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La cita de Gon. por Rebeca-chan

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Notas del fanfic:

No me decidía si subirlo, pero al final dije ¿Por qué no? y aquí salió este mini fanfic. 

Notas del capitulo:

:3

Estaba celoso, debía admitirlo. Ver A Gon salir con aquella chica en una cita, le produjeron sentimientos pocos saludables, sentimientos oscuros y macabros. Uno eran celos, cuando se sonreían, cuando comieron juntos, cuando se miraban y les brillaban los ojos (por qué si, él los espió) Se imaginaba encerrando a Pam, en algún lugar lejano y el mismo tomar el lugar de ella. Se sentía culpable al pensar así, veía toda la escena, escondido y con envidia. 

-Te ves muy linda-le dijo el chico pelinegro y Killua ardía en rabia. Él quería ser elogiado por su amigo, quería que Gon sonriera y se alegrara por verlo llegar con ropa encantadora, saludarse e ir al destino de su salida (como ellos lo habían hecho).

 Palm y Gon fueron al acuario, vieron la variedad de criaturas marinas que nadaban alrededor de ellos, danzando al son de la música de fondo. Las ballenas y tiburones pasaban peligrosamente cerca de los visitantes. Las medusas, majestuosas brillaban y los peces amigables miraban curiosos a las personas

-Quisiera estar junto a Gon y ver su sonrisa y sus ojos iluminados-  dijo en un susurro, viendo a la distancia a la pareja -¿Qué estoy haciendo?-se cuestionó. Él no era quien para sentir todo aquello. Tampoco tendría que estar espiando a su amigo ¿Gon no era libre para tener citas y relaciones con quien quisiera? ¿Por qué se sentía de esa forma? ¿Se sentía desplazado cuando su amigo se iba con alguien más? ¿Sentía abandono? ¿Lo quería?

Sus mejillas se sonrojaron al pensar aquello, claro que lo quería era su mejor amigo pero ¿De esa forma? ¿De pareja? Sacudió su cabeza, no podía seguir pensando aquello- debo protegerlo, cualquier momento podía salir algún enemigo de la nada-Pero el peliblanco apenas observaba a su alrededor, solo tenía ojos para ver al pelinegro y su mirada resplandeciente, viendo y comentando aquellos peces del acuario. Tenía un brillo especial, con el no mostraba ese tipo de sonrisa y eso le hizo sentir más miserable. Desistió de seguirlos, nada malo iba a ocurrir, el simplemente estaba haciendo el ridículo.

-Somos amigos y eso está bien-dio media vuelta y volvió al lugar donde se estaban hospedando.

Era de noche, un viento agradable recorría el lugar. Killua estaba sentado en el sillón mirando el techo, sintió la puerta abrirse, vio hacia aquella dirección. Era su amigo quien había llegado de su cita. 

-Ya llegué- anunció Gon sonriente.

-¿Cómo te fue?-se hizo el loco Killua.

-Bien, gracias-sonreía alegre-fue muy agradable-una punzada dolorosa se instaló en su corazón.

-Ah, qué bien-se fue hacia la cocina. Necesitaba llenar ese vacío en su corazón con dulces. Gon pudo notar que su amigo se encontraba más cabizbajo de lo normal. Actuaba indiferente, incluso podría decirse que hasta frío

-¿Qué pasa Killua?-siguió a su amigo hacia la cocina. 

-Nada-intentó disuadir a Gon. No quería que se enterara de sus verdaderos sentimientos.

-Vamos, estas extraño-sacó un vaso y lo llenó de agua para posteriormente ingerirlo.

-No…no pasa nada-hizo un mohín. Abrió  el refrigerador de la estancia y sacó un pequeño pastel que había guardado para momentos como este. Que mejor que un buen pastel para calmar a su agitado corazón.  El pelinegro lo miraba e intentaba pensar que era lo que le ocurría a su amigo. “Desde que salí con Pam ha estado extraño” Un foco se prendió en su cabeza.

-Ya sé que ocurre-Killua se tensó y dejó de comer ¿Él sabía que le ocurría?

-Si no ocurre nada, déjalo-frunció el ceño.

-Tú también quieres una cita ¿no?-hizo caso omiso a lo que dijo el peliblanco. Estaba claro en su cabeza. Killua quería una cita con alguien, como él la había tenido. No era justo que solo el pudiera divertirse y el peliblanco no.

-¿Ah?- pronto sus mejillas se volvieron rojo carmín.

