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Decisiones rápidas, consecuencias a largo plazo por lady_chibineko

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Título: Decisiones rápidas, consecuencias a largo plazo

Autor: Lady chibineko
(Miembro de la Orden Sirusiana)
(Miembro de la Mazmorra del Snarry)
(Alumna de la casa de Hufflepuff en Media Noche en la Torre de Astronomía)

Disclaimer: La franquicia de Fast & Furious es propiedad intelectual de Gary Scott Thompson, Universal Pictures y los respectivos productores de cada película. Esta historia entra después de la película Fast & Furious 8 (The Fate of the Furious) y el spin-off Hobbs & Shaw.

Advertencia: Este es un fic slash, lo que quiere decir relación chico-chico; si no es de su agrado este tipo de lectura por favor no sigan.

~.~.~.~.~.~

Capítulo I


El parpadeo de una luz le interrumpió el sueño y casi emite un gruñido al estirar la mano para tomar el teléfono.

Afortunadamente su acompañante estaba de espaldas a él y no había despertado. Había que dar gracias por las pequeñas bendiciones... o algo como eso.

Revisó la pantalla... Un mensaje. Gruñó por lo bajo de nuevo pues por lo general no muchas personas le enviaban un mensaje en medio de la noche, y los que lo hacían no tenían por intención transmitir buenas o placenteras noticias.

Suspiró y empezó con la tarea de salir de la cama sin molestar a su compañía... De suerte le daba la espalda.

Comenzó la retirada, y apenas se había movido un centímetro en dirección contraria a aquella espalda que emitia más calor que un calefactor, pero al parecer fue suficiente para que su compañía reaccionara.

Un cuerpo se movió en la cama volteando sobre su propio sitio, justo antes de que un enorme, musculoso y tatuado brazo moreno cayese a la altura de su cintura, atrayéndolo de nuevo a aquél calor.

Suspiró al sentir aquellos labios carnosos sobre su cuello y la respiración suave y acompasada formar una corriente de aire cálido que terminaba detrás de su oreja.

Deckard suspiró y acarició con suavidad el brazo que lo aprisionaba con delicadeza. Para ser una máquina de matar a punta de fuerza bruta, Luke Hobbs había resultado ser el más dulce y amoroso de los amantes. Y ni que decir de su instinto de oso de felpa acurrucador gigante.

La verdad era que luego de 10 meses de relación, Shaw ya ni se acordaba de cómo era no dormir entre aquellos brazos. Incluso si eso significaba comenzar a sudar debido a la ola de calor que atenazaba Los Angeles, lo que era el motivo por el cual Luke había terminado dándose vuelta en sueños durante la noche, en lugar de abrazarlo hasta que llegase el momento de salir de la cama.

Y motivo por el cual Shaw solo tenía que tener un poco de paciencia y esperar a ser liberado de nuevo.

Y como siempre, no se equivocó. Cinco minutos después, su Hércules favorito murmuraba cosas inentendibles antes de volver a voltear, aunque eso sí, con la espalda bien pegada a la suya.

Deckard decidió esperar unos minutos más y luego salió por fin de la cama con una agilidad que haría a un gato morir de envidia, se dio un par de minutos más para contemplar a su amante y finalmente salió de la habitación, tomó sus llaves de la mesita del recibidor y salió con suavidad por la puerta de enfrente, sentándose en los escalones de entrada de la casa de la familia Hobbs.

Revisó el mensaje y tal y como lo sospechaba traía solo un número en ése. Un número de móvil. Lo marcó.

- Señor Shaw. Espero no haber interrumpido nada importante.

- Señor Don Nadie.- saludó el inglés con su usual mordacidad- ¿Qué puedo hacer por usted?

- Me alegra que lo pregunte. Verá...

Y los siguientes 15 minutos transcurrieron con el usual despliegue de instrucciones.

Una misión... Genial.

- Espero que no tenga nada en su agenda que pudiese interferir con este pequeño favor que le pido.

Deckard frunció el entrecejo. Ahora que lo pensaba.

- Tengo que estar de vuelta antes del viernes próximo.- replicó entonces sin dudarlo.

