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78. Yu Hon (10) por dayanstyle

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-Esta es la reunión que estuve esperando -dijo Daniel Henney mientras dejaba el vaso de zumo sobre la mesa frente a él. Años  de  una  vida  dura estaban grabados en la cara del hombre, el agente encubierto del FBI   Yu Hon  asintió solemnemente.

 

-Fue una larga espera. -Sus ojos se desviaron  hacia  el  vestíbulo  donde, en una hora, el  señor de la droga,  So Ji Sub, estaría entrando  con su hermana más joven para casarse con Daniel Henney. Este trato había sido negociado durante más de un año. Yu Hon estaba deseando atrapar a estos bastardos y largarse de  aquí.

 

-El señor de la droga que domina la Costa Este  estará  aquí,  y aún  así  no pareces nervioso.  -Unos  ojos que le recordaron  a Yu Hon los de un halcón   lo estudiaron-. ¿Por qué es  eso?

 

Durante un momento se observaron el uno al otro, y entonces Yu Hon se encogió  de hombros indiferente.  -Más bolas que  cerebro.

 

Daniel Henney se rió  y guiñó a Yu Hon. -Eso es muy  cierto.

 

Yu Hon quería ir al otro lado de la mesa y golpear al hombre en su  enrojecida cara. Estuvo cerca de abandonar la Agencia para instalarse en Pride Pack Valley, pero cuando él fue a decirles que se fueran a la mierda, su jefe le había dicho que el caso en el que había estado trabajando durante 18 meses se había calentado. Había quedado un hueco libre en la organización de Daniel Henney, permitiendo a Yu Hon infiltrarse en la  familia  y pasar  rápidamente a través  de  las filas, logrando colocarse como el teniente de   Daniel Henney.

 

Muriéndose por volver a la pequeña ciudad, pero no hasta que este bastardo estuviera detrás de los barrotes. Daniel Henney estaba  sentado  ahí  con  su  perfecto traje blanco y su petulante sonrisa en su rostro. El pelo que una vez había sido espeso y brillante era ahora más fino y estaba  colocado  de  forma  que escondiera las zonas donde empezaba a   escasear.

 

Él realmente sentía lástima por la hermana de   So Ji Sub.

 

-Te quiero a mi lado cuando el Señor So Ji Sub  y  sus  hombres  lleguen.

 

Ji Sub le dio una sonrisa que desmentía el nerviosismo que Yu Hon sabía que el hombre sentía. Él estaba a punto de conocer a su futura esposa. De las pocas veces que la había visto, él sabía el porqué. Ella  era  joven,  esbelta  y  llena de fuego. Ji Sub iba a tener sus manos llenas. El tipo ya no era  un jovencito. Era un hombre cerca del final de los cuarenta y rechoncho alrededor  de la cintura. No hay duda de que Daniel Henney era un hombre muy peligroso, pero cuando se trataba de su novia, actuaba un poco   crispado.

 

Yu Hon dio una señal afirmativa cuando Daniel Henney empezó a tomar su desayuno de nuevo. Daniel Henney estaba tratando de unir su imperio con el de So Ji Sub. Si lo lograba, no los podrían detener. Era el trabajo de Yu Hon detenerlos a ambos. Había conseguido  suficiente  información  sobre  ambos  para poner a cada hombre a la sombra por un largo   tiempo.

 

Simplemente estaba esperando a que estuvieran bajo el mismo  techo. Había un equipo del FBI esperando a una milla de aquí. Tan pronto como So Ji Sub apareciera,  empezarían los fuegos  artificiales.

 

-¿Estás   perdido   en   tus   pensamientos,   verdad?   -Daniel Henney   dejó  su muy inteligente  y no era  un  hombre  al  que  enfrentar  con  la guardia    baja-.

¿Necesitas un rápido alivio de la tensión? -La sonrisa lobuna  que el hombre     le dio a Yu Hon le dijo que estaba pensando en sexo. Él le había ofrecido muchas mujeres durante los dos últimos años, y él siempre encontraba una escusa para rechazarlas.

 

-Tenemos poco tiempo  -Yu Hon  respondió-.  Una  hora  no  es suficiente para mi apetito. -Era gay. En este  entorno,  esto  podía  matarle,  junto con el hecho de que él era una agente   encubierto.

 

Los  ojos de la serpiente se  posaron en  él antes de que Daniel Henney  se    riera.

