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Propuesta indecente por Sashiru

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen, le pertenecen a Masashi Kishimoto. 

Notas del capitulo:

NaruSasu.

 

Era un lugar muy elegante, de eso no tenía duda, armonioso y algo pacifico, aunque él lo describiría más como… aburrido.

Si, esa era justo la palabra que tenía en mente al escudriñar todo el lugar y mirar a los invitados, en esa fiesta de ricachones, y estirados que es como él los describía a los de ahí presentes, en realidad ahora que lo pensaba, de fiesta no parecía tener nada, parecía más bien una reunión.

Si porque, no se supone, que una fiesta es más… ¿prendida?, con música a todo volumen, botellas de cerveza por doquier, la gente bailando y cantando y todos divirtiéndose. Justo como las fiestas a las que solía ir, como a las que él iba antes de conseguir el puesto de presidente de su empresa que ahora tenía.

Pero no, esa fiesta para nada se parecía a las que él frecuentaba.

Es por eso que en realidad no estaba disfrutando estar ahí.

Y no podía evitar preguntarse ¿si ellos en verdad se estaban divirtiendo?

Se lo preguntaba al parar oreja a su alrededor, y escuchar las conversaciones poco interesantes que tenían, sobre cosas aburridas como política, sociedad, ¡Negocios!, ósea, ¿es que para que la gente iba a salir de su trabajo para seguir hablando de trabajo? ¡En una fiesta! ¡No!, eso era simplemente inconcebible para él.

¿Qué clase de diversión era esa?

¿No se suponía que una fiesta era para olvidar el estrés que producía el trabajo? Hablando de otra cosa que no fuera “trabajo”.

Al menos para él así era.

Por eso odiaba ese tipo de “fiestas” de la gente finolais, como él les decía, malditos ricachones estirados de m… de la alta, pensó.

Y esa era la razón de porque no quería asistir, era solo ver ese ambiente, para saberlo.

Pero la culpa de todo la tenía Shikamaru. Si, por que el muy imbécil, que era su asistente, le había convencido de ir, diciéndole que como presidente, ahora tendría que hacer un esfuerzo de ir a esas fiestas “reuniones”, para acercarse más a sus socios, y tener una mejor convivencia.

¡Convivencia sus narices! ¡El solo quería salir corriendo de ahí!

Simplemente ya no soportaba más ese aburrimiento.

Pero sabía en el fondo, que el muy desgraciado tenía razón, tenía que ganarse su confianza, si no quería perder sus inversiones, así que lo aria por la empresa, soportaría estar ahí un rato más, hablando de pelotudeces que no le importaban, como política y esas cosas, y se tragaría su aburrimiento.

Era cruel… realmente cruel estar ahí para él, hasta que… lo vio.

Hola, me llaman Naruto.

Es un placer conocerlo…

Tenía los ojos negros, cabello del mismo color, una piel blanca y facciones tan bellamente delineadas, como las de un ángel, o así es como le parecía.

Al verlo, sus ojos se abrieron enormes, tanto que precia que se le saldrían de orbita, a su vez parecía que todo lo demás a su alrededor había desaparecido, y solo podía enfocarlo a él, siendo el único en sus pensamientos en ese preciso momento.

Pero algo más le llamo su atención, y eso era, que parecía que al igual que él estaba aburrido.

Así que sonrió ante la idea, de ya ser dos, y tal vez… juntos podrían solucionar eso.

Solo había un pequeño detalle que se interponía…

Qué bien te ves

Te adelanto, no me importa quién sea él

Él maldito sujeto con cara de momia que estaba a su lado… Orochimaru. Porque si, él lo conocía y bastante bien, ¡era uno de sus socios!

Y uno de los que le caía pésimo, por cierto, pero que tenía soportar, porque para colmo, era uno de los que más invertían en su compañía.

Así que se preguntó, como ese sujeto con cara de serpiente (por que le tenía varios apodos), ¿podía estar con un bello ángel como ese?

Entonces se respondió así mismo: Dinero, pensó.

Porque seguramente aquel niño bonito era un caza fortunas… ¿o no?

Tal vez se estaba equivocando y juzgando precipitadamente, así que decidió no pensar más y volverse a concentrar en ese ángel.

Así que decidido, avanzo hacia él, tomando una copa de Martini a su paso de una bandeja que llevaba un mesero que paso cerca de él. Fuera o no él caso, estaba decidido a averiguarlo.

Dígame usted

Si ha hecho algo travieso alguna vez

Así que no dudaría en intentar conquistarlo, porque si te trataba de dinero, él tenía y mucho, si fuera el caso, y si no, lo cual le alegraría enormemente, resultaba que él también era apuesto, así que tenía dos cosas a su favor. ¿Qué podía fallar?

Claro, que estuviera con ese tipo “por amor” “Iuuuu” hizo una mueca de asco ante tal pensamiento. Si tal era el caso, entonces sí, estaba perdido.

Pero aun así, siguió caminando con paso firme hacia él. Estaba dispuesto a averiguarlo. Pero antes, tenía que deshacerse de su acompañante…

Una aventura es más divertida

Si huele a peligro

Justo a pocos pasos de estar cerca de él, sus miradas se conectaron, el azabache había volteado a verlo, y es como si en ese preciso momento, el tiempo se hubiera congelado.