Y es que el viernes de la siguiente semana los 'Dragones Rojos' tenían un partido importante, y Luke y Sam podrían decepcionarse si llegase a faltar y romper su promesa de estar en primera fila.

- ¡Oh! Tranquilo. Estoy seguro de que terminará con esto mucho antes. Si eso es todo, su avión parte en 4 horas. No llegue tarde.

La llamada se cortó y Deckard suspiró. Allí iba todo el fin de semana que había planeado pasar con los Hobbs.

Entonces la puerta a su espalda se abrió y al voltear vio el rostro preocupado de Luke. Preocupado y aún algo asueñado.

- ¿Deck? ¿Qué haces allí?

El inglés suspiró y levantó el teléfono.

- Don Nadie.

Luke frunció el entrecejo.

- No recuerdo tener mensajes...

El más bajo se levantó y entró a la casa de nuevo, empujando a Hobbs para que hiciese lo mismo en el proceso y cerrando la puerta tras él.

- Es algo pequeño, dudo que el señor Don Nadie considere necesario a más de una persona.

Luke pareció meditarlo un rato antes de preguntar.

- ¿Alisto mis cosas?

Deckard sonrió burlón antes de robar el primer beso del día.

- Yo tampoco considero a más de uno necesario ¿O qué? ¿No crees que me las pueda arreglar sin tí, campanita?

Luke le devolvió el beso.

- ¿Osea que eres capaz? Crecen tan rápido... Aunque sea de manera figurativa. Hobbit.

Deckard gruñó y trató de asestarle un golpe a Hobbs en el costado, pero sin intención real, por lo que al otro no le fue difícil no solo bloquear el golpe, sino subyugar un poco a su atacante, lo suficiente para meterle la lengua hasta el fondo de la garganta y asegurarse de robarle al europeo todo el aire de los pulmones.

- Bruto.- reprochó Deckard una vez que fue capaz de hablar de nuevo.

Luke sonrió ladino.

- Y aún así no te me puedes resistir.

Deckard gruñó aunque sin pizca de molestia.

- Ya quita, tengo que alistarme.

Todo el lenguaje corporal de Hobbs cambió.

- ¿Ahora? Son las 2 de la mañana.

- Sabes cómo es esto, fortachón.- ofreció el otro a manera de disculpa antes de volver a la habitación a armar un maletín con lo necesario y tomar una ducha rápida.

Para cuando salió 20 minutos después (15 buscando ropa, armas de fuego, cuchillos y tecnología; 5 de ducha), Luke lo esperaba con un par de emparedados y un vaso viajero con café recién hecho.

A Deckard se le inflamó el corazón por el gesto.

- ¡Vaya Miss América! ¿Tratando de mejorar tus dotes hogareñas para mantenerme contigo?

Luke bufó y rodó los ojos antes de entregar el desayuno recién preparado.

- Ya quisieras, princesa... ¡Ey! Si me necesitas...

- Si, si, te llamo. Pero no va a ser necesario. Estaré de vuelta en pocos días.

Luke asintió de nuevo.

- Antes del partido.- dijo de pronto.

- Mucho antes.

Un último beso y Deckard salió de la casa.

Iba a ser una misión fácil, apenas un asunto de reconocimiento. Nada de que preocuparse.

~.~.~.~.~.~

¡Era un puto monumental desastre! ¡Eso era justo lo que era!

- ¡¿Cómo mierda se fue todo al diablo tan rápido?!- se preguntó a sí mismo Shaw mientras corría en busca de un refugio seguro con aquella mujer a cuestas.

Falta de información ¡Ese había sido el maldito problema!

Porque según el señor Don Nadie, lo único que iba a hacer al llegar a aquella isla del archipiélago de Tonga era contactar a la agente que estaba allí, recabar información, vigilar, recabar más información e irse.

Entre la información que a él le dieron estaba el hecho de que la agente era una escultural mujer mulata con la belleza de una sirena y la mortalidad de una mamba negra.