-Estás en lo cierto. Una hora no es suficiente tiempo para amar a una mujer, aunque  sea temporal.

Yu Hon se levanto, necesitaba algo de aire fresco.  -Si me disculpa.  Daniel Henney le despidió  mientras una seductora joven  entraba en el   comedor.

El tipo  era un  cerdo. Daniel Henney tenía  a su  joven  esposa  viniendo,  y allí    estaba, acariciando los pechos a otra mujer, mientras le sonreía y la miraba con deseo. Yu Hon nunca entendería a los hombres como  Daniel Henney.  Ellos  tomaban  y tomaban,   nunca pensando en nadie salvo en ellos  mismos.

 

Por milésima vez, Yu Hon pensó en el ayudante de policía de Pride Pack Valley, y su  polla empezó  a crecer. Se preguntaba si el tipo habría encontrado    a alguien o si todavía estaría solo. Él había aprendido muy poco sobre  el  ayudante Han Tey antes de dejar la ciudad. Pero lo que había averiguado realmente le intrigaba.

 

Tampoco podía esperar para salir  de esta línea de trabajo  y disfrutar  de  un  ritmo  más  lento.  Se  estaba  volviendo  demasiado  viejo  para  esta mierda.

 

-Tú nunca has aceptado a las hermosas mujeres que Daniel Henney te ofrece. Yu Hon continuó andando, haciendo su mejor esfuerzo para ignorar a Oh Sang Hyun. El chico había sospechado de Yu Hon desde el  primer  día.  Y  con  razón, considerando que era un agente   encubierto.

 

-Tal vez las mujeres no son de tu agrado.

 

Yu Hon se giró sobre sus talones, clavando a Sang Hyun contra la pared, una mano rodeando la delgada garganta del  hombre.  -¿Qué  diablos  estás diciendo?

 

-Eso no es lo que yo estoy diciendo. -Sang Hyun trató de hablar, pero sus palabras se ahogaron mientras su cara enrojecía-. Es lo que todos los chicos susurran por aquí porque nunca te ven  con una   mujer.

 

-Eso es porque yo estoy trabajando, gilipollas. Yo no mezclo los  negocios con el placer. -Yu Hon soltó al chico, dando un paso atrás, trató de calmar sus nervios. Él estaba satisfecho ante lo que iba  a  ocurrir  dentro  de poco. Otro día tratando con los hombre de aquí y probablemente  habría  disparado contra uno de  ellos.

 

-Pero -Sang Hyun dijo mientras frotaba su garganta-. Tú vives bajo el techo de Daniel Henney, y nunca hay nadie llenando tu cama por las noches.

 

-Vete a la mierda. -Yu Hon estaba cansado de los rumores que había estado escuchando acerca de su sexualidad. Era como vivir con hombres cuyas bolas se hubieran encogido. Nadie se atrevía a decirle algo a la cara. ¿Por qué Sang Hyun había esperado hasta hoy para acercarse a él?  Si  alguno  de  esos  susurros  llegaba  a  los  oídos  de  Daniel Henney,  Yu Hon  sabía  que  no  sobreviviría. A Yu Hon podía ser el teniente del hombre, pero el señor de la droga no vacilaría al disparar.

 

Sin lealtad.

 

Con rápidos avances, Sang Hyun se interpuso en el camino de Yu Hon,  sin dejarle avanzar. -Yo no estoy tratando de hacer un   enemigo.

 

Su paciencia se había agotado. Yu Hon se sentía nervioso, listo para dejar este lugar detrás de él. Todavía quedaba un maldita hora más, y este gilipollas estaba acosándole.  -Gracioso,  podrías haberme  engañado.

 

-Eres el  teniente de Daniel Henney.  Yo estaría loco si  me hiciera tu   enemigo.

-Yu Hon no confiaba en nadie-. Entonces, ¿qué  pasa con toda esta mierda de    la que estás hablando? -Sang Hyun se acercó, su voz bajó a un mero susurro mientras las puntas marrón claro de su pelo cubrían uno de sus ojos verdes-. Porque yo me estoy ofreciendo. Si  necesita…  aliviar  el  estrés…  estoy  dispuesto.

 

Oh, claro. Esto no era lo que Yu Hon necesitaba. El  chico  era  atractivo, pero Yu Hon no estaba dispuesto a ser engañado o atrapado en una situación comprometida. Este caso era demasiado importante para tirara  todo  por  la  borda por un pedazo de  culo.