Fue un breve momento, un milisegundo, pero a la vez tan eterno, en el que sus miradas se habían conectado, hasta que… ese momento se rompió.

Se rompió cuando el rubio dio un paso en falso, tropezándose con su propio pie, y yendo a caer justo en el sujeto que estaba al lado del azabache, terminado por derramar el contenido de la copa en su saco negro aterciopelado que llevaba puesto.

—¡Lo-lo siento! —Se disculpó de inmediato el rubio mirando al sujeto que estaba más que cabreado.

—¡Maldito!, ¡mira lo que hiciste! —le grito furioso.

El rubio apenado o más bien… “fingiendo” estar apenado por lo que había echo, tomo un pequeño pañuelo de su bolsillo y comenzó a limpiarlo.

Pero mientras lo hacía le lanzo una mirada fugaz al azabache que en ese momento estaba atónito por la situación, y el aprovecho para dedicarle una sonrisa de medio lado que denotaba picardía o ¿coqueteo?, que es como le pareció al azabache.

Y no se equivocaba.

Y si te invito a una copa

Y me acerco a tu boca

Porque la verdad era… que el rubio lo había echo con toda la intención del mundo.

—¡Ya, deja! —le volvió a gritar quitándole sus manos de encima—. Ahora tendré que cambiarme —dijo furioso dándose la vuelta para alejarse de ahí, seguramente hacia el baño. Pero no le intereso, ni siquiera le intereso cuando cayó en cuenta que posiblemente perdería uno de sus mejores inversionistas, pero nada de eso le interesaba ahora, lo único que le interesaba en ese momento, era conocer a ese azabache.

Si te robo un besito

A ver te enojas conmigo

Qué dirías si esta noche

¿Te seduzco en mi coche?

Una vez que visualizo al hombre de cabello largo ya lejos, se atrevió por fin a hablarle al pelinegro, pero cuando se voltio para hacerlo, el azabache ya se estaba alejando, así que corrió a alcanzarlo.

—¡Oye!, ¡niño bonito! —Le trato de llamar la atención, y vaya que lo había logrado, porque lo había visto pararse en seco para después voltearse a encararlo molesto, tal vez por hablarle de esa manera tan confianzudamente, cuando ni siquiera lo conocía.

—¿Qué quieres usuratonkachi?

—¿Usuratonkachi? —Hablo desconcertado el rubio.

—Sí, ¿no viste lo que acabas de hacer?, acabas de derramar la bebida en el saco de mi prometido —“Prometido”, la palabra retumbo en la cabeza del rubio—. Es obvio que eres un tonto —dijo por ultimo para volverse a girar y comenzar a avanzar nuevamente.

Entonces el rubio salió de su ensimismamiento por las recientes palabras y volvió alcanzarlo.

—¿Ese viejo de antaño es tu prometido? Pero si debería estar en una tienda de antigüedades dattebayo.

—¿¡Y a ti que te importa!? —le grito sin detenerse.

—Pues no, no me importa… pero no entiendo que hace un niño bonito como tú con un abuelo como ese —dijo apuntando con su pulgar hacia atrás en dirección por donde suponía debía estaba el sujeto.

—¡Esa es cosa que no te incumbe! —Una vena se le había saltado, era obvio que ya estaba perdiendo la paciencia.

Que se empañen los vidrios

Si la regla es que goces

—Tal vez… —dijo alcanzándolo por fin y sujetándolo del brazo, a lo cual el azabache se voltio a mirarlo molesto por el atrevimiento de tocarlo.—. Pero tú sí.

El azabache no supo porque, pero el reciente contacto, sus miradas conectadas y sus palabras, le estaban provocando algo, una especie de corriente eléctrica, o ese incesante revoleteo de mariposas dentro de su estómago, del que por cierto muchos le habían hablado, y nunca antes había sentido. Hasta ahora…

¿Entonces, así sentía?

—¡Suéltame! —le grito zafándose del agarre bruscamente, para voltearse nuevamente y volver a tratar de alejarse de él.

Pero el rubio era obstinado, valla que era obstinado y ya empezaba a conocer una parte de él, porque de inmediato se percató que seguía aferrado en seguirlo al voltear por sobre su hombro y verlo caminando detrás de él.

—¡Deja de seguirme! —Se paró en seco haciendo que el otro también se parara.

—¿Seguirte?, yo soy libre de caminar por donde me plazca ttebayo, ¿Quién te dice a ti, que no voy por la misma dirección porque vamos al mismo lugar?

—¡Tsk! —El maldito rubio ya lo estaba colmando la paciencia, primero lo alcanza sujetándolo del brazo, le da a entender que le interesa y ahora dice que no lo está siguiendo, que contradictorio—. Está bien. —Trato de calmarse—. ¿A dónde vas tú? Dime a donde y yo me iré por otro lado.

—Ah yo… voy a —dijo mirando a todas partes, (lo había pillado)—. Bueno… —Mejor hablar con la verdad—. Está bien. —Lo miro a los ojos—. Si te estoy siguiendo.

—Hmm, ya lo sabía genio… —El azabache sonrió de medio lado con autosuficiencia, lo cual de alguna manera molesto al rubio.

—¡Oye tampoco te creas tanto!, no es como si…

—… —Pero el azabache lo ignoro completamente y volvió a voltearse dándole la espalada, con la determinación de alejarse de él.

Pero el rubio era insistente como ya se había dado cuenta.