Lo que no le dijeron era que ella llevaba ya 2 años en la isla, que había iniciado una relación con la mano derecha de su objetivo (el cual ahora estaba muerto), y mucho menos ¡Que tenía 8 malditos meses de embarazo!

Shaw finalmente vio un claro en medio de la maldita selva por la que llevaba casi 2 horas con su contacto a cuestas, y sin dudarlo se dirigió hacia allí.

Y tuvo la suerte de que cerca hubiese una cueva que les serviría perfectamente de refugio.

Y en eso iba, cuando de pronto la falda de la mujer y de paso su ropa se humedeció.

- No, no, no, no, no, no, no, no, no. Por favor dime que no es lo que creo.

- Lo siento.- vino la disculpa casi desfalleciente.

Las siguientes 6 horas fueron pura agonía para los 2 ocupantes de la cueva.

Deckard apenas logró manejarse en aquél desastre, y casi no lo pudo creer cuando sostuvo en sus brazos al pequeño recién nacido que berreaba de hambre, frio y cansancio.

El inglés sonrió alucinado.

- ¡Es un niño!- anunció con felicidad, solo para notar un segundo después que la valiente mujer había intercambiado, literalmente, una vida por otra.

Tragó duro mientras pegaba al recién nacido contra su pecho.

Jamás tomó una decisión tan rápido en toda su vida.

~.~.~.~.~.~

Luke dio nuevas instrucciones al equipo desde un extremo del campo antes de volver a dirigir su mirada a las gradas, tan solo para barrer el lugar en vano.

¡Diablos!

Una pequeña conmoción lo sacó de sus pensamientos y al voltear vio al equipo abrazando a Annie y el balón en la portería contraria.

Lanzó un grito celebratorio y felicitó a las niñas, sin poder evitar observar a su pequeña hacer justo lo mismo que él había hecho segundos antes al dirigir la mirada a las gradas.

Por lo pronto decidió concentrarse en el partido. Solo faltaban 20 minutos para el final después de todo.

Sin embargo a 4 minutos del final, entró una llamada a su teléfono desde un número privado.

Luke respiró profundo y respiró con cautela.

- ¡Ah! Señor Hobbs. Un gusto escucharlo.- fue el saludo jovial en la voz del señor Don Nadie.

Luke apretó el teléfono con fuerza, listo para preguntar dónde estaba Shaw, pero el otro hombre continuó con.

- Espero no interrumpir nada importante, sin embargo me veo en la necesidad de preguntar si sabe algo del paradero del señor Shaw. Tengo entendido que en los últimos meses han pasado algo de tiempo juntos en Los Angeles después de todo.

Ante aquellas palabras un golpe de aire salió con fuerza excesiva por la nariz del enorme hombre, recreando casi a la perfección el bufido de un toro furioso.

- ¿He de asumir entonces que no han tenido noticias de él por allá?- medio preguntó, medio aseveró el hombre al otro lado de la línea.

- No.- gruñó Hobbs por toda respuesta.

Un suspiro de cansancio se dejó escuchar.

- Muy bien entonces. En caso de que aparezca, agradecería que me lo hiciese saber.- y sin decir otra palabra o dejar que Hobbs dijese algo más, la línea fue cortada.

Fue casi un milagro que el teléfono móvil no terminase destrozado en su mano tras la oleada de furia y preocupación que lo embargó.

- ¿Papá?- interrumpió entonces la voz de su pequeña la línea de sus pensamientos, obligando a Hobbs a notar de pronto al equipo entero vitoreando a lo lejos, y el clamor de la multitud que hasta hacía un segundo había olvidado que existía.

- Sam...

- Ganamos.- le avisó la niña con cautela y Luke se obligó a dejar sus preocupaciones y temores de lado y abrazar a su hija y celebrar con el resto del equipo femenino de fútbol.

Las llevó a comer pizza junto al resto de padres presentes y estampó una enorme sonrisa en su rostro, que pareció engañar a todos excepto a su eterna pequeña compañera.

Una vez a solas en el auto, la niña se mantuvo en silencio durante casi todo el camino, pero cerca de 7 cuadras antes de llegar a casa, preguntó con voz preocupada.

- Papá ¿Dónde está Deckard?

