Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Reconfortable entumecido por anomnilerr

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Esta vez voy sobria y quería hacer algo más Sad.

Mas que nada una interpretación de como alguien como Kurapika, que ya ha perdido bastante, reinterpreta la perdida.

 

Kurapika camino rápido entre las ambulancias resonantes, inmersas en el neurótico trabajo de acoger a la gente que se había lastimado de muerte. A cada paso más dentro de aquel desastre rojizo podía sentir su ansiedad crecer, el destello había sido rápido y tras este, una implacable destrucción forzó a todos los civiles a luchar por sus vidas. El foco había sido la asociación de cazadores, sin embargo, como entrada habían atacado lugares públicos como congresos, escuelas y lo que hacía que caminara inquietamente entre las cenizas, el hospital general. 

 

Había estado al otro lado de la ciudad, consiguió un trabajo de guardaespaldas para un político influyente. Si bien se mantuvo profesional durante las semanas que tuvo reteniendo al equipo de seguridad del hombre, este último suceso le había obligado a romper su contrato. No supo cómo, pero antes de que se diera cuenta, el brillo de la explosión y su entendimiento rápido de que está había sido en el hospital lo hizo moverse de forma inconsciente, robó el auto de su empleador y aceleró a fondo dejando al hombre y a su cuarta amante de la semana tirada en el kilómetro 11, en un motel lejos de la ciudad central olvidado de las manos de Dios. 

La radio del auto se encargó de activar su paranoia "Se estima que más del 85% del personal y pacientes del hospital han fallecido en la explosión, el 13% estaría gravemente herido, finalizando con un milagroso 2% ileso. Los demás hospitales de la región están enviando refuerzos" 

 

"Mentira" pensó mientras sus ojos se encendían "Es muy pronto para tales cifras, solo es especulación amarillista". 

 

Cuando llegó a la cinta que inauguraba el diámetro de aquella explosión los oficiales se mostraron reticentes a dejarlo pasar; Sin embargo, el mostrar su licencia de cazador le permitió que se le permitiera el acceso completo al desastre. Veinte minutos más tarde, adentrándose en la boca del lobo, la sangre, los heridos y los muertos le provocaron un retorno a recuerdos que ya hace tiempo intentaba suprimir. La misma brutalidad demoníaca, el mismo olor metálico, y otra persona importante para él enterrada en alguna parte de aquel infierno. 

 

Después de un tiempo respirar se le hizo difícil, en el apuró no se había hecho con ningún mapa, por lo tanto usar su cadena para localizar a Leorio no era una opción. Rápidamente se acercó a todo quien encontrará bajo las cenizas consultandoles por Paladiknight y entregando las indicaciones correspondientes para que salieran de aquel lugar junto a los rescatistas, después de media hora cubriendo el terreno no hubo respuesta. Hasta que una joven que estaba siendo atendida en el borde de la puerta de la ambulancia escuchó. 

 

-¿P-Paladiknight?- Preguntó débilmente, sangre seca se encontraba en su frente, su ropa llena de barro y escombro le daba el aspecto de un fantasma.

-¿Lo conoces?- Kurapika se acercó rápidamente y se inclinó frente a ella, la joven evitó su mirada con algo parecido a la incomodidad, el rubio quien no estaba pensando en consolar más de lo que pensaba en encontrar a Leorio, hizo un esfuerzo por sonar cortés y tranquilizador.  

-Se que estás asustada, pero es de suma importancia que respondas mi pregunta. 

-¿Eras su amigo?- Kurapika más desesperado que de costumbre pensaba que esa pregunta no era importante, pero sí dar a conocer la naturaleza de su relación lo hacía llegar más rápido a Leorio, entonces no tenía tiempo que perderé.

-Su pareja- Kurapika pudo ver cómo los ojos de la joven se ensanchaban para mirar hacia abajo con algo parecido a la pena y la compasión.  

-¿Qué sucede?- Cuestionó impaciente, nuevamente silencio- Necesito que…-Entonces lo entendió, él ya tenía su respuesta. La tenía desde el principio. Sintió su respiración parar y de pronto nada, no pudo escuchar las sirenas ni los llantos, ya no tenía calor ni frío. Sus piernas esperaban un último golpe para flaquear, entonces lo dijo. 

 

-Era…

 

La joven rompió a llorar, en ese momento las puertas de la ambulancia se cerraron frente a ella, trangadosela para llevarla probablemente afuera de aquel desastre. 

Kurapika finalmente cayó de rodillas. Leorio había muerto. 

 

No hubo llanto, cuando llegó a la cinta los policías le preguntaron si había encontrado algo. El no contesto, solo camino mirando hacia el frente sin importar si alguien notaba las argollas rojas al rededor de sus lentes de contactos. El departamento ocasional que compartían con Leorio estaba a 4 horas caminando, no había prisa. Ambos eran miembros del zodiaco después de todo, por lo tanto habían llegado a la conclusión de que era sensato tener un lugar donde quedarse en la misma ciudad de la agencia. Mientras caminaba, creyó recordar que Leorio no entendía porque sus residencias estaban separadas si la mayoría del tiempo libre, estaban juntos. Él le había respondido como siempre, frío y profesional que no necesitaba su constante presencia, que era más útil mantener un aire independiente. La verdad era que le preocupaba el acostumbrarse demasiado rápido y demasiado fuerte a Leorio, incluso cuando pasaba días con él, cosas como levantarse por la mañana se volvían un problema. Era demasiado reconfortante, demasiado cómodo, demasiado cálido. 