—¡Espera niño bonito!

Y la paciencia del azabache se acabó, ni siquiera había dado un paso cuando volvió a girarse para encararlo totalmente furioso.

—¡Sasuke!, ¡Me llamo Sasuke idiota! —le grito.

—¿Sasuke Idiota?, que raro nombre ttebayo, pero está bien…

—¡No imbécil! —Ahora sí que lo había sacado de sus casillas, ¿pero cómo alguien podía sacarlo de sus casillas tan fácilmente?, no lo sabía, solo sabía que tenía ganas de estrangularlo, por lo que sus manos habían reaccionado ante su pensamiento acercándose al cuellito de ese rubio desesperante, cuando se percató de algo…

La música había parado quien sabe en qué momento que ni se dio cuenta, todos habían escuchado su grito, y ahora lo miraban desconcertados, en especial por sus manos que estaban cerca del cuello del rubio, como si supieran que estaban a punto de presenciar un homicidio.

Entonces no le quedó más remedio que… abrazarlo.

Sí, eso era lo único que se le había ocurrido para dejar de llamar la atención de los demás, fingiendo que nada pasaba. Como si se tratara de un saludo, dándole unas palmaditas en la espalda a lo cual el rubio correspondió.

Al ver que solo se trataba de eso, la gente dejo de prestarles atención y volvieron a lo que anteriormente estaban haciendo.

—Wooow no sabía que te atrajera tanto —dijo el rubio sonriente a su oído.

—Ni lo sueñes usuratonkachi, solo finjo que te conozco —le susurro a su oído para después terminar el abrazo de “compas” que había simulado.

Y… Nuevamente, se voltio para alejarse de él, pero como ya se había dado cuenta… el rubio era terco, y sospechaba que no se iba a rendir tan fácilmente.

Y lo comprobó cuando de un momento a otro, este se le había adelantado, caminado más rápido que él, poniéndosele enfrente y cerrándole el paso.

—¡Hazte aún lado!

—No. —Lo miro desafiante.

—¡Quitate! —Trato de empujarlo, pero el rubio en un movimiento rápido, lo sujeto del brazo y lo atrajo de si, rodeándolo con el otro brazo por la cintura—. ¿¡Que estás haciendo!? ¿¡Estás loco!?

—¿Por qué ttebayo?

—¡Todos nos están mirando!

—¿Y?

—¡Orochimaru podría vernos!

—No me importa.

—¡Pero a mí sí! —dijo empezando a forcejear con el rubio para desafanarce del agarre, pero se le estaba dificultando, el rubio era fuerte.

—¿En verdad te importa?

—¡Sí! Y a ti también debería, tiene un montón de guardaespaldas imbécil.

—Aahh esos gorilas, me tienen sin cuidado ttebayo.

—¡No me importa, solo suéltame! —le gritaba aun forcejeando por soltarse del agarre. Porque algo que odiaba, era hacer el ridículo, de eso estaba seguro, y por supuesto también el que lo tocaran sin su consentimiento.

Aunque aún no lograba entender por qué, pero de alguna manera, el que lo hiciera el rubio no le molestaba tanto, en realidad… no le molestaba en lo absoluto.

—Está bien… —dijo de pronto el rubio y el azabache dejo de forcejear para ponerle atención —Te soltare con una condición.

—¿Qué? —Parpadeo perplejo—. ¿Una condición?, tú crees que yo voy a acep…

—Que bailes conmigo.

—¿Qué? ¡No!

—Entonces no te soltare ttebayo…

—¿¡Que!? ¡Estúpido no tienes derecho a…! —Dejo de hablar, cuando a lo lejos visualizo a Orochimaru, entonces se aterro—. ¡Suéltame ya! ¡Orochimaru va a vernos!

—¡Me tiene sin cuidado esa serpiente venenosa!

—Pero… —Bien, empezando a razonar, se dio cuenta que en realidad no estaba en peligro, y no es que le tuviera miedo a los gorilas de orochimaru, es decir… a sus guardaespaldas.

No claro que no, más bien era por la promesa que le había echo a su padre, por lo cual temía que los viera en esa situación y terminar rompiendo esa promesa, si Orochimaru terminaba malterpretando las cosas, entonces si estaría en problemas.

Pero pensándolo bien, si lo veía forcejeando con el rubio, gritando por ayuda y después explicándole lo que paso: “Que ese rubio era un acosador”, Seguramente Orochimaru le creería, porque era la verdad. Y entonces sí, el que estaría en problemas, seria ese Usuratonkachi.

Así que simplemente aria eso, pediría ayuda, y así lo iba a hacer, pero… se topó de nuevo con esos ojos azules que parecían reflejar el cielo y hacerlo sentirse libre.

Entonces se le vino a la mente una imagen del rubio, de lo que pasaría, si Orochimaru se diera cuenta de lo que estaba pasando.

Lo imagino todo golpeado, con moretones por todo su cuerpo, con heridas y lesiones y tirado por ahí, en un barranco en el que sabrá Dios si lo encuentren.