Luke apretó con fuerza el volante por unos segundos antes de tratar de relajar su postura, mientras suspiraba.

- No lo sé.- respondió finalmente, sintiendo de golpe la impotencia de no saber que hacer al aceptar esa realidad.

Solo bastó una mirada a su hija para que encima el corazón se le llenase de congoja ante el aspecto perdido que su pequeña mostró ante esas palabras.

- Pero lo vas a buscar y encontrar ¿Verdad?

- Pero lo voy a buscar y encontrar.- afirmó el hombre con total convicción, tras lo cual ambos se mantuvieron en silencio hasta llegar a casa, abrir la cochera, meter el auto y salir de él.

Y Luke estuvo a punto de volver a asegurarle a su hija que iba a encontrar a Deck, cuando un ruido al interior de la casa llamó la atención de ambos Hobbs, poniéndolos inmediatamente alertas y en guardia.

Luke pronto le hizo un gesto a la niña para que se mantuviese en la cochera mientras él se hacía de una de las pistolas que tenía allí guardadas y abría con cuidado la puerta que daba al interior de la casa.

Otro ruido lo puso aún más en alerta y de paso identificó la cocina como el punto de origen.

Avanzó con cuidado, arma en mano lista para ser usada hasta que.

- ¡Alto allí!- rugió a la figura en frente a la estufa, solo para sorprenderse al ver a aquél hombre voltear y mirarlo con el ceño fruncido, en una actitud de molestia de la que había sido blanco docenas de veces- ¿Deckard?- preguntó con incredulidad bajando el arma.

Y no solo era incredulidad ante el hecho de que estuviese allí parado, sino por su aspecto.

Si bien la ropa era la usual (y Luke estaba seguro de haber visto esa camisa esa misma mañana dentro del armario cuando buscaba un pantalón cargo para ponerse), el rostro y manos del inglés estaban llenos de magulladuras y cortes, y ni que decir del hecho de que Deckard estaba favoreciendo claramente su pierna izquierda sobre la derecha.

Por su lado el ex asesino hizo una mueca de fastidio que luego pareció lamentar, tras una clara muestra de que el movimiento había traído dolor.

- ¿Esperabas a alguien más?- preguntó mordaz, por completo a la defensiva.

Luke frunció el entrecejo. Algo no andaba bien.

- ¡¿Dónde diablos has estado?! ¡Dijiste que ibas a estar de vuelta hace días! ¡Que era un asunto fácil!- reclamó más que preguntó, lo cual pudo observar casi al instante que levantó los muros de defensa del aludido.

- Se extendió el trabajo... Nuevas órdenes.- dijo evasivo.

- ¿Ah, sí? Que gracioso, no fue lo que Don Nadie me dio a entender cuando preguntó por ti.

Deckard abrió los ojos con sorpresa y maldijo por lo bajo.

Luke iba a continuar, cuando una olla puesta en la estufa comenzó a sonar por lo que sea que estuviese moviéndose dentro mientras el agua hervía.

Eso llamó la atención de Luke, quien echó un vistazo y vio... ¿Un biberón?

- ¡Papá! ¡Hay un bebé en la sala!- vino de pronto la voz de Sam, segundos antes de que sonara el llanto leve del mencionado bebé.

- ¡¿Un?! ¡¿Un bebé?!- Luke volvió a confrontar a Deckard, ya no sabiendo ni que pensar- ¿De dónde salió?

Deckard apagó la hornilla, sacó el biberón del agua, lo dejó a un lado y se cruzó de brazos con actitud desafiante.

- Es mio ¿Algún problema?

Hobbs cerró la boca y encajó la mandíbula ante aquellas palabras, sintiéndose definitivamente herido.

¿Un bebé de Deckard? ¿Cómo? ¿Cuándo?... Bueno, sabía cómo... Y esperaba que fuese de antes de que comenzasen algo, pero ¿Por qué no confió en él?

- ¡Papaaaaaaa! ¡¿Por qué no me dijiste que iba a tener un hermanito?!- volvió a venir la voz de Sam desde la sala, cortando el tren de pensamientos de su padre, y haciendo que preguntase en su mente como fuera de ella.

