero trastabilló y hubiese caído si el extranjero no lo hubiese sostenido. Cedric al fin alcanzó a su hijo y lo arrebató de los brazos del extranjero, abrazándolo con fuerza.

 

-Merlín, Oliviero te he dicho mil veces que no me juegues esas bromas.-Regañó Cedric a su pequeño -Disculpe señor -Dijo Cedric alzando la vista hacia el desconocido extranjero, y al ver quién era no pudo evitar trastabillar y hubiese caído al suelo si, de nuevo, el extranjero no lo hubiese atajado. -¡OLIVER!-Exclamó conmocionado.

 

Continuará...

 


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