Entonces le empezó a latir fuerte el corazón, no quería eso… Tal vez era un extraño, y lo que estaba haciendo no era correcto, uno no va por ahí y apresa a alguien que no conoce no más porque sí, además no sabía de sus intenciones, y sin embrago… su mirada, le daba esa calma que tanto necesitaba, esa paz, y le reflejaba mucho más que eso, con solo verlo podía decir, que aguardaba una persona bondadosa dentro de sí y que en verdad no tenía malas intenciones, después de todo “los ojos son la ventana de alma” ¿o cómo era?, no importa pero, todo eso es lo que le hacía pensar con solo ver su mirada.

Además, no había echo más que apresarlo, en realidad no lo estaba manoseando ni tratando de llevárselo por la fuerza o algo así.

¿Excusándolo?, no lo estaba excusando, era la verdad… Bueno, si hubiera sido otro, en definitiva ya hubiera pegado el grito, y en ese mismo instante ya estaría muerto, aun cuando no le estuviera haciendo nada, y solo lo hubiera tocado. Entonces sí, lo estaba excusando, pero es que con él era diferente.

Su mirada… lo que le hacía pensar de él, como si ya lo conociera, la calma y paz que le daba, las mariposas que sentían con un simple roce, el calor que comenzaba a sentir por estar así, tan cerca, entre sus brazos, sus miradas conectadas como si hablaran sin hablar, todo… era… maravilloso.

Y esa maravilla solo la rompía el hecho de sentir la presión acrecentándose mientras sentía la presencia de su prometido y sus achichicles cada vez más cerca sin saber qué hacer.

Pero era un hecho que no quería que le pasara nada a ese rubio y tampoco iba a romper su promesa.

—¿Por qué te arriesgas tanto, que es lo que quieres?

—Bailar contigo.

“¿Bailar?” pensó el azabache dudando.

Pero la presión de que Orochimaru pudiera verlos, no lo dejo pensar más, así que repentinamente, sin saber si estaba o no haciendo lo correcto, acepto.

—Está bien —le dijo de pronto—. Suéltame y bailare contigo.

—¿De veras? —le pregunto con un brillito en sus ojos y ensanchando su sonrisa—. No, pero si te suelto, vas a correr ttebayo…

—¡No lo are! —Ya no podía soportar más la presión.

Entonces solo aflojar un poco el agarre, el azabache aprovecho para desafinarse, y el rubio pensó que iba correr justo como le había dicho, así que iba replicar pero antes de hacerlo, el azabache lo tomo de la mano y lo jalo hacia si para que empezara a caminar detrás de él, lo cual agarro desprevenido al rubio mirándolo sorprendido para después sonreír.

—¿Y por qué cambiaste de opinión?

—No preguntes y solo sígueme imbécil.

—Está bien pero… ¿No me vas a decir por qué?

—Aún eres muy joven para que mueras.

Si te falto el respeto

Y luego culpo al alcohol

Estaban ahí en el balcón, lo había dirigido hasta haya, pasando desapercibidos ante los guardaespaldas de Orochimaru y el mismo.

Y ahora estaban ahí bailando una canción lenta

Ambos mirándose a los ojos, el rubio sonriendo mientras el azabache parecía no tener ninguna emoción, si no fuera por el leve sonrojo que tenía en su rostro, hubiera pensado que no le estaba gustando, pero ese sonrojo le dijo que no era así.

Sus estaturas eran tan similares, que no tenían problemas de verse directamente.

—Me encantas —dijo de pronto el rubio haciéndolo sonrojar aún más.

—¿Qué? —trato de alejarse del rubio, pero el rubio lo apreso más.

—Aún no termina la canción ttebayo.

Y así pasaron un momento, en lo que la canción se seguía escuchando, en ese balcón, bajo las estrellas y la luna que les servían de testigo de ese momento, en el que estaban sintiendo cosas que nunca antes habían sentido, como si hubieran encontrado la parte que siempre les hizo falta, se sentían completos, sintiendo unas sensaciones extrañas, recorriendo sus cuerpos.

…………………………………………

Pasado un rato… ambos habían terminado de bailar, decidiendo finalmente separarse, porque en realidad, no habían bailado una canción, ni dos, no claro que no, habían bailado… varias, tantas que ni siquiera se habían dado cuenta, es que estaban tan a gusto que el tiempo se les fue volando.

Y ahora estaban ahí, recargados en el barandal, mirando hacia abajo.

—Me alegra que no te hayas ido después de la primera canción ttebayo.

—Es tu culpa por apretarme tan fuerte.

—No vi que te quejaras mucho —dijo mirándolo de reojo.

 —… —El azabache hizo lo mismo y le sonrió de medio lado, el rubio le correspondió y también sonrió.

—¿Porque estas con él? —le pregunto de repente sorprendiendo al azabache.

—…

—Ya sé que no me incumbe, pero es que… no lo entiendo, él es… es ¡un vejestorio!

—Hmm… —De alguna manera, ese rubio tenía algo, tal vez era su simpatía, no sabía pero algo en él le daba tanta comodidad, que se sentía a gusto estar con él.

—Acaso es… dinero. —Pero también tenía una facilidad enorme de sacarlo de sus casillas rápidamente.

—¿Qué?, ¡No!, no es eso imbécil.

Valla, oírle decir eso, en verdad, le daba un alivio enorme, al mismo tiempo que le daba alegría que no fuera un interesado, lo que hacía que le gustara aún más.

Pero entonces, estaba otra cuestión, una que le quito esa misma alegría de solo pensarlo.

¿Acaso estaba con él, por amor?, pensar eso le hacía sentir una sensación extraña y molestia que no se podía explicar, rogando porque no fuera así.

