Y ahí se encontraba ese par de ojos que nunca podría dejar de buscar entre la multitud.
Contener la respiración ante aquella persona antes no era problema pero, claro que a cualquiera después de algunos cuantos años de ausencia le podían afectar. Sin mencionar los fanáticos que tanto amaba, justo en esos momentos habían decidido ser más pesados de lo que nunca y habían dejado en él una imagen no muy prolija como para la persona frente a él.
¿Cuánto tiempo había pasado entonces? Quizá seis o siete años, pero no era lo importante en aquellos momentos.
Realmente pensaba que correr por medio centro de Hong-Kong y tratar de ocultarse a una hora de su hotel en el Mercado de Aves no había sido la mejor opción. Menos cuando él ya no se acordaba muy bien por que calles esconderse y sus fans locales eran al parecer parientes de los ninjas que había dejado en Japón. Correr por al menos siete manzanas y una avenida principal había sido agotador y no poder sacar el móvil para revisar el GPS y buscar el camino mas cercano fue horrible.
Wei Wu Xian había regresado su madre y su nuevo esposo precisamente para poder estar de nuevo en el mercado Chino. Todo eso pasó por ir pensando en sus padres y los mil problemas para ver quien recibía más de su persona. Bueno, de su padre no mucho porque había muerto hace tiempo pero tenía un acuerdo con una familia en especial para poder enaltecer el nombre de su familia.
¿Cómo explicarlo?
No deseaba estar con la familia de su padre (de la cual, la persona en la cima era su madre para acabar de variar) por quererlo mantener arraigado a una casa que sigue la tradición en mantener los registros históricos de su familia y donde se casaría con alguien más por obligación que por interés propio o amor, y por el lado financiero de su madre, quien solo deseaba estar en la cima y para tener ella el mismo honorífico de su hijo tanto en actriz y tener asegurado su futuro tanto por parte de su ex esposo y de su nuevo marido.
Tenía poco relativamente que había terminado por decidir dejar la escuela de música por diferencias creativas entre los profesores y lo que él deseaba hacer. Comenzó principalmente tomando clases de piano, pero al final terminó cantando y aprendiendo a tocar la flauta trasversal de una manera increíble y maravillosa, pero el marketing es grande y tuvo que aprender guitarra.
En Japón aprendió bastante pues aparte de las artes, las tradiciones y la sociedad eran un tanto o más diferentes que en China. Especialmente con el tema de la vida privada de cada persona. En Japón pareciera que realmente su forma de vivir era la de una Súper estrella, pues no importaba si lo veían saliendo con chicos o chicas a altas horas de la noche o en su defecto, el solía vestir prendas tanto masculinas como femeninas, y todos aplaudían aquello.
El problema comenzó cuando llegó a China, pues un mosoco mal nacido pegó varias gomas de mascar en su largo cabello, logrando que aparte de la demanda y la indemnización a la familia de este, Wu Xian debiera cortar su cabello que tanto era aclamado en Japón... Extrañaba aún no tener el sueldo suficiente como para poder quedarse a vivir en el país del sol naciente pues realmente no tenía muchos ánimos de no volver a su capital en Hong Kong.
Sí, había tenido uno que otro amigo y quizá algún que otro interés romántico, pero su carrera era lo único en lo que deseaba dedicarse al 100%. Su madre sin embargo, comenzó a insistir que podía salir en comerciales y tratar de audicionar para alguna película. Y así fue como le dieron un papel en una de las películas mas taquilleras de Japón, al interpretar a una Geisha (que al final era un chico como él) pero que al final lograba conquistar el corazón de dos monarcas, tanto el Rey como la Reina se habían enamorado y al final los tres se aman. El tan controversial papel que lo lanzó a la fama.
Sí, no entendía a Japón y su fanatismo con los triángulos amorosos pero desde ese momento le habían comenzando a llover perlas del cielo al recibir un premio y muchas más ofertas de trabajo, entre las cuales una era una novela donde interpretó a un chico malo que la final no se queda con la chica que ama y por el contrario, se queda con alguien que le ama a él y este a su vez es feliz mirando a su amor sonreír.
Los comerciales y el patrocinio por parte de marcas llegaron prácticamente solos. Fue hermoso todo ese tiempo prácticamente tres años en que no se preocupaba por nada... Hasta que su madre se enamoró del manager y ahora regresaban para que siguiera el auge de su popularidad. Y al apenas salir del salón de belleza con el cabello corto las noticias de un cambio de look por un nuevo sencillo, vídeo, película o lo que fuera no se hicieron esperar.
Y eso, precisamente fue lo que le llevó a escapar de tanta multitud y realmente no supo como lo hizo, pero giró en algunas calles y terminó frente a la entrada de una residencia de aspecto tradicional, de un tamaño bastante señorial y grande así como también la notoria diferencia entre los rascacielos junto a esta edificación. Podía ver cálidos colores en la residencia color hueso, así como arboledas y un par de paredes con muros llenos de agua, dando una apariencia tranquila y elegante.
Sin dudar más tiempo y temiendo el claro acoso, entró apenas terminó de leer en la entrada: "Receso de las Nubes". Lo primero que pudo ver cuando entró eran algunos largos pasillos llenos de jardines de piedra y hermosos estanques pequeños rodeados de fina hierba verde. Había varios salones pero el camino de puentes de madera llevaba a un gran salón.
Caminó sin dudar cuando escuchó un poco de ajetreo en la entrada nuevamente, por lo que no detuvo hasta toparse con alguien. Y vaya sorpresa la que se llevó. No pudo articular palabra alguna cuando al girar uno de los estantes de aquél salón y toparse con aquél hombre que ahora aunque su cabello era horrendamente corto, seguía teniendo ese semblante serio y tan impasible como en su niñez.
—¿Lan Zhan?— Un hilo de voz pudo salir de su boca que estaba tan seca por la extenuante carrera pero, era mayor la emoción y la incertidumbre de saber la respuesta... Solo él solía llamar de aquella forma al hombre frente suyo.
—¿Perdone?— ¡Había respondido a su llamado! Sin duda, ese era él —Lamento si sueno falto de tacto pero, ¿cómo sabe mi nombre?— Fue entonces que escuchó algo romperse...
—¿No sabes quién soy?— La pregunta fue más por inercia que por el deseo de querer saber la respuesta.
—Le ofrezco mis disculpas, pero... Lamento decir que no podría recordarle—
—¿No puedes recordarlo?...— Aquello que le era dicho, se clavaba como martillazos en su mente y enormes cuchillos en su corazón. Pero era imposible... Jamás, y reiterando, JAMAS sería capaz de confundir la voz de esa persona.