 

Tuvo que mantener su papel como el teniente de Daniel Henney.  Ser  suave no era una opción. -Ofréceme tus servicios una vez más y te cortaré las bolas.

 

Loa  ojos  del  hombre  se  agrandaron,  mientras  él  asentía  rápidamente. amenaza. El chico podía estar realmente interesado,  pero  una  vez  más,  él  podía estar preparando una trampa para Yu Hon. Él  no  iba a  tomar  la oportunidad, incluso si había pasado demasiado maldito  tiempo  desde  que  había estado con alguien. Deliberadamente tiró su labio  hacia  atrás  con  disgusto.  -Vete de aquí.

 

Sang Hyun le dio una última mirada de deseo  antes de  salir  rápidamente  de su vista. Yu Hon sacudió la cabeza. Era irreal. Si no tuviera que mantener su cubierta, ¿habría dicho que si a la  oferta del  hombre?  Yu Hon no quería pensar  en la respuesta.

 

Desde el primer día supo que había algo diferente acerca de Sang Hyun. No podía saber el qué, pero el hombre se distinguía del resto  de  los  matones. Parecía demasiado… ¿delicado? ¿Era esa la palabra adecuada? Quizás era más suave. En cualquier caso, Sang Hyun no parecía que perteneciera    aquí.

 

Yu Hon se apoyo en la pared, mirando hacia arriba a la  bóveda profusamente decorada.  Sang Hyun no era el  único que no encajaba en  este estilo  de vida. La casa de Daniel Henney era demasiado recargada para  su  gusto.  Los  azulejos de mosaico del suelo hacían que extrañara la alfombra que tenía en su apartamento. Extrañaba caminar sobre la superficie blanda con los  pies  descalzos y sentarse delante de la televisión en bóxers, pero sobre  todo, extrañaba su cómodo y desgastado  sofá.

 

La habitación que tenía aquí  era demasiado   extravagante.

 

-Ha llegado temprano -uno de los  hombres  de Daniel Henney dijo  en  voz  alta mientras se apresuraba hacia el comedor a toda   carrera.

 

Yu Hon  se separo de  la  pared,  poniendo cara de póker  antes de    reunirse con Ji Sub.

 

 

No le pasó desapercibido que todas las bellas mujeres que el señor de la droga tenía normalmente  alrededor  de  la  casa  hubieran  desaparecido.  Yu Hon, no dudaba que hubiesen sido enviadas fuera de  aquí  para  siempre.  A Daniel Henney  le gustaban las cosas bonitas, pero le gustaba más el dinero. Y una alianza con So Ji Sub no sólo aseguraba que el hombre continuara siendo  rico  sino  también le abrirá puerta en el  mundo de las drogas en  lugares  inalcanzables  para él.

 

La puerta delantera se abrió, y los hombres de So Ji Sub entraron  en primer lugar, colocándose a ambos lados de la puerta y a lo  largo  de  las  paredes del vestíbulo. Estos hombres se veían tan letales como su reputación decía, ellos observaron todo mirando alrededor de los hombres de Daniel Henney. El hombre que entró detrás exudaba dureza junto  a suave  elegancia,  mostrando  que estaba al cargo de la situación en  todo  momento.  Su  mandíbula  firme  y sus ojos inteligentes observaron todo antes de volverse hacia Daniel Henney con una sonrisa. Las alarmas de Yu Hon se dispararon de inmediato. Él nunca había visto antes a So Ji Sub. Esta era la primera vez  que  había  puesto los ojos  encima  del señor de las drogas, pero había algo sobre   él.

 

Cuando So Ji Sub puso sus fantasmales ojos sobre Yu Hon, él supo al momento que interrogaría al hombre. Esos  ojos.  No  eran  humanos.  Yu Hon  había estado en Pride Pack Valley, había visto  a  un  hombre  convertirse  en lobo. Sabía que había criaturas sobrenaturales andando por el    planeta.

 

Y So Ji Sub era uno de ellos. Apostaría su vida. Pero el señor de las drogas no solo exudaba firmeza y suavidad, había algo totalmente maligno. El aura asfixiaba a Yu Hon. Nadie parecía darse cuenta de que el hombre tenía unos extraños ojos amarillentos.  Nadie  parecía darse cuenta de la  falta de  olor que  lo rodeaba.  Todos los  presentes  en  la  sala notaban  la tensión, pero  sólo como dos familias rivales.