Y entonces se preguntó, si sería mejor que fuera por interés, al menos así, tal vez tendría oportunidad.

—Entonces ¿lo amas?

Sasuke lo miro perplejo, como si le hubiera dicho algo peor que lo anterior.

—… No.

Y la alegría volvió a su cuerpo. Sin embargo ahora sentía más incertidumbre que antes.

Si levanto tu falda

¿Me darías el derecho

A medir tu sensatez?

—Entonces… ¿Por qué?, no te entiendo.

Sasuke suspiro y volvió hacia el cielo para observar las estrellas.

—Mi padre… mi padre quiere que me case con él. Mi padre es el que arreglo lo del matrimonio.

—¿¡Que!? —Se alarmo de sobremanera el rubio—. ¡Pero no puede hacer eso! ¡Las leyes lo prohíben ttebayo, desde hace mucho!

—Ya lo sé, y baja la voz —Lo miro serio y luego volvió a mirar las estrellas—. Fue con mi consentimiento por supuesto, pero acepte porque él me lo pidió.

—¿¡Que, pero no puedes casarte con alguien que no quieres!?

—¡Que bajes la voz! —le hablo demandante esta vez.

—Está bien ttebayo, pero lo que no está bien, es que te cases con alguien a quien no quieres.

—Tú no entiendes nada dobe.

—Pues no, si no me lo explicas

—La empresa Uchiha está pasando por una crisis, podríamos incluso perderla, y Orochimaru que es muy allegado a la familia, le propuso a mi padre que nos ayudaría, pero con la condición de que me casara con él.

Los ojos del rubio se estaban abriendo enormes, pasándolo algo por la cabeza.

—¿¡Y él le dijo que si, verdad!? ¡Él te vendió a ese tipo! —grito furioso.

—¡No!, quieres callarte y dejarme terminar… —El rubio asintió con la cabeza y el pelinegro prosiguió—. Mi padre me hablo de esto, y me pidió que me casara con él, que así salvaríamos la empresa, pero al final dejo la decisión en mis manos, dijo que solo si yo quería.

—Y tu… ¿Y tú aceptaste?

Ambos se miraron fijos por un momento y después contesto.

—Sí.

—Pero…

—¿¡Donde esta Sasuke-kun!?

El grito que mencionaba el nombre del azabache hizo que muriera la réplica que estaba a punto de hacer el rubio e instintivamente voltearon hacia dónde provenía la voz, entonces lo vieron… “Orochimaru”. Pero no estaba solo, claro que no, su manada de orangutanes, es decir… de guardaespaldas, estaban con él.

—¡Búsquenlo!, ¡Ahora!

Fue lo último que le alcanzaron a oír antes de ver como sus guardaespaldas se empezaban a movilizar.

Entonces sin pensarlo y sin previo aviso, Naruto sorprendió al azabache cuando repentinamente lo agarró de la mano y sin darle explicación alguna, se lo llevo casi por la fuerza de ahí, si, “casi”, porque en realidad no estaba poniendo mucha resistencia.

—¿¡Qué estás haciendo!?

—Salvándote.

—¿Qué?, ¡No necesito que me salves!

—Claro que si ttebayo.

—¡El que se necesita salvar eres tú!

—¡Tú también!

—¿Quién te dijo que yo necesi...?

—¡Tu cara! —Le corto la réplica mientras seguían avanzando y se iban adentrando en una de las salas, “La suerte de ir a una fiesta de ricachones al menos en ese momento, era que siempre era celebradas en lugares realmente grandes, incluso se podían perder” pensó el rubio para sus adentros mientras seguía jalando al azabache, y en ese momento era algo que agradecía—. ¿Crees que no me doy cuenta que ni siquiera quieres estar cerca de él? ¡Es obvio que te estas asfixiando con eso!

El azabache solo lo miraba pestañeando.

—¡Pues no, no quiero estar con él, pero tengo que imbécil!

—Bueno… —Volteo hacia atrás para verlo sin dejar de caminar—. Entonces… ¿Qué tal si nos escapamos por un rato?

—¿¡Que!? ¿¡Estás loco!?

—Solo un rato, necesitas salir de tu realidad aunque sea un rato, olvidar todo eso y yo quiero ayudarte.

—¡No te pedí tu ayuda!

—… —Naruto seguía jalándolo decidido.

—¡Además no te conozco!

—Pero podrías… —lo miro sonriente.

—¿Y qué te hace pensar que quiero conocerte?

—Si no fuera así, ya te hubieras soltado—. Esta vez fue el, él que lo miro sonriendo con autosuficiencia, a lo que él azabache solo atino a hacer un puchero, lo cual le pareció tierno y divertido a la vez.

Era cierto, el rubio realmente no lo estaba apretando lo suficientemente fuerte como para que no pudiera zafarse, fácil podría deshacerse del agarre, pero no lo hacía, por lo que le hacía pensar, que en verdad quería ir con él, conocerlo, y eso, también era cierto.

El azabache seguía pestañeando, y de pronto ya no lo estaba jalando, porque él pelinegro dejo de poner la poca resistencia que estaba poniendo y él por su propia cuenta lo había comenzado a seguir, y el rubio lo supo, y por eso… sonrió más.

Poner en juego tu cuerpo

Lo malo era… que los mastodontes de Orochimaru, estaban por todas partes, ¡por todas partes!