-Sí, de seguro que quedaste con ganas de tener una cita ¿O me equivoco?-lo miraba con una sonrisa iluminada. Tan puro e inocente o eso es lo que pensaba Killua. Desvió su mirada pero Gon seguía penetrándolo con sus ojos marrón, esperando una respuesta.

-Puede ser-dijo en un susurro, bajito.

-Pero Killua, eso se soluciona rápidamente. Salgamos en una cita-dijo dando pequeños saltitos por la estancia, tenía una sonrisa pegada en el rostro.

-¿Qué?-

-¿No quieres ir conmigo?-su sonrisa desapareció de su rostro.

-No es eso, yo…-

-Entonces está decidido. Mañana nos veremos en la estación ¿Vale?-

-Vale-suspiró. No le quedó más que aceptar esta “cita”

A la mañana siguiente se podía ver a un peliblanco, nervioso, esperando a su amigo en la estación acordada. No se había puesto nada especial ¿Estaría mal aquello? ¿Se debía cambiar de ropa? “Pero que estoy pensando, él es solo mi amigo, no tengo la necesidad de cambiarme” se contempló en un escaparate de una tienda “además me gusta esta ropa” llevaba la típica playera gris, con su short azul marino preferido.

-Killua-escuchó su nombre y se giró. Ahí estaba la luz de su camino, su mejor amigo, Gon. El también portaba su ropa verde característica. Se alegró de haberse decidido de ir con sus prendas normales- ¿Nos vamos?- le indicó el camino que tomar. Killua no tenía idea que plan había trazado el pelinegro.

Pronto se pararon a fuera de un restorán, pero no era uno normal.

-¿Un buffete?-

-Sí y es solo de postres-entraron, se sentaron en una mesa y esperaron a que les trajeran los platos para elegir los postres. Killua estaba fascinado, es sabido cuanto le gustan las cosas dulces. Miró a Gon y le dedicó una sonrisa de gracias. Fue directo a atacar el mesón.  El resto del día fue la tarde ideal del peliblanco. Fueron al salón de videojuegos, jugaron y compitieron en todo, comieron a más no poder y después se sentaron en un parque a ver el atardecer, la brisa veraniega era deliciosa.

-Gon esto ha sido increíble-

-Qué bueno que te gustó, lo planee con mucho cuidado-los dos rieron ante aquello. Pronto el atardecer daba paso al anochecer. Se empezaron a encender las luces, Killua estaba dispuesto a irse pero Gon le atrapó la mano con la suya. Lo miró como nunca lo había hecho. Era una mirada determinada, llena de fuego, esperanza y cariño. Sus labios estaban apretados, como si quisiera decirle algo, pero nada salía de ellos. El peliblanco no entendía la situación pero no se movió ni tampoco retiró su mano. Se quedaron en silencio. Uno intentando trasmitir algún tipo de sentimiento, otro no entendía que ocurría.

-¿Gon?-

-¿Killua?- las mejillas morenas se sonrojaron, soltó la mano rápidamente- lo...lo siento-sonrió con una mano detrás de la cabeza.

-Eso fue muy extraño-se rió con el- ¿Qué pasa?- Gon sabía que no tendría otra oportunidad. Las hormigas quimeras atacarían en cualquier momento, se desataría una guerra. Tenían una misión que hacer y no sabía si alguno de los dos iba a morir. Era ahora o nunca.  Se armó de valor, se acercó al rostro níveo, le tomó las mejillas y le plantó un beso en los labios a Killua. Fue un toque, un roce como un pétalo de roza en la palma de la mano. Los dos sintieron como una electricidad recorría su espina dorsal, un calor agradable se instalaba en su estómago, el pequeño roce los estremecía y les agradaba.

Gon se separó pero Killua no quería que terminara. Volvió a unir sus labios por un poco más de tiempo. Se quedaron allí besándose un rato. Al término y sin hablar de aquello, se dirigieron a la casa donde se estaban hospedando tomados de las manos. No sabían cómo abordar aquella situación, pero lo que si sabían eran los sentimientos compartidos. Sentían lo mismo el uno por el otro, se pudieron trasmitir todas aquellas emociones guardadas.

No hubo tiempo para aclarar sus sentimientos, ni decirse el tan esperado “me gustas” Había un trabajo que hacer, no había tiempo para el romance y ellos lo sabían. Además esta historia no es de romance, si no de pelea ¿no? Aunque no les importaba, contar que estuvieran el uno para el otro todo, eso era suficiente.

FIN.

 

Notas finales:

:3


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