 

Yu Hon necesitaba llamar a los refuerzos. Algo en su instinto le decía que esto sería un baño de sangre en lugar de una redada. Pero no podía distanciarse para usar el teléfono. Se esperaba que estuviera al lado de    Daniel Henney.

 

En una esquina, Yu Hon noto a Sang Hyun mirando a So Ji Sub con sus ojos llenos de temor. Parecía ser la única otra persona que veía  al  hombre  por lo  que realmente era.

 

Ni humano ni mortal.

 

Los ojos verdes de Sang Hyun se posaron en Yu Hon, una mirada inquieta marcando su expresión. Yu Hon rápidamente aparto la mirada.  Él  no  estaba  seguro de lo que estaba sucediendo, pero sabía lo que ocurriría en  pocos  minutos. Había que pararlo, pero no sabía   cómo.

 

-Señor So Ji Sub -Daniel Henney  fue el primero en extender su mano-. Es  un placer tenerlo en mi  casa.

 

Esto no estaba bien. ¿Dónde estaba la hermana del  hombre?  ¿Por  qué  los hombres de So Ji Sub se veían listos y preparados? Yu Hon noto a Sang Hyun acercándose a él, sus ojos verdes nunca dejaron al señor de las drogas. Una abrumadora necesidad de proteger a Oh Sang Hyun  se apodero de Yu Hon. Él se acerco y agarro a Sang Hyun justo cuando los hombres de So Ji Sub abrían fuego, abatiendo a los hombres de  Daniel Henney.

 

Yu Hon se tiro al suelo, puso a Sang Hyun debajo de su cuerpo mientras  intentaba salir esquivando las balas. No era fácil para  un  hombre  de  su  tamaño, siguió  manteniendo un fieme agarre sobre la mano de Sang Hyun mientras  se levantaba y corría por el pasillo, en dirección a la salida trasera. Se oía ruido de pisadas persiguiendoles.

 

 

Doblaron una esquina, Yu Hon se libro por milímetros de que una bala impactara en su cabeza, golpeando la pared en lugar de  su  lamentable culo.  Oyó gritos, cosas rompiéndose,  y una  voz  fuerte  y ensordecedora  grito antes de que él y Sang Hyun desaparecieran en la  noche.

 

*        *        *

 

Yu Hon miró sobre su hombro mientras él y Sang Hyun corrían por la calle adoquinada. El hombre no había dicho una palabra en todo el tiempo. Sólo se mantenía a la par  de Yu Hon mientras ellos se escabullían entre las sombras. Si      la redada se había terminado, él no lo sabía. Alguien los estaba siguiendo  y  Yu Hon estaba decidido a permanecer vivo, mantenerse  delante de quien  quiera que viniese tras ellos.

 

-¿Tienes algún lugar donde  escondernos?  -Sang Hyun  finalmente  habló. Su voz sonaba tensa, y su mirada seguía vagando por todas partes. Yu Hon no estaba seguro de porqué había llevado al  tipo con  él.  Ese impulso de  proteger  al hombre aún estaba allí, lo que hacía que se cuestionara su propia cordura. Oh Sang Hyun  era uno de los hombres de Daniel Henney. ¿Por qué incluso se había molestado en  mantener vivo al  hombre?

 

Tenía un escondite. Por desgracia, estaba al otro lado del país. Coger un avión estaba fuera de discusión. Los hombres de So Ji Sub sin duda comprobarían los aeropuertos y la estación del tren. Parecía que el hombre no quería supervivientes. Yu Hon tenía el presentimiento de que  él  y  Sang Hyun iban  a ser cazados sin  piedad.

 

Agarrando a Sang Hyun por la parte de atrás del cuello, tiro  de  él  a  un oscuro callejón cuando unos faros aparecieron en la calle. El camión paso a su lado despacio,  el  conductor  buscaba  algo.  Yu Hon se  metió  aún  más  dentro de las sombras  oscuras  mientras les pasaban.  Tenía su Walther P99 en una mano,  y la otra tapaba la boca de Sang Hyun. El chico no había hecho un  solo sonido,     pero realmente no le conocía y no correría ningún   riesgo.

 

Agarró el cañón suavemente con su mano mientras  el  camión  los  pasaba. Había un coche aparcado en la acera justo delante de Yu Hon, y él sabía  que era su manera de escapar. Pero antes de que pudiera llegar a él, el mismo camión pasó  junto a ellos de nuevo.