A donde quiera que enfocaran, a donde quiera que fueran, ahí había uno. Mirando hacia todas partes con la intención de ubicar al azabache. Esconderse definitivamente, resultaría más difícil de lo que pensó, ¡aún en ese esa mansión tan grande!

Lo supo cuando tuvieron que esconderse detrás de una pareja esculpida en mármol, porque cerca había uno, cuando se metieron a la gran fuente que estaba justo en medio de la sala más grande adornando él lugar, porque por ahí había otro, que por cierto una vez que salieron de ahí, el azabache se lo recrimino un buen rato, por la locura que le había echo hacer y por ahora tener la ropa mojada, pero al rubio no le importó, él no lo soltaba de la mano y seguía buscando escondites para que no los vieran. Como detrás de las cortinas, en donde también probaron como escondite, pero no, incluso ahí, les parecía arriesgado y lo comprobó cuando se asomó y vio a uno de ellos levantando una a una de las cortinas.

—Oye Sasuke, aún no te eh dicho mi nombre —le decía bajito el rubio.

—Cállate imbécil, que nos van a oír —decía el azabache, asomándose un poco para ver que no hubiera nadie.

—¡Me llamo Na…! —El azabache le tapó la boca con la mano antes de que terminara de hablar.

—Te dije que te callaras, ¡ahhh me lambiste la mano! —dijo soltándolo de inmediato al sentir la humedad de su lengua recorriéndole la palma.

—¡Es que ay vienen!

—… —El azabache se asomó y efectivamente, así era…

Entonces al rubio se le ocurrió algo… esconderse en el único lugar que pensaba él, nunca entrarían, al menos por su bien. Pero lo que no pensó… fue en él suyo propio.

Y ahora estaban ahí, en…

—¿¡El baño de mujeres!?

—Shhh… baja la voz, o podrían escucharnos ttebayo —hablaba bajito.

Si, el rubio había pensado que en el único lugar que nunca se atreverían a entrar aquellos mastodontes, seria en el baño de mujeres, y ahora estaba ahí, en un reducido cubículo del tocador de damas, y está por demás decir, que estaban en aprietos.

Efectivamente en aprietos, y no solo por el hecho de que les iba a ir muy mal si alguna mujer los descubría, en especial alguna señora, porque si, ya le había pasado, el pobre rubio ya había sido atacado con un bolso, de eso de los que llevan las señoras, y se preguntaba que rayos cargaban en sus bolsos que dolía tanto, ¿¡Piedras!?

“Doñas” pensó frustrado.

Pero no solo por eso, en verdad estaban aprietos, y eso era literal, porque el especio no era lo suficiente mente grande como para dos personas, así que estaban en verdad… apretados, sintiendo el cuerpo uno del otro, estando relativamente cerca.

Si te parece prudente

Esta propuesta indecente

Ahí, mirándose fijamente, sintiendo su cuerpos tan cerca, rozándose, el calor comenzó a subir, es como si tuvieran un imán que los atraía uno al otro.

Así que acerco sus labios peligrosamente a los del azabache, sentía deseo por él, desde hace mucho cuando lo vio por primera vez, solo que pensó que nunca lo volvería a ver

Y lo beso.

Después de haber esperado tanto tiempo, para poder hacerlo, después de haberlo imaginado tantas veces.

Empezó a tocarlo… Bajo sus manos hasta su trasero.

—Ahhh —soltó un suspiro el azabache.

Eso no hizo más que calentar más el rubio, sabía que eso era una invitación a continuar.

Después de devorar sus labios, comenzó a lamber su cuello, lo delineo con su lengua, y le daba pequeñas mordidas, dejándole algunas marcas.

—Naruto… —susurro con deseo.

—¿Ya me recordaste? —dijo el rubio mirándolo con lujuria y deseo.

El azabache solo le sonrió de medio lado.

Hace 10 años, cuando tenían 13, se habían visto por primera vez en una fiesta, parecida en la que ahora estaban.

Solo que aquella vez, los invitados principales, habían sido sus padres.

Tanto la familia Uzumaki como la familia Uchiha, habían asistido para acompañarlos esa noche.

Tanto Naruto como Sasuke, prácticamente, habían sido obligados a asistir, sin saber, que eso cambiaría su destino, o el mismo destino los uniría.

—Sasuke, saluda —Le ordeno el Uchiha mayor, Fugaku, mirándolo serio, a lo cual el azabache obedeció de inmediato.

—Soy Sasuke Uchiha —dijo mirando fastidiado hacia otro lado, mientras le estiraba la mano.

El Uzumaki no se encontraba en con mejor humor, el cual tenía los brazos cruzados y haciendo puchero, también sin mirarlo.

—Vamos Naruto, no seas grosero, saluda, saluda… —decía la pelirroja, mama de este, sonriendo nerviosa.

Al rubio no le quedo de otra más que hacer caso, ya sabía cómo le iría después con la pelirroja si no la obedecía.

Así que también estiro su mano, hasta tocar la otra, y sin entender esa sensación como de corriente eléctrica, que lo traspaso el cuerpo en cuanto lo toco, lo voltio a mirar a los ojos, igual que hizo el azabache con él, Y…

La atracción fue inmediata.

Después de ese día, quiso volver a verlo, así que lo busco, pero días después supo, que se habían mudado al extranjero.