- ¿Qué?

Antes de dar media vuelta y dirigirse hacia la sala, no sin darle una última mirada a Deckard, quien salió tras él murmurando maldiciones tras tomar de nuevo el biberón en la mano.

- ¿Sam? ¿De qué hablas?- preguntó a la niña, quien veía con atención al ocupante de una silla portable para bebés que no dejaba ver nada al adulto, pues estaba de espaldas a él.

La niña miró a su padre, dispuesta a decir algo, cuando el segundo hombre en entrar en escena llamó su atención.

- ¡DECKARD!- chilló emocionada, antes de arrojarse a abrazarlo, lo cual sacó un siseo del adulto y una mirada asustada de la pequeña- ¿Te hice daño?

- No, no. Ven aquí... Siento haber faltado al partido ¿Ganaron? Qué pregunta, por supuesto que lo hicieron.- dijo el hombre con calidez mientras abrazaba a la niña con delicadeza, aunque su mirada estaba puesta en el otro adulto de la habitación.

Adulto que había rodeado la mesa ratona donde la sillita había sido previamente depositada, y ahora veía a su ocupante sin poder creerlo.

Si ese niño era de Deckard, entonces él iba a ser el próximo presidente de los Estados Unidos.

El niño parecía samoano, o por lo menos estaba seguro que tenía raíces polinesias y también alguna de raza negra como él mismo tenía en la sangre que corría por sus venas; pero dudaba mucho que tuviese una sola gota de la sangre británica de Shaw.

El niño comenzó a hacer pequeños sonidos de nuevo y Deckard suspiró.

- Tiene que comer. Cuando termine nos iremos, no te preocupes.- señaló con cansancio mientras se desenredaba del abrazo de Samantha con delicadeza.

- ¿Qué? ¡No! ¡Papá!- fue el pedido suplicante de la niña, y Luke actuó casi por instinto durante los siguientes minutos; porque la idea de tener a Sam triste o molesta era mala, pero no tanto como la idea de que su dolor de cabeza personal se fuese de su lado.

- Sam, ven aquí y pon en uso tus habilidades como la mejor niñera de tu primito.- le quitó el biberón al otro de la mano y se lo dio a la niña.

- Es muy pequeño.- protestó Deckard- Y ella solo tiene 12. No puedes hacer que Sam...

- ¡Ah, ah! Silencio, princesa.- miró al niño, y si... era casi un recién nacido, pero.- ¿Crees poder Sam? Porque Deckard y yo tenemos que hablar y tiene que ser ahora.

La niña asintió rauda y tomó el biberón.

- ¿Babero? ¿Pañales?- preguntó ansiosa.

Deckard se limitó a mirarla un poco alucinado.

Luke en cambio barrió la habitación con la mirada y vio un maletín al lado del sofá, uno que sin duda había visto mejores días. Nada perdía con ver si allí estaba lo necesario.

Lo alzó, abrió y... Si, habían pañales al lado de un par de cuchillos, babero y sonajero al costado de unas vendas ensangrentadas y el pasaporte de Deckard, y... un certificado de nacimiento mal doblado sobresaliendo de ropa arrugada y metida al azar.

Alzó el certificado y el corazón se le paró y luego le latió de prisa.

- ¿Luke Owen Shaw... Junior?

Deckard desvió la mirada. Sam corrió al lado de su padre y sonrió.

- ¡Sabía que era mi hermanito!- dijo con emoción en un susurro.

Luke le entregó las cosas del niño y la instó a alzar la silla portabebés e ir a su cuarto a alimentarlo.

Luego se paró delante de Deckard y lo miró con seriedad y se cruzó de brazos.

- Y ahora tú y yo vamos a hablar.

Deckard se cruzó de brazos también.

- ¿Y si no quiero hablar?

Luke inspiró y expiró con fuerza, miró un rato al techo y asintió como quien llega a una conclusión luego de un pensamiento profundo.

- Digamos que estoy empezando a entender porque encierran a las princesas problemáticas como tú en torres ¿Quieres descubrir cual sería la versión actual?