 

Estaba subiendo las escaleras, las noticias de la recepción aseguraban que la asociación y su presidente actual ya habían controlado el ataque terrorista. Kurapika recordó que alguna vez a Leorio ascestandole un golpe a Ging y mandandolo a volar había postulado involuntariamente a aquel cargo, recordaba que se veía fuerte y enfadado, muy clásico de él ¿Cuántos años habían pasado de eso? ¿Cuatro? ¿Cinco? 

Su mente se concentró en definir un dígito correcto mientras las llaves de su mano en automático buscaban la cerradura. 

 

Una vez dentro no se molestó en prender la luz, no le molestaba lo que podría encontrar, más bien, no quería reconocer lo que faltaba. La caja de mensajes sonó "Buenas lo que sea, este es el buzón de Leorio, puedes dejar un mensaje o irte a tomar por culo" inmediatamente después de eso, la voz de Gon se hizo presente. 

 

-Chicos. Supe lo que sucedió, la noticia del ataque puso la red Hunter de cabeza, se que están allí, por favor llámenme cuando tengan tiempo, yo y Killua estamos muy preocupados. Se que estarán genial ¡Confío en ustedes! 

 

Kurapika dejo que la grabadora sonará, si lo recordaba bien Leorio escondía sus cigarrillos en la parte superior del refrigerador, se estiró para alcanzarlos. De vez que en cuando, algunos años atrás, ciertas juntas con mafiosos le había obligado a adoptar el hábito de fumar, sin embargo no recordaba alguna vez que lo hubiese hecho por cuenta propia. Se apoyó contra el lavaplatos y observando la luz que entraba por la ventana y alumbraba sus ojos cansados, encendió su primer cigarrillo en mucho tiempo. 

"Buzón lleno" fue lo último que escuchó de la grabadora, tendría que vaciarla más tarde. 

 

El alba estaba llegando, Kurapika había pasado todo la noche sentado en la cama. Mirando hacia algún punto lejano en el departamento, aún no había soltado ni una sola lágrima, su mente no le había permitido llorar. No quería cuestionarse si eso era normal; No porque temiera a la respuesta, más bien, su mente no era capaz de formular algunas. Por primera vez no sentía la capacidad de ser racional o adelantarse a alguna situación, tal vez ni siquiera estaba existiendo. Se sentía irreal, era casi cómodo, lo único que parecía molestarlo era el frío, contradictoriamente se podía describir como un entumecimiento reconfortable. 

 

Pasaron horas, ya había amanecido y el invierno había dejado entrar un olor a niebla y hoyin, el cielo se había posicionado monocromático y la luz aún estaba baja. Entonces Kurapika sintió que la puerta se abría suavemente. Más en alguna otra parte que en su propia realidad, se levantó y observó la puerta de la habitación. Sólo otra persona en el mundo tenía las llaves de este lugar. 

 

Camino lentamente hasta el marco sin esperar nada, sin sentir nada, sin querer nada. Y cuando se asomó completamente a la puerta, pudo observarlo en el sofá. Leorio se quitaba los zapatos con algo de dificultad. Estaba sucio a más no poder y su cabello lleno de cenizas le daba un aspecto pegajoso, un poco de sangre seca reposaba en ciertos lugares de su cuerpo, sin embargo, mayoritariamente parecía ileso. 

 

Leorio se volteó y apenas vio la expresión de Kurapika, supo que había ido muy lejos al no enviarle ni un leve indicio de su plan. Sin decir nada se levantó del sillón, mientras un Kurapika con mirada agotada y severa se acercaba a él. 

Cuando estuvieron frente a frente, Leorio pensó que era un buen momento para hablar. 

 

-Nos enteramos del ataque con dos horas de anticipación, mentimos para que los medios hicieran confiarse a los terroristas. Judy me dijo que te vió, tuvo que sacarte de allí, no podías…- Una cachetada impactó poderosa y certera en la mejilla de Leorio haciendo voltear su cara. 

El más alto apretó sus labios, había dolido pero estaba bien, sabía que se lo merecía. Cuando fue capaz de voltear su cara para mirar los ojos de Kurapika, no pudo evitar sorprenderse. 

A través de los años había sido testigo de los más intensos cambios de ánimo de Kurapika, pero nunca lo había visto llorar. El ceño del rubio denotaba molestia, pero por sus ojos resbalaba un mar de sal que solo evidenciaba su miedo. 

-Maldito…-Susurró mientras con sus manos tomaba la camisa del otro y hundía su cabeza en su pecho- ¡Idiota! ¿Cómo has podido hacerme esto?- Entonces todo se rompió, todo pareció llegar multiplicado por mil, no supo cómo pero Kurapika se entregó al llanto sobre Leorio. Sintiendo que si no lo sujetaba lo suficientemente bien, este se volvería a ir. 

Ambos cayeron al suelo, Leorio solo atinó a enredar el cabello de Kurapika entre sus manos. 

-Lo siento- Susurraba una y otra vez mientras su amante lo llenaba de lágrimas.

 

-Lo siento.

Notas finales:

Como siempre, me declaró su esclava y ustedes mis reyes. Anom no es un elfo libre, no le interesa serlo. Anom necesito aprobación y rehabilitación. 

Por ende atesorare todo de ustedes, mis bellos lectores, hasta sus escupitajo uwu

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).