Yu Hon esperó. Cuando pareció que el camión  se  había  marchado,  él  llevo a Sang Hyun fuera del callejón  lleno de basura  y le  empujo  hacia el coche.   La suerte estaba de su lado esa noche porque el coche estaba abierto. Sang Hyun se deslizó al asiento trasero, acostándose como Yu Hon le indico antes de que arrancara el coche.

 

So Ji Sub trabajaba en la costa Este, y Yu Hon no estaba  demasiado seguro de si ellos estarían a salvo si iban en esa dirección, pero no sabía en quien podía confiar. Changjo y sus hombres eran los  únicos no humanos que él conocía. Si había alguna oportunidad de sobrevivir, Changjo era el hombre para mantenerles seguros a él y a Sang Hyun de cualquier mierda en la  que  So Ji Sub  y sus hombres estuvieran  metidos.

 

Sacando el coche de su aparcamiento, Yu Hon tomó los callejones y calles menos transitados mientras atravesaba la  pequeña  ciudad.  No  respiró  hasta  que había traspasado los límites de la ciudad y se encontraban en su dirección. Sang Hyun levantó su cabeza, echando un vistazo por la ventana trasera durante un largo momento, después se encaramó  en el asiento   delantero.

 

-¿Sabes que  ocurrió? -Yu Hon pregunto.

 

-No. -Sang Hyun miro detrás de ellos una vez    más-. Pero yo sentí algo.

 

Ambos sintieron algo maligno y los hombres de Daniel Henney no. Tal vez eran inmunes a la sensación  ya que trabajaban  para un hombre corrupto.  Hablando de…

 

-¿Qué  hacías para Daniel Henney?

 

-Ahora nada -Contestó Sang Hyun-. Pero soy uno de sus soldados  de menor rango, alguien prescindible. Tú eres  su  teniente,  pero  saliste  a  la primera señal de  problemas.

 

La forma en que el hombre lo dijo hizo que Yu Hon pensar que había perdido puntos ante los ojos del chico. -No éramos tan cercanos para que yo fuera su jodido escudo.  -El  miró  a Sang Hyun-. No pareces uno de los hombres  de Daniel Henney.

 

Sang Hyun sonrió, pero la sonrisa no ocultaba el miedo en sus ojos. -Yo estaba en las calles. Cuando Daniel Henney te quiere, es un suicidio decir que no. Yo   no tenía opción. Tu sí. Ví la forma en que ascendías en las  filas de Daniel Henney.  Parece que te gusta ser el segundo al mando. Dios sabe que cometiste actos horribles  para alcanzar tu posición.

 

Yu Hon miró la gran señal que daba la bienvenida a un pueblo. -Soy un agente del FBI.

 

Los ojos verdes de Sang Hyun parpadearon un par de veces mientras miraba    a Yu Hon.  -Repíteme eso.

 

No lo repetiría. Sabía que Sang Hyun le había oído. Ya no estaban en la casa del Señor de la droga y no regresarían. Daniel Henney estaba  muerto.  No  había ninguna razón para que él ocultara la verdad. Necesitaba ponerse  en contacto  con el asistente del director y averiguar lo que le sucedió al equipo de apoyo.

 

 

 

Después de conducir toda la noche, aparco en un motel de mierda con traficantes y prostitutas merodeando por el aparcamiento. Sang Hyun se mantenía pegado a su lado, mientras él los registraba bajo un alias y pagaba en efectivo.

 

No se molestó porque algunos matones rodearan el coche en  el  que  habían llegado. Si robaban la maldita cosa le estarían haciendo un favor. Yu Hon  no quería continuar conduciendo un coche con matriculas de otro estado. Poner todo un país entre él y So Ji Sub era la única cosa que estaba en su mente por ahora.

 

Usando la tarjeta de la puerta, entró en  la  habitación  con  Sang Hyun.  El lugar no se parecía al palacio de Daniel Henney, pero  a  él no  le importaba. Nunca  quiso tener los suelos de baldosas y los techos en    bóveda.

 

Yu Hon cogió la cama más cercana a la puerta, deslizando  su  pistola  debajo de la almohada antes de caer  sobre el  colchón.  Afortunadamente,  era  un tipo con el sueño ligero. Sí  Sang Hyun intentaba cualquier  cosa,  le metería un  tiro en la cabeza.

 

 

 

 

Continuara..

 

 

 


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