Deckard gruñó. Luke dejó la postura de macho alfa autoritario.

- Vamos Deck, ni siquiera estás en condiciones de darme pelea. Tan solo siéntate y tratemos esto como el reporte de la misión que ambos sabemos que nunca le vas a dar al señor Don Nadie ¿Qué pasó? ¿De dónde salió el pequeño Junior? ¿A dónde fuiste?

Fue como si de pronto el ex asesino envejeciese 10 años de golpe mientras lo sucedido en aquella isla se agolpaba en su mente.

Luke, preocupado ante aquella reacción, pronto lo guió al sofá, donde lo sentó y luego se sentó a su lado, y le tomó la mano en señal de apoyo.

Deckard suspiró.

- Tonga, fui a Tonga. A una de sus islas.

Si, definitivamente en la Polinesia entonces, pensó Luke antes de que Deckard volviese a abrir la boca. Y fue como si alguien hubiese abierto un caño a toda potencia, porque Deckard comenzó a hablar y a hablar, y no parecía poder detenerse.

Lo dijo todo, sobre su contacto, el embarazo, el padre de la criatura, el villano de turno. Como tenían prácticamente en condiciones de esclavitud a todo un pequeño pueblo que se suponía vivía alejado del mundo moderno como una reserva. Como ayudó a la madre a parir en una cueva, solo para enterrarla después con las mismas manos aún cubiertas de su sangre. Como fue desesperado y a escondidas al villorrio más cercano a suplicar por una nodriza, y como la anciana del lugar le prometió cuidar del niño a cambio de que acabase con los opresores.

... Y como estos ya no existían.

Y al final, Deckard parecía drenado.

Y Luke, Luke no tenía ni idea de que pensar, que decir o hacer. Solo sabía que no iba a dejar que ese británico maniático homicida se le escapase de entre los dedos.

- Don Nadie va a estar furioso... Solo era una misión de reconocimiento.- dijo Shaw al fin.

Y Luke tragó saliva y carraspeó, y alzó la mano que tenía dedos entrelazados con los suyos y la besó, antes de hundirse de hombros.

- Si, bien... Sobrevivirá. Y tú también.

Deckard rió de lado, pero no dijo nada más por unos minutos, hasta.

- Bien, supongo que eso es todo... Mejor me voy yendo. No debí de venir aquí en primer lugar.

Luke frunció el entrecejo y los labios, mientras arrugaba la nariz.

- Acerca de eso... No lo creo.

Deckard lo miró a los ojos con seriedad.

- Tengo un niño ahora. Las cosas han cambiado. No quiero ser una molestia.

- Pues que yo sepa, su majestad, yo tenía una niña conmigo desde el inicio y nunca dijiste nada ¿O es que te callaste lo mucho que Sam te molesta?

Deckard se incorporó.

- ¿Qué? ¡No! ¿Qué clase de basura hablas? ¡Sam es una niña maravillosa! ¡Nunca ha sido una molestia para mí!

- ¿Y por qué asumes que Junior será una molestia para mí?

El inglés exhaló y se hundió de nuevo en el asiento.

- No puedo imponerte de pronto así nuestra presencia en tu casa, no es justo. No puedes tomar decisiones como esa de la nada. Por si no lo has notado, el niño no será adulto de aquí a una semana.

Luke gruñó.

- Te tengo noticias princesa. En primer lugar, llevas viviendo conmigo por lo menos los últimos 8 meses, la mitad de mis cajones y mi closet tienen tus cosas, aunque estoy seguro de que solo es una pequeña parte de tu ajuar, pero igual. Y pasas más tiempo aquí que en cualquiera de tus escondites, incluyendo tu departamento en Londres. Desayunamos juntos, almorzamos juntos y cenamos juntos. Vas a las actividades de mi hija, la llevas al mall con sus amigas y eres su tercer contacto en caso de que yo o mi hermana no estemos disponible, tanto en el colegio como en caso de emergencia médica., Y si crees que le permito a cualquiera tener ese nivel de participación en la vida de Sam, piénsalo de nuevo, porque desde su madre eres el primero. Y en segundo lugar, ya soy padre, sé cuánto dura este tipo de responsabilidad, y 18 años no llega ni por asomo a la respuesta, intenta mejor con lo que nos reste de vida. Bienvenido a la paternidad.