Pero lo cierto era, que en todo ese tiempo jamás lo olvidado.

Y ahora, después de 10 años, volverse a encontrar, era como una señal para él.

Una señal, que no desaprovecharía.

A ver, a ver

Permíteme apreciar tu desnudez (take it off)

—Me gustas… —le dijo al oído—. Desde aquel día, me gustaste —dijo y lo volvió a besar.

Relájate

Que este martini calmará tu timidez (don't be shy)

—¡Sasuke-Kun! —Escucho desde afuera, interrumpiendo su momento.

Ese vejestorio ya lo estaba sacando de quicio.

—Naruto… —volvió hablar nervioso.

—Vamos… —dijo tomándolo de la mano, y saliendo del cubículo. A lo cual una señoras que se encontraban ay, volviéndose la nariz, soltaron un gritillo asustadas, al verlos salir.

—Aja, buenas tardes… sigan con lo suyo ttebayo —decía nervioso, al tipo que arrastraba hacia afuera al azabache, el cual bajo la cabeza apenado, escondiendo su rostro entre sus flequillo.

Salieron de ahí, y el rubio inmediatamente, ubico a uno de sus amigos, Kiba, el cual se encontraba riendo muy feliz entre varias chicas.

—¡Kiba!

—¿Naruto dónde has estado?

—Necesito que me hagas un favor… —Señalo al hombre de cabello largo.

El castaño lo miro raro y después miro al azabache que se escondía detrás de él.

—Ah ya veo —le miro pícaro—. No sabía que fueras de esos —le dio un codazo—. No sabía que te gustaran los donceles casados.

—¡No está casado! —le grito con furia, y varios se le quedaron viendo raro, después volteo a ver al azabache—. Y no es cualquier doncel.

El azabache solo se sonrojo, volteando hacia otro lado.

…………………………………

—¿Entonces puedes o no?

—Está bien, déjamelo a mí, pero me debes una… —dijo guiñándole el ojo.

………………………………

El pelilargo se encontraba observando todo el lugar, para ubicarlo, pero no lo veía por ningún lado, de pronto, varios donceles y chicas se acercaron a él, tapándole aún más la vista.

—¿Qué están haciendo? —pregunto mirándolos desconcertado, pero ya que los vio bien, se dio cuenta que eran bastantes guapos.

Por un momento olvido que estaba buscando al azabache, y acepto su compañía.

………………………………………

Una aventura es más divertida

Si huele a peligro

Y si te invito a una copa

Y me acerco a tu boca

Si te robo un besito

A ver te enojas conmigo

La canción era lenta, una letra bastante sensual, y no había podido dejarla pasar, sin bailar con él. Así que el rubio, sin siquiera pedirle permiso, antes de poder escapar de ese lugar, lo tomo por la cintura repentinamente, pegándolo a él. Para comenzar a bailar.

No le importo las miradas de los demás sobre ellos. Ni que lo estuvieran criticando por estar con el acompañante de otro. Solo quería sentirlo cerca.

Y a él tampoco le importo que la gente estuviera hablando de él, por estar con otro que no era Orochimaru.

Todos sabían, que el Uchiha era el prometido del pelilargo, y que sin embargo estaba con otro, pero no le importó, realmente estaba disfrutando ese momento con el rubio. Así que acepto, comenzó a moverse al ritmo de la canción, dirigido por el rubio.

Qué dirías si esta noche

¿Te seduzco en mi coche?

Que se empañen los vidrios

Y la regla es que goces

Era una bachata, uno de los bailes más sensuales, y ambos se preguntaban cómo podían estar bailando tan bien. Tal vez era la sensual canción que los hacia moverse así, o el hecho de estar juntos.

El rubio lo dirigía, girándolo suavemente de la cintura, atrayéndolo hacia sí, y luego volteándolo quedando detrás de él, muy pegaditos resoplando en su nuca sensual, lo cual erizaba al azabache, para después volverlo a girar y quedar de frente, juntando ambas frentes para mirarse mejor, sin dejar de bailar con esos movimientos sensuales, mientras sonreían uno al otro.

Hasta que…

—¡Sasuke!

Escucharon gritar desde lejos, interrumpiendo su baile.

Desde lejos, un Pelilargo con ojos parecidos a los de las serpientes, estaba mirándolos furioso.

Mientras coqueteaba con aquellos donceles, había logrado captar al azabache y para su sorpresa y furia, bailando con el rubio. De inmediato había apartado abruptamente a las personas que lo rodeaban, para que lo dejaran mirar mejor el panorama. Y observar que no se estaba equivocando.

Al verlos se había enfurecido tanto, que no le importó quien lo escuchara, grito su nombre furioso, llamando la atención de varios presentes.

—¡¡Atrápenlos!! —les grito a sus guardaespaldas lleno de ira.

 

 

Ambos empezaron a correr, tomados de las manos, el azabache miro hacia atrás, no estaba seguro de estar haciendo lo correcto, dudo por un segundo, pero luego miro, al rubio, que corría delante de él, y sintió libertad.

Tal vez era momento de hacer lo que él quería, y no lo que los demás esperaban de él.

Así que a su paso, tomo una botella de licor, de una bandeja que llevaba un mesero, y empezó a esparcirla por el camino que iban dejando atrás.