Y a cada palabra dicha por Hobbs, Shaw abría más y más los ojos, dándose cuenta por fin de cosas a las cuales no le había brindado antes un pensamiento.

¡Demonios! ¡Estaba viviendo en casa de los Hobbs!

- Si, así es lindura. Eres parte de esta familia, y ahora ese pequeño también. Aunque supongo que voy a tener que hacerlo oficial para que esa cabeza dura tuya lo entienda, así que ¿Quieren tú y Junior mudarse con Sam y conmigo?

Deckard sintió como si la garganta se le hiciese un nudo, y los ojos le comenzaron a arder. Tuvo que aclararse la garganta antes de poder confiar en su propia voz para decir algo.

- ¿Estás... seguro?

Luke sonrió, volviendo a besar la mano en la suya.

- Muy seguro.

Deckard entonces asintió.

- Está bien.

- ¿Está bien?

- Sí, sí. De acuerdo. Nos mudamos... Sí.

La sonrisa de Luke se extendió hasta casi partir su rostro en dos.

- ¡Sí!- y acto seguido procedió a besarlo, aunque no pudo hacerlo durante mucho tiempo ante la ligera protesta de Deckard, quien pronto apoyó el peso de su cuerpo sobre un lado del enorme pecho de su hombre.

- Estás cansado.

- Si... Lo estoy.

- Duerme un rato entonces, a menos que quieras que lleve tu triste trasero a un doctor.

Deckard le lanzó al otro una mirada de molestia.

- Solo necesito dormir, es todo.

- Luke asintió y sin perder un segundo se levantó y levantó al otro con él, y sin prisas lo llevó a la habitación, donde Deckard quedó dormido apenas su cabeza tocó la almohada.

Luke contempló al idiota con el que ahora oficialmente compartía su vida, y tomando un cobertor lo arropó con cuidado, besó su frente y salió sin hacer ruido con dirección al cuarto de Sam, a quien encontró mirando al niño dormir.

- ¡Ey!- saludó despacio y Sam le devolvió la mirada.

- ¿Y?- preguntó con avidez.

Luke se sentó en la cama, al lado del pequeño que dormía, y de pronto una extraña paz lo invadió.

- Pues, que oficialmente Deck vive aquí ahora, junto con este pequeño.

Sam levantó los brazos al aire en señal de celebración.

- ¡Sí!- dijo en voz baja- ¿Y? ¿Qué más?

- ¿Más? ¿Qué más crees que se puede hacer, hija?

Sam miró de pronto a su padre frustrada y salió corriendo de su cuarto para volver segundos después con el certificado del bebé, que definitivamente Deckard había conseguido por métodos ilegales, pero que igual seguro le serviría tras hackear un par de lugares.

- ¡Mira papá! ¡Le puso tu nombre y Junior al final! Pero tú no estás allí ¡Hay que arreglar eso!- expresó la niña casi suplicante.

Luke sintió de pronto como si estuviese hecho de piedra y gelatina.

Lo que Sam quería era mucho más serio que vivir los cuatro juntos de manera oficial.

- Sam, cariño... Lo que propones es un tema serio. Una decisión para la que se debe de pensar los pros y contras con cuidado. Nos ataría a Deckard y a mi de por vida.

- ¿Y? ¿Es que no quieres, papá?

- Pues...- y he allí el asunto ¿Lo quería? ¿Quería compartir un niño con Deckard? ¿Familia? ¿Una vida?... ¡SI! ¡Sí que quería, por un demonio!

Y se le debió notar en el rostro, porque Sam sonrió satisfecha.

- ¿Ves? ¡Entonces solo hazlo, papá! Yo quiero mucho a Deckard ¡Y ahora tengo un hermanito! No dejes que se vayan.- la niña frunció el entrecejo de una forma tan típicamente Hobbs que hasta hubiese dado miedo si no fuese porque Sam era adorable- Te daré una paliza si se van.

Luke se mordió el labio.

¡Ah! ¡Qué diablos!

- Entonces, estamos hablando de...

- ¡Ponle un anillo en el dedo!

¡Wow! Eso fue fuerte. Luke carraspeó, respiró profundamente y expulsó de a pocos el aire por la boca.

- Un... anillo... ¿Matrimonio?

- ¡Sipi!

El hombre comenzó a asentir lentamente.

- Ok, ok... Supongo que... Sí, porque no. Pero primero vamos a ver lo de Luke Junior y ¿Sabes qué? Creo que sé quién podría ayudarnos con todo esto.- comentó mientras sacaba el teléfono móvil y marcaba el número de la persona que tenía en mente.

- ¿Luke?

- ¡Ey, Ramsey! ¿Cómo estás?

- ¡Bien! ¿Y tú?

- Aquí, bien.- respondió mirando a la niña que lo veía con atención- Bueno, en realidad te llamaba para ver si podías hacerme un favor. Tal vez venir a Los Angeles para ello, todo corre de mi cuenta por supuesto. Tu dime cuando, y llegues hablamos. No es algo que pueda tratarse a través de una llamada.

- En realidad, estoy en Los Angeles justo ahora.- fue la sorpresiva respuesta- Con Letty. Estamos haciendo algunas compras ahora.

Luke alzó las cejas con sorpresa.

- ¿Estás aquí? Eso es... Vaya.

Unos murmullos se dejaron oír.

- Si quieres podemos ir a tu casa. Estaríamos allí en un par de horas. No haces bien picando la curiosidad de una chica de esa manera.

- Eh, yo... ¡Sí! Si, sería fantástico ¿Las espero para cenar?

- ¡Suena bien! Allí nos vemos.- y la llamada se cortó.

Luke miró el teléfono en su mano un poco alucinado.

Si eso no era una señal del destino, no sabía que más podía ser.


Fin del primer capítulo


Notas de la autora:

¡Shipp desbloqueada!

He estado enamorada de esta pareja desde que vi la película 8 en el 2017 (por lo menos unas 3 veces en el cine y muchas más luego en la pantalla del ordenador, gracias Netflix y otras páginas por dejarme babear ante la interacción de estos dos), y ni que decir de lo que hizo el spin-off de Hobbs & Shaw a mi cerebro durante el 2019.

En fin, este fic iba a ser un oneshot, pero resultó ser más largo de lo que creí que sería (no que eso me haga infeliz, al contrario) así que lo pongo en dos capítulos. El que sigue es puro fluff, así que preparen la insulina si no quieren morir de diabetes (suponiendo que lo vayan a leer).

A quienes hayan llegado hasta aquí, muchas gracias por hacerlo. Para que sepan, tengo muchos fics más de esta pareja en la cabeza y piensan salir a la luz de una manera u otra.

Pero mientras tanto, denle amor a estos dos leyendo los fics que hay en inglés y otros idiomas. Este par de brutos adorables lo merece.

Y de paso, sigan cuidando su salud y la de sus seres queridos durante esta cuarentena. No salgan a menos que sea absolutamente necesario. Cuanto menos infectados haya, más probabilidades tenemos de vivir para ver la vacuna llegar y asegurarnos de sobrevivir a este difícil momento.

Un beso felino para todos.

chibineko chan
(Miembro de la Orden Sirusiana)
(Alumna de la casa de Hufflepuff en Media Noche en la Torre de Astronomía)
(Miembro de la Mazmorra del Snarry)

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Campaña de NO AL PLAGIO

Digamos NO al plagio, este mensaje va dirigido al público, para que el trabajo de cada uno como autor sea tratado con el respeto que se merece. Recuerden que cada obra es como el bebé de cada uno de los que creamos dichas obras; y como tales amaremos y protegeremos esas obras dándole lo mejor de nosotros para que el resto del mundo pueda disfrutar con el resultado final. Por eso, si sabes de algún caso de plagio, denúncialo al autor del respectivo trabajo, ten por seguro que dicho autor te lo agradecerá. Gracias


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