Al llegar a la puerta, tiro la botella, y saco un encendedor eléctrico, lo prendió y lo tiro hacia el líquido esparcido en el suelo, el cual, al momento se incendió, impidiendo que tanto los guardaespaldas como Orochimaru, continuaran siguiéndolos.

 Si te falto el respeto

Y luego culpo al alcohol

Si levanto tu falda

¿Me darías el derecho

A medir tu sensatez?

—¿Es tu auto? —le pregunto asombrado, admirando el lamborghini delante de él.

—Así es ttebayo, y corre muy rápido. —Se apresuró hasta él, abriéndole la puerta del copiloto para que se subiera.

El azabache hizo caso, y se montó en el auto. El rubio le cerró la puerta, y rodeo el coche para montarse en el lado del conductor, entonces dejando atrás la aburrida reunión, que ya no resulto no ser tan aburrida… arranco, dejando a todo atrás.

Ambos se volvieron a ver sonriendo cómplices.

Poner en juego tu cuerpo

Si te parece prudente

Esta propuesta indecente

Por fin se había aparcado, ya estando bastante lejos, de aquel lugar. Ya fuera de peligro.

—Yo los puedo ayudar —hablo de repente el rubio.

—No acepto lastimas —le contesto el azabache frunciendo el entrecejo.

—Es lo menos que puedo hacer por mi novio.

El azabache lo volteo a mirarlo sorprendido.

—Yo no soy…

Pero antes de poder continuar hablando, el rubio lo había callado con un beso.

I'm back

Its feels good to be king

Gostoso

Hey

Listen

I know what you like

Estaban en plena faena, deseosos de sentirse el uno al otro, el azabache no sabía a qué hora, ni en qué momento había terminado así, pero ahora estaba montado en él, en su regazo, besándose apasionadamente, mientras el rubio metía sus manos por debajo de su camisa para poder tocarlo.

How about if you and I

Me and you

Bailamos bachata

De repente se separan abruptamente, quedando con un hilillo de saliva que conducía de boca a boca.

El azabache sentía que se estaban yendo muy rápido, era nuevo en todo esto, y comenzaba a sentir que se estaba aprovechando de él.

—¿Quieres hacerlo? —Lo escucho preguntar.

Esa fue la gota que derramó el vaso, le puso una cara de enfadado, a lo cual el rubio sabía que había hecho mal.

—Tu, imbécil… es lo único que quieres, ¿verdad estúpido? —dijo tratando de acompasar su respiración.

—¡Ah!, ¡No Sasuke! Yo… —Se detuvo sacando las llaves de su bolsillo—. Preguntaba que si querías conducir… —termino por decir.

El azabache lo miro extrañado mirando sus llaves, luego le sonrió.

Y luego

You and I

Me and you

Terminamo en la cama (que rico)

—Jugador de fútbol ttebayo —decía con estrellitas en sus ojos.

Al ver que no había contestación, volteo a verlo para comprobar que siguiera ahí.

—… —El azabache seguía ahí, meciéndose en el columpio levemente. Parecía perdido en sus pensamientos.

—¿Y tú que quieres ser ttebayo?

—… —El pelinegro observaba un auto muy bonito estacionado en la calle, parecía de carreras—. Corredor de autos —contesto cabizbajo.

Aún que no fuera el entusiasmo que esperaba por parte del azabache al hablar de sus sueño, aún así le emociono lo que quería ser.

—Wooooow ¿enserio? Eso es genial…

—No importa —lo interrumpió—. De todas formas, no podre serlo… —dijo mirando hacia el suelo.

—¿Y por qué no?

—Mi padre… quiere que me encargue de la compañía Uchiha cuando sea grande.

—Noooo, tú tienes que cumplir tu sueño ttebayo, y yo te voy a ayudar —le dijo decidido, y de alguna manera, el azabache se llenó de esperanza.

How about if you and I

Me and you

Bailamos bachata (ay bailamos bachata)

Y luego

You and I

Me and you

Terminamo en la cama (terminamos en la cama)

El azabache le arrebato las llaves al rubio, sonriéndole coqueto, lo cual sorprendió al rubio.

Luego se acercó a sus labios.

—Si quiero… —le contesto seductoramente para después morderle el labio inferior, haciendo que se sonrojara al instante. El rubio sonrió picara, y cuando el azabache lo soltó, el rubio no dejo que se alejara, tomándolo de la nuca para volverlo a besar.

Y así se dejaron llevar, entre besos y pasión, y amor, un amor que había nacido hace años, y que ahora empezaba a cobrar vida.

Se perdieron entre el deseo de sentirse uno solo.

How about it you and I (you and I)

Me and you (me and you)

You and I (you and I)

Me and you (you)

You and I (you and I)

Me and you

(I'm a bad boy)

Me and you (you)

Se levantó del columpio y dirigió sus pasos hacia el rubio, no sabía si fue por inercia o sus pies se movieron solos, pero de repente ya estaba ahí, besando su mejilla.

El rubio, al que había agarrado desprevenido, no podía estar más sonrojado.

—Gracias —le dijo apenado cayendo en cuenta de lo que acaba de hacer y luego se alejó a paso veloz.

El rubio solo parpadeaba mientras lo veía alejarse.

Se tocó la mejilla.

Y después sonrió.

Fin.

 

Notas finales:

¿Y bien?, espero que les aya gustado, muchas gracias por leer n_n. 


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